Fue el pasado 17 de julio en el marco de las modificaciones en la ley Migratoria.
Juan Pedro Martínez Piedrahita, de 60 años, fue deportado días atrás de la Argentina hacia su país natal Uruguay a pesar de los 20 años de residencia en el país, estar casado con una argentina y tener tres hijos argentinos. La medida se enmarca en los recientes cambios de la política migratoria implementada por el Gobierno nacional, una decisión resonante que busca el impacto mediático y atender los discursos que cargan las culpas sobre la inmigración de los males sociales.
Las razones para expulsarlo fue una condena de un año y medio por parte del Juzgado en lo Correccional N° 4 de Morón de un año y medio excarcelable. Lo que se atendió es que Martínez Piedrahita tiene tres hijos argentinos, los tres menores, por lo cual la decisión quiebra la relación familiar. Sus abogados denunciaron que fue “una expulsión ilegal”.
La deportación se produjo el pasado 17 de julio tras ser detenido previamente por cinco días en una medida ejecutada por el Departamento Federal de Investigaciones de la Policía Federal.
Martínez Piedrahita, afrodescendiente y candombero, dialogó con Vamos Arriba (jueves, de 21 a 22hs), en donde narró toda la situación que atravesó: “Hace 20 años que vivo en Argentina, tengo tres hijos menores argentinos. Tenía una residencia permanente, con un documento que se me venció y quería renovar”.
“Hace varios meses empecé con la renovación. Vivo en Merlo, me fui a la oficina más cercana en Moreno, pero lo negaban. Por eso motivo, fuimos a Migraciones en Capital”, detalló y contando que le venían extendiendo una “residencia precaria y no el documento definitivo”, amplió
“El viernes 11 de julio fue hasta un sector que se llama Extranjeros con Judiciales y desde ahí nos derivaron a otra área de Permanencia. Fui con mi señora, nos hicieron esperar hasta que se fuera toda la gente que había. Ahí me comunicaron que me tenía que ir del país”, narró Martínez Piedrahita a Radio Gráfica.
“Ahí nos separan con mi señora y me llevan a un lugar a tomarme las huellas digitales tratándome como a un delincuente. Me terminan trasladando a una Alcaidía en Palermo donde ya no tuve contacto con nadie más. Ni siquiera me dieron las pastillas que tenía que tomar para la hipertensión. Ahí me vuelven a decir que me iban a deportar”, sumó.
El 17 de julio finalmente fue deportado. “A las dos de la mañana me sacan una foto, me esposan y de ahí me llevan al Aeropuerto con un vuelo que trae a Uruguay. Acá no había nadie recibiéndome”, puntualizó.
“Me duele mucho toda esta situación, mi familia quedó en Argentina, tengo tres hijos que hoy no tienen a su papá”, a lo que agregó que en una situación económica muy precaria.
La reforma migratoria
El pasado 29 de mayo mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia 366/2025 que modificó la ley 25.871 que regula la inmigración en la Argentina. Allí avanzó en un endurecimiento con aquellos inmigrantes que de los cuales se registren delitos. Allí también establece modificaciones en cuanto a la atención de salud y modificaciones de la ley de Ciudadanía y Naturalización.
El argumento del Gobierno es que “ordena” la inmigración en Argentina, replicando para el impacto mediático aspectos de las políticas antiinmigratorias de Donald Trump a pesar de ser un sector muy minoritario en el país. Por esa reforma ya fueron expulsados diferentes ciudadanos extranjeros con la utilización celebrándolo en las redes sociales y comunicaciones oficiales.
Desde el Centro de Estudios Legales (CELS) criticaron al Decreto: “restringe a las personas migrantes derechos que la Constitución Nacional reconoce a todos los habitantes del país, basándose en datos falsos, sembrando prejuicios, sin argumentos -menos aún, para reformar una ley sin pasar por el Congreso-, e ignorando la realidad migratoria argentina”.
“El gobierno argentino desconoce los datos oficiales elementales sobre las migraciones en nuestro país. Argentina ha perdido en los últimos años su capacidad de atracción migratoria debido a la crisis económica y social: el Censo 2022 registró apenas un 4,2% de población nacida en el extranjero (1.933.463 personas), confirmando una tendencia a la baja. En 1960, la población extranjera llegaba a 2,6 millones de un total de 20 millones de habitantes. Incluso en números netos bajó el número de migrantes, a pesar que la población total creció en 25 millones desde entonces”, agrega un análisis más amplio del CELS.