¿Qué pasó con el genocida de la ESMA acusado de violar la prisión domiciliaria?

Luego de la presentación realizada en julio por una de las querellas de la Megacausa ESMA, el TOF 5 de CABA continúa sin resolver si le revoca el beneficio de la domiciliaria. Horacio Luis Ferrari fue condenado en diciembre de 2024 por todo tipo de crímenes de lesa humanidad. A pesar de la acusación de que no estaría realizando las visitas médicas para las que pide permiso para salir, permanece en su casa con el beneficio. La jugada fallida de su abogado que terminó con pedido de tobillera electrónica para otro condenado que no la tiene.

Redacción: Fernando Tebele. Edición: Pedro Ramírez Otero.

Hace exactamente un mes, La Retaguardia informó acerca de la presentación realizada por una de las querellas de la Megacausa ESMA denunciando lo que serían las sistemáticas violaciones a la prisión domiciliaria por parte de Horacio Luis Ferrari, el último condenado de ese enorme expediente judicial. En ese tiempo (que también comprendió la feria judicial de invierno), pasaron varias cosas; lo que no sucedió, fue que Ferrari o su defensor, Guillermo Jesús Fanego, explicaran por qué de diez pedidos para ir al cardiólogo en el Hospital Naval de Parque Centenario, según consta en la historia clínica, solo haya ido en dos. Lo que podría tratarse de un simple desapego por los controles de su salud y de su derecho a no cuidarse, al tratarse de un condenado, obliga a hacer una pregunta: ¿adónde iba cuando no llegaba al hospital?

Adrián Krmpotic es uno de los abogados de la querella encabezada por Patricia Walsh, el Sueco Lordkipanidse y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD). Responde con dureza: “Yo estoy convencido de que Ferrari no va al cardiólogo. Ahora, me encantaría saber adonde va. Me encantaría. Tal vez eso es lo que están ocultando los jueces. Que no conozcamos dónde va Ferrari. Vaya a saber con quién se encuentra”. Krmpotic tiene menos vueltas para referirse al asunto que vocales en su apellido. En su paso por Oral Y Público, programa de Radio La Retaguardia, respondió también a la consulta de por qué cree que el TOF todavía no le revocó el beneficio. Curiosamente, para responder, citó a los humoristas Sendra y Tato Bores. “En una de las viñetas de Sendra, un niñito le pregunta al papá: ‘Papá, papá, ¿qué es la pena de muerte?’ Y el padre le contesta: ‘Es la pena que en algunos países se les dicta a quienes cometieron gravísimos delitos’. ‘¿Y el indulto?’, le pregunta el nene. ‘Bueno, ese es un descuento especial para mayoristas’, le dice el padre. Yo coincido con Tato Bores, que sobre ciertas cuestiones no se puede hacer humor, y esta es una de ellas. Creo que la lógica jurídica indica que incumplir las reglas de conducta dictadas en ocasión de conceder la prisión domiciliaria para los genocidas, es parte del descuento especial para mayoristas. Si en esta ocasión conseguimos un resultado contrario, sería extraordinario, no en el sentido de súper, sino en el sentido de fuera de lo ordinario”, señaló.

La torpe defensa

Lo más increíble de todo lo ocurrido es que su defensa no parece haber elegido la mejor estrategia para responder a la denuncia. Hace un par de semanas, en medio del receso invernal, Fanego solicitó al Tribunal Oral Federal N°5 de CABA, que le corrió vista para que diera alguna explicación lógica, que abriera el expediente en la feria para ordenar quitarle el monitoreo electrónico a Ferrari. Lo que se dice: salir para adelante y patear la pelota afuera, todo al mismo tiempo. Para realizar el pedido, citó una resolución en ese sentido que benefició a otro condenado de la megacausa, Hugo Enrique Damario. Por supuesto, en su solicitud, el abogado habla de “juicios de venganza”, y hasta compara a Ferrari con Cristina Fernández de Kirchner, no precisamente porque Ferrari convoque multitudes en su defensa, sino porque como recién fue condenado el 9 de diciembre de 2024, su sentencia no está firme aún. El resultado que consiguió el defensor debe tener contrariado a Damario, que había obtenido la chance de estar sin monitoreo gracias al defensor Sebastián Olmedo Barrios, quizá más recordado por haber irrumpido en una audiencia inmediatamente posterior al triunfo electoral de la dupla Milei-Villarruel con el gag de Guillermo Francella: “Hermosa mañana”. Olmedo Barrios falleció el 23 de mayo, según el aviso fúnebre publicado por su familia en el diario La Nación. Fanego lo reemplazó y metió a Damario en un lío. No solo obtuvo el rechazo del TOF a abrir la feria para analizar quitarle la tobillera a Ferrari, sino que dio lugar a que la querella se presentara para pedir que la Dirección de Asistencia a Personas bajo Vigilancia Electrónica proveyera un dispositivo de monitoreo para Damario, que debe extrañar a su abogado anterior.

En ese mismo escrito Krmpotic y Ariel Noli demandaron el informe de la tobillera de Ferrari.

¿Quién resuelve esta cuestión?

Ferrari fue juzgado por un tribunal conformado especialmente para su juicio. Con habilidad (no todas sus jugadas les salen como la de Damario), Fanego evitó que lo condenaran en 2020 en ESMA IV, recusando al juez Daniel Obligado y a la jueza Adriana Palliotti por haber sido parte de juicios anteriores de la megacausa. Entonces, fueron designados como subrogantes Enrique Méndez Signori, Fernando Machado Pelloni y Sabrina Namer. Condenaron a Ferrari en el cierre de 2024. Ante el pedido por las violaciones de domiciliarias de Ferrari, Méndez Signori respondió desde la presidencia corriéndole vista a la defensa. La querella opuso un “recurso de reposición”, aduciendo que quien tiene que responder no es el abogado, sino el imputado, por lo que ahora debe resolver el tribunal en pleno. Lo que no queda claro es si la relación judicial entre Namer, Machado Pelloni y Méndez Signori terminó con la condena. Krmpotic responde con enojo: “Sería bueno ir y preguntarle a ver si ellos siguen siendo los jueces de esta causa o son otros. A nosotros no nos contestan. Podemos plantear un montón de cosas, pero no nos contestan”. La querella no tiene dudas, el hecho es gravísimo, y enumera dos delitos que se estarían cometiendo: “Por un lado, la falsificación de documentos públicos por haber incorporado documental apócrifa en un expediente judicial; y por otro lado, el delito, que es una derivación de la estafa, que es el fraude procesal. Y nosotros nos preguntamos: si uno no denuncia un delito frente a un juez, ¿cuál sería la vía que correspondería?”.

En alguna mesa de bar se oyó otra humorada, subida a la ola Colapinto en la Fórmula 1: “Más que Ferrari, habría que empezar a llamarlo Alpine, porque casi nunca llega a destino”.


Fuente: https://laretaguardia.com.ar/2025/08/ferrari-domiciliaria.html

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