Ángelo Calcaterra entró y salió del despacho del juez Claudio Bonadio en un santiamén. En menos de lo que tarda en leerse los tuits de Elisa Carrió sobre el “fin de la impunidad” y “el dolor que significa en lo personal para el Presidente” que su primo tuviera presentarse ante la Justicia, Calcaterra ya estaba en la calle nuevamente. Bonadio lo fichó como “imputado colaborador” y lo dejó ir sin pasar un solo minuto en el calabozo.
Inmediatamente le siguieron Javier Sánchez Caballero, ex mano derecha de Calcaterra en Iecsa, y el ex CEO de la constructora Isolux, Juan Carlos de Goycoechea, detenidos desde la semana pasada, también en calidad de colaboradores de la justicia.
La presentación de Calcaterra fue guionada entre el fiscal Stornelli y el gobierno, incluso hasta la hora de su llegada a Comodoro Py. Se presentó ante el juez como “víctima”. Aseguró que esos pagos que autorizó, bajo presión, tuvieron por destino el financiamiento de la campaña electoral del kirchnerismo, una manera de negar que se hubieran pagado sobreprecios en la obra pública o que estos hubieran tenido como contrapartida su acreditación en el ´club de la obra pública´. De otro modo, a los empresarios que se declararon dispuestos a “colaborar” les hubiera cabido el cargo de cohecho activo, que prevé condenas de cumplimiento efectivo. A través de Sánchez Caballero Iecsa –cuando todavía estaba en manos de Calcaterra– fue la que les transmitió las “condiciones locales” a los empresarios de Odebrecht para participar de la obra de soterramiento del ex ferrocarril Sarmiento. Según la confesión de uno de sus ejecutivos, la empresa brasilera desembolsó casi tres millones de dólares en “comisiones”.
“Queda claro, ya, cuál será el camino que intentarán recorrer los empresarios: dar ante la Justicia una versión edulcorada de la historia que los proteja, reduzca al mínimo su estancia en prisión y que les permita conservar, en lo posible, sus negocios con el Estado” (La Nación, 6/8). Por lo pronto están en juego U$D12.000 millones en obras de energía que ya están en marcha o a punto de iniciarse. Entre ellas, “la obra más conflictiva es la de las represas de Santa Cruz, porque participan empresas de China, que podría demandar a la Argentina y desatar un conflicto diplomático” (LN, 6/8).
Detrás de las maniobras ante la Justicia se desarrolla una intensa puja entre capitalistas –los cuales cruzaron negocios e intereses tanto con el macrismo como con el kirchnerismo–, agudizada por el ajuste que afecta a la obra pública.
Hoy el primo pasó, saludó y se fue.
Fuente: https://www.prensaobrera.com/politicas/43571-la-impunidad-del-primo