“Los pobres no esperan conformes a que se les acaben sus días”

El G20 no discute cómo combatir la pobreza que azota a 800 millones de personas en el mundo. Nacido para equilibrar la crisis financiera de 2008, en los próximos días debatirá a propuesta del presidente pro témpore Mauricio Macri el futuro del trabajo, la alimentación sustentable y la infraestructura en desarrollo.

Oficialmente es un encuentro “informal” de presidentes que tienen representación formal en distintos organismos internacionales como el FMI, OMC, Banco Mundial, ONU, a donde llevan con poder de lobby el consenso alcanzado en cónclaves como el que tendrá lugar el próximo fin de semana en Buenos Aires.

Numerosas organizaciones sociales y gremiales intervienen indirectamente en reuniones previas organizadas por el G20, alzando propuestas para que sean debatidas por los presidentes, quienes al final nunca incorporan a la agenda. Entre ellas ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y por la Acción Ciudadana), que desde 1998 busca gravar los movimientos de capitales especulativos. La red local tuvo una dinámica intervención en el rechazo al ALCA en 2005 y la cumbre OMC de Buenos Aires el año pasado.

Uno de sus miembros en la Argentina es Javier Echaide, doctor en Derecho Internacional, profesor universitario, investigador de CONICET y ex vicepresidente de la Comisión de Auditoría Integral ciudadana de los Tratados de Inversión y del Sistema de Arbitraje de inversiones (CAITISA), durante la presidencia de Rafael Correa en Ecuador.

¿Cómo interviene ATTAC en este G20?

El G20 tiene una forma periférica de organización. Durante el año se llevan a cabo reuniones de distintos grupos de intereses, que ellos denominan “grupos de afinidad”. El G20 designa a una persona que denomina “sherpa”, encargada de vincular a los grupos de afinidad con los presidentes. Tenés entonces el W20 (mujeres), P20 (parlamentarios), B20 (negocios), L20 (trabajo). Los sherpas reciben las demandas de los sindicatos, empresarios, organizaciones feministas, y las trasladan.

¿Y el G20 incorpora esas sugerencias?

Por lo general tienen muy poca recepción.

¿Qué discutirá el G20 en Buenos Aires?

Quien propuso la agenda fue Macri, en su calidad de presidente temporal del G20. Estableció tres temas: futuro del trabajo, alimentación sustentable e infraestructura en desarrollo. Y la crisis financiera, el principal tema que convocó al primer G20, atraviesa todas las líneas de trabajo.

¿La pobreza no se aborda?

El combate a la pobreza, en esos términos, nunca se abordó. Se trataron ciertas medidas con que los presidentes del G20 entienden que se puede combatir, pero si a lo largo de diez años tenemos un mundo con 800 millones de pobres, evidentemente las propuestas no tienen resultado.

Al contrario, empeoran la situación

Las medidas adoptadas para proteger al sistema financiero, multinacionales y principales bancos causaron más pobreza. Hay una formalidad que le impide al G20 reconocer que la pobreza es el principal problema en el mundo, pero lejos está de solucionarla.

No hay duda que las condiciones de trabajo y vida en el mundo mejoraron respecto a siglo XIX. ¿Hay también menos pobres?

El avance de la tecnología y el confort alcanzado desde la revolución industrial para acá son evidentes. Yo, por ejemplo, soy de una clase media que la pelea y accedo a internet, abro la canilla y sale agua. Estoy cubierto, socialmente. Pero cómo se explican los 800 millones de pobres.

Hay más desigualdad.

Bueno, desde la revolución industrial hay una degradación social y ambiental sin precedentes. La globalización, como última etapa del capitalismo, exacerba aún más las contradicciones del propio sistema. Se generan más riqueza, más posibilidades, más condiciones, se prolonga la vida, es verdad. Pero la cantidad de personas excluidas de ese club es cada vez más grande.

Hay mayor concentración de riqueza.

Todos producimos la riqueza y tecnologías necesarias para tener agua potable, pero no todos tenemos agua potable. Uno piensa que cuando el G20 aborde la infraestructura para el desarrollo, tratará de llevar agua corriente a las villas. Pero no, van a hablar de cómo generar más puentes y rutas para trasladar productos primarios que serán exportados.

¿Y desde qué perspectiva se trata el futuro del trabajo?

Por un lado se discute la robotización: un problema que preocupa, porque baja los costos laborales pero genera más exclusión. Habrá que olvidarse del pleno empleo del período de posguerra. Ya desde los ´80 el Banco Mundial viene hablando de una tasa de desempleo estructural, gente que no volverá a tener un trabajo.

Y por otro lado, se abordarán las economías de plataforma digital: personas que no están en relación de dependencia, que deberán buscar su propio trabajo. La seguridad social e indemnización serán cosa del pasado.

¿Hacia dónde va el capitalismo?

Estamos en un momento de transición; no sabemos hacia dónde. Venimos de un modelo, hegemonizado por los Estados Unidos desde el fin de la segunda guerra hasta acá. Durante los ‘70 y ‘80 se habló de la triada de Estados Unidos, Europa y Japón. Desde los ‘80 y ‘90 comenzó a haber una transición, con sectores privados trasnacionales concentradores de una riqueza más grande que países enteros. La riqueza que se genera en la Argentina, por ejemplo, se compara con la de Wal Mart.  Y en estos encuentros G20, el peso de las demandas de los empresarios no es la misma que la de los trabajadores (L20) o parlamentarios (P20). Ahora bien, el capitalismo va cambiando.

China…

Bueno, de acá a dos años será la primera economía del mundo, lo que profundizará los esquemas que ya empezaron a cambiar. Y para 2040 ó 2050 será India. Trump es la salida desesperada de una potencia que está empezando a ser relegada. Ahora bien, qué modelo de capitalismo tendremos con dos locomotoras, hacia adentro, tremendamente pobres. A lo que hay que agregarle el grado de depredación ecológica.

Extractivismo.

Las inversiones chinas en la Argentina están orientadas al extractivismo. China piensa a la Argentina como país para hacerse de recursos naturales para su producción.

Volviendo al tema pobreza: países como China y Brasil, que crecen por sobre el resto, han logrado reducir la pobreza, ¿o no?

Es relativo. Los ministros de economía analizan el éxito o fracaso de sus políticas cada tres meses o un año. Pero si los medís en diez años, ninguno de los países del G20 redujo constantemente la pobreza. América latina se convirtió durante los últimos 20 años en el continente más desigual del mundo.

A pesar de la oleada de gobiernos progresistas.

A pesar de ellos, porque los gobiernos progresistas no se salen del marco general del capitalismo globalizado de los ´90 para acá. Vos siempre tenés como gobierno un margen de acción relativo, pero de ahí a revertir un proceso mundial es mucho más difícil

Trump, el Brexit, algunas otras economías proteccionistas, ¿a qué responden?

Son nacionalismos que no apuestan a la solidaridad. Son reaccionarios, temerosos, capaces de cualquier cosa. Son un problema, en ese sentido. Creo que son parte de un momento, una salida de corto plazo. Lo que deja planteada esta pregunta: ¿cuál es la alternativa al neoliberalismo o al proteccionismo ultraconservador?

¿Cuál es?

Los países buscan engancharse en las cadenas globales de valor que forman el engranaje de acumulación de capital internacional. Esa acumulación es la que genera la pobreza. La salida tiene que venir desde esos sectores relegados. Hay formas de vida de tinte comunitaria, mucho menos vista, que se trazan en red estableciendo lazos de solidaridad. Hay una realidad: los 800 millones de pobres no están esperando conformes a que se les acaben sus días. Sobreviven, le buscan la vuelta.

Fuente: http://tercercordon.com.ar/g20-los-pobres-no-esperan-conformes-a-que-se-les-acaben-sus-dias/

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