En la sede de la Central de Trabajadores de la Argentina-Autónoma (CTA-A) de Capital se proyectó el documental “Fotos de la Memoria” del director Pablo Lecaros. El film gira en torno a las fotos de genocidas que Víctor Basterra fue obligado a sacar durante su cautiverio en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en el período de la última dictadura cívico-militar.
En el marco del Mes de la Memoria, las Secretarías de Derechos Humanos y de Formación y Cultura de la CTA-A Capital organizaron el jueves último una jornada donde se proyectó el documental “Fotos de la Memoria” con la presencia del director Pablo Lecaros y los sobrevivientes de la ESMA Carlos Loza y Carlos Lordkipanidse.
Por la CTA-A Capital, entre otros, estuvieron presentes Margarita Noia, Secretaria de Derechos Humanos; Pablo Spataro, Secretario General; José Peralta, Secretario General Adjunto y Graciela Córsico, responsable de la Biblioteca de la entidad.
El mandato: “Que no se la lleven de arriba”
Víctor Basterra era obrero gráfico y militante peronista cuando en 1979 fue secuestrado de su casa de Valentín Alsina por represores que lo llevaron al centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en la ESMA. Allí fue mano de obra esclava, lo obligaron a realizar tareas de falsificación de documentos de identidad de represores para ser utilizados en acciones ilegales. Para ello debía sacarles fotos carnet y revelar cuatro.
Por entonces, un compañero de cautiverio le dijo “Negro, si zafás de esta, que no se la lleven de arriba”. Esa frase, el obrero gráfico la sintió como un mandato. Fue así que decidió revelar una foto más, que luego ocultaba en cajas de papel fotosensible.
En 1983, Basterra estuvo sometido a un régimen de libertad vigilada. De manera clandestina logró llevarse a su casa más de 100 fotos de retratos de genocidas. También se llevó una bolsa que contenía fotografías de compañeros allí secuestrados, incluso la suya, sacadas cuando los ingresaban a la ESMA.
Además de su relevancia histórica, esas fotografías significaron -y aún significan- una prueba documental de enorme valor en los juicios a los genocidas.
Fotos de la Memoria
Ante una sala colmada de la CTA-A Capital, Pablo Lecaros cuenta que el origen de su documental “Fotos de la Memoria”, cuyo estreno fue en 2013, surgió luego de realizar una visita guiada a la ESMA. Lo vivido allí por Víctor Basterra lo impactó y se contactó con él para proponerle que relatara en el lugar donde estuvo secuestrado, qué debió hacer durante su cautiverio por pedido de los represores. “Luego de visitar la ESMA, entendí que debía contar una historia que rescatara la memoria”, manifestó el director.
“Acá existió el mal humano. Se naturalizó. Se hizo casi común y también se hizo común que se tratara de olvidar todo y se dijera ‘no hables de esto’” relata Víctor Basterra mientras la cámara registra los espacios que albergaron su sufrimiento y el de más de cinco mil detenidos-desparecidos. “Pero hay que hablar -continúa-, porque esto tenía un componente político, social, cultural tan intenso que a uno se le hiela la sangre si acaso ellos hubieran triunfado. No existiría la memoria”.
La obligación de sacar fotos a los represores y guardar una copia, “para mí fue una forma de supervivencia y una forma de dar testimonio. Esto hace que yo le dé un valor particular porque ha significado un proceso de sobrevida en la incertidumbre y una forma de pedir justicia”, cuenta el fotógrafo.
El film también transita por otros espacios, testimonios y documentos que refuerzan lo narrado por el protagonista.
“Como dice Roland Barthes ‘la vivencia del fotógrafo no consiste en ver, sino en encontrarse allí’. Y allí en la ESMA me encontraba yo, que durante cuatro años fui un desparecido que pudo sobrevivir para hacer aparecer las caras de los desaparecedores. Ese fue mi aporte. Para eso viví y sigo viviendo con mis fotos, siempre a mano, desde hace treinta años”, finaliza Basterra mientras las imágenes del predio de la ESMA se diluyen y dan lugar al Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado en el Parque de la Memoria.
“Víctor nos mostró el rostro de los represores”
Luego de la proyección del documental, Carlos Loza, sobreviviente de la ESMA, resaltó que con las fotos que sacó, “Víctor nos mostró el rostro de los represores porque antes sólo teníamos sus nombres”. Destacó que “En Argentina hubo un genocidio y tenemos un compromiso con los compañeros que nació en los campos de concentración. Vamos a seguir luchando cualquiera sea quien nos gobierne”.
Lamentó que a 43 años de iniciada la dictadura cívico-militar, “no se está juzgando a todos los represores que torturaron y mataron en los más de cinco mil centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que hubo en el país”. A este escenario, se suma que “el Gobierno avala el beneficio de la prisión domiciliaria a los genocidas mayores de 70 años de edad condenados por delitos de lesa humanidad”.
A continuación, Carlos Lordkipanidse agradeció a Pablo Lecaros por ser parte de la construcción colectiva de la memoria y realizar el documental en los espacios por donde estuvieron detenidas-desaparecidas alrededor de cinco mil personas entre 1976 y 1983. “Los lugares del dolor no se modifican”, sostuvo.
Recordó que durante su cautiverio en la ESMA, un compañero le dio “un curso acelerado de fotografía de cinco minutos” y que él se lo trasladó a Víctor Basterra en el mismo tiempo de duración. Destacó que durante el año y medio que compartieron en la institución de la Armada “nos convertimos en hermanos” y que “Las fotos que sacó Víctor fueron de un inmenso valor. En ese contexto, tener un oficio, fue una forma de sobrevivencia y de resistencia”.
“Los milicos nos consideraban ‘enemigos’ -concluyó Lordkipanidze-. Con orgullo llevamos ese mote. Enemigo de los genocidas hasta el último día de nuestras vidas”.
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Documental Fotos de la Memoria
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