La inflación y los medicamentos de los abuelos

Actualmente cerca de 6,8 millones de personas son jubiladas en Argentina, el 65% de estas jubilaciones y pensiones, unos 4,5 millones de beneficiarios, cobran el haber mínimo que desde marzo de 2019 asciende a  $10.410. El mayor consumo de fármacos por parte de este grupo es el de la medicación para enfermedades crónicas como cardiopatías, diabetes, hipertensión arterial, osteoporosis, etc.

Se estima que consumen un promedio de cuatro medicamentos diarios y desde mayo de 2015 la inflación sobre este sector es de 266 %, aunque algunos medicamentos para enfermedades crónicas han sufrido un incremento del 600%.

La fluticasona+salmeterol (Seretide) aumentó su precio en un 227,35%, siendo hoy su valor actual de $1.469,60

La Amoxicilina (Optamox) tal vez el antibiótico de amplio espectro más utilizado sufrió un aumento casi del 87,1%.

El Atenolol, fármaco de primera elección dentro del grupo de los Betabloqueantes para el tratamiento de hipertensión arterial, taquicardias y otras enfermedades cardiovasculares presentó un incremento del 364,7%

Sumado a esto PAMI ha puesto  nuevas condiciones para acceder a la cobertura del 100% del costo de los medicamentos, este beneficio alcanzaba a cerca de dos millones de jubilados que con la caída del poder adquisitivo producto de la inflación, ya no pueden comprar los medicamentos que necesitan o privilegian unos sobre otros. Esta resolución deteriora la calidad de vida de quienes padecen enfermedades crónicas y las pone en riesgo.

Argentina encabeza la lista de países con el mayor consumo de medicamentos por habitante de América latina, donde el estado es el principal comprador de medicamentos a través de IOMA y PAMI. Es un mercado dominado por empresas farmacéuticas que definen el precio de venta al público. En Argentina no hay control de precios para los medicamentos, y existe una importante dispersión de precios entre laboratorios que producen un mismo medicamento (mismo principio activo o combinación de ellos), comercializado con distintas marcas.

Es importante destacar que los laboratorios públicos dependientes de gobiernos provinciales, municipales y universidades, son capaces de producir medicamentos a menos costo e igual calidad, pero han sufrido importantes recortes en los últimos años de ajuste. Esto, una vez más, nos muestra la orientación del ajuste macrista, que pega cada vez más duro en uno de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad.


Fuente: https://periodicoelroble.wordpress.com/2019/05/23/la-inflacion-y-los-medicamentos-de-los-abuelos/

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