La devaluación de 35% empeoró todos los indicadores de sostenibilidad.
Durante el tercer trimestre, la participación de la deuda en dólares sobre el total de la deuda pública llegó al 80,1%. Se trata del récord absoluto desde la salida de la convertibilidad y ocurrió por la estrategia de financiamiento oficial basada en el endeudamiento en divisas. La proporción de las obligaciones en moneda extranjera es uno de los indicadores clave de sostenibilidad, por la imposibilidad del estado de emitir dólares para evitar el default.
El dato oficial se publica con un rezago de tres meses, por lo que saldrá recién a fin de año. Los números publicados en esta ocasión pertenecen al Observatorio de la Deuda del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA) y adelantan los oficiales.
El informe mostró además que el tercer trimestre cerró con un ratio deuda/ PBI de 91,5%, lo que implica un salto de 11 puntos respecto al segundo trimestre. Ambos números son observados por el mercado y son parte de la explicación de por qué durante septiembre fue casi imposible para el país acceder al financiamiento.
El Observatorio detalló: “Las únicas dos emisiones del mes fueron colocaciones de sendas letras al FGS y al Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte por US$608 y US$61 millones. En lo que va del 2019, las emisiones del Gobierno Nacional acumulan US$42.432 millones, un 33% menos respecto del acumulado del año anterior”. Y agregó: “No hubo ni una sola emisión de deuda privada, algo que no ocurría desde enero de 2010. Por el lado de las provincias, siguen sin observarse emisiones en lo que va del año”.
Entre analistas privados generó muchas dudas la estimación que realizó el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, respecto al ratio deuda/ PBI. La mostró durante la presentación del resultado fiscal de septiembre y luego la repitió en entrevistas con distintos medios. Para Lacunza el ratio deuda/ PBI cayó durante el tercer trimestre y pasó de 80,7% a 68%. Esa dinámica luce imposible con una devaluación de 35,5% en el medio.
El otro indicador que batió récords fue el de la participación de la deuda en dólares. En pleno debate sobre reperfilamientos y reestructuraciones, es clave. Su crecimiento se explica por la necesidad de endeudamiento en dólares que generó la desregulación cambiaria y financiera de Cambiemos.
Lo reseñó el economista de ITE-FGA, Juan Balasini: “El pecado original fue la forma en la que se salió del cepo. Eso determinó a todo el programa macro. Al liberalizar el mercado de cambios y levantar las restricciones generó una demanda neta de dólares que sólo se pudo cubrir con deuda externa. Se evitaba saliendo del cepo en forma más gradual y conservando controles que no exacerbaran la demanda de dólares y a los capitales golondrina. El problema con esto es que el gobierno no emite dólares. A la deuda en pesos uno podría pagarla con emisión, con un posible efecto inflacionario, lo que en todo caso es un costo menor que caer en default”.
El problema externo se complejiza al tomar en cuenta que el endeudamiento, y la pérdida de confianza del mercado por el deterioro de los indicadores de sostenibilidad, generaron el ingreso del FMI, con sus condicionamientos. Para el Fondo el problema no es externo sino interno y para solucionarlo hay que resolver el déficit fiscal.