Los juicios a los genocidas en tiempo de aislamiento

Desde el Ministerio Público Fiscal se presentó un pedido ante la Cámara de Casación Penal solicitando se evalúe la reanudación de los juicios por crímenes de lesa humanidad, en el marco de las restricciones que impone la pandemia. Sin embargo y sin esperar este dictamen el lunes 27 de Abril los integrantes del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, Roberto Falcone, Mario Portela y Martín Bava, dictaron un fallo sin público en la mega causa “subzona 15”. Es la primera vez en la historia de los juicios a los genocidas que se emite una sentencia sin la presencia física de familiares, sobrevivientes ni acusados.

En los organismos de derechos humanos, y querellantes en general se ha abierto un debate sobre esta situación y desde la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) queremos aportar algunas reflexiones y conclusiones acerca de los Juicios en la época de la pandemia y como seguir adelante con ellos.

Fuimos, somos y seremos impulsores de la realización de los juicios.

Como sobrevivientes de los Centros Clandestinos de Detención (CCD) sostenemos la imperiosa necesidad de los juicios y que los mismos son un triunfo de la lucha popular. Peleamos por juicios que sean a TODOS LOS GENOCIDAS Y POR TODOS LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS. Queremos la investigación de todo lo acontecido en cada CCD y del circuito represivo en el que estaba inmerso, con todos los antecedentes a su implementación, así como todo lo acaecido en él y el padecimiento desde el primer o primera compañero o compañera hasta el último o  última que haya pasado por ahí,  así como también el destino final de cada desaparecido y desaparecida.

Ya reabiertos los juicios y desde aquel primer e histórico  en La Plata al genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz, durante el que se produjera la desaparición forzada de Jorge Julio López, (partícipe junto a la AEDD de la querella Justicia Ya), siempre exigimos que las salas de las audiencias fueran lo suficientemente amplias para albergar  la mayor cantidad de público posible. Durante todo el juicio exigimos la presencia física en la sala de los acusados.

Hay  tareas urgentes que deben y pueden realizar los jueces y fiscales, entendiendo que los procesos se inician desde la apertura de la investigación en los juzgados de instrucción hasta la confirmación plena de las sentencias recurridas en la Corte Suprema. Los juicios no comienzan ni terminan con el debate oral y su sentencia

Creemos que este debate abierto sobre la posibilidad de juicios on line  sería parcial si no analizamos la totalidad de la situación de enjuiciamientos de lesa, así también  el  que estos juicios se están realizando a más de 40 años de cometidos los delitos que se juzgan.

Los inicios de las causas

Consideramos que una de las tareas fundamentales que no puede ni debe pararse en esta etapa, por supuesto atendiendo a todas las medidas de seguridad sanitarias y necesarias para proteger a los trabajadores judiciales, es la de profundizar y avanzar en las instrucciones de las causas.

Denunciamos las formas que cada juzgado lleva estas causas ya que allí se van plasmando las limitaciones con las que van a llegar a su etapa oral. Insistimos en denunciar que los juicios nacen condicionados, se parcializan las causas y se los desguaza, intentando ocultar el plan sistemático de exterminio al grupo nacional que se oponía a las políticas dictatoriales.

El Estado no investiga, solo trabaja sobre lo aportado por los sobrevivientes y familiares. Los jueces no instan ni obligan a la apertura de los archivos, tardan años en tomar declaraciones testimoniales, tardan años en ordenar la captura y detención de los procesados y dictar su prisión preventiva, para luego apurarse en dictar excarcelaciones o domiciliarias que nadie controla,  permitiendo la fuga de los encausados, “fugas” que muchas veces les permite ir a cobrar sus sueldos o permanecer en las mismas casas desde dónde se “fugaron” sin que nadie los vaya a molestar y finalmente tardan años en elevar las causas para su juzgamiento.

Ejemplos hay miles, pero creemos necesario remarcar, no solo la posibilidad, sino también la necesidad que se amplíen y completen en forma urgente y eficaz TODAS las causas en instrucción, la pandemia no es obstáculo para ello, el movimiento de gente es mínimo y muchas de esos trabajos se pueden hacer en forma remota.

Los juicios orales

En segundo término queremos referirnos a la etapa oral de los juicios, que es donde, entendemos erróneamente, se circunscribe y centra este debate.

Como dijimos hemos logrado que los juicios sean públicos. Tuvimos y aún tenemos que pelear por la capacidad de las salas, para que puedan albergar  mucha gente, la televisación y el permiso a los alumnos de la secundaria a pesar de ser menores son parte de nuestros reclamamos en cada juicio.

Pero esta pelea no es solamente contra los tribunales, son los genocidas y sus abogados los que de manera continua buscan escamotear la presencia de público en los juicios.

Ejemplificando: de la conjunción jueces y genocidas llegamos a un juicio en donde los genocidas estuvieron ausentes de principio a fin, en el juicio a Brigada de San Justo, de 22 reos solo uno estuvo en la sala y durante muy pocas audiencias. Fue o mejor dicho esta siendo un juicio con imputados por televisión. Los que pudimos declarar alguna vez, sabemos muy bien que significa el poder mirar la cara de estos genocidas  e imputarlos por lo que hicieron.

Un capítulo aparte pero no menor, es el grito de desahogo, de sensación de justicia compartida cuando en las sentencias escuchamos cada perpetua y la fuerza que adquiere el reclamo conjunto  y la exigencia de  justicia ante las absoluciones o penas bajas. Justicia y reparación son la esencia de los juicios. Lo presencial en los juicios es parte fundante en el sentido de reparación para las víctimas y señalización de los acusados. El acompañar a cada compañero o compañera en su declaración es parte del necesario respaldo ante la angustia de recordar el cautiverio, narrar los padecimientos y tratar de no olvidar a ningún compañero y compañera. La presencia de muchos en cada circunstancia del juicio pero fundamentalmente a la hora del fallo, es parte de la reparación social  frente a las rupturas impuestas por el genocidio. Justicia y reparación son la esencia de los juicios.

A pesar de todo esto, desde la AEDD creemos que también en esta etapa hay posibilidades de avances en los procesos, por supuesto atendiendo a los cuidados necesarios que el COVID-19 nos impone. Es posible que en lugares apropiados y con las distancias necesarias se realicen algunas audiencias. Lo que no debiera faltar es la presencia de quienes son juzgados y por otro lado la posibilidad, en caso de que sea algún compañero, compañera, o familiar el que deba declarar, que esta sea presencial y se permita la concurrencia de un grupo del público, además de las querellas y organismos de asistencia a las víctimas.

No estamos de acuerdo en que se dicten sentencias sin posibilidad de público y acto posterior.

Las apelaciones

Como dijimos, la experiencia nos indica que todos los juicios de lesa terminan en la Corte y es más, los tribunales orales dan por sentado esto y sin tomar en cuenta que los delitos juzgados llevan más de cuatro décadas de cometidos, lo que suma a las impunidades que protegieron a los perpetradores la biológica, dictan condenas que no son de cumplimiento inmediato sino que esperan los 6 u 8 años que tarda, en general la Corte en expedirse.

El resultado es que el cambio real en la situación de los genocidas, en cuanto a su libertad o condición en que llegan y se encuentren en la etapa oral de los juicios, no cambia en absoluto. Y siendo que la mayoría, en realidad la inmensa mayoría de los genocidas llegan a esta instancia con domiciliarias o excarcelados, lo que se vuelve virtual no es el juicio sino la condena.

Creemos que allí está, también, la tarea que no puede parar y que se debe acelerar, ya que no implica movimiento alguno ni de testigos, ni de querellantes ni siquiera de imputados. Son cientos de condenas que no se cumplen. La Corte, con su desidia en la que el coronavirus no tiene nada que ver, de hecho, esta indultando de por vida a la inmensa mayoría de los genocidas. Urge su resolución.

Estamos convencidos que los juicios deben continuar

Exigimos para que avancen los juicios por los crímenes de lesa humanidad:

Al Poder Ejecutivo: la decisión política para brindar los medios económicos necesarios para que puedan continuar los juicios en las condiciones de la pandemia

Al Poder Legislativo: la discusión y  sanción de una ley que prohíba taxativamente la morigeración en cualquier forma que sea de penas a quienes cometieron delitos de lesa humanidad.

Al Poder Judicial: la designación de personal y medios necesarios para que continúen los juicios por genocidio con las condiciones de salubridad necesarias en esta pandemia en todas las instancias. Los juicios deben seguir y deben seguir siendo orales y públicos. No a domiciliarias o excarcelaciones poniendo como excusa el coronavirus, las condiciones de detención de los genocidas son notablemente mejores que la de los presos “comunes” tienen espacios amplios y limpios que le permiten el aislamiento necesario para evitar el contagio del Covid-19.

¡¡¡En especial a la Corte Suprema que se ponga a trabajar!!!

CÁRCEL COMÚN, PERPETUA Y EFECTIVA A TODOS LOS GENOCIDAS

NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS Y NO NOS RECONCILIAMOS

ASOCIACIÓN DE EX-DETENIDOS DESAPARECIDOS

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