El Movimiento Teresa Rodríguez 12 de abril (MTR) convocó este miércoles al Obelisco, junto a muchas otras organizaciones sociales y de derechos humanos, a reclamar por la situación de Belén Guevara, una joven a la que llevaron presa cuando intentaba guarecerse de una tormenta junto a sus hijos. Belén estaba en situación de calle y era parte de un merendero de la organización. La Comisión Provincial por la Memoria acompaña a la defensa de Guevara mediante un recurso ante el Tribunal 3.
Fotos: Movimiento Teresa Rodriguez.
(Agencia Andar) Cristina Mena es referente política del MTR 12 de abril. Busca un hueco en plena organización del reclamo para responder las preguntas de Andar. Ella es una de las compañeras movilizadas por Belén Guevara, una joven que se encuentra detenida por haberse refugiado de la tormenta en un complejo habitacional vacío. “Este sistema te pone a prueba y te encarcela y condena a una compañera solamente por ser pobre. Eso es algo que decimos muchísimas veces en las declaraciones y esta vez lo podemos ver encarnado en Belén y sus cuatro niñes, son dos varoncitos y dos nenas, una de ellas es una bebé”, comienza Cristina a contar la historia.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) se encuentra acompañando a la defensa de Belén en la causa que se le abrió tras ser desalojada con violencia por la policía de la ciudad. Fue a mediados de este mes cuando se avecinaba una tormenta, Belén, que pernoctaba en la calle, sabía de la existencia de unos departamentos vacíos, “lo sabía porque tiene un expediente abierto en el IVC de la ciudad para presentarse como candidata viable para que le asignen una de esas viviendas –explica Cristina- El gobierno así hizo viviendas para la foto, no están ocupadas, y ella la ocupa, con derecho. Hacía un par de horas que se estaba instalando, con un colchón y sus pocas pertenencias cuando cayó la cana de la ciudad rompiendo puertas, a los gritos, golpeándola, golpeando al nene mayor”.
Desde ese momento para las compañeras de militancia de Belén comenzó un periplo por distintas comisarías para buscarla. “No nos querían decir dónde estaba, hicimos una importante movilización a donde funcionan las defensorías públicas de la ciudad. Hicimos mucha presión, ruido para que nos atiendan y nos den información. Cuando salió su defensor público, al que le pagamos el sueldo todos, dijo que estaba muy ocupado y se tenía que ir. Salieron del juzgado también a decir que Belén tenía un montón de causas y que era prófuga de la justicia, que tenía que estar presa”, cuenta Cristina.
Según la CPM esta actitud de la justica se funda en la precariedad domiciliaria de la joven, que debería ser garantizada por el propio Estado “que la criminaliza por el contexto de pobreza, que se enmarca, como se ha dejado entrever, en una pobreza estructural. Su consecuente detención e inserción en el ámbito penitenciario en apenas unos pocos días, deja en evidencia que los poderes estatales en general, distan en gran medida de actuar con una perspectiva de género, ignorando la gran cantidad de aristas que presenta este caso”.
La organización, además del reclamo, asumió la responsabilidad del cuidado de los niños de Belén y de ella misma, que estaban con lo puesto desde ese día: ropa, comida, elementos de higiene, y también buscarle una buena defensa. Ese rol lo asumió Ramiro Geber, abogado de la APDH, quien logró que las criaturas quedaran vinculadas a su familia paterna y bajo sus cuidados y los del grupo cercano a Belén en la organización.
“El merendero donde asistía y trabajaba Belén se llama Rompiendo cadenas, los nombres no son casuales, ella se integró ahí porque como muchas familias en situación de pandemia se vieron sin posibilidad de conseguir una mínima changa para sobrevivir. Ella se sostiene con un subsidio habitacional de la ciudad de Buenos Aires que es de 8 mil pesos que se supone que paga un alquiler, ella estaba pagando uno pero no le quedaba nada para comer ni para vestirse, bueno no voy a describir lo que no se puede hacer con 8 mil pesos siendo una madre sola con cuatro hijos. Por eso se integró a la organización, a los criterios de la organización y acompañó con su presencia, con su trabajo, repasa Cristina. Ahora esos compañeros y compañeras velan por el cuidado de sus niñas y niñas.
“El juez se equivoca si cree que no tiene quien la defienda, sí tiene, con uñas y dientes, y no vamos a permitir que digan que es una delincuente. Ella es valiente, cuida a sus hijos. Belén no es cualquier víctima es una compañera que tiene el respaldo de su organización, y ahora un abogado que entiende de que se trata esta justicia patriarcal”, agrega la referente.
Para la CPM en este caso “surge claramente el conjunto de vulneraciones por los cuales atraviesa la Sra. Guevara que no pueden ser obviadas al momento de resolver cualquier solicitud que sea antepuesta a el Tribunal. La administración de justicia tiene el deber de contemplar la perspectiva de género en sus decisiones. No se puede desconocer el escenario configurado para Belén, un sinnúmero de violencias sufridas, interseccionalmente, las cuales deben ser atendidas y no pueden ser utilizadas para justificar su propio encierro”.
“Si Belén es la punta del iceberg, siempre las hay, siempre hay emergentes de que el sistema no funciona y necesitamos otro. A veces el testimonio no alcanza por eso estamos en la calle, pidiendo por la libertad de Belén y exigiendo vivienda pública”, cerró Cristina desde la movilización.