Así lo manifestaron los integrantes de la Cooperativa de Trabajadores Isleños 20 de Noviembre-Mulcs, Delta del Paraná, y advirtieron que el peligro que se cierne sobre la cuenca del río es para los argentinos y no para las grandes exportadoras.
Los trabajadores isleños de la Cooperativa 20 de noviembre, sostuvieron en un comunicado que “si avanza el Decreto 949-20, el dragado que impone el mismo al río Paraná a 42 pies para que entren buques Pánamax de 400 metros de eslora para maximizar las ganancias de las multinacionales agroexportadoras y extractivistas, como el que vararon en el canal de Suez para aumentar el petróleo, va a generar un daño ambiental y ecológico sin precedentes”.
La región del delta del río Paraná abarca una superficie aproximada de 17.500 km2 y se extiende a lo largo de tres provincias, Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe. Es una zona de gran interés ecológico y biogeográfico, donde predominan los ecosistemas de humedal.
Según el portal del gobierno argentino, vinculado con el medioambiente y la conservación natural, los humedales son áreas que permanecen “en condiciones de inundación o con suelo saturado con agua durante períodos considerables de tiempo. Contribuyen de modo decisivo al bienestar humano al desempeñar funciones de las cuales se derivan múltiples beneficios. En la región del delta del río Paraná, los bienes y servicios ecosistémicos que provee este humedal benefician al desarrollo y la calidad de vida de más de 15 millones de personas. Entre sus principales servicios se encuentran la regulación de inundaciones, la depuración de agua, la retención de sedimentos, carbono y xenobióticos, la formación de suelos y la provisión de alimentos, maderas y fibras. Es, además, una zona con una muy variada diversidad biológica”.
Para los trabajadores, este daño será “no solo al Río Paraná sino a todo el ecosistema del Delta y a los humedales”, porque “al dragar a esa profundidad se desmoronarían las barrancas, dejaría de entrar agua a las islas porque correría con mas fuerzas aguas abajo”.
La consecuencia de esta iniciativa, sería que “cientos de miles de metros cúbicos de refulado (arena y barro) saldrían al Río de la Plata modificando todo el ecosistema. El Delta crecería en forma inédita. Aunque quizás ya estén pensando en más emprendimientos inmobiliarios en las islas nuevas que se formarían”.
Por último, señalaron que el Decreto del Poder Ejecutivo, 949-20 “no solo da cuenta de la continuidad de un modelo de entrega de soberanía y mayor dependencia económica. Sino que produciría un daño ecológico y ambiental inédito para los humedales de la Cuenca del Plata y del Delta”.