Esta semana se cumplieron dos décadas desde las grandes protestas anticapitalistas de Génova, Italia, y el “apagón democrático” que implicó la brutal represión desatada por Silvio Berlusconi que se cobró la vida de Carlo Giuliani. Las heridas siguen abiertas en el activismo italiano, que conmemoró estos “tres días que duraron veinte años” con una serie de jornadas que incluyeron la recuperación y puesta online del viejo sitio de Indymedia Italia.
Del 19 al 22 de julio de 2001 los mandatarios de Estados Unidos, Japón, Alemania, Italia, el Reino Unido, Canadá, Francia y Rusia -el Grupo de los 8 estados capitalistas más poderosos- se reunieron en la ciudad italiana de Génova. El gobierno italiano preparó para la cita un descomunal operativo represivo que movilizó más de 30.000 oficiales de Carabinieri .
Junto a la batalla de Seattle de 1999, las manifestaciones en Génova marcaron uno de los puntos más altos de las protestas anticapitalistas del cambio de siglo. También fueron un punto de inflexión para las experiencias de comunicación popular, de base y para la nuestra en particular, Indymedia.
https://t.co/kewdAQU6aN #genovaG8 la memoria e’ un ingranaggio collettivo
— indymedia time machine (@IndymediaM) June 17, 2021
La cita en Génova
Más de 300 mil personas de un amplísimo arco de organizaciones y movimientos se reunieron aquellos tres días en Génova para realizar una contracumbre, debatir acciones ante problemas sistémicos planetarios como el deterioro ambiental, la creciente desigualdad y el avance de políticas represivas y violatorias de los derechos humanos; así como para manifestarse en las calles y expresar el rechazo a las políticas capitalistas del G8 y otros organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Video de Indymedia Italia.
En las semanas previas al encuentro, una sucesión de amenazas de bomba crearon una tensión creciente a lo largo de Italia. Luego se comprobaría que los servicios de inteligencia italianos habían sido responsables de, al menos, la mayoría de estas amenazas para manipular a la opinión pública.
A pesar del establecimiento al estilo militar de una “Zona Roja” de exclusión, y una “Zona Amarilla” donde estaban prohibidas las protestas, impuestas a la población civil de Génova, había un atmósfera de carnaval en los primeros eventos organizados por el Foro Social de Génova (GSF), el nombre bajo el cual se agruparon las múltiples organizaciones participantes de la contracumbre.
El jueves 19 de julio de 2001 más 70 mil manifestantes participaron de una manifestación convocada como “Sin fronteras, sin naciones” y unos 30 mil asistieron a un recital con Manu Chao al caer la noche.
Marcha “No Borders”. Fotos: Corresponsales populares de Indymedia Italia.
Arrestos, violencia y primeros auxilios
El 20 de julio de 2001 las manifestaciones fueron aún más multitudinarias. Decenas de miles de personas, con gran participación de vecinas y vecinos de Génova, iniciaron la jornada con una serie de protestas para expresar su rabia contra el G8.
En ese marco la policía italiana, los Carabinieri, empezó a atacar a les manifestantes de forma indiscriminada.
Cientos de personas fueron heridas por la violencia policial y terminaron hospitalizadas. Muchas otras cayeron bajo arresto, y sufrieron violencia y maltrato en las estaciones de policía.
Las imágenes registradas por los comunicadores populares de Indymedia y otros medios mostraban la brutalidad y el sadismo que se desataron a plena luz del día. Berlusconi le había soltado el collar a los Carabinieri.
Capturas de video de Indymedia Italia.
Una y otra vez la guardia de infantería italiana acorralaba a manifestantes y les hacía caer al piso, donde los golpeaba y pateaba repetidamente en forma grupal y cobarde. Las cámaras también registraban los rostros ensagrentados de activistas en shock por los golpes recibidos. También periodistas -populares o de medios hegemónicos- fueron atacados en las calles por la policía.
El Foro Social de Génova (GSF)había montado un servicio médico con voluntarios con formación sanitaria para brindar ayuda a las personas heridas, que no daban abasto. Además aunque estaban claramente identificados como equipo médico, la policía también los atacó, incluso en el acto de asistir a heridos.
Muchos manifestantes que habían sido hospitalizados eran inmediatamente arrestados al intentar retirarse de los centros médicos por la policía italiana, que los llevaba a las estaciones donde volvían a apalearlos.
La muerte de Carlo Giuliani
En este contexto de brutalidad neoliberal desatada, era cuestión de tiempo para que la policía se cobrara una víctima mortal.
Carlo Giuliani era un joven activista de 20 años. Era, también, uno de los muchos genoveses que se habían sumado a las protestas. Mientras rechazaba la violencia policial recibió un disparo a quemarropa en la cabeza efectuado por un Carabinieri. Tras caer al piso, le pasaron con un vehículo policial sobre su cuerpo, dos veces.
Al presenciar este hecho, los manifestantes avanzaron sobre la policía intentando ayudarlo, pero la policía contraatacó. Alrededor de Carlo se desató una batalla campal pero ya era tarde, cuando llegó la asistencia médica no pudo ayudarlo y perdió la vida.
En medio del caos y la confusión, empezó a correrse la voz de que había una persona fallecida y la noticia golpeó a los manifestantes. El activista italiano Blicero, que coordinaba la cobertura desde el Centro de Medios montado por Indymedia Italia en la sede del Foro Social y fue quien publicó la noticia, cuenta ese momento: “Recuerdo a la gente que estaba en la plaza volviendo al Centro de Medios y las reacciones en las escaleras. Gente conmocionada, con una rabia incontrolable”.
Tras saltar la noticia a los medios hegemónicos, las autoridades italianas -el primer ministro Silvio Berlusconi junto al presidente Carlo Azeglio Ciampi- ensayaron un mensaje de “dolor” por la muerte de Giuliani.
Afuera, en las calles, los Carabinieri continuaban la cacería de manifestantes, que los repudiaban al grito de “assassini!”.
Por su parte, los referentes de las distintas organizaciones del Foro Social se reunieron y luego de un debate, decidieron confirmar las protestas convocadas para el día siguiente.
La venganza Carabinieri
El sábado 21, más de 200 mil personas iniciaron una gran manifestación hacia el norte de la ciudad para sostener todas las demandas de la contracumbre y reclamar justicia para Carlo Giuliani. Sin embargo, repentinamente un operativo de los Carabinieri avanzó sobre la cabecera y empezó a reprimir sin mediación alguna con golpes y gases lacrimógenos.
“La marcha fue disuelta con salvajes cargas por parte de la policía que estaba gaseando y masacrando en el paseo marítimo”, describe Blicero, que junto a otros reporteros populares se habían quedado haciendo base y tomando imágenes desde la sede del Centro de Medios: “la escena de la manifestación reventada y llena de gases lacrimógenos”.
“Trauma” es una palabra que empezaba a repetirse en los reportes.
“Terrorismo de Estado en Génova”, escribiría minutos después otro corresponsal, Francisco Rojas. “Qué puedo decir. Llevo día y medio sin poder escribir porque hay una avalancha interminable de personas traumatizadas que necesitan ayuda y están dos veces cansadas, hambrientas y conmocionadas para encontrar las respuestas que necesitan”.
“Hemos conseguido, con mucha dificultad, instalar una mesa informativa frente a la sede de Indymedia para intentar responder a todas las preguntas que la gente tiene y anotar los resúmenes más breves de los hechos que conocen”. La sede del Foro Social y de Indymedia se habían montado en la escuela Pertini, frente a otro colegio, la escuela Díaz, que funcionaba de hospedaje. Ambos edificios habían sido cedidos por el Consejo municipal de Génova a los movimientos sociales.
“Aquí somos una isla de relativa tranquilidad y somos una meca para la gente que busca refugio”, contaba Rojas. “He visto a demasiadas personas que han sido traídas en camillas, cojeando con vendas en la cabeza, con los pómulos y la nariz fracturados, todas ellas llevadas a la enfermería de abajo. La policía ha estado lanzando gases lacrimógenos a las multitudes en momentos tranquilos al azar para tener una excusa para atacar”.
Al caer el sol del sábado 21, muchos asistentes al Foro habían dejado la ciudad. Sin embargo, aún muchos permanecían en Génova, entre ellos las y los comunicadores populares. Algunos dormían en la escuela Díaz, otros continuaban trabajando en el centro de medios. La tensión era enorme. “El material que tenemos, lo hacemos desaparecer. Sale una famosa mochila llena de material de vídeo, fotos y discos duros” relata Blicero, en un acto de previsión que demostraría pronto su valor.
Entrada la noche y sin aviso llegaron móviles policiales. Una turba de Carabinieri entró a la escuela Díaz y empezó a golpear brutalmente a cualquiera que se topaban, incluyendo a quienes estaban durmiendo en el piso, dejando decenas de heridos. Al mismo tiempo la policía allanó las oficinas del GSF y la sala de medios, forzando a todos contra la pared, y procedieron a requisar y destruir todo el equipamiento que encontraron.
“Entran, nos tiran sillas, nos dan unos cuantos golpes y nos colocan boca abajo en el gimnasio”, recuerda Blicero. “Luego destrozan todo lo que encuentran en los pisos y toman a las personas que encuentran y las hacen permanecer de pie a lo largo de los pasillos con la cara hacia la pared. Sin embargo, el recuerdo más claro es el de los gritos de la gente de Díaz. Estamos tumbados en el suelo y oímos, a unos metros de distancia, cómo golpean a la gente. Y no puedes hacer nada al respecto”.
El ataque policial contra organizadores y comunicadores fue con premeditación y alevosía: los hospitales locales habían sido pre-avisados que decenas de jóvenes heridos llegarían en las próximas horas.
Una de las autoridades médicas del Hospital San Marino de Génova relató que las y los heridos “llegaron en terribles condiciones: con heridas en las cabezas, manos quebradas, brazos quebrados y muchos otros tipos de heridas. Era una situación tremenda y sin precedentes para todo el equipo del Hospital San Marino. Era muy claro para nosotros que se trató de un ataque deliberado”.
Fueron a vengarse.
Poco fa davanti alla scuola Diaz a Genova pic.twitter.com/EuXgzcp2Dg
— Titta Morticani (@ppiersante) July 21, 2021
Los procesos judiciales
Con el paso de los meses se fue volviendo evidente que la agresión del Estado italiano no había quedado reducida a esos tres días de julio de 2001. Con una serie de allanamientos a centros sociales y sedes de organizaciones populares en febrero de 2002, se empezó a constatar que la Fiscalía de Génova estaba está poniendo en marcha un amplísimo dispositivo coordinado para construir una acusación sustancial contra los manifestantes.
“Cuando se conoció oficialmente, en torno a la vista preliminar contra los 25 manifestantes detenidos en diciembre de 2002 y acusados de devastación y saqueo, los abogados pidieron ayuda a Indymedia para gestionar la ingente cantidad de material relacionado con el juicio”, recuerda Blicero. “Como Indymedia nos parece claro que tenemos que gestionar esto y por eso un grupo de personas nos trasladamos a Génova y empezamos a hacer este trabajo de análisis y catalogación de todo este material. Estamos hablando de decenas de miles de fotos, cientos de horas de grabación, cientos de miles de páginas de documentos. Y así, durante casi dos años, vivimos día y noche en este espacio de Via San Luca”.
El Apoyo Legal se convirtió en un proyecto autónomo y gracias a su trabajo se lograron revertir muchas acusaciones, pero no todas. “Tras la sentencia de primera instancia hay un paréntesis en el que seguimos organizando manifestaciones en Génova para que no se olvide que hay gente que paga por todos y que si no hay una fuerte presencia de los movimientos las sentencias serán aún más duras. Estamos pasando de ser un sujeto político que interactúa con los abogados a un sujeto que organiza y coordina la solidaridad activa: manifestaciones y recaudación de fondos. Esto llevó a la organización de la gigantesca manifestación en Génova el 17 de noviembre de 2007 ‘La storia siamo noi’ (La historia somos nosotros), en la que marcharon 100.000 personas, hasta el paso final de proporcionar ayuda concreta a los presos, que seguimos proporcionando hoy”, señala Blicero. “Supporto Legale es esta historia”.
En el marco de las actividades realizadas esta semana, Supporto Legale presentó este martes “En campo enemigo”, un documental que narra sus veinte años de historia.
+++ PRIMA ASSOLUTA IN CAMPO NEMICO +++ Oggi 20/07 h 20:30 al CAP di #Genova in via Albertazzi 3R documentario sulla storia di SupportoLegale con le voci del collettivo, di @zerocalcare, @rivamesta e Marina. NON MANCATE #NessunRimorso #genovaG8 #Genova2001 https://t.co/VhQAQsFR1S pic.twitter.com/Ic0necl8tf
— supportolegale (@supportolegale) July 20, 2021
Balances, consecuencias y legados
“Muchos dejaron Génova asustados e intimidados, pero el sentido de desafío era fuerte”, relataban poco después desde el Colectivo Indymedia Italia en el video que acompaña este artículo. “Insoportables diferencias entre los ricos y pobres, poderosos y desempoderados continúan en su lugar. Más aún, el medioambiente está luchando para soportar la presión que le aplica un sistema construido sobre la codicia y no sobre las necesidades. En tanto que esas realidades fundamentales continúen, el movimiento continuará creciendo”.
Pero no se equivocaba Rojas al hablar de las y los compañeros traumatizados. “La generación perdida de Génova” titulaba hace pocos días un medio europeo al reseñar otro documental, Discomfort (s) ration, de Alexis Mital Toledo y Eric Jozsef, realizado en 2002 que argumentaba que “la represión policial ha abrumado a una nueva generación de activistas”.
“Una violencia que ha demostrado que la democracia puede suspenderse en cualquier momento y que ha cambiado la relación de muchos italianos con la vida política y el compromiso civil”, indicaba.
Ciertamente, dos meses después, al amparo del 11-S, Estados Unidos y otros países del G8 dispararían una serie de medidas draconianas tendientes a incrementar la vigilancia, limitar los derechos civiles e invadir la privacidad de los ciudadanos en todo el mundo -tendencias que continúan ininterrumpidamente hasta el día de hoy- además de lanzar nuevas aventuras imperialistas como las invasiones de Afganistán e Irak.
En ese panorama es que las protestas argentinas del 19 y 20 de diciembre de 2001, de las que pronto se cumplirán también 20 años, despiertan tanto entusiasmo en la militancia de todo el mundo.
En relación al movimiento mismo, “antiglobalización” y “altermundista” que tenía su momento ascendente en esos años entre Seattle y Génova, y que aún logró organizó enormes marchas contra la intervención estadounidense en Irak en 2003, empezó a perder impulso.
Se puede argumentar que “antiglobalización” y “altermundista” se refieren a aspectos diferentes del movimiento de masas de aquellos años: el “antiglobalización” de protesta y confrontación, y el “altermundista” menos proclive a la acción directa y más al debate y la organización los Foros Sociales en sí.
En relación al Foro Social, Eric Toussaint del CADTM – Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas, establecía la siguiente evaluación al escribir en 2016 sobre los quince años desde Génova: “El Foro Social Mundial, el Foro Social europeo, el Foro Social latinoamericano, el Foro Social africano, al Foro Social asiático comenzaron a declinar a partir de 2005-2006, especialmente cuando algunos de los movimientos que formaban parte de los mismos moderaron fuertemente su posición, al comprometerse en el apoyo a gobiernos como el de Lula en Brasil (a partir de 2003), el del partido del Congreso en la India (2004-2009), el de Romano Prodi en Italia (2006-2008). De todas maneras el FSM tuvo unos momentos de recuperación como en Belem en el año 2009, en Dakar en 2012, en Túnez tanto en 2013 como en 2015, pero su declive continúa sin que ninguna otra estructura emerja”.
El último enero en el marco de la pandemia y la fenomenal crisis actual, el Foro Social Mundial realizó en forma virtual una nueva edición.
Otro elemento -inesperado y escasamente evaluado- del legado del movimiento antiglobalización se encuentra en el otro extremo del espectro político: los servicios de inteligencia de los países del G8, particularmente los de Estados Unidos, aprendieron a copiar las tácticas e incluso la estética de las protestas antiglobalización, para darle apariencia de protesta popular a operaciones teledirigidas de cambio de régimen. Un ejemplo es el caso de Juan Guaidó, el títere venezolano que se hizo conocido en 2019 de la mano de Donald Trump, pero que tiene su origen años antes en las guarimbas diseñadas por el grupo Canvas (ex Otpor), financiado por la NED y la CIA. Otro ejemplo entre muchos es el caso ucraniano y el maquillaje mediático desplegado sobre los que se terminaron revelando como grupos paramilitares de la ultraderecha neonazi. Allí, a diferencia de Venezuela, lograron su objetivo de cambio de régimen.
Pero la historia no detiene su andar. Justo antes de que el COVID-19 empezara a recorrer el planeta, un nuevo ciclo de estallidos y revueltas estaba creciendo en el mundo. Y ahora -después de la pausa forzada por las cuarentenas- están volviendo con una furia renovada, de Colombia a Sudáfrica, recargadas por los padecimientos sociales y económicos causados por la pandemia. También en el corazón del imperio con las enormes protestas contra el racismo en 2020, aunque la presidencia de Biden intenta encausar políticamente el malestar profundo de su país, en una apuesta de final abierto. Múltiples dinámicas refuerzan la crisis de la actualidad, centralmente el deterioro ambiental que ya se discutía en el Foro Social de Génova y que se acelera a ojos vista con consecuencias graves y cada vez más inmediatas.
El futuro es imprevisible y nos demandará más de lo que podemos prever. La única certeza es que no nos espera ningún regreso a la “normalidad” duradero. Las enseñanzas de Génova son muchas, la fuerza de la apuesta colectiva para enfrentar a la violencia capitalista con creatividad y alegría como en las primeras marchas de aquellos días, con rabia y coraje como terminó siendo al final, y también con una solidaridad enorme para sostener a quienes quedaron individualizados por la maquinaria legal del Estado para dar el ejemplo punitivo en los años, y las décadas siguientes, son quizás algunas.
Estas últimas semanas, el colectivo Indymedia Italia, que se separó en 2006, se volvió a reunir para poner en línea nuevamente el viejo sitio web, que condensa la memoria histórica de las protestas contra el G8. También setearon una cuenta en Twitter y otra en Telegram para revivir cronológicamente los hechos; y editaron un libro coral sobre Indymedia, junto a otros materiales impresos y audiovisuales que se presentaron esta semana en el marco de las jornadas realizadas en Génova.
+++ ATTENZIONE +++ Stasera 19/07 alle h 21 al CAP di via Albertazzi 3R a #Genova si presenta Millennium Bug, una storia corale di Indymedia Italia @IndymediaM #GenovaG8 #Genova2001 Abbiamo
il sospetto che ci sarà non poca gente! 🙂 https://t.co/TlZxtBmpMG pic.twitter.com/3gJOxkxclk— supportolegale (@supportolegale) July 19, 2021
Al compañero Blicero de Indymedia Italia le preguntaron hace pocos días, en la entrevista publicada hoy también en nuestro sitio:
“-¿Qué te han dejado los días de Génova, veinte años después?”
Blicero respondió:
“Que se pueda practicar el horizonte de la autodeterminación de la vida de las personas. Si nosotros lo hicimos, alguien más puede hacerlo también. En otros momentos y en otros lugares. Génova, en esto, es un manifiesto de lo posible.
De hecho, la gran diferencia entre nuestra generación y las actuales es precisamente la posibilidad que tuvimos de experimentar con la autogestión de nuestras vidas. De considerar la autogestión un elemento fundador. Es decir, salirse del esquema ya predefinido de escuela-trabajo-familia-pensión. Los jóvenes de hoy no pueden desviarse de este modelo y tomar un camino alternativo. Las rutas ya están preconfeccionadas. Pero esto no es culpa de las nuevas generaciones. Lo veo más bien como un fallo nuestro. Estoy deseando que me sorprendan las trayectorias inesperadas. Eso es lo más bonito de hacer política. Encontrar tu legado donde no lo esperas y sin formar parte de él. También es la larga ola de relaciones y acciones políticas nacidas en aquellos días la que me dio la oportunidad de viajar por el mundo en los lugares más inverosímiles, acogido por gente como yo desde San Francisco a Palestina o Argentina. Ahora parece trivial porque en un segundo estás conectado a todo. Entonces no era así. Y hoy estás conectado a todo, pero estás conectado por un hilo que está salpicado de dinero. Vas a todas partes y consigues un Airbnb, vas a todas partes y utilizas redes sociales ajenas, te mueves y adquieres experiencia con asociaciones financiadas por fundaciones. No es lo mismo que ganar experiencia viviendo con ellos, los que viven esas situaciones cada día. Pero, por supuesto, no es sólo culpa nuestra, también están los que están en contra nuestra. La historia es dialéctica!”.
El Estado capitalista es capaz suspender la democracia en cualquier momento, en cualquier ciudad, en cualquier barrio, en cualquier calabozo, lo sabemos bien en nuestros sures. Que con solidaridad y conciencia colectiva somos capaces de enfrentar la violencia y la injusticia, y -aunque no haya garantías- conseguir victorias para los desapoderados y las mayorías, también.
Carlo Vive, uno di Noi!
Esta crónica está basada en la cobertura de activistas de todo el mundo reunidos en Génova en el centro de medios organizado por Indymedia Italia y en la traducción al castellano realizada en aquel momento desde Buenos Aires por Indymedia Argentina.
Links:
Indymedia – G8 Genova luglio 2001: https://www.youtube.com/watch?v=fnRHVPleY98
Cobertura de Indymedia Argentina: https://web.archive.org/web/20010722010912/http://argentina.indymedia.org/
Indymedia Italia Time Machine: https://italy.indymedia.org/indymedia-time-machine.html
Archivo de Indymedia Italia: https://italy.indymedia.org/
Génova 2001, manifiesto de lo posible: https://argentina.indymedia.org/2021/07/22/genova-2001-manifiesto-de-lo-posible/