Solidaridad con las jubiladas y los jubilados: represión salvaje y resistencia popular

Hartos de ver el espectáculo gubernamental de milicos golpeando viejos cada semana, una multitud solidaria confluyó ante el Congreso. La respuesta de Bullrich y Milei: sembrar el terror.

Fotos: Nico Solo ((i))

El Estado se volvió a encontrar este miércoles con la evidencia de que las jubiladas y los jubilados, víctimas privilegiadas del ajuste, no sólo no se resignan a morirse de hambre en silencio, sino que cuentan cada vez con más apoyo.

El operativo represivo tropezó en esta ocasión con una profunda resistencia popular que surgió de las barriadas: el abrazo de las hinchadas a la ronda de jubilados.

Junto a ellas, organizaciones sindicales, sociales, culturales, políticas y muchas más personas que, sin una filiación determinada, simplemente ya no pueden tolerar el espectáculo obsceno e impune de los golpes y gases contra nuestros adultos mayores.

La resistencia más allá de la represión

La convocatoria de la marcha fue a las 17 horas en el Congreso, pero el descontento viene de mucho antes. A las 15 horas, grupos de hinchas y jubilados empezaron a juntarse en la Plaza de los Dos Congresos. No eran muchos todavía, pero había algo en el ambiente: abrazos, cánticos y alguna que otra puteada bien dirigida al “plan de miseria” del Gobierno. Apuntaban a lo “triste” que es ganarse el sueldo pegándole a los viejos, pedían que Bullrich se vaya… y Milei también.

Para las 16 horas, llegaron las primeras hinchadas, mezclando clásicos como “el que no salta es un botón” con consignas más políticas. Pero fue el “que se vayan todos”, ese himno del 2001 que todavía duele, el que se adueñó de la jornada. Fue como si parte del 2001, de las protestas contra la reforma jubilatoria del 2017 y el presente se encontraran en una misma bronca.

Bullrich consiguió algo mucho más grande que el Mundial: que las hinchadas se unan y salgan a defender algo que trasciende a la camiseta propia. O, en otros términos, el descontento social tuvo la potencia de un Mundial (a menor escala, claro, por el momento).

El cara a cara de los policías y los hinchas, fuera de una disputa deportiva, es un fenómeno del que se va a escribir mucho, así como muchos medios y analistas políticos van a querer definir si eran barras o no. Pero lo cierto es que la tensión fue total y el miedo pareció invertirse por un rato.

Fotos: Indymedia Géneros.

Mientras tanto, algunas cuadras de la avenida Rivadavia empezaron a llenarse, llegaron los primeros gases y fueron cayendo las columnas sindicales. Docentes, estatales, aeronáuticos, ferroviarios, astilleros, entre muchísimos otros.

A las 17 horas, la policía desplegó todo el arsenal que viene utilizando en algunas marchas: camiones hidrantes, gases lacrimógenos y un operativo que parecía más preparado para una guerra que para una protesta. Y ahí estuvo el detalle: el miedo. No era solo el miedo de los manifestantes, sino el de las fuerzas de seguridad, que parecían desbordadas ante una multitud que no retrocedió al ritmo que viene ocurriendo.

El comienzo de la represión. Videos: parte de la cobertura en tiempo real realizada en el canal de Telegram de Indymedia Argentina https://t.me/IndymediaArgentina

Porque no eran solo hinchas. Era una marea de laburantes que, de una forma u otra, está conectada con la lucha de los jubilados y con el descontento hacia este Gobierno en distintos planos. Trabajadores que la están pasando mal, que tienen un familiar que no puede pagar los medicamentos o que directamente está cansada de ver cómo no llega a fin de mes.

La represión fue descarnada y es una moneda corriente de Bullrich y de este Gobierno. Dos heridos de gravedad, uno de ellos en estado crítico; cientos de personas gaseadas o heridas con balas de goma y gases. Los detenidos en la calle fueron cientos: muchos de ellos liberados rápidamente, otros hacia la medianoche y otros en la madrugada. El trabajo de las postas de salud y la CPM fue fundamental para atender a los cientos (aún no hay cifras exactas) de personas heridas, teniendo que trasladarse por todo el perímetro de la Plaza de los Dos Congresos mientras avanzaba la represión.

Fotos: Indymedia Trabajadoras/es

Detrás de las primeras líneas también hubo resistencia. Lejos de desconcentrarse, los manifestantes seguían aguantando. El pedido de “un paro general”, “que se vayan todos” y la insistencia con el “fuera Bullrich, fuera” siguieron sonando. Cuando la represión avanzó en casi toda la plaza, aún estaban llegando columnas por la avenida de Mayo. En ese escenario, la desconcentración multitudinaria continuó hacia Plaza de Mayo, mientras otros avanzaron hacia la plaza y se enfrentaron con las fuerzas de seguridad.

Foto: Mat ((i))

En el camino, se desplegaron distintas medidas de defensa colectiva que permitieron que los manifestantes avanzaran. Ya en las cercanías de la Plaza de Mayo, la multitud fue mermando y comenzaron las detenciones masivas.

Fotos: Indymedia Trabajadoras/es

Es imposible realizar un desarrollo de todo lo ocurrido, pero es importante señalar que las manifestaciones volvieron a las esquinas del Congreso, que hubo cacerolazos en distintos barrios y que, por la noche, hubo protestas que se dirigieron hasta la Casa Rosada.

Lo que sigue es incierto, pero una cosa es clara: las calles volverán a ser el escenario de esta lucha y la resistencia siguirá viva.

Cacerolazos en Congreso y Plaza de Mayo. Videos: parte de la cobertura en tiempo real realizada en el canal de Telegram de Indymedia Argentina https://t.me/IndymediaArgentina

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