El proceso electoral en curso es una muestra palpable de la descomposición del sistema de partidos y de las formas de la representación tradicional.

Polarización, fragmentación, nacionalización de comicios locales. La crisis adelanta los procesos y todo se acelera.
Guy Debord, filósofo, escritor y cineasta, describió en su libro La sociedad del espectáculo, el proceso por el cual en la sociedad moderna “todo lo que alguna vez fue vivido directamente se ha convertido en mera representación”. Es decir cuando la vida social auténtica se ha sustituido por imágenes. Así el espectáculo es la imagen invertida de la sociedad, cuando las relaciones entre mercancías suplantan a las relaciones entre personas.
¿Cuántos de estos enunciados del filósofo Debord pueden encontrarse en la actualidad política de este proceso electoral? En el que no hay debates ni propuestas, solo disputas de poder expresado en las imágenes de los candidatos.
Contexto.
Hace un par de semanas atrás desde esta misma columna afirmábamos que “Las movilizaciones y las disputas parlamentarias ganaron espacio en el marco del conjunto de “errores no forzados” del gobierno, de una situación económica que esta encendiendo alarmas tanto entre los gurúes de la city como en el empresariado”. En este contexto las relaciones con el FMI, y las incongruencias en las declaraciones del presidente, del ministro de economía y de funcionarios del organismo, no han hecho más que confundir y generar incertidumbre, se conoce el monto pero no las condicionalidades. Ahora debiéramos agregar la conmoción mundial por la política arancelaria de Donald Trump y su impacto en el país, la derrota en el Senado por la designación de los jueces, en diputados por la aprobación de la comisión investigadora por la estafa en el criptogate y el fiasco del fallido encuentro del presidente Milei con el presidente Trump. Pareciera como que las fuerzas del cielo le están jugando en contra. Milei y su gobierno ya no son lo que eran.
Este es el marco general -que también muestra que los movimientos políticos surgidos de la crisis del 2001, kirchnerismo y macrismo, dan señales de agotamiento- en que da inicio este proceso de renovación parlamentaria.
Los resultados electorales de las presidenciales del 2023 patearon el tablero y están en la base de la crisis política que atraviesa al sistema de partidos y las formas más tradicionales de representación ya, muy debilitadas desde el 2001. Que los resultados de comicios locales, cuyo mayor interés está centrado en las legislaturas de Ciudad y Provincia de Buenos Aires, se proyecten sobre las elecciones de octubre próximo, o que en ellos estén en juego el futuro de figuras como Mauricio Macri y Cristina Fernández, es algo más que un síntoma de la crisis política en curso. Expresa la descomposición del sistema de partidos (principal acervo político del gobierno frente a una oposición sin rumbo).
Cambio de escenario.
El escenario de tres tercios del 2023 cambió y ahora estamos frente a un escenario inédito. Muy polarizado por un lado y muy fragmentado por el otro. En CABA predomina la polarización a tres (PJ, LLA y PRO) junto con la dispersión del voto. En Prov. de Buenos Aires domina la polarización entre peronismo y libertarios, pero el centro de la atención está puesto en la disputa entre el kirchnerismo puro de Cristina Fernández y el neokirschnerismo de Axel Kicillof.
Finalmente luego de largos cabildeos las elecciones se adelantarán (algo que han hecho ya seis distritos: CABA, Chaco, Jujuy, Salta, Santa Fe y San Luis). No hubo aquí una confrontación ideológica ni programática, solo una disputa por las formas, no por el contenido. Claro que por debajo está en juego el liderazgo del PJ y el posicionamiento hacia el 2027. Al cierre de esta nota pareciera que CFK sería candidata a diputada provincial por la 3ra. Sección electoral, mientras que por la 1ra. iría Sergio Massa. Si esto se concreta veremos cómo se traduce en la composición de las listas de diputados y concejales que revelarán un juego de equilibrio entre las dos tendencias. El carisma, la conveniencia y el disciplinamiento, cuentan aquí más que la ideología y la trayectoria de los candidatos.
Desapego.
Todo esto que protagonizan en las alturas las cúpulas partidarias se muestra totalmente alejado de las preocupaciones de trabajadores y sectores populares, frente a una crisis que no les da respiro, un rebrote inflacionario que los empobrece más aún, y el temor a caer en la desocupación. La situación internacional no hace más que agudizar la incertidumbre reinante. Las grandes mayorías sienten un desapego creciente por la política, mientras que los sectores más politizados no entienden que está pasando, que se discute y que consecuencias traerá este internismo exacerbado. Más aún cuando presienten la posibilidad del regreso de candidaturas testimoniales.
El saldo provisorio de estos dos meses es por un lado que el movimiento político más importante de las últimas dos décadas está al borde de la fractura, por el otro que la pérdida de identidad del macrismo lo ha puesto al borde de su disolución. Mientras que la fragmentación de la derecha y ultraderecha deja abierta la posibilidad para un triunfo del peronismo en CABA.
Incertidumbre.
Todo abre interrogantes. ¿Qué podría pasar si ante un peronismo unido el gobierno pierde las elecciones en octubre? Por el contrario ¿qué pasaría si en el peronismo se consolida la fractura? ¿La izquierda o quién capitalizaría esta crisis? No puede descartarse que LLA salga bien parada de estas elecciones, que el oficialismo las plantea como un plebiscito. En este caso no hay dudas que los próximos dos años avanzarán sobre las reformas estructurales pendiente y el país habrá dado una vuelta de campana. Mientras tanto, ¿alguien piensa en cómo salir de la crisis económico-social en curso?
Cuando esta nota sea publicada ya se habrá realizado otro miércoles de los jubilados, con el acompañamiento de las centrales obreras y múltiples formas de organización popular, con lo que dará inicio el paro general de 36hs. Veremos qué saldo y qué perspectivas deja teniendo en el horizonte cercano la anunciada marcha obrera del próximo 1° de Mayo.
Ya nada es como venía siendo.
Eduardo Lucita es integrante de EDI (Economistas de Izquierda)