Desde la Amazonía… (2da parte)

Desde la Amazonía… (2da parte)

“La partícula cósmica que navega en mi sangre es un mundo infinito de fuerzas siderales. Vino a mí tras un largo camino de milenios cuando aún era arena para los pies del aire”, decía Atahualpa Yupanqui en el poema “Tiempo del hombre”. Somos partícula cósmica, somos universo, cielo y tierra. Como seres humanos nos hemos olvidado y hemos abandonado y corrompido el acuerdo tanto con el cielo como con la tierra. Como seres humanos venimos siendo el peor virus depredador para nuestra querida Pacha: contaminando suelos, ríos, mares, depredando animales, especies y montes. Durante años venimos siendo el coronavirus que devasta a diestra y siniestra. Hemos contaminado el aire y ahora el virus nos depreda los pulmones. Estamos cosechando lo que sembramos, estamos viviendo lo que merecemos. Estamos y existimos en el plano de la naturaleza, y como bien dice el dicho:
La naturaleza nunca perdona.
El hombre sólo a veces.
Y Dios siempre.

Cuando se desata un tsunami o viene un terremoto, mueren tanto justos como corruptos, buenos como malos, chicos como adultos. La misericordia sólo es una cualidad en el plano divino, y Dios, en su infinita misericordia, todo lo perdona. Estamos en tiempos previos a la Pascua, y Jesús desde su cruz pidió por sus verdugos: “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen.” La misericordia es lo último que nos queda cuando lo hemos perdido todo, cuando nada ya tenemos y nada queda por hacer. Jesús mismo a sus discípulos les mandó “Lleven el Evangelio a toda la creación.” Como bien verán, no sólo al hombre, sino a toda la creación.
Este virus pone en jaque nuestra salud, nos invade, nos infecta, pone a prueba nuestro sistema inmunológico. Paradójicamente el sistema inmune es el encargado de realizar un discernimiento, para ver qué deja pasar y qué no deja pasar, discernir y detectar lo nocivo para nuestra integridad. Discernir es esa capacidad de discriminar entre lo sano y lo no sano, entre lo posible y lo no posible, entre lo bueno y lo malo. El discernimiento es de por sí una cualidad tanto de lo biológico como de lo espiritual. En el camino espiritual y en todas las tradiciones espirituales del mundo es importante tener la cualidad del discernimiento para confrontar y dilucidar. En el mundo espiritual muchos son los espíritus que aparentemente son benefactores o provienen de la luz y después nos desayunamos que no era tan así. (En relación a este punto sugiero ver la película de Martín Scorsece, “La última tentación de Cristo”)
El sistema autoinmune tiene mucho que ver con los límites y las fronteras. La humanidad se pasó de la raya al ser la principal depredadora de esta Pacha. Quebró un límite, y ahora el coronavirus nos viene a poner un límite: no besarás, no tocarás, no saldrás, te encerrarás.
Así vemos como también en el Libro del Apocalipsis de San Juan que se exilió en la Isla de Patmos, en forma visionaria escribió el Libro de la Revelación. Y en uno de sus versículos habla que en medio de la batalla final de los tiempos entre la Virgen y el Dragón, la tierra vino en auxilio de la Virgen: la Tierra abrió sus fauces para tragar el vómito del dragón.
Por otro lado, podemos ver la actitud de Donald Trump, preocupado por terminar el muro en la frontera con México, y no tomando determinaciones para frenar el contagio de la población, como si el coronavirus se disfrazara de mexicanos para entrar, cuánta necedad…
Observemos que “coronavirus”, implica corona, algo distintivo, una capacidad, un poder, una sabiduría, una jerarquía, y un privilegio. La corona alude a lo alto, al cielo, a lo superior, al privilegio. Lema popular entre los chicos: “Este tiene coronita”. ¿Qué significará este término para nosotros, en este momento?
Y para ir cerrando vuelvo a reiterar: estamos cosechando lo que sembramos. Me despido de todos ustedes y vuelvo a Don Atahualpa: “Me interno en lo profundo del bosque para hablar con las hojas y me dan sus mensajes las raíces secretas y así voy por la vida al amparo del que camina conmigo.”

Sacha Domenech, Santo Tomás, Loreto, Perú, 26 de Marzo de 2020.

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