Melody Barrera fue asesinada en Mendoza el sábado de madrugada con al menos seis disparos ejecutados desde un vehículo. Tenía 27 años, ejercía el trabajo sexual y encontraron su cuerpo en una de las “zonas rojas” del Gran Mendoza que linda entre Guaymallén y Capital.
Por Penélope Moro.
La causa se investiga y lleva la carátula de “travesticidio”, según confirmaron a Presentes desde la Fiscalía Nº 8 de Guaymallé. Esto da esperanzas al colectivo travesti y trans de Mendoza, atravesado por el dolor, ya que es un gesto de “reconocer nuestras muertes”.
“Nos está costando muchísimo llegar a la familia de Melody”, dijo a Presentes Lana Martínez, activista de “Inclusión para viviendas trans”. Desde el momento en que se enteró junto sus compañeras del asesinato de Melody intentan, de la mano de otras colectivas, vincularse con amigxs y familiares para brindarles su colaboración en el reclamo de justicia.
Melody no tuvo acercamientos previos a la militancia trans, pero las chicas la habían visto varias veces en una de las zonas rojas. “Se ve que se manejaba como podía”, expresa Lana quien también trata de hilar los acontecimientos que derivaron en el crimen de odio la madrugada del 29 de agosto.
“¿Sabés qué pasa? Pasa que muchas de nosotras no tenemos casa, vivimos de prestado y ahora con la pandemia vamos de aquí para allá por los desalojos. No se sabe mucho de nosotras, y menos de las pibas que no logran reinsertarse colectivamente”, explica la activista en plena tarde de zozobra por la nueva pérdida de una compañera y frente a la incertidumbre de cómo darle forma al reclamo.
La intención era manifestarse en el KM0 de la capital mendocina bajo estricto protocolo de distanciamiento social con la consigna “No queremos más Melodys. Fue travesticidio” aunque la ausencia de diálogo con la familia y el avance del covid-19 en la provincia las deja un poco “stand by” en la organización de la que igualmente están decididas a no claudicar.
Travesticidio
Las activistas y trabajadoras sexuales con las que dialogó Presentes temen que el asesinato de Melody Barrera “pase desapercibido” como ocurre habitualmente con los crímenes de odio y las continuas violaciones a derechos humanos de personas trans en la provincia cuyana.
Sin embargo, aparece un dato auspicioso y es que la investigación a cargo de la Dra. Andrea Lazo, de la Fiscalía Nº 8 de Guaymallén, ya calificó la causa como “travesticidio”, por lo que se estima que la investigación será abordada desde la perspectiva de género.
Al menos así lo indica el Artículo 80 Inciso 4 del Código Penal, cuyo antecedente ejemplar fue la condena a perpetua que recibió en 2018 Gabriel Marino, coautor “del delito de homicidio agravado por odio a la identidad de género” contra la referente por los derechos LGBTIQ+ Amancay Diana Sacayán.
Si bien desde la Fiscalía de Lazo no se han cedido detalles de la investigación, se informó que se están tomando medidas y la confirmación la carátula de la causa como “travesticidio”.
Un varón que se dio a la fuga
El sitio donde encontraron a Melody alrededor de las cuatro de la mañana es urbano y poblado, linda con una especie de autopista, justo en la intersección de Costanera y Correa Saá, sobre la zona este.
Las cámaras de seguridad diseminadas por la ciudad y los departamentos aledaños son, hasta el momento, las únicas testigos de los seis disparos que impactaron en el cuerpo de Melody. Según el Cuerpo Médico Forense, la mayoría de los balazos dieron de lleno en el tórax y la muerte fue inmediata. Otro tanto de vainas servidas calibre 9 milímetros fueron halladas en el lugar de la agresión por la Policía Científica.
Si bien hasta el momento no se oficializaron detenciones, las primeras pericias señalan que los disparos fueron efectuados desde la ventanilla de un vehículo por un varón que luego de acribillar a Melody se dio a la fuga.
Para Uma Daniela Flores, del “Movimiento por la Inclusión Travesti y Trans”, el hecho de que se esté teniendo en cuenta la figura del “travesticidio” en la causa “es importante porque por primera vez desde la justicia se nombran nuestras muertes. Esperamos que lo mantengan”.
Un Estado ausente en plena pandemia
La pandemia llegó para recrudecer la violencia contra las personas trans, especialmente con las que tienen que salir a la calle a ganarse el día. Es decir, más del 90 por ciento de la población total.
No hay DNU, IFE, bolsón de comida, barbijo que salve del odio criminal a las chicas trans. “Muchísimas viven en la informalidad absoluta, hay ausencia de herramientas legales para que hagan valer sus derechos”, explicó Uma y agregó que los desalojos son la gran carga de esta pandemia para el sector.
“No tenemos plata para pagar alquiler, volvemos al hacinamiento, a nuestras casas familiares de las que habíamos salido para escapar de la violencia, volvemos a la oscuridad de la calle, ahora en soledad, al sometimiento”, relató.
Las redes de contención entre las trans que ejercen la prostitución son más afectivas que pragmáticas. “Nos ayudamos como podemos, ahora sufrimos una doble o triple exposición al peligro. Ninguna está a salvo”.
Las alternativas para seguir trabajando en pandemia bajo condiciones de mayor seguridad son para unas pocas. Lo hacen en “modo escort”, mediante videollamadas o selección de clientes de su confianza. Pero no todas pueden acceder a esta modalidad con mayor status: “porque eso implica someterse a cirugías carísimas para llegar a cuerpos hegemónicos que satisfagan la demanda y terminan cayendo en prácticas `médicas` clandestinas, otra forma de travesticidio.
Mientras decenas de proyectos inclusivos giran a su alrededor, la falta de acceso a la salud, la imposibilidad de gozar derechos laborales, el hostigamiento policial, los acosos de proxenetas, una sociedad formada para expulsar y la ausencia de Estado para cientas como Melody, son la cotidianidad y las principales armas travesticidas que enfrentan.
Hacia el final de charla, resuenan los deseos de Uma y Lana para que la causa avance como “travesticidio”: que el eco que deja Melody sirva en Mendoza para nombrar por primera vez estas muertes siempre silenciadas.