No sale Buscarolo
En mayo de 2017, en Villa Tesei, Pdo de Hurlingham, provincia de Buenos Aires, el subcomisario de la policía Federal Argentina José Ernesto Buscarolo asesinó con su reglamentaria a Iago Ávalos, un pibe de 17 años al que persiguió y fusiló por haber hurtado cuatro tazas de las ruedas de su vehículo estacionado.
Hace justo un año, un jurado denominado “popular”, lo premiaba con una condena absurda a 5 años de prisión, disfrazando de homicidio culposo un emblemático caso de gatillo fácil. Entre el apogeo de la doctrina Chocobar y los estertores del gobierno macrista, un nuevo crimen de estado se escondía con un macabro eufemismo. Como si disparar varias veces sobre la cabina de un vehículo en movimiento fuera una muerte no deseada por el policía. Una vez más la impunidad...