La segunda guerra fría empieza con empresarios presos
En la torre de Catalinas Norte donde diez años atrás Roberto Baratta recogía bolsos con dinero se resisten a creer que todo sea parte de una confabulación. Confían en que la Cámara Federal no va a ordenar la prisión preventiva de Paolo Rocca y que, incluso si lo hace, lo eximiría en el mismo acto de quedar detenido como hizo el juez Claudio Bonadío con su mano derecha, Luis Betnaza. Pero el resto del empresariado empieza a sospechar que el dueño del gigante siderúrgico Techint puede convertirse en un rehén de la segunda guerra fría que libra Estados Unidos, esta vez con China. Una guerra que Mauricio Macri creyó distendida gracias a sus buenos oficios diplomáticos durante la cumbre del G20 pero que volvió a tensarse dramáticamente el jueves, menos de una semana después de...