Gabriela Mansilla, mamá de Luana, la primera niña trans en obtener su DNI con género autopercibido, reflexionó acerca de las niñeces travestis-trans y la invisibilización por parte del sistema educativo y del Estado. Laura Taffetani, integrante de la Fundación Pelota de Trapo, habló del festejo comercial del Día de las Infancias mientras que en Argentina más de la mitad de los niños y niñas crecen en familias pobres. Ambas pasaron por el programa radial Hasta que vuelvan los abrazos, de La Retaguardia y Radio Sur.
Entrevista: Julián Bouvier/Nicolás Rosales. Redacción: Julián Bouvier/Nicolás Rosales. Edición: Pedro Ramírez Otero
El Día de las Infancias tiene por lo general un fin de festejo con una fuerte impronta mercantil y de consumo. Los juguetes como objetos garantes de felicidad se instalan a través de las publicidades en las calles, comercios e incluso en los medios. Sin embargo, existen otras realidades y miradas poco reflejadas en los medios tradicionales de comunicación.
Niñeces trans
Gabriela Mansilla, la mamá de Luana, la primera niña trans en obtener su DNI con género autopercibido, describió cómo viven, desde su mirada, las niñeces hoy en nuestro país. “Las infancias resisten y padecen este mundo. Esta sociedad y este sistema capitalista. De hecho el famoso ‘Día del Niño’ es una fecha comercial, donde tenemos que salir a gastar lo que no tenemos. Y me pregunto si con estos índices de pobreza que hay en el país, todos los niños y niñas van a recibir algún regalo. Seguimos reproduciendo además las lógicas de la cocinita rosa para la nena y el superhéroe para el campeón azul. Y vale destacar que no en todos los lugares donde se comercializa, se habla de ‘Día de la Niñez’. ¿Qué hacemos con esas niñeces? ¿Cuán estructuradas están nuestras niñeces en estereotipos de género? ¿Cuántas voces se están escuchando? Yo creo que todavía no tienen ningún lugar las niñeces”, dijo.
La presidenta de la Asociación Civil Infancias Libres se refirió también al funcionamiento del sistema educativo. “Las niñeces también padecen la educación. Tanto las niñeces trans, travestis, como las cis género. Tenemos una educación que no está encuadrada en la realidad actual. Ya ha caducado, quedó en el pasado. Ni siquiera teniendo hace 15 años (desde 2006) la Ley de Educación Sexual Integral se puede trabajar con esa perspectiva. Hay una resistencia enorme que viene de los sectores más conservadores, pero que también bajan desde el Estado. Hay una decisión de no ampliar la mirada. Y es muy peligroso, porque la escuela no solo tiene que alojar y albergar a las niñeces travestis, trans, no binarias, sino que también tiene que educar a la sociedad que después las mata, las castiga constantemente, planteó. Y remarcó que a pesar de las leyes y los cambios logrados en el sistema educativo, las modificaciones no se llevan a cabo en todas las instituciones. “Hay excepciones de docentes copados y copadas, pero no son la regla. La escuela sigue expulsando y replicando la misma violencia, de más de 100 años atrás. Sería bueno que toda la sociedad reclame eso, y todavía no sucede. Solo lo hacemos los sectores más perjudicados. Y quizá nos ponen un parche, como si fuese que nuestras niñeces se desprenden de lo normal y hay que atender esa urgencia porque no les queda otra. No se toma a la infancia ni a la diversidad como parte de la raza humana, sino como ‘algo’ que se desprende y que jode atenderlo. Es una sociedad que a través de la educación que tiene y de la cultura que se replica, ha naturalizado tanto las violencias que no las podemos detectar, todavía”, agregó Mansilla.
La autora de “Yo nena, yo princesa”, el libro que relata la historia de su hija Luana, habló de las dificultades que se encuentran a la hora de aplicarla ESI en las escuelas. “No tiene que ser más la voluntad de la Dirección de la escuela. Esto tiene que ser a nivel nacional. Tiene que salir del Ministerio de Educación de la Nación y del Ministerio de Educación de cada provincia. Tiene que ser una normativa, tener un contenido que les aloje, porque las niñeces travestis-trans ya están en el aula, y no pueden esperar más. No hay nada para ellas. Tenemos la Ley de Identidad de Género, pero en el 65% de las escuelas públicas y privadas del país no conocen la ley o no la saben aplicar. Y si quieren aplicarla, se encuentran con un montón de obstáculos para poder hacerlo. Entonces no hacen nada. El año pasado tuve reuniones con el ministro de educación Nicolás Trotta. Le hemos presentado todo el trabajo que realizamos en Infancias Libres, todos los cuadernillos, libros, láminas, todo lo que hemos realizado autogestivamente, y todavía estamos esperando que lo vuelquen en algo. Todo este tiempo, esta burocracia, es la vida de nuestros hijos e hijas. Es la vida de niñeces que evidentemente importan menos que el resto. Es lo que dice siempre la comunidad travesti-trans: ‘Hay vidas que importan y vidas que no’. Estas vidas les vienen a incomodar y a obligar a pensar otra estrategia, y se están tomando un tiempo difícil de sostener. Es muy doloroso”, dijo. Y contó cómo transita Luana educación en la escuela secundaria: “Mi hija sostiene estar en una clase con un contenido biologicista, un contenido que la expulsa y la violenta. Y lo puede seguir haciendo porque estoy yo acá al lado. Pero pensemos en otras niñeces trans-travestis que no tengan familia, o que no lo pueden decir. La escuela tiene que poder decir: ‘si tu familia no se da cuenta o no te acompaña, nosotres te vamos a acompañar y vamos a intentar trabajar con tu familia, y te vamos a proteger en aula, para que nadie se burle de vos’. Eso todavía no está sucediendo. Y esto implica calidad de vida. Porque todo lo que padecen ahora lo van a acarrear por el resto de sus vidas. Porque son daños, mochilas. Mi hija todavía recuerda cuando la hicieron actuar de mono y ella quería ser bailarina. Y dice siempre que fue el peor día de su vida. Esto se ve en la película que saldrá en septiembre, inspirada en el libro ‘Yo nena, yo princesa’. Lo único que suaviza esos dolores es que fuimos construyendo y gestionando momentos y recuerdos hermosos”.
Mansilla festejó los avances que ha impulsado la comunidad travesti-trans con la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Diana Sacayán-Lohana Berkins. A su vez, planteó una necesidad a la hora de la aplicación: “Si vos no le das formación al contexto, Luanita puede elegir cualquier actividad a desarrollar. Pero, ¿lo podrá hacer en cualquier contexto? Porque más allá de la elección individual, hoy un montón de compañeros y compañeras travesti-trans están padeciendo el cupo laboral, porque están en un lugar donde ninguna práctica se ha modificado y donde no hay capacitación para el resto de las personas que están trabajando con elles. Si no se modifica la cultura y la sociedad misma, los sueños van a quedar en eso. En sueños. Mañana mi hija va a soñar con ser actriz o profesora de matemática, como desea, y va a tener que subirse a un bondi y padecer todas las violencias para llegar al laburo o para ir a estudiar. Para una travesti del conurbano, por ejemplo, es difícil cumplir sus sueños, porque no depende solamente del sueño individual, hay que tener derechos garantizados para ese sueño. Un contexto garantizado, que la sostenga y que pueda permanecer. Hoy tienen que padecer y permanecer en la escuela”, dijo. Y continuó: “Luanita recién está en segundo año de la escuela secundaria. Imaginate que cuando eligió su nombre, tenía 4 años. Hoy tiene 14 y estamos exigiendo lo mismo que hace diez años atrás. Y cuando pasen otros diez años, mi hija va a tener 24 años. ¿Vamos a estar exigiendo lo mismo? ¿Que haya corporalidades trans-travestis en una lámina, en un libro? ¿Que haya historicidad travesti-trans dentro de la escuela? Luanita no llega a la escuela porque sí. No se la puede descontextualizar de su propia comunidad e insertar a un sistema que ya está. Y que se jacta de ser inclusivo sin dejar de meterte en un casillero donde no entrás. No es una niña más. Las niñeces travesti-trans no tienen legitimación hoy en el sistema educativo. El modelo binario no se rompe. Entonces los compañeritos y compañeritas de esa niñez travesti-trans, están recibiendo una educación que te dice que ese cuerpo está equivocado, que no es real, que está esta excepción que tenemos en el aula, pero que es solo una excepción. ¿Cómo se van a relacionar? ¿Cómo van a amar? ¿Cómo van a vincularse con un cuerpo que es un fantasma dentro de la escuela? Porque lo que la escuela no legitima y no enseña, al resto de la sociedad no le importa. Y queda a voluntad si te quieren respetar o no. Entonces es muy difícil cumplir sus sueños”.
Además, la activista celebró que haya compañeras travestis integrando listas electorales: “¡Qué ejemplo para Lulú y para toda la comunidad de niñeces y adolescencias travesti-trans que haya diputadas, senadoras, que lleguen al Congreso! Eso sí me esperanza. Porque ahí ya no tienen que pensarlas, ahí ellas tendrían voz”, sostuvo. Por otro lado, Mansilla recordó que desde que Luana recibió el documento con su género autopercibido, en 2013, al día de hoy hay muy pocos avances en cuanto a políticas concretas. “Hay miles de DNI desde ese día. Pero es solo eso. Hoy en Infancias Libres recibimos llamados de montón de familias que solo quieren tramitarles el DNI, sin pensar que esto es una batalla cultural. Pareciera que tener el documento te va a prevenir de todo el tipo de violencias que se sufren”, contó. Y destacó que está muy contenta con el nuevo decreto del DNI para personas no binarias. “Se que falta un montón. Se que las personas no son una X, mi hija tampoco es una X. Pero esto también lo tenía la Ley de Identidad de Género. Cuando solo era binaria y también reclamábamos ese avance. Pero esto es una apertura e invita a que se interpelen todos los espacios. La deuda que tiene el Estado es muy grande, queremos que resuelvan las cosas ahora. Es la vida de mi hija. Como mamá he hecho más que lo que ha hecho cualquier gobierno o institución. Me la pasé durante diez años de mi vida, recorriendo el país entero, capacitando, formando, dando talleres. Escribiendo el libro, generando herramientas, contenido. Eso lo tendría que haber hecho el Estado. Es como le dije al ministro de Educación: ‘Yo no tengo que ir formando docentes, como mamá. Tienen que hacerlo ustedes’. Yo debería estar con mis hijes, disfrutando de los derechos que tienen que tener les niñes”.
La mamá de Luana explicó qué significa para ella el “Día de las Infancias”: “Yo le resisto a este día comercial. Pienso que celebrar la niñez tiene que ver con darle a las niñeces todos los días un lugar de protagonismo, no solo cada tercer domingo de agosto. Libres de estereotipos, libres de casilleros, de etiquetas. Basta de depositar todas nuestras expectativas y decirles cómo tienen que manejarse, qué es lo que tienen que hacer, con quién tienen que jugar o con qué. Les tenemos que dar la libertad de ser quien son. Eso les va a dar una mejor calidad de vida”.
La niñez y las desigualdades sociales
Por su parte Laura Taffetani, abogada e integrante de la Fundación Pelota de Trapo y de la Gremial de Abogados y Abogadas reflexionó acerca de las infancias, los derechos y las desigualdades sociales. “Ante la actual situación que se vive, nosotros volvemos a sostener desde la fundación que el hambre es un crimen. Porque la desigualdad que se da en un país tan rico en pan como el nuestro es inadmisible. Podríamos tener una infancia absolutamente diferente, con padres y madres que tengan trabajo. Todo tiene que ver con la voluntad política de qué infancia se quiere como país, y esto es lo que en la Argentina duele, porque a pesar de la riqueza más de la mitad de nuestros niños y niñas se encuentran en situación de pobreza. Hay una naturalización de la desigualdad y se hace muy difícil hablar de derechos cuando existe una desigualdad tan profunda. La pregunta que queda es qué vamos a hacer los adultos con esto, porque el futuro depende de cómo en el hoy empezamos a construir otra idea de país en el que todas las infancias puedan ingresar. Los niños y niñas no han podido vivenciar otro cosa que no sea la sobrevivencia”, dijo.
“Lamentablemente en nuestro país la fecha elegida para el festejo ha sido en base al comercio. El camino que deberíamos elegir es un país pensado en clave infancia. Tenemos que reclamar el derecho legítimo por una infancia con más derechos, con la capacidad inmensa que tienen de soñar los niñas y niñas que después se las destrozamos en la primaria”, sostuvo.
Taffetani se refirió a la baja de edad de imputabilidad, un debate que está siempre presente pero aparece sobre todo en época electoral. “Respecto a la edad que considera a cada pibe o piba responsable de sus actos cada país hace lo que quiere, eso es algo arbitrario. Pero cuando se establece una edad, también se establece una edad de fracaso en las políticas que se deberían haber establecido previamente. Esto no ha resuelto nada, no ha dado resultados. El problema de la delincuencia organizada y la seguridad en los barrios es algo estructural, no es algo de los pibes y las pibas. El problema verdadero y de fondo es que los barrios se convirtieron en cárceles a cielo abierto”, planteó.
“Hoy en día la niñez no está en la agenda política. Esto se refleja en los presupuestos de cualquier jurisdicción en sus áreas de infancias, no hay políticas reales y existe una gran disparidad en los discursos”, finalizó la abogada.
Fuente: http://www.laretaguardia.com.ar/2021/08/Dia-de-Infancias.html