Causa “El Vesubio”: Comenzó el tercer tramo

En la misma se juzgará el homicidio de 50 personas, la tortura y privación ilegítima de la libertad de otras 370. Los represores acusados de delitos de crímenes de lesa humanidad son seis ex miembros del Servicio Penitenciario Federal: Olegario“Kawasaki” Domínguez, Milcíades Loza, alias “Kolynos, Hugo Rodríguez, Florencio Gonceski, Roberto Aguirre, Eduardo David Lugo, y dos ex militares: David Cabrera Rojo y Humberto Eduardo Cubas.

El Vesubio

Fue un centro clandestino de detención del Servicio Penitenciario Federal, ubicado en Avenida Ricchieri y Camino de Cintura, La Matanza. Funcionó a partir de abril de 1976 hasta noviembre de 1978. Formaba parte el circuito represivo del Primer Cuerpo del Ejército, a cargo de Suárez Mason y Durán Sáenz.

Cerca de 2.500 detenidos pasaron por El Vesubio de los cuales sobrevivieron muy pocos. Según sobrevivientes fue un “chupadero táctico”, es decir, un lugar de primer destino luego del secuestro en donde se producían las primeras torturas e interrogatorios y en base a eso se tomaba la decisión acerca del destino de los prisioneros. La liberación, el traslado a un “chupadero de alojamiento”, o la muerte.

El Vesubio reunió a represores de todas las fuerzas militares y de seguridad, cumpliendo la función de guardias, torturadores y secuestradores. Miembros del Servicio Penitenciario Federal, la Policía Federal, la Policía de la provincia de Buenos Aires, el Ejército, la Aeronáutica, la Prefectura y la Gendarmería Nacional. También actuaron cumpliendo distintas funciones civiles que colaboraron con las fuerzas represivas.

La causa

El primer tramo de la causa por los delitos cometidos en El Vesubio culminó en septiembre de 2011. Fueron condenados a prisión perpetua el general Héctor Humberto Gamen y el coronel Hugo Idelbrando Pascarelli, mientras cinco ex miembros del Servicio Penitenciario recibieron penas de entre 18 y 22 años y medio. Luego, en el veredicto de “Vesubio II” de diciembre de 2014, recibieron perpetua los represores Jorge Raúl Crespi, Néstor Cendón, Gustavo «El Francés» Caccivio y Federico Minicucci.

El tercer tramo comenzó a principios de noviembre y se juzgará el homicidio de 50 personas y la tortura y privación ilegítima de la libertad de otras 370. Entre las víctimas se encuentran los escritores Héctor Germán Oesterheld, Haroldo Conti, el cineasta Raymundo Gleyzer y la ciudadana alemana Elizabeth Käsemann.

Los represores que se juzgarán son seis ex miembros del Servicio Penitenciario Federal y dos ex militares por crímenes de lesa humanidad: Olegario “Kawasaki” Domínguez era guardia del Centro clandestino El Vesubio, a la vez que aseguraba la aplicación de torturas y el posterior homicidio de quienes tuvieron tal destino. Está acusado por secuestros, torturas y torturas seguidas de muerte cometidos contra 140 víctimas. El juez federal, Daniel Rafecas, ordena su detención el 25 de agosto de 2017 en Sáenz Peña, luego lo trasladan hasta la Unidad Penitenciaria 7, de Resistencia. Pero en octubre de 2018 por resolución firmada por los camaristas Néstor Costabel, María Gabriela López Iñiguez y Adriana Palliotti le otorgan la prisión domiciliaria en su casa del barrio Villa Don Alberto, en Resistencia.

Milcíades Loza, alias “Kolynos”, fue un suboficial penitenciario que era mano derecha de “Juan Carlos”, el jefe de una de las tres guardias rotativas que cumplían turnos de 24 horas de trabajo y 48 de descanso. Los sobrevivientes recuerdan a “Kolynos” como un torturador sádico: a Daniel Ciuffo lo golpeó con un caño, a Juan Marcelo Guinar le obligó a comer sus propios excrementos, y en una oportunidad, a Gabriel García, lo castigaba cada vez que la radio daba la hora.

Hugo Rodríguez, Adjutor del Servicio Penitenciario. Los ex detenidos del centro lo recuerdan por su nombre de guerra, “Techo”, y lo señalan como el jefe de una de las guardias, con varios guardias a su cargo. La sobreviviente María Susana Reyes recordó que “Techo” la hizo atender por un médico y no apareció más. A Luis Pérez, desaparecido, lo mataron a golpes entre “El Paraguayo” y “Techo” porque deliraba después de las torturas, según el relato de un secuestrado. Al día siguiente, se sentía un olor a goma quemada y desde la guardia escuchó el comentario de que habían incinerado su cadáver.

A Florencio Gonceski quienes estuvieron cautivos en el Vesubio lo recuerdan como “Garrincha”.

Roberto Aguirre (alias Aguilar) Fierro, guardia.

Eduardo David Lugo, que era jefe de la seguridad externa del centro clandestino, goza de arresto domiciliario en su casa de Ezeiza.

Los militares David Cabrera Rojo y Humberto Eduardo Cubas quien figura detenido en el 2015 cuando concurría a votar. Cabe señalar que el ex teniente primero Serapio Eduardo del Río fue apartado del proceso por problemas médicos, en tanto que el ex cabo Oscar Alberto Pirchio falleció recientemente por lo que se declaró extinta la acción penal en su contra.

Graves demoras y postergaciones en el juicio Vesubio 3

La Comisión Vesubio y Puente 12, conformada por Familiares y sobrevivientes del terrorismo de estado en los centros clandestinos Vesubio, Puente 12, Comisaría de Monte Grande y la 205, manifiesta su enorme preocupación por las dilaciones para fijar audiencias en el Juicio Oral Vesubio 3. Después de varios años de espera para la realización de la primera audiencia, comenzó el pasado viernes 1° de noviembre y el tribunal dispuso que se celebraran sólo una o dos horas de audiencia por día.

El Testimonio de Genoveva Ares

Genoveva Ares declaró en el Juicio Vesubio 3, el pasado viernes. Relató su participación en la UNLZ como estudiante de Comunicación y militante del Partido Comunista. También la intervención, persecución y detención de más de cien estudiantes de la Universidad de Lomas, algunos de ellos desaparecidos. Genoveva narró las circunstancias de su secuestro, cuando ingresó a su casa con su novio Gabriel García e inmediatamente fueron golpeados. Pudo ver a sus padres amenazados por las armas de los torturadores quienes violentaron y saquearon la casa. Luego los llevaron al Campo de concentración El Vesubio. Los represores tenían información de su legajo universitario, en el cual constaba la solicitud de una beca de estudios en España y también la interrogaban sobre su novio Gabriel García, a quien ella podía escuchar como lo torturaban en la habitación de al lado. Incluso, durante esa sesión de tortura, los represores llevaron a Gabriel García para que la viera. Refirió que a medida que transcurría su interrogatorio, fueron aumentando la intensidad del voltaje de la picana hasta que perdió el conocimiento por haber sufrido un paro cardíaco. Luego sintió que le realizaban maniobras de resucitación, mientras uno de los represores gritaba “dale que se nos va”. La sacaron a la rastra de la sala de tortura y fue ingresada a otra casa, pasando la noche en las “cuchas”.

Relató que al día siguiente fue sometida a una nueva sesión de tortura y, por la noche, la llevaron a una habitación que tenía varias camas y una ventana con celosías, donde le dijeron que sería liberada. Luego la subieron a un auto y la dejaron a una cuadra de su casa, bajo amenaza de que la iban a matar si regresaba a la Universidad de Lomas de Zamora donde estudiaba. Relató que por esa amenaza de muerte, no volvió a la Universidad hasta hace unos años, en que pudo terminar la carrera que cursaba, que en ese entonces era Periodismo. Agregó: “la tortura que viví en ese momento es lo que me acompañó toda la vida, esa tortura es permanente…” Durante mucho tiempo después de haber sido liberados Gabriel y Genoveva, ambas víctimas fueron perseguidas y vigiladas.

Finalmente Ares reconoció que pese a las dilaciones y obstáculos para juzgar a los genocidas, la voluntad de un amplio sector de la población hace posible sentarlos en el banquillo de los acusados para recibir condena.


Fuente: https://www.anred.org/2019/11/24/el-vesubio/

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