Silvio Rodríguez o el necesario canto colectivo
Despacio, las voces del público comienzan a asomar. Es inevitable cantar, como quien silba bajito, los himnos que trae Silvio Rodríguez. Su poesía, sus reivindicaciones, sus recuerdos se entretejen con las historias de quienes ocupan una butaca y forman un solo coro, un grito colectivo, de lucha y de esperanza. Si hay algo claro es que allí nadie tiene el “corazón condicional”.
Tras presentarse en Rosario y en Córdoba, Silvio Rodríguez llegó a Buenos Aires para brindar dos conciertos en el Luna Park y ayer, en Avellaneda, de forma gratuita, como hace tres años lo había hecho en Lugano.
Silvio siempre dice “hay poco que ver” cuando se le grita que no lo ven. Y quizás sea así en alguien que ha hecho de la canción su forma de vida. El mismo Silvio que recorre los...