Julio López
está desaparecido
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Desapareció Susana Ábalo
Por diario el ciudadano - Friday, Apr. 25, 2003 at 3:28 PM

La policía dispuso un amplio dispositivo de búsqueda. El juez Triglia ordenó custodiar las salidas de Rosario. Hoy habrá un acto para repudiar el hecho y anoche estudiantes permanecían en vigilia en la casa de estudios




La víctima. Otro capítulo en la larga cronología de amenazas y agresiones padecidas.
Foto: Enrique Galletto
Susana Ábalo, la militante eclesial de base de Villa Banana que el año pasado fue víctima de tres ataques contra su persona, desapareció ayer sin dejar rastros luego de salir, aparentemente por sus propios medios, de la Facultad de Derecho –ubicada en Moreno entre Córdoba y Santa Fe– poco antes de las 17. Al cierre de esta edición, la policía y el juez de Instrucción Carlos Triglia buscaban a la mujer por distintos puntos de Rosario, sin resultados positivos. Asimismo, el magistrado dispuso el control de todos los accesos a la ciudad.
Teniendo en cuenta la ola de amenazas y ataques sufrida por la militante, hechos que no fueron debidamente esclarecidos todavía, sus compañeros dieron en forma inmediata la voz de alerta y ayer a la tarde comenzó una frenética búsqueda que movilizó a buena parte de la policía, incluidas sus máximas autoridades.
Según pudo saberse en base al testimonio de testigos, poco antes de su desaparición, Ábalo asistía a una clase en la Facultad de Derecho, donde cursa la carrera de abogacía. La militante salió un momento del salón y se dirigió al baño, que está ubicado a unos seis metros del aula. Poco después volvió al salón, donde estaba realizando un trabajo práctico en equipo, y minutos más tarde hizo una seña a la docente para indicarle que volvería a salir. La profesora que estaba en ese momento al frente del curso dijo que la vio abandonar el aula en dirección al local donde está la fotocopiadora de la Facultad, y que luego la perdió de vista.
Un estudiante que se identificó como Mariano señaló que la vio abandonar el edificio de la Facultad poco antes de las 17. Ese es el último dato que se tuvo de Ábalo. Su campera y demás efectos personales quedaron en el salón de la Facultad. Y una vez más, como en cada una de las agresiones anteriores, la gran duda es qué sucedió con la custodia permanente que la acompaña, que ayer estaba con ella.
El hecho movilizó anoche mismo a una amplia red de organizaciones de base, organismos de derechos humanos y agrupaciones estudiantiles. La facultad de Derecho fue tomada por los estudiantes en solidaridad con la militante desaparecida y con la intención de exigir un inmediato esclarecimiento del hecho. Se dispuso además para hoy a las 11 un acto frente a la sede de Derecho en apoyo a la militante y para repudiar lo que se presume como un nuevo ataque. Anoche, una buena cantidad de estudiantes y mlitantes seguía en tensa vigilia, esperando novedades, entre carteles, banderas de las distintas organizaciones y gomas quemadas. El tránsito por calle Moreno entre Córdoba y Santa Fe permanecía cortado.
El testimonio de Mariano fue uno de los más importantes para reconstruir los últimos pasos de Ábalo antes de desaparecer. “Creo que fue poco antes de las 17, aproximadamente las 16.50 cuando la vi salir de la Facultad. Tenía un pañuelo que le cubría la cabeza y parte del rostro. La vi caminar muy apurada. Yo estaba con otros compañeros y nos llamó la atención que salió sin saludar, cosa que nunca hace. Bajó las escaleras de la entrada y se dirigió hacia el lado de calle Santa Fe esquivando un grupo de personas que estaba en la puerta”, relató Mariano, que en ese momento estaba cerca de la puerta, en la mesa de la agrupación política a la que pertenece.
Según señaló el estudiante, frente a la entrada estaba el custodio dentro de su auto, estacionado justo frente al edificio. El punto más confuso del relato de los testigos tiene que ver con la manera en que Ábalo pudo separarse de su custodio.
Poco después de la desaparición, agentes de la Policía Federal requisaron cada rincón de la Facultad. Y luego hicieron lo mismo con perros. Según pudo saberse, uno de los animales siguió el rastro por los mismos lugares que habían indicado los testigos que la vieron salir. Pero ese rastro se pierde en la vereda de enfrente de la casa de estudios, sobre la vereda de la plaza San Martín.

Increíble cronología de atroz impunidad

La historia de los ataques a la militante configura una verdadera cronología de la impunidad. La Justicia sólo logró hasta ahora el procesamiento de la oficial Claudia Mendoza. Todo comenzó el 17 julio de 2002, cuando Ábalo, un compañero de la comunidad cristiana Mensajeros de Jesús, Omar Isern, y el abogado criminólogo Enrique Font recibieron llamados telefónicos extorsivos. El 21 de agosto de 2002 las amenazas se hicieron realidad cuando un hombre y una mujer entraron de noche y por la fuerza a la casa de Ábalo, en Príncipe de Gales al 2800 (Francia y Virasoro), donde la golpearon y vejaron. Luego vino la segunda agresión física: fue la mañana del 10 de octubre de 2002, cuando una mujer la atacó en el baño de la Facultad de Derecho, la golpeó y la tajeó con un bisturí. Pero la cosa no terminó allí: el 3 de diciembre de 2002, desconocidos hicieron estallar una bomba de estruendo en su casa. El explosivo fue arrojado al interior del dormitorio, a través de una ventana, mientras la militante descansaba en su cama.
El 5 de diciembre de 2002 la jueza Elena Sedda indagó a una agente del Servicio Penitenciario como imputada por las agresiones a Ábalo basándose en su parecido físico con el fotofit elaborado. Pero la acusada fue liberada por falta de mérito al poder demostrar que aquel 10 de octubre estuvo en otro lugar lejos de la Facultad de Derecho. El 17 de febrero de 2003 la militante recibió una carta anónima con un mensaje amenazante elaborado con letras recortadas de diarios y revistas. El 12 marzo de 2003, la policía detuvo a la oficial Claudia Beatriz Mendoza como la presunta agresora de Ábalo. El arresto se hizo en base a escuchas telefónicas que incriminarían a la oficial mientras no se descarta la similitud de su fisonomía con el identikit elaborado el año pasado. La jueza Sedda procesó a la oficial Mendoza por el delito de lesiones leves por el ataque ocurrido el 10 de octubre de 2002. La mujer policia fue separada de su cargo en la Brigada de Investigaciones pero resultó excarcelada.

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