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La MaTanZa de CroMañón
Por Colectivo Nuevo Proyecto Histórico -
Monday, May. 16, 2005 at 7:04 AM
correo@colectivonph.com.ar
*** La bronca estalla y los cuerpos resistentes en lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas antagónicos a los dueños del poder.
Colectivo
Nuevo Proyecto Histórico http://www.colectivonph.com.ar El
Kapitalismo Te
Exprime, Te
Encarcela y Te
Asesina. "¡Ibarra,
Chabán, la tienen que pagar!". "Olé
olá, si no hay justicia qué quilombo se va a armar". "No
fue la bengala, no fue el rocanrrol, a los pibes los mató la corrupción". "Yo
sabía que a los asesinos los cuida la policía". "¡Kirchner,
Ibarra, Chabán, culpables por igual!". "¡Oh,
que se vayan todos, que no quede ni uno solo!". Consignas coreadas en la
marcha del primero y tres de enero del 2005, tras los asesinatos
en la disco República de Cromañón.. "Hacen muy bien en no confiar, no confíen en
nadie salvo en ustedes mismos." Presidente
Néstor Kirchner. Reunión con los familiares masacrados en República de Cromañón, 4/1/05. Quieren
Sitiarnos Volvernos Temerosos. Que
Silenciosamente Votemos Tiranos. Quieren
Saciar Voracidades Tremendas. Que
Siniestramente Vendamos Todo. Quieren
Sátrapas Vomitivos, Tramoyas. Quemar
Sonrisas, Voluntades, Talentos. Estrofas del poema colectivo
y anónimo en Construcción permanente QSVT,
volante y afiche
repartido el 20/12/04. (...)
"Estamos en una dictadura del capitalismo, ejecutada por pequeños señores que,
estando en campaña nos prometen cosas muy seductoras, y que cuando llegan al
gobierno actúan como reyes sin coronas, nos reprimen cuando queremos
manifestarnos en
contra de algo que les molesta, tal como si fuésemos sus súbditos, y no el soberano.
Pero creemos que al criticar este sistema, debemos proponer otro como
alternativa. Y para nosotros la alternativa es una democracia participativa horizontal y directa". Asambleistas de Mar del
Plata, 12/04. En pocas semanas, a
los que daban por muerto el Que se Vayan Todos desde página/K, y a los que le
contestaban tirándoles con el pueblo por la cabeza para enterrar a la multitud,
a ambos, se les quemaron los papeles. La vieja dicotomía
entre espontaneidad y organización, entre intelectual analizante y objeto
social a analizar, no sirve para entender como piensa y se mueve la multitud. En el siglo XXI no se
requiere de prensas partidarias como el andamio al costado del encofrado que
edifica la organización popular. Hoy la internet, como
una gran anónima imprenta del siglo XXI, actúa de vínculo material y afectivo
al mismo tiempo. Como canalizador de la catarsis y organizador de la lucha.
Como disparador de iniciativas y ágora de disidencias y acuerdos para la
acción. Ante un
acontecimiento inédito, una vez mas, la multitud
desborda con sus acciones y consignas las previsiones de las viejas
vanguardias. En las marchas los gritos de ira no se hacen esperar: "De Kirchner para abajo no sólo tienen
que renunciar sino que tienen que ir todos presos". Después del 30 de
diciembre en medio del dolor, entre el duelo y la espera, entre un santuario
improvisado y la asamblea, entre la solidaridad y la entrega de los cuerpos que
se apilan en la morgue, nace la lucha. Se actúa como multitud y se la integra
singularmente. No hay dispositivo externo a la propia práctica que pueda conducir
el proceso desatado. Como aquel accionar
destituyente del 20 de diciembre del 2001, como el repudio inmediato a la
ejecución de la planificación criminal del 26 de junio de 2002 en el Puente
Pueyrredón. De igual modo, el 1 y 3 de enero de 2005, ningún organismo previo a
la matanza convocó a los luchadores. Si por izquierda
entendemos una acción destituyente contra el capital-parlamentario que no
demanda el Que Se Vayan Todos para que venga la seguridad y el orden al estilo
Blumberg, entonces, hay que reconocer que la práctica de la multitud volvió a
estar a la izquierda de buena parte de la izquierda partidaria. Sus valientes
militantes, el primero de enero, aturdidos pero alertas, se subordinaron a los
tiempos de la multitud que estaba escribiendo de manera autónoma una nueva
página antisistémica de la historia Argentina. Pero como ninguna lucha comienza
de cero, y nadie está impedido de aprender de sus errores, en esta oportunidad
y por el momento, la porción de la izquierda partidaria que estuvo en las
calles, actuó respetando la autoconducción de la lucha de la multitud. Respetó
su dolor y bajó sus banderas cuando así se lo pidieron los familiares y amigos
de los fallecidos. La coloratura de la
multitud alberga en su seno a las nuevas figuras del trabajo, pero con ella
también se moviliza una porción de la sociedad civil que la expolia. Las dos
coinciden cuando irrumpen en el espacio público, tienen circunstancialmente
objetivos en común, pero son estratégicamente sujetos sociales antagónicos. Nada es mas difícil para el poder que conducir a un sujeto que no
puede representar, que no aspira a ser Uno, a ser estado, a ser pueblo. Y nada
es mas difícil que organizar el poder constituyente de
los muchos diferentes que está en las calles. ¿Quién resolverá el acertijo?
¿Quién dotará de conciencia a los adolescentes? ¿Quién terminará con el estado
que no está para autodepurarse sino para profundizar el genocidio capitalista?
Nadie, absolutamente nadie, está en condiciones de hacer las tares que le
competen a la multitud. Ella, y sólo ella, determinará
hasta donde está dispuesta a llegar. Cuál será el uso que haga de sus nuevas
formas organizativas y cuáles serán los métodos que escoja para obtener
justicia en la tierra. *** El
ocio es mercancía como el trabajo, pero por otros medios. Por mas que el poder
y sus lacayos quieran ningunear la crisis orgánica en la que están
involucrados, la multitud le martilla los tímpanos gritándole el peor de los
insultos posibles: ¡Que se Vayan Todos que no quede ni uno sólo! Los jóvenes, esos
millones que los medios quieren invisibilizar y endemoniar preguntándose porqué
llevan a sus hijos a los recitales, no hacen mas que fingir comprensión
mientras lentamente van transformando a la víctimas en victimarios. Sus
familias que hoy son mas de nueve millones de pobres y
alguna vez integraron la clase media, ahora, son la multitud. El 60 por ciento de
los 15 millones de argentinos de menos de 22 años son pobres. A su vez tres millones
y medio de los niños y adolescentes son indigentes. Un millón de jóvenes no
estudia ni trabaja. La pobreza de los púberes se duplicó en sólo 5 años. Pasó
del 31 por ciento en el ´99 al actual 60 por ciento. Los chupatintas de la
transversalidad nos aleccionan que volvimos a un país normal ¿Pero acaso que
creían que era un país capitalista normal? ¿Cómo entienden que el capitalismo
salió de su crisis mas terrible sino con una
acumulación originaria a costa de salarios infrahumanos, desocupación estructural
y el ahorro de las medidas de seguridad mas elementales que protege a la fuerza
de trabajo de la que viven? La muerte de la
multitud a manos de los empresarios tiene muchas caras. Según los datos
oficiales que completan la estadística final del 2003, con relación al 2002,
hubo 70.514 accidentes laborales mas. Dentro de los
damnificados los que sufren mas son aquellos que
componen la casta laboral de los empleados precarios, en negro, y con un pie
permanente en el desempleo. De los 414.559 siniestrados casi la mitad ganaba
menos de $ 600, 200 dólares al mes. Se estima que la tasa de heridos se duplica
en el caso de los empleados no registrados. En un país normal, del 2002
Duhaldista al 2003 pingüinista, se incrementó en un 20 por ciento las víctimas
laborales del capitalismo. En esto también con "K" estamos peor que
antes de su llegada a Balcarce 50. La distinción entre
tiempo de trabajo y tiempo libre para los millones de trabajadores jóvenes,
precarios y polivalentes es cada vez menos clara. La diversión también es una
mercancía y salir vivo de un espectáculo se ha vuelto todo un trabajo. El
reinado de la subordinación de la multitud en el capital, del comando del
estado y los patrones que engordan con la mercancía de la actividad inmaterial
del esparcimiento, que se transforma en el precio de una entrada a un recital,
no es mas, que la continuación de la jornada laboral.
El ocio es mercancía como el trabajo, pero por otros medios. “Plata, quiero plata, decía Chabán”. Frase
que podía pronunciar cualquier patrón al que se le acerque un micrófono. El sistema
capitalista para mantener a los parásitos sociales de los patrones y el lucro
que los alimenta, les pisa la cabeza a cada integrante de la multitud, tenga o
no un empleo, con los nuevos cuatro jinetes del apocalipsis: Pobreza,
delincuencia, cárcel y muerte. El imperio del dinero le escupe en la cara a
cada joven: Me llevo tu tiempo, cada día de tu existencia, te encierro y si lo
necesito te arranco la vida de manera fulminante. Nada mas claro que el
valor de un ticket de concierto para comprobar que ir a escuchar a una banda es
un placer que valoriza el capital de los empresarios. Un pasatiempo que se
vuelve una práctica riesgosa cuando la vida vale menos que una localidad. En
los recitales de cientos de personas que organizan los desocupados, asambleas
populares y los obreros de Zanón, nunca hubo un muerto. La policía no existe
mientras dura el espectáculo y los asistentes y organizadores se cuidan a sí
mismo. Donde el uso del
tiempo no tiene un valor monetario, donde no existe el dinero como forma de la
repugnante relación capitalista que todos llevamos en el bolsillo, donde
recrearse no tiene precio, la vida no se entrega a cambio de un par de horas de
placer. Esta vez la matanza
la ejecutó Omar Chabán y Aníbal Ibarra. Un empresario progre y un gobierno que
administra un presupuesto de 5.000 millones de pesos. El capital mata. Y el
estado como forma de capital mata también. Todos los fines de semana es la
ganancia de los empresarios que transforman el recreo en capital, la que toma
de rehén a 400.000 jóvenes que alimentan su fortuna. Pero en realidad el que
mata es el sistema social capitalista de los chabanes y los ibarras que pueblan
todo el planeta. El menú es variado: fusilamiento en cortes de ruta y guerras
en Irak; tortura policial por ser joven de un barrio pobre y ocupación de
Haití; ejecución a la salida de una cancha de fútbol y epidemias evitables en
Somalía; prisión por reclamar un salario y hambrunas planificadas en Ruanda; el
cierre de las puertas de un supermercado en Paraguay para que durante el
incendio los futuros carbonizados no se lleven algo sin pagar y asfixia en una
disco de Buenos Aires. De la pasantía y la
cadetería, del taller y el plan social, de la venta ambulante y el cirujeo, de
la reposición en el supermercado y la prostitución, del puntero al delibery,
del microemprendimiento y las horas desempleadas por un presente sin futuro, se
pasa, al recital como fiesta de los cuerpos, el calor de la tribu urbana, los
abrazos de clanes suburbanos, el aguante de la carne que no se resigna a morir
expoliada por el patrón, la policía asesina y el estado genocida. Desde el 30 de
diciembre la multitud organiza sus propios organismos deliberativos y
ejecutivos. No hace falta que nadie le venga a enseñar cómo se redacta un
volante, se organiza un marcha, o se hace un cordón de seguridad. Su uso cínico de los
medios masivos es un arma de doble filo con la que está dispuesta a lidiar. No
confían en el poder y mientras construyen sus ámbitos y territorios móviles de
contrapoder arremeten con cuanto oportunista quiera canalizarlo. *** El aguante de la carne que
no se resigna a morir expoliada por el patrón, la policía asesina y el estado
genocida. ¿La multitud es
homogénea? Decididamente no. Y esa heterogeneidad es su fortaleza y su
debilidad. Si fuera compacta como la vieja clase obrera industrial ocupada ya
estaría organizada en uno o varios partidos y hace tiempo se hubiera planteado
la toma del poder. Su multiplicidad permite que su polifonía de lugar a que el
progresismo de todos los colores, de los Graña y los Leuco a los empresarios
del rock, de los políticos progres a los pequeños burgueses jacobinos, de los
curas a lo Farinello y sindicalistas de la centroizquierda, puedan meter la cuchara. La multitud es fuerte
porque nadie puede mandarla sino es obedeciendo. Y es débil en comparación al
pueblo que adoptaba una conducción separada de sí que la dotara de fines
mediatos antes sus conatos inmediatos de sublevación. Pero en tiempos posfordistas
esa impotencia del pueblo es el baluarte de la multitud. Su emancipación será
obra de sí misma o no habrá liberación social. A cada individualidad del común
nadie podrá expropiarle su propia revolución. Con argumentos
calcados de la época de la dictadura militar, recreados durante mas de 20 años
por Alfonsín y Menem, De la Rúa y Duhalde y ahora por Kirchner, se apela a la
miserabilidad de apuntar como infiltrado a todo aquél que vaya mas allá de
pedir la cabeza del chivo expiatorio de Chabán y la de algún inspector de
zócalos que se olvidó de cambiar la carga de los matafuegos. Para el poder un
poco de jaleo es digerible pero a la larga hay que volverse a llorar a la
casita, a seguir produciendo plusvalor para el patrón, a vivir de changas y
comer salteado. ¡Qué La vida sigue y los políticos saben que hacer! Y si no son
Ibarra y Kirchner los que hagan justicia habrá que ser un poquito paciente y
esperar. Y los que vengan después, allá por el año 2.015-2.020, o quién sabe
cuándo, tendrán su orgasmo con las urnas. Así de patéticos son sus argumentos.
Así de ladino ha sido por dos décadas el capital-parlamentario. Ibarra ya entregó
todo lo que estaba dispuesto a sacrificar. No se va a ir por las suyas. Para
que se vaya la multitud tendrá que echarlo. El tiene bastante experiencia en
esto de "bancarse" insurrecciones. La centroizquierda y los CGP, los
peronistas y radicales, la CTA y la mayoría de los organismos de derechos
humanos le hicieron el aguante post argentinazo. No olvidemos que fue parte de
los muertos vivos que pasaron con su cara de amianto por el incendio del 19 y
20. Mientras tanto Kirchner se hizo el zonzo todo lo que pudo mirando el
glaciar Perito Moreno, mientras degustaba un corderito patagónico y mandaba la
plata de la provincia de Santa Cruz, de puro nacionalista que es, al
extranjero. Las instancias
mediadoras, los sindicatos y partidos, los canalizadores de las demandas
antisistémicas que describen todos los manuales de las contrarrevoluciones
exitosas quedaron obsoletos ante la nueva forma de dominio que adoptó el
capital en la era posfordista. Los nuevos tratados de cómo abortar
insurrecciones y rebeliones se están escribiendo mientras el conflicto no está
definido. Muchas de sus páginas están escritas en castellano y datan con posterioridad
al 2001. Pero ni todos los piqueteros amigos del poder y sus medios compinches,
ni todas sus agrupaciones solventadas por el erario público y sus intelectuales
autónomos de cotillón, pudieron impedir que el reclamo les explotara, y sin
estaciones intermedias le estallara en la cara a la máxima autoridad estatal.
El fuego viene de abajo y para los de arriba se transforma en una hoguera que
no se apaga ni con todas las promesas de un verano ¡Pum para arriba!, del socio
de Hadad, Marcelo Tinelli; el canje de la deuda de, cara de piedra, Lavagna; y
el gobierno popular en disputa de Humberto Tumini. Antes del 19 y 20,
Ibarra y De la Rúa, hubieran entregado al jefe de bomberos, a un subsecretario
del montón, a los sumo al jefe de policía. Se cerraba la
disco por un tiempo y se le hacía caer todo el peso de la ley capitalista sobre
las espaldas de un funcionario detestado, y a otra cosa mariposa. En cambio
después de la primera insurrección Argentina del nuevo siglo, todas las
coordenadas, entre demanda explosiva, carencia de mediación y justicia
distraída, han sido alteradas. *** La bronca estalla y los
cuerpos resistentes en lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas
antagónicos a los dueños del poder. La multitud madura,
¡Vaya si madura! Pagó con el subconsumo, y con cada libra de su carne
enflaquecida, la estafa de la devaluación de los ingresos de los que se
reciclaron creyéndose los dueños del Que Se Vayan Todos. Volvió a confiar pero
no firmó ningún pagaré en blanco. Cuando se harta saca tarjeta roja y el voto
se transforma para los políticos en un irreverente
paga dios. Si la Nueva Clase cree que sus cantos de sirena sirven para engrupir
a la multitud como si fuera una plebe políticamente analfabeta, o no
entendieron el cambio epocal que estamos viviendo, o subestimas al nuevo sujeto
histórico. Las victorias y
derrotas del capital son permanentes como las de la multitud. Porque
superviviente es la crisis del dominio estatal del capital ante cada potente
acción de la multitud cuando creyeron resolidificado su dominio. Son las dos
caras de una misma moneda. La que vive de los demás y la que hace todo el
trabajo. No son tiempos para que nadie pueda interpretar el estado de ánimo de
las masas y actuar como los viejos partidos que enfrían o calientan los
conflictos según la correlación de fuerzas. La bronca estalla y los cuerpos
resistentes en lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas antagónicos a
los dueños del poder. La multitud no
necesita cientistas sociales que la psicoanalicen, ni aspirantes a patrones
políticos que la conduzca. Ella misma es quien se autolidera. No precisa
organizadores profesionales sino que se autoorganiza. No hace falta enseñarle
sobre la antagonía de clase que existe entre ellos y los matones uniformados.
La consigna: “¡Ibarra, Chabán la tienen
que pagar!” es una lección política antisistémica de la multitud para quien
esté dispuesto a aprenderla. Se unifica en un grito de seis palabras el dominio
despótico del estado y el capital sobre la multitud. Desde hace tres años el
capital-parlamentario ha sido registrado como el causante del actual estado de
postración del cincuenta por ciento de los argentinos en la pobreza. Y de ahí
no se volvió. Que sigan soñando los que creen que "K" canalizó esa
demanda de hartazgo con la clase política. ¡Ni aún muerto me
detendrán dicen las remeras del taller popular de serigrafía debajo de la
estampa de Darío Santillán! Sin dudas Darío. Ni aún muerto tus compañeros
consecuentes abandonaron tu lucha que fue, y es, la de ellos. Tu singularidad
fue parte del común, y lo colectivo que lucha encierra tu singularidad. De
igual forma podemos decir que ni aún muertos las víctimas del Cromañón de
Chabán dejararán de pedir justicia. Ni aún muertos sus padres, hijos y amigos,
el común de la multitud, dejará que se olvide este crimen social. En cada nueva
lucha reaparecerá el rostro de Kosteki y la sonrisa de Cabezas; las caricias de
los novios asesinados el 30 de diciembre y las enfermeras del amor detenidas en
la legislatura; los 500 años de resistencia de los indígenas expulsados de sus
territorios y los obreros que se autogestionan; los asambleístas autónomos que
hasta el día de hoy contra viento y marea sostienen el QSVT y los nuevos
delegados sindicales clasistas; los presos políticos de Caleta Olivia y los
estudiantes revolucionarios; las caras tiznadas de los espectros de Río Turbio
y la fortaleza de las madres del dolor; las historias truncas de la AMIA y la
ternura de los motoqueros asesinados que salvaron la vida de mas de uno el 20
de diciembre de 2001. Se podrá decir que la
justicia de los ricos no puede hacer justicia de manera completa, y es cierto.
Se podrá alegar que Ibarra y Kirchner no se van a ir sino es con una
insurrección, y es cierto también. ¿Pero quien puede predecir hasta donde puede
llegar la multitud si no ve satisfecha sus demandas? "Si no hay justicia habrá quilombo", bramaban 5.000 almas el
primero de enero de 2005. El grito de guerra preanuncia que la batalla no será,
ni corta, ni fácil. Se va por la cabeza de los mandamás
del estado, que no es poca cosa. De igual modo el 3 de enero Ibarra demostró
que, de ahora en mas, Los Pacificadores taponarán la entrada de la Jefatura de
Gobierno y los policías de civil actuarán como en la época militar cazando
luchadores sin identificarse. La gestapo del capital-parlamentario va
naturalizando su accionar posfascista. Los organismos de derechos humanos
amigos del "presi" mutis por el foro. El aprete a
familiares por agentes de inteligencia del estado, la música fúnebre que están
dejando en sus contestadores, las comisiones que se arman para cambiar algo y
entonces nada cambie, son las trampas que está armando el estado porteño y
nacional contra la multitud. El nombramiento de Juan José Alvarez en el área de
seguridad del gobierno de la Ciudad, con el respaldo de Duhalde y Kirchner,
demuestra, que de la transversalidad mas allá del aparato descompuesto del
partido peronista ya no queda nada. La corporación
política se blinda contra la multitud. Como siempre en momentos críticos para
el capitalismo y sus instituciones, los centroizquierdistas y conservadores,
las fracciones nacionales y populares del peronismo y la curia, los medios
masivos y los sindicalistas progres que juntaban firmas para el Frenapo
mientras la multitud echaba a De la Rúa, todos, absolutamente todos, cierran
filas contra los embates por justicia, aquí y ahora, de las familias y los
cientos de miles de anónimos que conviven con su dolor. Para el poder, la plebe
republicana, los pobres en las calles, los desheredados del capitalismo, la
multitud, tiene que abandonar las calles. Se buscará engañarla, disuadirla,
embretarla en trámites parlamentarios burocráticos, bloquear sus iniciativas,
sobre todo dividirla, y si hace falta, reprimirla y matarla. El progresista de
Ibarra con la anuencia del progresista Kirchner giran aún mas
a la derecha. El arribo de Juán José Alvarez es mas de
lo mismo. Alvarez llega habiendo acumulando todos los aplazos posibles por
parte de la multitud y todas las condecoraciones al valor de los poderosos. Fue
subsecretario de presidencia de la nación con Menem, en el 2001 ministro de
Seguridad del gobernador bonaerense "Hay
que meter balas a los delincuentes" Ruckauf. Cuando el 19 y 20 eyectó al guapo de De la Rúa que repartía muerte por todo el
país antes de su fuga en helicóptero, Ruckauf, también abandonaba su sillón de
gobernador. Ahí "Juanjo" Alvarez dio el salto a la nación y,
recomendado por Ruckauf, fue funcionario del ex presidente, por una semana,
Rodríguez Saá. Cómo en el peronismo nada se pierde, todo se transforma, siguió
con el gobierno de Duhalde. Desde allí hizo sus armas en las grandes ligas del
crimen social a gran escala. Pasó a ser Secretario de Seguridad Interior de la
Nación, planificando, ejecutando y justificando la cacería contra piqueteros el
26 de junio de 2002 en Avellaneda. Cómo en Argentina nadie va preso, aun siendo
cómplice de los mas flagrantes crímenes, fue
nuevamente convocado. En el 2003 el gobernador Felipe Solá le ofrece el
ministerio de seguridad de la provincia de Buenos Aires. Puesto en el que duró
sólo dos meses y tras su fracaso arribó León Arslanián. Alvarez es un viejo
conocido para propios y extraños. Hombre de Duhalde, en la última década,
estuvo con Menem, Ruckauf, Rodríguez Saá, Solá y ahora con el "golden boy"
del progresismo Ibarra. Por lo visto para el PJ como partido de poder vale
todo. Hoy con uno y mañana con otro. Este es el hombre que eligió Ibarra,
Duhalde y Kirchner para la seguridad de la Capital Federal. Un criminal que
viene a resolver los crímenes de sus socios políticos de siempre. ¡Kirchner lo
hizo! El asedio en julio
del año pasado a la legislatura de la ciudad de Buenos Aires, y el cerco a la
jefatura de gobierno porteña el último tres de enero, demuestra, que la bronca
tiene muy claro a sus destinatarios. No es un grupo de "loquitos" a
quien enfrenta el estado, sino a miles de síntomas singulares de un malestar
social multitudinario. El primero de enero
bastaba ver el apoyo que recibía desde los balcones a su paso la marcha. Comprobando
que el combate contra la impunidad por la masacre de Cromañón es sólo la punta
visible de un iceberg que esconde un repertorio repleto de agravios. La
solidaridad activa en las calles de unos cuantos miles, se coteja, con la
complicidad compañera de millones de argentinos que respaldan a las víctimas
del homicidio múltiple del barrio de Once. *** Estamos ante una política autosoberana. Es preferible pagar
todos los errores que puedan cometer los jóvenes por su inexperiencia que
ponerse en manos del mas viejo y probado comité
central. Si ningún tipo de autocomplacencia, es mejor ser parte de la lucha de
padres y amigos, allegados y colaboradores, todos militantes de la multitud,
que confiar en cualquier promesa del estado y sus patrones, propalada, por
otros empresarios encargados de vender noticias engañosas y falsas desde los
medios masivos de comunicación. Si en las marchas se
dijo "Que no se quiere
política", mientras que la política como práctica colectiva de los
anónimos tienen acorralado a Ibarra, entonces, bienvenida esta antipolítica. Un
hacer autodeterminado que dejó de entender a la política como lo político
estatal. Un ámbito de la aristocracia del voto de donde no puedan venir las
respuestas y acciones que necesita la multitud para ser feliz. La que está
efectuando la multitud es una auténtica y noble pospolítica. Que despide al
estado como agenciamiento que piensa por ella y decía saber lo que necesitaba
el soberano. Estamos ante una política autosoberana. Y si bien por el momento
no resulta una política constituyente posestatal, si lo es, una política
destituyente antiestatal. Para millones de
jóvenes la política no es sólo corrupción y negociado. Sino también leyes de
flexibilización laboral, despidos de sus padres, una educación y salud
colapsada, policía mata gente, políticos de doble discurso, una prensa canalla
a su servicio, y patrones negreros. Es la propia
práctica, reflexión e imaginación de la multitud la que le marca la cancha al
estado. El capital-parlamentario no es únicamente el gobierno por la fuerza,
también es consenso. Y consenso es el acuerdo que le brindan los ciudadanos a
las instituciones y leyes del sistema. En este campo es donde lo político
estatal es cada vez menos dirigente y mas dominante.
Por lo tanto cada vez mas débil y cuestionable. La cultura del joven sumiso
dispuesto a morir en un recital, caerse de un andamio a cambio de dos pesos la
hora, ser