¿Por
qué está encerrado este tipo?
Desde
aule consideramos que la desmanicomialización
es una forma viable para romper con el encierro del sistema manicomial
y la expresión de ese proyecto es el Frente de Artistas
del Borda y es por eso que al igual que el año pasado,
realizamos un encuentro donde los prejuicios y la gente confronten
con el loco mientras disfruta de su arte.
Y no sólo compartimos su proyecto sino también su forma
de construcción, basados al igual que nosotros en la horizontalidad,
la democracia de base, la independencia y la autonomía. Ahora
para saber lo que es la desmanicomialización, un extracto de
una entrevista realizada a un tallerista del frente de artistas:
Llego a Ramón Carrillo 375, en el borde sur de la Ciudad de
Buenos Aires, en ese rincón de la urbe donde la sociedad amontona
marginados: en una larguísima cuadra, están el Hogar
de Ancianos Rawson, el Hospital Infanto-Juvenil, el neuropsiquiátrico
de mujeres Braulio Moyano, y este lugar, el Hospital Interdisciplinario
Psicoasistencial José Tiburcio Borda.
En el hall central ningún cartel lo indica, pero a la derecha,
a unos metros, está la “oficina” del Frente de Artistas del
Borda (FAB), una organización independiente del hospital, que
pelea desde el arte por el cierre de los manicomios, empezando por
este. Desde 1984 desarrolla, entre otros, talleres de teatro, mímica,
música y letras con aproximadamente 120 de los casi mil internos
que tiene el hospital. Hace de los “pacientes”, “talleristas”, y así
los encamina en la creación artística, para que con
las obras traspongan los muros y vuelvan a sentirse personas.
Preguntas con respuestas…
¿Por qué persiguen el cierre de los manicomios?
El manicomio es considerado casi un campo de concentración,
con falta de libertad, maltrato, violación de los derechos
humanos, sobremedicación. No es una atención hospitalaria,
sino que es un lugar de resguardo, de exclusión,
de segregación, de separación de lo social. El manicomio
tiene una ideología casi fascista, en el sentido de recluir
a la gente. Son lugares de mucha violencia, psíquica sobre
todo.
¿Cómo se manifiesta esa violencia psíquica
en la persona que está internada?
Una persona que está encerrada en un hospital,
progresivamente deja de ser persona, se va convirtiendo en un objeto,
en un ladrillo más del hospital. Va perdiendo sus pasiones,
su deseo, su proyecto de vida, sus vínculos sociales. Deja
de ser una persona. (Enrique) Pichón Rivière decía
que para ser una persona hay que tener la capacidad de pensar, decir
y hacer. Aquí es como que todo eso se pierde.
¿Cómo ayuda el arte a una persona que
tiene un sufrimiento mental?
El arte convoca a esa persona a una tarea. Con eso,
recupera un deseo, el deseo de hacer algo artístico. En el
momento en que comienza a trabajar, generalmente es algo grupal, y
recupera así el vínculo con otros. El manicomio lo va
individualizando y despersonalizando, entonces así recupera
un vínculo, en relación a una tarea. Esa tarea lleva
un proyecto. El proyecto no es sólo la formación como
artista sino que haya una producción artística. Puede
ser una obra de teatro, una poesía, una pintura, música.
Esa producción debe salir del hospital.
¿Por qué?
Para que haya una proyección social. La voz
acallada del manicomio vuelve a circular en el afuera. Para nosotros
es obligatorio que esa persona que se vincula con una tarea, que recupera
su deseo, que pasa de una posición de muerte a una de vida,
salga del hospital. Si no sale del hospital, la estructura institucional
tiene una inercia que hace que se vaya muriendo cualquier proyecto.
Hay que salir.
¿Qué ocurre cuando la obra y su autor
trasponen el neuropsiquiátrico?
Cuando sale, pensamos que produce tres efectos. Un
efecto clínico. De la posición de muerte y ladrillo
de hospital, a una posición de vida, lo pone con capacidad
de producir cambios para sí y para los demás. Se posiciona
desde un lugar ideológico en el Frente de Artistas. En segundo
lugar, produce un efecto institucional. Desde el momento en que sale
la producción artística, no sólo sale la producción
artística sino que sale la persona encerrada y puede denunciar
lo que le pasa acá adentro. La sobremedicación, la falta
de libertad, el maltrato, la mala comida, la mala vestimenta. Lo peor
de la sociedad está sintetizado en el hospital Y genera un
movimiento nuevo. El tercer efecto es social. En la medida en que
el artista sale, el imaginario colectivo que hay respecto de la locura
se cambia. El escuchar a un tallerista que canta bien, que escribe
bien, que dice una poesía, que va a un festival, o a las marchas
por los derechos humanos, que asiste a los festivales de las huelgas,
la gente se pregunta; ¿Por qué está encerrado
este tipo?.
La
relación con el frente de Artistas del Borda (FAB)
comenzó hace ya un año con su visita a la facultad y
decidimos que era una buena oportunidad para abrir la convocatoria
a todos nosotros, futuros psicologos.
El FAB es un espacio alternativo donde los conocimientos
académicos pueden ser llevados a un campo que en nuestra carrera
no esta comprendido, además de que ayuda a comprender otras
realidades, tal vez más duras, que las que acostumbramos a
vivir…
Al principio el Frente de Artistas promueve una pasantía por
todos los talleres con el fin de conocer a todos los talleristas y
también las dinámicas de cada taller. Luego, se elige
en el que se esta a gusto y se comienza a trabajar.
Convocan:
Borda en Movimiento (Frente de Artistas del Borda,
Pan del Borda, Cooperanza) y AULE.
Teatro,
plástica, fotografía, periodismo, mimo, letras, debates,
mesa de publicaciones y producciones artesanales.
¡Sí
a la salud pública, no al encierro Hasta que los muros caigan!!!
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