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Indicel Mundial de Corrupción: Argentina bien colocada
Por COLECTIVO NUEVO PROYECTO HISTORICO - Saturday, Oct. 15, 2005 at 9:13 AM
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En el índice de corrupción, aunque bajó un poquito (y mucho tiene que ver la maquinaria oficial de los "mass media"( Argentina tiene el mismo puntaje que Libia o Albania, y donde la gente percibe un mantenimiento de la corrupción por parte del sistema político. Entre los compañeros de ruta del "Pais en Serio" de los Kirchner está Ecuador y Zimbabwe. De 0 a 10, estamos calificados con...2,5¡¡¡¡¡...Por supuesto, toda América Latina se encuentra con calificaciones menores a 5. El "Capital-Parlamentarismo" como fuente de desigualdad social, decadencia cultural y degradación en la calidad de vida.

Argentina es uno de los seis países del mundo donde la corrupción percibida se agravó desde mediados de los 90, según las mediciones realizadas por la organización Transparencia Internacional (TI). Las otras naciones son Polonia, República Checa, Irlanda, Ecuador y Zimbabwe.

A la inversa, México, Colombia y España se encuentran entre los Estados en los que la percepción de la corrupción ha disminuido, junto con Bulgaria, Estonia y Hong Kong.

En el ránking 2004 del Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) de TI, el puntaje de nuestro país no experimentó cambios respecto de 2003, cuando alcanzó el nivel más bajo de la serie, que comienza en 1995. La calificación fue nuevamente de 2,5 en una escala de 0 a 10, donde 0 constituye el máximo nivel de corrupción y 10 el de transparencia.

La Argentina ocupó la posición 108º entre 146 países evaluados en esta versión del CPI, mientras que en 2003, aunque también obtuvo un score de 2,5, se ubicó en el lugar 92º entre 133 naciones. La nota argentina ha caído casi un punto desde 1996, cuando fue de 3,4. El nivel más alto se alcanzó en 1995, con un puntaje de 5,2.

La posición de Argentina y
del resto de América Latina
El CPI mide el grado en que analistas de riesgo y empresarios locales y extranjeros perciben la corrupción entre los políticos y funcionarios públicos. Consiste en un índice compuesto que reúne los resultados de diversas encuestas -18 en 2004- realizadas por 12 instituciones independientes.

El índice 2004 se basa en relevamientos efectuados en 2002, 2003 y 2004, entre ellos los incluidos en los análisis de competitividad del Foro Económico Mundial y el IMD de Suiza, y en los estudios del Banco Mundial, Gallup, Economist Intelligence Unit y Freedom House.

El CPI sólo evalúa el sector público y define la corrupción como la utilización de un cargo público para beneficio privado. La medición se basa exclusivamente en las percepciones de las personas que experimentan el entorno de corrupción, pues hay grandes dificultades para comparar la situación de los diferentes países a partir de datos puramente empíricos.

Puntajes de Argentina en el
Índice de Percepción de la Corrupción
1995-2003
Año Calificación
1996 3,4
1997 2,8
1998 3,0
1999 3,0
2000 3,5
2001 3,5
2002 2,8
2003 2,5
2004 2,5

Fuente: Transparencia Internacional

En la versión 2004 la Argentina tuvo el mismo puntaje que Albania, Libia y la Autoridad Palestina. Igual que en 2003, Finlandia exhibe el grado más elevado de transparencia percibida (nota de 9,7), seguida por Nueva Zelanda (9,6), Dinamarca e Islandia (ambos con 9,5). Los países con mayor corrupción percibida son Bangladesh y Haití (1,5).

Como en años anteriores, el país latinoamericano mejor ubicado en el ránking es Chile, que se halla en el puesto 20º con una nota de 7,4. Uruguay es la otra nación con una posición decorosa: 28º (6,2).

El estudio de Transparencia Internacional muestra que la corrupción es un mal extendido en el mundo. De los 146 países considerados, 106 tienen una calificación menor que 5. En este grupo se encuentran la mayor parte de las naciones de América Latina, como Brasil (3,9), Colombia (3,8), México (3,6) y Perú (3,5).

Argentina está en el subgrupo de 60 países con un valor del índice menor que 3, un indicador, según TI, de "corrupción endémica". Aún por debajo se hallan, entre otros, Ecuador (2,4), Venezuela (2,3), Bolivia (2,2) y Paraguay (1,9) (Ver Tabla completa).

Ya en 2002 y 2003, el presidente de TI, Peter Eigen, había mencionado a la Argentina entre los "ejemplos notables de empeoramiento" a nivel mundial.

En el Barómetro Global de la Corrupción de TI difundido en 2003, que se basa en sondeos realizados entre la población general, Argentina encabezó el ránking de naciones cuyos ciudadanos quieren eliminar la corrupción de los partidos políticos antes que de cualquier otra institución. Fue además el país con la mayor proporción de gente que cree que la corrupción afecta de una manera "muy significativa" la vida política y comercial, así como la cultura y los valores de la sociedad.

El Informe Global de la Corrupción 2003 de TI había destacado que el 90% de los argentinos creía que la corrupción aumentó "mucho" en 2002 respecto al año anterior. Entre nosotros el 89% de los agentes públicos es considerado corrupto, aunque sólo un 25% de los entrevistados afirmó que ellos o alguien de su familia tuvo una experiencia directa de corrupción en el último año.

La corrupción en las contrataciones públicas
Al presentar el CPI 2004, Eigen señaló que "la corrupción priva de su potencial a los países". Destacó el peso que adquiere el problema en las contrataciones del sector público, pues se estima que las pérdidas provenientes de los sobornos en los grandes proyectos gubernamentales ascienden en el mundo a 400.000 millones de dólares por año.

La consecuencia, tanto en los países industrializados como en los que están en vías de desarrollo, es una "pérdida de fondos públicos necesarios para la educación, la salud y el alivio de la pobreza".

El Índice de Fuentes de Soborno de TI muestra que numerosas empresas multinacionales pagan sobornos a los funcionarios de países en vías de desarrollo.

"Si se espera alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el número de personas que viven en la extrema pobreza para el 2015, los gobiernos necesitan tomar medidas más serias para frenar la corrupción en las contrataciones públicas", remarcó Eigen.

El panorama es particularmente grave en los países productores de petróleo, donde los contratos públicos en el sector de los combustibles "mueven cantidades de fondos que acaban en los bolsillos de ejecutivos del petróleo occidentales, intermediarios y funcionarios locales".

La vicepresidente de TI, Rosa Inés Ospina Robledo, apuntó que los entes internacionales que financian proyectos gubernamentales, así como los gobiernos nacionales, "deben hacer más para asegurar la transparencia en las contrataciones públicas, exigiendo la inclusión de cláusulas antisoborno en todos los grandes proyectos".

Añadió que "se necesitan sanciones contra aquellas empresas en las que se hayan comprobado casos de soborno. Éstas deberían incluir la terminación de contratos y la inclusión en listas negras para futuras licitaciones". Las empresas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico "deben cumplir sus obligaciones según la Convención Anti-Soborno de la OCDE y dejar de pagar sobornos dentro y fuera del país".

Debido a que algunos gobiernos comienzan a plantearse la posibilidad de no brindar ayuda a países con altos niveles de corrupción, Eigen subrayó que lo más importante no es el punto de partida del país, sino su disposición para llevar a cabo reformas destinadas a luchar contra el flagelo.

Los países decididos a combatir la corrupción, entre los cuales citó a Georgia e Indonesia, "necesitan ayuda para emerger de la espiral de corrupción y pobreza". Advirtió que se necesitan "fuerte voluntad política", que las reformas "pueden llevar décadas" y que "la causa del problema no son sólo los políticos y los funcionarios públicos, sino también los banqueros, abogados, contadores e ingenieros que trabajan en los proyectos públicos".

La interpretación de los resultados
Transparencia Internacional es cautelosa en la interpretación de los resultados del CPI, ya que la confiabilidad del índice no es uniforme en los distintos países. La fiabilidad es menor en las naciones donde se cuenta con pocas fuentes o donde los datos muestran grandes diferencias. Además, no siempre hay una relación directa entre la percepción y la realidad de la corrupción. Por último, en 2003 el CPI clasifica sólo a 133 naciones entre 200, pues se requiere que haya al menos tres fuentes disponibles para un país a fin de incluirlo en el estudio.

De acuerdo con TI, el índice refleja la visión de personas que toman decisiones claves en materia de inversión y comercio, crea una conciencia pública sobre el tema de la corrupción y ayuda a presionar a los gobiernos para que afronten el problema, así como la mala imagen que refleja la baja clasificación del país.

Al comparar la situación de un país de un año a otro, la atención debe dirigirse al puntaje de ese país y no a su orden en la clasificación, que puede variar por el mero hecho de haber ingresado nuevas naciones en el índice. Los cambios de puntaje pueden reflejar cambios reales en la percepción de la corrupción si no se han visto afectados por una modificación de muestras o de metodología.

Ejemplos de una tendencia clara de deterioro entre 2003 y 2004 son, entre otros, Polonia, Arabia Saudita, República Dominicana y Jamaica. En cambio, se observan mejoras en Uruguay, El Salvador, República Checa, Austria, Francia y Alemania.

El diario británico Financial Times indicó que el nuevo ránking de Transparencia Internacional llegó en momentos en que hay "preocupación entre algunos expertos acerca de que el CPI presente una imagen distorsionada de los niveles de corrupción". Los especialistas arguyen que clasificar países "no es apropiado metodológicamente", y que algunas encuestas utilizadas tienen varios años de antigüedad (1).

El periódico cita la opinión de Daniel Kauffmann, un alto funcionario del Banco Mundial, según el cual el CPI ha sido importante para ampliar la conciencia sobre el fenómeno de la corrupción, pero que aún puede mejorarse la exactitud del índice, utilizando por ejemplo información más actualizada que proceda de un conjunto más amplio de fuentes.

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