REVUELTAS JUVENILES EN FRANCIA.
Por EL MILITANTE -
Tuesday, Nov. 08, 2005 at 12:41 PM
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Revueltas juveniles en Francia |
Noches de Bagdad
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Autor : Elena Díaz
Ruffo Fecha : ( 08-Noviembre-2005 ) Categoria : Europa
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a
política de recortes sociales que se ha venido desarrollando durante
las últimas décadas desde las distintas administraciones francesas
ha llevado el total colapso a los cinturones de pobreza de las
grandes ciudades galas. Sólo faltaba una chispa para incendiar los
ánimos. La muerte de dos adolescentes en Clichy-sous-Bois, un barrio
de las afueras de París, escapando de la policía sin que nadie sepa
exactamente por qué, ha sido el detonante para que toda la
frustración, el desamparo, y la rabia de miles de jóvenes se
desatara.
Las primeras revueltas esa misma noche se
dieron en ese barrio como respuesta a esta tragedia. La bomba, la
puso los días siguientes, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy,
haciendo declaraciones despectivas hacia la población de todos los
barrios deprimidos de París. Apareció en una visita por uno de esos
barrios y ante la inquietud de una señora por la situación,
respondió: “Señora, voy a limpiar todo esto”, tratando a los jóvenes
de escoria. Ante tamaño desprecio, cinismo, insensibilidad,
por cierto no de extrañar viniendo de un ministro proveniente del
ala más derechista del gobierno Villepin, los disturbios se
amplificaron hasta el punto de extenderse no sólo a los suburbios de
la capital francesa, sino a varias ciudades a lo largo y ancho del
país galo.
A primera vista, y con la complicidad de
los medios de comunicación, se nos trata de exponer el tema como las
actuaciones de un puñado de patoteros, quemando coches y desafiando
a la policía. Sin embargo el problema es muchísimo más profundo y es
preciso un análisis exhaustivo de las causas que lo originan. Nada
más ilustrativo que algunos comentarios de los propios alcaldes de
estos distritos, de miembros de la comunidad educativa, de toda la
gente que está día a día en contacto con el colectivo juvenil y su
entorno.
Leemos, por ejemplo lo que nos dice Olivier
Klein, alcalde del distrito de Clychy-sous-Bois: “¿Qué hacer para
que estos jóvenes no se sientan excluidos de la sociedad? No es el
alcalde el que va a darles trabajo, no es él el que va a crear
transporte público para estar más cerca del trabajo. No tenemos
metro, trenes, ni tranvías, hay que tomar el bus para llegar a una
estación, y no existen si se tienen horarios partidos.(…) La
alcaldía no puede paliar las bajas sistemáticas de los presupuestos
estatales”; Daniel Feurtet, alcalde de Blanc-Mesnil: “Hemos sentido
las premisas de este incendio. Es revelador de cuestiones más
profundas. En primer lugar hay un trasfondo de sufrimientos sociales
enormes. (…) Los habitantes se organizan, y les animamos a ello (….)
pero la urgencia es también que las políticas públicas nacionales
sean revisadas en todos sus ámbitos. En mi ciudad, hay 3600
demandantes de empleo, 1500 peticiones de alojamiento, 33000
“eremistas” (nombre por lo que se conocen los que cobran el RMI,
subsidio mínimo de inserción, estamos hablando de zonas donde el
desempleo alcanza más del 33%, más alto todavía entre el colectivo
juvenil.)… Lo que se necesita de inmediato son más medios para el
movimiento asociativo, deportivo. También se necesitan medidas
inmediatas en materia policial……[la policía] está lejos de
considerarse como un servicio público por una gran parte de la
población, especialmente por la juventud, es un verdadero desastre.”
Nada de extrañar tampoco cuando la única respuesta
hasta ahora dada a las reivindicaciones de los jóvenes, es una
respuesta policial, basada en la represión. Hasta podríamos
“malpensar” que todas estas provocaciones tanto policiales (hasta
fue atacada una mezquita), como desde el propio ministro forman
parte de una estrategia preelectoral, ya que la punta de lanza de la
campaña de los dos aspirantes a la presidencia en los comicios del
2007, Villepin y el propio Sarkozy pretende ser la inseguridad
ciudadana, argumento fácil y socorrido cuando se quiere evitar
debatir sobre temas como la precariedad laboral, el precio de la
vivienda, la degradación de la sanidad y la educación y tantas otras
cosas… Los efectivos policiales destinados a estas zonas son
principalmente integrados por jóvenes adiestrados para reprimir. Los
propios jóvenes entrevistados hablan de constantes humillaciones, de
registros indiscriminados, muchas veces con connotaciones racistas,
ya que un alto porcentaje de la población es de origen inmigrante
magrebí.
Pero sigamos escuchando las declaraciones de
las personas más cercanas a este colectivo. Céline Kurt, abogada en
Bobigny, y miembro del Sindicato de Abogados de Francia nos dice:
“Estos acontecimientos se inscriben dentro de un contexto delator
que viene de largo tiempo, en la continuidad de una política que
aplasta, que pone el acento en lo penal. Por fin, hoy, todo el mundo
se hace la pregunta, después de la muerte de dos menores, del
análisis de las relaciones entre los jóvenes y la policía. Pero me
temo que esto no sea el fin del problema, sino el comienzo. Existe
un potencial explosivo enorme alimentado por la propia precariedad
de la gente. Pero también por la estigmatización de jóvenes
organizados en “jaurías” a quienes llaman patoteros antes de que
hagan cualquier cosa. Se les devuelve un reflejo de ellos mismos
vejatorio, discriminatorio, despreciativo. A eso, se suma la
juventud de los policías. Un joven funcionario de provincia se
imagina que las poblaciones juveniles de los suburbios quieren
absolutamente salirse del tiesto. Lo que es falso, la mayoría de las
veces. Estas poblaciones se sienten golpeadas por ser maltratadas de
esa forma”. Estas declaraciones son un eco de las de los propios
jóvenes entrevistados: “los policías siempre buscan la relación de
fuerza. Dicen “moro de mierda”, “puta raza”. La policía de aquí es
una nueva generación. Por un simple control de identidad, te
insultan, cotidianamente. Te dicen: “¿por qué no te quedas en tu
basurero?”.
Hay una tendencia, en este conflicto, a
derivar las responsabilidades a los policías individualmente. Como
siempre, estamos asistiendo a la descarga de las responsabilidades a
los de más abajo. Eso, por cierto, nos recuerda los casos de
torturas a prisioneros en las cárceles de Irak, Afganistán, y como
se termina enjuiciando a los subalternos como únicos responsables de
los atropellos, cuando, en realidad forman parte de una política
carcelaria diseñada desde los despachos de las cúpulas militares y
de los ministerios. Podemos aplicar esa misma política en todo el
ámbito policial, no solamente en Francia, sino a nivel global. Hay
un endurecimiento de la política represiva ante las perspectivas del
incremento de la lucha de clase que se avecina, atizada por el
aumento de la precariedad, de los recortes sociales, de la pobreza,
carestía de la vida, escasez de viviendas sociales, datos
perfectamente reflejados en los informes oficiales de los organismos
internacionales como la ONU, la OMC, y del propio FMI. El deterioro
de las condiciones de los sectores más sensibles, con un
recrudecimiento del estado policial como elemento represor, las
políticas económicas de privatizaciones y recortes sociales
propiciados por los gobiernos defensores de los intereses de los
grandes empresarios y la gran banca ante la crisis económica, están
polarizando la sociedad. Lo vimos también en Italia hace unos días,
cuando se manifestaron los estudiantes en contra de la reforma
educativa. También ahí hubo represión policial y provocación de
parte de una diputada de An, que levantó de forma obscena su dedo
medio delante de los propios estudiantes. También lo estamos viendo
en España, más recientemente en la brutal represión de las fuerza de
seguridad a los huelguista de la minería. En todas partes, los
medios de comunicación se hacen ecos de las intenciones por parte de
la clase dominante de demonizar a toda persona, colectivo o
institución crítica con el sistema. Poniendo por encima de todas las
cosas, la seguridad ciudadana como bandera de una sociedad libre,
cuando en realidad lo que se está viendo es la imposición de un
estado policial que sólo defiende los intereses de las clases
pudientes. Los inmensos recursos de la humanidad están secuestrados
por una minoría de la sociedad para su provecho, sólo una mínima
parte de ellos llega a la inmensa mayoría de la población, ya no
sólo en países pobres del tercer mundo, sino en pleno primer mundo,
donde cada vez más amplios sectores de la población están totalmente
abandonados a su suerte, sin posibilidad de tener acceso a vivienda,
trabajo, educación y todo aquello que llena líneas y líneas de
bonitas palabras en las Constituciones, y Cartas de Derechos
Humanos, pero que la realidad y los intereses de la clase dominante
convierten en papel mojado. Y si a algunos se les ocurre protestar,
pues simplemente son patoteros, insurgentes, alborotadores….
“escoria”, y se les manda a las fuerzas del orden para reprimirlos.
Pero esta situación en Francia, no es una situación
casual o puntual, es el resultado de años de políticas
neo-liberales, desentendiéndose de la formación de los jóvenes, de
la integración de los inmigrantes, de las necesidades como la
vivienda, el trabajo, la educación, el transporte público, las
infraestructuras, etc. Y ante la magnitud que ha tomado la revuelta,
los políticos se apresuraran a lanzar grandes medidas
presupuestarias para paliar las enormes carencias que sufren en esos
barrios, todo eso en grandilocuentes discursos y entrevistas
televisivas, (la mayoría de ellos lo utilizaran como argumento en
las campañas electorales), pero les será imposible cumplir con tales
planes llenos de buenas intenciones, la crisis económica no les va a
permitir hacer precisamente este tipo de concesiones, ya que para
mantener las cuotas de beneficio de las grandes empresas, es preciso
recortar lo máximo posible los gastos sociales; dinero público en
ayuda de las grandes empresas a través de créditos, subvenciones y
todo tipo de ventajas. ¿ O no es en lo que incide solapadamente el
Tratado de la Constitución Europea, con la privatización de los
servicios públicos, y la flexibilización laboral?
En
Francia, la situación, quizás se aplaque momentáneamente ante la
dimisión de algún que otro dirigente, disculpas por parte de otros,
o promesas del gobierno de grandes proyectos, pero la imposibilidad
de dar soluciones verdaderas a los problemas de la clase trabajadora
y a la juventud generará más frustración y más rabia y hará que cada
vez más se radicalicen las protestas, no solamente en Francia sino
en toda Europa. Mientras las riendas de la economía la tengan los
gobiernos títeres de la clase capitalista, ninguna política social
efectiva se hará para los intereses de millones de seres humanos. La
pobreza no es patrimonio exclusivo de los países empobrecidos. La
estamos viendo cada día, dentro mismo del corazón de la sociedad
occidental, de los países “ricos”. Hugo Chávez , en muchas de sus
intervenciones, declara que el final del hambre y la pobreza, sólo
puede venir de la toma del poder de los pobres y oprimidos. A estas
mismas conclusiones nos lleva el análisis marxista, y los marxistas
tenemos conciencia que sin la organización de la clase trabajadora
en torno a un programa socialista que dé una verdadera alternativa a
este sistema, eso se hace imposible. Un entrevistado francés
comentaba que le hubiera gustado que todos estos jóvenes estuvieran
organizados políticamente para hacer frente de forma realmente
efectiva al gobierno. Esto es un hecho que tarde o temprano, quizás
más temprano que tarde, se tendrá que dar.
“Cuando el
pueblo se rebela no sabemos cómo podrá volver a la calma, y cuando
está tranquilo no comprendemos cómo pueden sobrevenir las
revoluciones”. (La Bruyère)
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