Julio López
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Abajo la "Chiracaille" - A bas la "Chiracaille" (castellano - français
Por crci - Friday, Nov. 11, 2005 at 9:48 AM

DEFENDAMOS EL LEVANTAMIENTO DE LA JUVENTUD DE FRANCIA POR LA UNION SOCIALISTA DE EUROPA Declaración del Secretariado de la Coordinación por la Refundación de la IV° Internacional

Desde hace dos semanas, una revuelta gigantesca de la juventud más postergada, humillada y pisoteada de los barrios y guetos que circundan a las grandes ciudades sacude a Francia y conmueve a Europa y el mundo. La muerte por electrocución de dos jóvenes que procuraban zafar de un control policial fue el detonante que hizo explotar el resentimiento social acumulado de una nueva generación sin ningún porvenir social bajo las condiciones reales del capitalismo.

El estallido no ocurre en un suburbio de Africa o América Latina sino en el corazón del imperialismo francés y de la Unión Europea. Luego de la exhibición de pobreza, desigualdad y miseria que tuvo lugar en Nueva Orleáns, la revuelta de la juventud de Francia deja al desnudo la realidad social del llamado primer mundo y el contenido de despojo social de la llamada globalización. El Estado imperialista francés y sus secuaces, que miraron como incidentes menores las muertes masivas de familias en los recientes incendios de albergues miserables en la periferia urbana, sacan a relucir ahora la "tolerancia cero" y el toque de queda. A lo largo de los últimos años, sin embargo, este mismo Estado francés fue reduciendo la asistencia social a las barriadas populares, con el cínico pretexto de la necesidad de no superar los topes previstos del déficit de presupuesto.

La revuelta juvenil se extiende ahora a Bélgica y a Alemania; el primer ministro en espera, Romano Prodi, ya ha advertido que una ola de rebelión popular similar a la francesa podría desatarse en cualquier momento en Italia. El alzamiento generalizado de un vasto sector de los adolescentes franceses se produce en el mismo momento en que la mayoría de los Estados de Europa, así como los Estados Unidos, enfrentan una crisis de régimen político y están encabezados por los gobiernos más débiles de las últimas dos décadas. La sublevación juvenil se desarrolla, así, en condiciones de una crisis de conjunto –social y política– de los principales Estados imperialistas.

Es completamente natural que la masa de la juventud insurgente se encuentre compuesta por descendientes de inmigrantes, africanos o asiáticos, "les noirs et les beurs", desmitificando por completo las pretensiones integradoras de la democracia representativa del capital. Esa masa refleja, como también es natural, el odio de la juventud por los atropellos del imperialismo francés y mundial contra las naciones de Medio Oriente y de Africa del norte; conocen muy bien lo que ocurre en Palestina o en Irak, o el destino que el español Zapatero le reservó a los marroquíes y senegaleses que pretendían ingresar a Europa por Ceuta y Melilla. No ignoran en absoluto el trágico destino de albaneses o africanos que cruzan el Mediterráneo para ingresar a Italia. La revuelta juvenil es una expresión concentrada de toda la explotación colonial por parte del sanguinario capitalismo europeo. Pero es un hecho, que la gran prensa no ha podido ocultar, que a esa masa se han unido desde el principio y luego en forma creciente los jóvenes desocupados que exhiben una ascendencia europea.

El gobierno francés ha respondido a la revuelta con la represión, sin por ello dejar de expresar sus irreconciliables diferencias internas. El presidente Chirac demoró más de una semana en aparecer en público, un signo inconfundible de hundimiento político. Pero la represión contra lo que el ministro Sarkozy llama la "racaille" (la canalla) juvenil sólo sirvió para profundizar la rebelión. La Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional hace suya la expresión de un semanario satírico francés y llama a luchar para poner fin a la "Chiracaille", o sea a echar al gobierno de Chirac, Villepin y Sarkozy. Luego de la victoria del No en el reciente referendo sobre la constitución europea, la revuelta de la juventud le recuerda al pueblo trabajador de Francia que este gobierno imperialista es una cosa del pasado que sólo se sostiene en pie por la complicidad de la izquierda institucional francesa y la burocracia sindical. En momentos en que Marsella vive la conmoción de una huelga del transporte y de una lucha de portuarios y marítimos que aún no ha sido resuelta, la consigna de la unidad de los trabajadores y de la juventud para acabar con la "Chiracaille" cobra una impresionante actualidad.

Las direcciones oficiales de la izquierda francesa han formado un frente común con el gobierno de la "Chiracaille" contra lo que llaman la ‘violencia’ de la juventud. El partido socialista y el partido comunista han publicado comunicados que llaman a “poner fin a la violencia” (“El orden debe ser restablecido”, comunicado del PCF del 6 de noviembre). La organización Lutte Ouvrière caracteriza la rebelión en masa de la juventud como “estéril” y que se encuentra en un callejón como consecuencia del reflujo de la clase obrera. Como en abril de 2002, cuando el régimen político francés se enfrentó a la posibilidad de un colapso, como consecuencia del fracaso electoral del partido oficial y del partido socialista, la izquierda vuelve a cerrar filas en defensa de la democracia. La CRCI llama la atención de los obreros avanzados de Europa sobre esta secuencia política desde la crisis de abril de 2002 hasta la rebelión actual, pasando por la victoria del No en el referendo reciente, porque plantea la crisis del régimen político francés y la posibilidad de la caída de la "Chiracaille", lo que abriría una perspectiva de poder.

La violencia de la insurrección de la juventud francesa no tiene, es cierto, el carácter de una violencia revolucionaria contra el Estado capitalista, ni el nivel de una lucha de clase del proletariado contra el capital. Es la violencia masiva de una juventud lumpenizada por el capitalismo. Se dirige contra las instituciones del Estado, como las comisarías, la policía y las municipalidades, pero también lo hace contra los bienes de otros trabajadores y vecinos o contra bienes comunitarios. Pero la tarea de los obreros luchadores y concientes no puede reducirse a caracterizar esta violencia contradictoria, a condenarla en abstracto o a darla derrotada por anticipado. La tarea de los obreros con conciencia de clase debe ser orientar esta revuelta hacia una perspectiva revolucionaria, en primer lugar interviniendo ellos mismos en la crisis con una posición política clara y una consigna precisa. No se trata de emitir un juicio sobre la juventud sino de llevarla, por medio de la acción, a una lucha eficaz, o sea decisiva. La Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional llama a defender la insurrección de los jóvenes desposeídos de Francia por medio de movilizaciones, paros y la huelga general hasta la renuncia de los responsables de la represión (el ministro Sarkozy) y la caída de la ‘Chiracaille’. Apoyamos las iniciativas parciales de las organizaciones de base de la izquierda y de algunas de sus direcciones (la LCR) para manifestar en defensa de la juventud y por la renuncia de Sarkozy, con la consigna de Fuera la ‘Chiracaille’, huelga general, satisfacción de las reivindicaciones de todos los trabajadores en lucha. Con esta orientación llamamos a formar comités obrero-juveniles en todas las barriadas –o sea para impulsar la huelga general. Los comités obrero-juveniles deben hacerse cargo de la defensa de los barrios y de la seguridad de su población.

No hace falta decir que la salida a la miseria de la juventud pasa por una acción anti-capitalista. Para asistir socialmente a los barrios marginalizados; para que los jóvenes tengan trabajo; para terminar con la desocupación en masa, que afecta a todas las franjas de edad; es necesario un plan de conjunto de características anticapitalistas: en primer lugar, acabar con todos los subsidios al capital y establecer un impuesto extraordinario a las grandes ganancias capitalistas y a las fortunas personales, para poner en marcha un programa de obras públicas sociales, bajo control de los trabajadores, esto en una escala que permita dar trabajo al conjunto de la población activa.

Desde hace cerca de dos años, la CRCI ha señalado que la crisis del capital plantea en Europa la cuestión del poder, o sea del gobierno de los trabajadores. La izquierda en su conjunto, sin embargo, no solamente ha ignorado esta cuestión sino que está empeñada en diferentes países en formar gobiernos de centroizquierda que salven al Estado de las crisis de régimen político. Esto vale para los que impulsan la ‘Unione’ en Italia o el gobierno de la ‘izquierda plural’ en Francia, como es el caso del Partido de la Izquierda Europea, que preside Fausto Bertinotti (que reúne al PCF, al Synapsismos de Grecia, a los ‘Linke’ de Alemania, entre otros), y con vacilaciones la Liga Comunista Revolucionaria de Francia. El alzamiento generalizado de la juventud desposeída de Francia pone al desnudo las limitaciones insalvables de esta salida política y su antagonismo irreconciliable con la tendencia a la miseria y a la desesperación social de las masas europeas en su conjunto. La CRCI llama a aprovechar los acontecimientos que se desarrollan en la actualidad en Francia para reagrupar a la izquierda combativa de Europa y a las fracciones organizadas de los obreros más concientes en una fuerza política revolucionaria que tenga por estrategia la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa (Rusia incluida).

Por la huelga general del proletariado y la juventud francesa para poner fin a la ‘Chiracaille’.

7 de noviembre de 2005


Secretariado Internacional de la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional


A BAS LA «CHIRACAILLE»

DÉFENDONS LE SOULÈVEMENT DE LA JEUNESSE DE LA FRANCE
POUR L'UNION SOCIALISTE DE L'EUROPE

Depuis deux semaines, une révolte gigantesque de la jeunesse la plus marginée, la plus humiliée et piétinée des quartiers et ghettos qui entourent les grandes villes, secoue la France et émue l'Europe et le monde. Le décès par électrocution de deux jeunes qui essayaient de fuir d'un contrôle policier fut le détonant qui a fait exploser le ressentiment social accumulé d'une nouvelle génération sans aucun futur social sous les conditions réelles du capitalisme.

L’éclat ne se produit pas dans un faubourg d'Afrique ou de l'Amérique latine mais au cœur même de l'impérialisme français et de l'Union Européenne. Après l'exhibition de pauvreté, inégalité et misère qui a eu lieu à Nouvelle Orléans, la révolte de la jeunesse de France laisse voir la réalité sociale nue de ce qu’on appelle le premier monde et le contenu de dépouille sociale de la dite « globalisation ». L’État impérialiste français et ses acolytes, qui regardaient comme incidents mineurs les décès massifs de familles dans les récents incendies de pensions misérables dans la périphérie urbaine, recourent maintenant a la « tolérance zéro » et au couvre feu. Tout au long des dernières années ce même État français a réduit, non obstant, l'assistance sociale aux quartiers populaires, avec le prétexte cynique de la nécessité de ne pas dépasser les limites prévues du déficit de budget.

La révolte juvénile s’étend maintenant à la Belgique et l'Allemagne; le premier ministre en souffrance, Romain Prodi, a déjà signalé qu'une vague de rébellion populaire semblable à la française pourrait s’étendre, à tout moment, en Italie. Le soulèvement généralisé d'un vaste secteur des adolescents français se produit au même moment où la majorité des États de l'Europe, ainsi que les Etats-Unis, font face à une crise de régime politique, et sont dirigés par les gouvernements les plus faibles des deux dernières décennies. Le soulèvement juvénile se développe, ainsi, dans des conditions d'une crise d'ensemble - sociale et politique - des principaux États impérialistes.

Il est complètement naturel que la masse de la jeunesse insurgé soit composées de descendants d'immigrants, africains ou asiatiques, « les noirs et les beurs », démythifiant complètement les prétentions intégratrices de la démocratie représentative du capital. Cette masse représente, comme il est aussi naturel, la haine de la jeunesse contre les attaques de l'impérialisme français et mondial contre les nations du Moyen Orient et de l'Afrique du nord ; ils connaissent très bien ce qui arrive en Palestine ou en Iraq, ainsi que le destin que l'Espagnol Zapatero a réservé aux Marocains et Sénégalais qui prétendaient entrer en Europe par Ceuta et Melilla. Ils n'ignorent absolument pas le destin tragique des Albanais ou Africains qui croisent la Méditerranée pour arriver en Italie. Le soulèvement juvénile est une _expression concentrée de toute l'exploitation coloniale de part du sanguinaire capitalisme européen. Mais c'est un fait, que la grande presse n'a pas pu dissimuler, qu'à cette masse s’est uni dès le début, et ensuite en manière croissante, les jeunes chômeurs qui exhibent une ascendance européenne.

Le gouvernement français a répondu à la révolte avec la répression, sans pour cela cesser d'exprimer ses irréconciliables différences internes. Le président Chirac a pris plus d’une semaine à paraître en public, un signe incontournable d'effondrement politique. Mais la répression contre ce que le ministre Sarkozy appelle la « racaille » (la canalla) juvénile a seulement servi à approfondir la rébellion. La Coordination pour la Refondation de la IV° Internationale fait sienne l'_expression d'un hebdomadaire satirique français et appelle à combattre pour mettre fin à la « Chiracaille », c'est-à-dire, pour renverser le gouvernement de Chirac, Villepin et Sarkozy. Après la victoire du « Non » au récent referendum sur la constitution européenne, le soulèvement de la jeunesse rappelle au peuple travailleur de France que ce gouvernement impérialiste est une chose du passé, qui ne se soutient que par la complicité de la gauche institutionnelle française et la bureaucratie syndicale. A des moments où Marseille vit la commotion d'une grève du transport et d'une lutte des portuaires et maritimes, qui n'a pas été résolue encore, la consigne de l'unité des travailleurs et de la jeunesse pour mettre un terme la « Chiracaille » acquiert une actualité impressionnante.

Les directions officielles de la gauche française ont formé un front commun avec le gouvernement de la « Chiracaille » contre ce qu'elles appellent la « violence » de la jeunesse. Le parti socialiste et le parti communiste ont publié des communiqués qui appellent à « mettre fin à la violence » ("l'ordre doit être reconstitué", communiqué du PCF de du 6 novembre). L'organisation Lutte Ouvrière caractérise la rébellion en masse de la jeunesse comme "stérile" et dans une impasse, comme conséquence du reflux de la classe ouvrière. Comme en avril 2002, quand le régime politique français s’est trouvé face à la possibilité d'un effondrement, suite de l'échec électoral du parti officiel et du parti socialiste, la gauche ferme à nouveau les rangs en défense de la démocratie. La CRCI attire l'attention des travailleurs avancés de l'Europe sur cette séquence politique, depuis la crise d'avril 2002 jusqu'à la rébellion actuelle, en passant par la victoire de « Non » au referendum récent, parce qu'elle pose la crise du régime politique français et la possibilité de la chute de la «Chiracaille », ce qui ouvrirait une perspective de pouvoir.

La violence de l'insurrection de la jeunesse française n'a pas, il est vrai, le caractère d'une violence révolutionnaire contre l’Etat capitaliste, ni le niveau d'une lutte de classe du prolétariat contre le capital. C'est la violence massive d'une jeunesse lumpenisée par le capitalisme. Elle s’adresse contre les institutions de l'État, comme les commissariats, la police, et les municipalités, mais le fait aussi contre les biens d'autres travailleurs et de voisins ou contre des biens communautaires. Mais la tâche des ouvriers lutteurs et conscients ne peut pas se réduire à caractériser cette violence comme contradictoire, à la condamner dans l'abstrait, ou à la donner perdue d'avance. La tâche des travailleurs avec conscience de classe doit être d'orienter le soulèvement vers une perspective révolutionnaire, en premier lieu en intervenant eux-mêmes dans la crise avec une position politique claire et une consigne précise. Il ne s'agit pas d'émettre un jugement sur la jeunesse mais de la porter, au moyen de l'action, à une lutte efficace, c'est-à-dire, décisive. La Coordination pour la Refondation de la IV Internationale appelle à défendre l'insurrection des jeunes dépossédés de France, par la voie de mobilisations et la grève générale jusqu'au renoncement des responsables de la répression (le ministre Sarkozy) et la chute de la « Chiracaille ». Nous soutenons les initiatives partielles des organisations de base de la gauche et de certaines de leurs directions (la LCR) pour manifester en défense de la jeunesse et pour le renoncement de Sarkozy, avec la consigne Hors la « Chiracaille », grève générale, satisfaction des revendications de tous les travailleurs en lutte. Avec cette orientation nous appelons à former des comités travailleur- juvéniles dans tous les quartiers pour promouvoir la grève générale. Les comités travailleur- juvéniles doivent se charger de la défense des quartiers et de la sécurité de leur population.

Il est clair que la sortie de la misère de la jeunesse passe par une action anticapitaliste. Pour assister socialement les quartiers marginalisés; pour que les jeunes aient du travail ; pour terminer avec le chômage en masse qui affecte toutes les bandes d'âge ; un plan d'ensemble de caractéristiques anticapitalistes est nécessaire : en premier lieu, mettre un terme a toutes les subventions au capital et établir un impôt extraordinaire aux grands profits capitalistes et aux fortunes personnelles, pour mettre en marche un programme d'œuvres publiques sociales, sous contrôle des travailleurs, ceci dans une échelle qui permet de donner travail à l'ensemble de la population active.

Depuis environ deux ans, la CRCI a indiqué que la crise du capital pose en Europe la question du pouvoir, c'est-à-dire, du gouvernement des travailleurs. La gauche dans son ensemblea , non obstant, non seulement ignoré cette question, mais s’est aussi engagée dans différents pays a former des gouvernements de centre-gauche qui sauvent l'État des crises de régime politique. Ceci vaut pour ceux qui propulsent la « Unione » en Italie ou le gouvernement de la « gauche plurielle » en France, comme c'est le cas pour le Parti de la Gauche Européenne, que préside Fausto Bertinotti (qui réunit le PCF, le Synapsismos de la Grèce, et les « Linké » de l'Allemagne, entre autres), et avec des vacillations la Ligue Communiste Révolutionnaire de France. Le soulèvement généralisé de la jeunesse dépossédée de France met à nu les limitations insurmontables de cette sortie politique et l’antagonisme irréconciliable avec la tendance à la misère et au désespoir social des masses européennes dans leur ensemble. La CRCI appelle à profiter des événements qui se déroulent actuellement en France pour regrouper la gauche combative de l'Europe et les fractions organisées des travailleurs plus conscients, dans une force politique révolutionnaire qui ait pour stratégie la lutte pour les Etats- Unis Socialistes de l'Europe (la Russie incluse).

Pour la grève générale du prolétariat et la jeunesse française pour mettre fin à la « Chiracaille ».

7 novembre 2005

Secrétariat International de la Coordination pour la Refondation de la IV° Internationale




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