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Papeleras: apelar a la razón
Por La Nación - Saturday, Jan. 28, 2006 at 10:30 AM

La crisis entre la Argentina y el Uruguay por la instalación de dos plantas de fabricación de pasta de celulosa en territorio uruguayo ha ido demasiado lejos, pero no al punto de que no pueda retrocederse en las posturas hasta ahora intransigentes para tratar de encontrar una solución que deje satisfechos a los dos países. No puede haber entre dos naciones con una tradición histórica de hermandad como la que mantienen ambas naciones rioplatenses, ganadores y perdedores, más aún en una disputa que se podría haber resuelto por medio del diálogo civilizado y sin las presiones de cortes de rutas, que resultan inaceptables.

La decisión del gobierno argentino de recurrir a la Corte Internacional de La Haya, para acusar a Uruguay de violar el tratado bilateral al seguir adelante con la construcción de dos papeleras en Fray Bentos, en la margen oriental del río Uruguay, no ha hecho otra cosa que profundizar las diferencias y galvanizar la posición de la administración del presidente Tabaré Vázquez, que cuenta con el consenso y el apoyo de la dirigencia política de su país en este asunto.

Es preciso desactivar esta carrera hacia el litigio antes de que sea demasiado tarde y no haya margen para una solución amigable. Lamentablemente, el clima actual no es el mejor, razón por la cual los gobernantes con responsabilidad directa en la controversia deberían actuar con la madurez y la serenidad que exige la hora para guiar a ambos países a una solución compartida, apelando a los mecanismos de la diplomacia directa y con voluntad de llegar a un entendimiento.

En nada ha contribuido en esta disputa haber inflamado los ánimos de los vecinos de Entre Ríos desde esferas oficiales para convertir las protestas en contra de la instalación de las fábricas -ante el temor de que contaminen el río Uruguay- en un gran piquete contra el vecino país, que sólo ha servido para exacerbar los sentimientos de autonomía y patriotismo del pueblo uruguayo, aunque muchos habitantes puedan tener reservas sobre el impacto de las papeleras.

El corte de tránsito en forma ininterrumpido que comenzó ayer en la ruta 136 que une Gualeguaychú con Fray Bentos, en momentos en que miles de argentinos y uruguayos comienzan sus vacaciones en la otra costa del río, es inaceptable y merece ser condenado. Estos actos de intolerancia lo único que logran es aumentar la tensión, elevar el malhumor de ciudadanos comunes que nada tienen que ver con el conflicto y que, en lugar de sumarse a la larga lista de quienes repudian estos actos, podrían incorporarse a la legión de los ciudadanos entrerrianos que luchan en defensa del medio ambiente.

El gobierno nacional y el de Entre Ríos deben asumir la responsabilidad que les cabe para garantizar la libre circulación y tránsito por las rutas. Aunque la reacción haya sido tardía, hay que destacar la intervención del presidente Néstor Kirchner y el pedido al gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti -uno de los grandes responsables de la lucha contra las papeleras- para que frene los cortes de rutas. También merece destacarse el llamado a la mesura lanzado por los gobernadores de Buenos Aires, Felipe Solá, y de Salta, Juan Carlos Romero, para terminar con los piquetes y los actos intempestivos de un grupo de ciudadanos.

Es fundamental que en esta controversia quede claramente establecido cuál es verdadero impacto ambiental que provocaría el funcionamiento de las dos plantas proyectadas. Y en el punto en el que se encuentra el conflicto, es imprescindible que las dos partes apelen a la vía de la diplomacia directa y, en caso de no funcionar, al mecanismo de solución de controversias establecido en el Tratado de Asunción.

Son muchos los lazos que nos unen con la hermana nación de Uruguay como para continuar profundizando las disidencias y elevando la tensión. Siempre se está a tiempo para reflexionar y encontrar juntos la solución más razonable si es que se pretende evitar un mal mayor.

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