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Los intereses de EE.UU. y el fantasma de la Triple Frontera
Por APM - Tuesday, Mar. 14, 2006 at 8:17 PM
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Un alto funcionario norteamericano llegó desde Washington con un mensaje contundente: sostienen que desde la Triple Frontera se estaría financiando a grupos árabes fundamentalistas.

Esta semana, durante su visita a Buenos Aires, el secretario adjunto del Tesoro para la lucha contra el Financiamiento del Terrorismo, Patrick O’ Brien manifestó que "ya en 2004 designamos a un individuo especializado aquí para esta actividad. Claramente las vulnerabilidades que existían en ese momento continúan presentes, y todavía hay actividades de financiamiento del terrorismo".

Pese a reconocer los esfuerzos de los Gobiernos de Argentina, Paraguay y Brasil para emprender la lucha antiterrorista consideró que aún "hay mucho para hacer" en torno de la ley argentina contra el lavado del dinero. "El financiamiento terrorista tiene que ser tipificado como delito y la ley contra el lavado de dinero tiene que ser actualizada" advirtió O’ Brien y llamó a que los gobiernos y el sector privado se asocien para instrumentar controles que eviten la llegada de dinero de grupos terroristas.

Ante los lineamientos de O’ Brien el titular del Banco Central Martín Redrado respondió que " las políticas para combatir el lavado de dinero no pueden imponerse por la vía autoritaria ni importarse desde terceros países". E instó a "realizar un detallado diagnóstico de la realidad latinoamericana y tener en cuenta la idiosincrasia de cada país".

Ya en el mes de Enero el máximo responsable de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional Joseph Cofer Black, había advertido en su visita al país sobre la necesidad de controlar el movimiento de fondos en la Triple Frontera. "La Triple Frontera es utilizada como un conducto financiero para el envío de fondos a Hamas y Hezbollah", afirmó Cofer Black. Los dos grupos armados que mencionó operan en Oriente Medio (Hamas, desde territorio palestino, y Hezbollah, desde el sur del Líbano), sobre todo cometiendo atentados contra militares y civiles israelíes. Hezbollah actuaría también fuera de esa región y se sospecha de su participación en la explosión de la Embajada de Israel en la Argentina, en 1992, que causó 29 muertos.

Desde los atentados del 11 de septiembre Estados Unidos, sin aportar prueba alguna, propagó la teoría de que ese lugar es un asentamiento de células de terroristas islámicos, y que desde Ciudad del Este (Paraguay) se financia a grupos extremistas. Por otra parte, analistas políticos coinciden en que la campaña contra este territorio no es más que una excusa política del gobierno norteamericano, para desarrollar allí una base de operaciones bélicas al servicio de sus intereses estratégicos.

Según Estados Unidos en la Triple Frontera operan bandas dedicadas a todo tipo de negocios ilegales con los que se recaudan fondos que posteriormente son utilizados por las organizaciones terroristas con presencia mundial. Esta amenaza llevó a la administración de George Bush a ejercer una fuerte presión sobre los gobiernos de la zona para que adapten su legislación a los marcos legales internacionales, con el intento de frenar la actividad delictiva regional que es utilizada para el financiamiento del terrorismo.

En la zona fronteriza se desarrolló una economía ilegal a gran escala, y esto fue utilizado de excusa por la Casa Blanca para establecer una base militar en territorio paraguayo, pero la negativa de Argentina y Brasil a autorizar el ingreso de los marines norteamericanos con inmunidades especiales a sus países, complicó seriamente los planes de Washington.

Por ese motivo la administración Bush optó por presionar a los dos países con la necesidad de adaptar sus marcos legales para hacer más eficiente el control de la región. Como argumento, las autoridades norteamericanas citaron varios informes de inteligencia y militares que advierten sobre la multiplicación de maniobras ilegales en la que aparecen vinculados sectores "con importantes relaciones" con terroristas islámicos, lo cual representa una amenaza cada vez mayor a los intereses de seguridad de Estados Unidos en la región.

Las actividades en la Triple Frontera constituyen un foco de permanente atención de los servicios de inteligencia internacionales. En el triángulo formado por las ciudades de Puerto Iguazú (Argentina), Foz do Iguazú, (Brasil), y Ciudad del Este (Paraguay) viven unas 25 mil personas de origen árabe. Hay mayoría de libaneses, sirios y palestinos.

Lo cierto es que hasta el momento, no existen indicios de la existencia de centros de adiestramiento para terroristas, como se dijo en algún momento, ni de la existencia en la región de "células dormidas" del grupo fundamentalista islámico Hezbollah o Partido de Dios.

Desde el año 2001 se efectuaron siete detenciones de ciudadanos de origen árabe y tres de la India pero la mayoría fueron puestos en libertad por no encontrarse pruebas en su contra. Aquellos procesados están acusados de delitos como evasión de impuestos. No se pudo comprobar la vinculación de ninguno de ellos con grupos extremistas.

La búsqueda de socios para la lucha antiterrorista se convirtió en una estrategia clave de la política internacional de Estados Unidos desde el atentado del 11 de setiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, en Washington. Lo que no se debe perder de vista ante las advertencias amenazantes del país del norte es que la Triple Frontera funciona como llave de acceso político y militar a la región amazónica, donde Washington tiene ambiciones económicas y castrenses.

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