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25 de noviembre: Una fecha para decir NO
Por enREDando.org.ar - Saturday, Nov. 25, 2006 at 1:28 PM

Día Internacional por la No Violencia contra la Mujer

25 de noviembre: Una...
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El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional por la No violencia contra la mujer, en memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960 por la dictadura de Trujillo. Desde entonces, las organizaciones de mujeres de todo el mundo llevan adelante una lucha cuerpo a cuerpo contra la violencia de género. Hace pocos días, en nuestro país se logró dar un paso fundamental: el Congreso de la Nación ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW). Dialogamos sobre el tema con Mabel Gabarra de INDESO Mujer y Susana Chiarotti de INSGENAR.

El 25 de noviembre carga con historia. Lleva consigo un pedazo de memoria viva y una marca profunda en el cuerpo de tres mujeres. Mujeres que luchan y dignifican. Mujeres con sus derechos masacrados por el poder patriarcal, por la impunidad de las tiranías y la soberbia machista que aún descansa en el ombligo de cualquier sociedad.

En esos cuerpos femeninos, la historia recorre caminos de luchas y sacrificios. Con la piel en llaga viva, esos cuerpos levantan banderas y salen a la calle para seguir caminando, aún, cuando los golpes duelan y dejen marcas todavía más profundas.
Es que el 25 de noviembre no es una fecha más para el calendario occidental. El mismo calendario que obliga a mirar de reojo una violencia tan silenciosa como sistemática: la violencia contra la mujer.

Esos cuerpos olvidados por la memoria oficial fueron los cuerpos de las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, quienes nacieron en Ojo de Agua, provincia de Salcedo, República Dominicana, entre 1924 y 1935. Ellas fueron activas militantes que lucharon contra la dictadura que oprimió al pueblo dominicano desde 1930 hasta 1961, bajo el mando del dictador Rafael Trujillo.

Cuenta la historia que por aquellos años rondaban unas mariposas en busca de libertad. Las llamaban Mariposa 1, Mariposa 2 y Mariposa 3. Eran las tres hermanas militantes que resistían desde la clandestinidad, operando con esos seudónimos contra la impunidad de Trujillo. La misma impunidad que desde el trono de su tiranía las torturó y las asesinó a palos en un camino carretero, un 25 de noviembre de 1960.

21 años después, se celebra en Colombia el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se hacen presentes mujeres de las Américas Morena y Afroantillana. Allí acuerdan elegir una fecha del año con el objetivo de asentar un punto de partida para concientizar a la sociedad y exigir a los gobiernos acciones específicas para eliminar la violencia contra la mujer. Ángela Hernández, una de las participantes dominicanas, propone que ese día sea el 25 de noviembre en memoria de las hermanas Mirabal, como si el tiempo buscara respuestas y justicia en el cuerpo de miles de mujeres más, sometidas y violadas en silencio, de todas las formas y los modos posibles.

En 1999, Naciones Unidas proclama esa misma fecha como Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

En cifras, la historia denuncia un abuso sistemático. Según la Organización de las Naciones Unidas cerca de 120 millones de mujeres han padecido mutilaciones genitales. El 25 por ciento de las mujeres son violadas en algún momento de su vida y una de cada tres mujeres sufrirá alguna forma de violencia. Dependiendo del país, de un 25 a un 75 por ciento de las mujeres son maltratadas físicamente en sus hogares de forma habitual. Cada 18 segundos una mujer es agredida en el mundo. La conmemoración por el Día contra la Violencia de género es un importante paso dado para comenzar a quitar el velo que invisibiliza el padecimiento al que son sometidas miles de mujeres en situaciones de violencia física y abusos psicológicos cotidianos.

El recorrido de esta lucha encuentra en 1993 un logro fundamental, cuando por primera vez se considera la violencia contra la mujer como una violación a los derechos humanos. Esto ocurrió durante la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, realizada en Viena. El 20 de diciembre de ese mismo año, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, a partir de la cuál se entiende universalmente como "violencia contra la mujer" todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.

El 9 de junio de 1994 la OEA adopta la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, Convención de Belem do Pará. Uno de sus fundamentos ratifica que "la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades" y representa "una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres."

Esta Convención explicita en sus artículos qué se entiende por violencia contra la mujer, establece los derechos protegidos, enumera los deberes de los Estados Parte y otorga a las personas el derecho de peticionar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando no encuentren respuestas por parte del Estado. En su artículo 4 establece que "toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos."

La declaración de esta Convención representó un paso esencial en la histórica lucha de las organizaciones de mujeres, ya que posibilitó instalar la problemática como asunto de Estado y no sólo como un aspecto del ámbito privado, lo cual obliga a los gobiernos establecer políticas para erradicar la violencia de género. Esto queda claramente mencionado en su artículo 2, donde se definen los ámbitos en los que se incurre en actos de violencia. "Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica (…)
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona (…)
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.

Argentina ratifica la Convención de Belem do Pará por Ley 24.632, en 1996.
Sin embargo y a pesar de las legislaciones internacionales y de los instrumentos jurídicos, la violencia de género sigue cobrándose vidas en cada rincón del mundo, donde una mujer o niña es abusada física o psicológicamente, de manera cotidiana y anónima, en los hogares, en los ámbitos laborales, en las escuelas y en los diferentes espacios sociales.

Ratificación del Protocolo de la CEDAW

Las organizaciones de mujeres en nuestro país llevan adelante una lucha incansable contra la violencia de género. Desde la activa militancia, a pulmón, con escasos recursos y una concepción firme sobre los derechos de la mujer, trabajan día a día por sensibilizar a una sociedad que descansa en la indiferencia y la herencia de un fuerte poder patriarcal y a un Estado que avanza lentamente con legislaciones y programas para la mujer.

En los últimos años, éstos movimientos han logrado avances significativos a nivel internacional, nacional y provincial. Uno de ellos se celebró hace pocos días, cuando el Congreso de la Nación ratificó el Protocolo a la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW).

"El Protocolo es una herramienta para controlar que lo que establece la CEDAW puede ser controlado por las propias mujeres. Las mujeres con el Protocolo tienen posibilidades de ir a una instancia internacional a reclamar derechos que están reconocidos por la Convención en todos los ámbitos cuando en su país no reciben respuestas a ese reclamo. Entonces es una instancia de reclamo internacional por el que el Comité supervisa la aplicación", sostiene Mabel Gabarra, abogada e integrante de INDESO Mujer, a quien consultamos para conocer la visión de la organización.

La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) fue aprobada en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La misma crea, mediante el artículo 17, un Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, formado por 23 expertas que son elegidas por los Estados Parte. Este Comité es el que evalúa los informes que cada uno de los Estados elevan, notificando las medidas jurídicas y legislativas implementadas para cumplir lo que reglamenta la CEDAW, en cada uno de sus artículos. Entre ellos, establece el principio de igualdad entre el hombre y la mujer y define programas y líneas de acción que cada Gobierno de los Estados Parte, debe respetar y poner en marcha para garantizar los derechos de la mujer y eliminar toda forma de discriminación.

En 1999 se anexa a dicha Convención un Protocolo Facultativo, aprobado por la ONU, que ratifica cada una de las obligaciones dispuestas por la CEDAW, pero además, y en esto radica su importancia, establece mecanismos de control sobre los Estados Parte. Estos mecanismos otorgan, por un lado el derecho de poder recurrir y denunciar ante el Comité de la CEDAW, actos u hechos de violencia que no hayan encontrado respuestas en el país de origen. Por el otro, la facultad de investigar situaciones de violencia en los Estados Parte. En otras palabras, habilita la intervención e investigación de un órgano internacional en todos aquellos casos en que se manifieste la violación de los derechos contemplados por la Convención.

Si bien nuestro país firmó dicho Protocolo en el año 2000, era necesaria la ratificación por parte del Congreso Nacional, para que el mismo entre en plena vigencia por parte del Ejecutivo. Esto finalmente ocurrió el pasado 15 de noviembre, cuando encontró aprobación en la Cámara de Diputados.

Hacía tiempo que las organizaciones reclamaban esta adhesión. Por esto dialogamos también con Susana Chiarotti, de INSGENAR, para conocer los alcances de este Protocolo, específicamente en lo que hace a la lucha diaria de los movimientos de mujeres. "La ratificación del Protocolo opcional fortalece la Convención de la Mujer, que hasta ese momento tenía fuerza en el plano local, pero nosotras no podíamos denunciar a nivel internacional las violaciones que se hicieran acá en Argentina. Por lo tanto no podíamos usar una herramienta que nosotras la llamábamos la "movilización de la vergüenza" a nivel internacional, para mostrar como el Estado no está cumpliendo con las obligaciones". Pero para que realmente sirva dicho Protocolo, para Chiarotti, el Estado debe implementar campañas de difusión para que las mujeres "conozcan la convención de la Mujer y su protocolo, es decir, la posibilidad de denunciar a nivel internacional la falta de cumplimiento o las omisiones en las que incurre el Estado en las obligaciones que tiene a su cargo." Chiarotti hace hincapié en la responsabilidad del Gobierno para difundir lo que establece la firma de cada Tratado Internacional, y en eso, opina, "todavía falta mucho por hacer, porque hay miles de mujeres que no conocen que tienen una Convención, que para nosotras es una Constitución de las mujeres, es la Carta Magna, el Tratado de Derechos Humanos más completo sobre la mujer."

Mabel Gabarra de INDESO recuerda que "cuando era secretaria de Género de la CTA del 2000 al 2003 hubo una campaña enorme para el voto del Protocolo y la Iglesia se oponía porque decía que era una puerta abierta para las mujeres que como no les daban el derecho a abortar en Argentina podían acudir a sea instancia para pedirlo. Sin embargo es una mentira. La Convención no habla del derecho al aborto. Dice "el derecho de toda persona a regular el nacimiento de sus hijos y a elegir la cantidad de hijos que quiere tener". Pero no habla de aborto. Si alguno de esos derechos se ven conculcados en Argentina es una cuestión que las mismas mujeres pueden reclamar. Deben ir a las instancias judiciales argentinas, pero las instancias internacionales les aseguran que la gente, el Estado argentino se comprometa con lo que firmó."

Mabel le responde a los sectores, en su mayoría de la Iglesia, que rechazan dicho Protocolo "No es una puerta abierta para el aborto, porque la instancia internacional no puede ordenar un aborto que no este legislado nacionalmente, no puede ir sobre lo nacional. Es una herramienta para obligar a que se cumplan los derechos establecidos en la Convención, y que el Estado se comprometió a garantizar."

Por su parte, Chiarotti resalta la importancia de los mecanismos de denuncia y de investigación que establece el Protocolo. "Los dos primeros casos que tuvo el Comité de países que ya habían ratificado el Protocolo fueron por violencia. Usando el mecanismo de la denuncia, una persona individual se dirigió al Comité y denunció que los tribunales no la protegían, el concubino había vuelto a la casa y la había vuelto a golpear y el Comité sancionó al Estado de Hungría y lo obligo a otorgarle una indemnización a la mujer, que haga una Ley de violencia que no tenía y que cree refugios para que puedan ir mujeres con hijos discapacitados como era la denunciante." Con respecto al mecanismo de investigación, cuenta Chiarotti que también se estrena por primera vez en el mundo con un caso de violencia contra la mujer. "Fue la investigación que se hizo en Ciudad Juárez, México, por los feminicidos que ocurrían en esa ciudad fronteriza. El Comité hizo uso de su derecho a pedir las visitas al lugar. El Comité puede pedir que uno o dos de sus expertas visiten el país, y el país tiene que aceptar." Éstas expertas accedieron al lugar y realizaron un vasto relevamiento que culminó con un informe demostrando "una alta complicidad y corrupción en las autoridades para no seguir avanzando en la prevención de estos casos."

Esto revela, para la directora de INSGENAR, que las consecuencias que este Protocolo puede tener para la lucha por la eliminación de la violencia son importantes. Un avance para celebrar.



Trabajar desde adentro

Desde INDESO Mujer se trabaja hace años en la problemática de género. "Durante muchísimos años hicimos atención directa a víctimas, en lo psicológico y en lo jurídico. Hace dos años que estamos dedicadas más que nada a la capacitación, al monitoreo de políticas públicas porque vemos que se ha avanzado mucho en algunas cuestiones pero no se cumple con la ley. Es decir el Estado local ha asumido mucho la atención, los refugios, hay un teléfono de urgencias. Pero el gobierno provincial, por ejemplo, no ha implementado ninguna de las políticas públicas establecidas por la Ley de Violencia en la provincia, que es la capacitación a todos los agentes estatales sobre violencia contra a mujer, sobre violencia familiar, el monitoreo del cumplimiento de la ley, el convenio con las municipalidades de la provincia para que habiliten espacios de denuncia en cada localidad. De todo eso no ha hecho nada. Este año trabajamos en eso. E hicimos un relevamiento en el sur de la provincia en cinco ciudades. Detectamos que la ley es poco conocida, que las municipalidades no reciben recursos del gobierno provincial para implementar nada, que no hay red. Ese es un poco el trabajo que estamos haciendo: de denunciar, de monitorear el cumplimiento de la ley, de ver que las víctimas se quejan, que van a un centro de salud, van a un hospital público, o van a un tribunal y se las revictimiza. Apuntamos un poco a cambiar las condiciones de atención en violencia de las mujeres", cuenta Mabel Gabarra haciendo alusión a las acciones llevadas adelante, con mucho esfuerzo y convicción por parte de la organización. Un reclamo fundamental es el escaso presupuesto que se destina a la prevención de violencia y la falta de respuestas estatales para cumplir con lo dictamina la legislación provincial.

Desde INSGENAR, Susana Chiarotti opina que en estos últimos 30 años se hizo un vuelco impresionante para avanzar en la erradicación de la violencia contra la mujer. Está mucho más visible en la sociedad, en los medios de comunicación y se han logrado leyes y medidas jurídicas fundamentales. Pero también destaca la necesidad de seguir trabajando. "Las leyes todavía son parciales, no tienen perspectivas de género, faltan muchos refugios y medidas sociales de contención para la víctima, planes nacionales para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer" y también "hace falta presupuesto para esos planes. Entonces lo que hay es verso. No hay estadísticas para poder medir la dimensión de la pandemia, entonces lo que falta es mucho". Sin embargo su visión rescata lo que ya se ha logrado. "Ya nadie va a defender la violencia contra la mujer públicamente. Se ha logrado desnaturalizar la violencia", afirma Chiarotti, con optimismo. La mirada de Mabel coincide en los logros obtenidos, pero también sostiene que ha habido avances y retrocesos. Escarba además, en una problemática que se profundiza: la trata de mujeres. "Las violaciones han crecido enormemente, de niñas, hay casos muy aberrantes. Hemos avanzado en algunas cosas y en otras estamos ahí. No sabemos qué estrategias llevar adelante. El tema de la trata de mujeres, que se denuncia un poco más, pero quedan ahí la denuncias. En el caso de Santa Fe es clarísimo como funcionó el tema de la mafia. Pero quedó todo ahí, y pareciera que no le interesa a nadie escarbar demasiado en ese asunto. Así como sabemos que en las provincias argentinas hay una mafia de trata de mujeres impresionante."

En INSGENAR se trabaja activamente en casos de capacitación y divulgación. También cuentan con un observatorio que "denuncia la violencia que se realiza contra las mujeres en los ámbitos de salud. Denuncia los maltratos de mujeres en los efectores de salud sexual y reproductiva". Se trata de un Observatorio de Género, Salud y Derechos Humanos. La organización cuenta fundamentalmente "con la pasión, el entusiasmo y la militancia" de quienes la integran, al igual que la mayoría de las organizaciones de mujeres. "Más de la mitad del trabajo es el compromiso militante", sostiene Susana. Pero una herramienta fundamental, es para Chiarotti, el discurso. "Nosotras tenemos que tener en claro que nos podemos constituir en minoría significante. Para esto hay que contestar al poder, enfrentarlo, y para eso solo tenemos las palabras. Y lo que no podemos hacer es lavarlas, no podemos lavar el discurso para quedar bien, hoy con uno o mañana con otro. El discurso debe ser contestatario, y de eso disponemos, de ideas y discurso. Pero ese discurso tiene que ser claro, porque sino no podemos constituirnos en minorías significantes."

Por otra parte, Chiarotti critica aspectos jurídicos del abordaje del Estado sobre la protección de la mujer, como el paradigma del tutelaje. "Nos protege porque somos víctimas. Nosotras no somos vulnerables. Nosotros queremos garantías de que nuestros derechos se cumplan, y eso lo pedimos como ciudadanas, no como víctimas ni como pobre mujer vulnerable. El Estado ratificó tratados que dan derechos y quiero que se cumplan". "El tutelaje siempre es en contra nuestra", explica. "No queremos un Estado tutelar, sino un Estado garante de nuestros derechos, para disfrutar de una vida libre de violencia, como determina Belem Do Pará, eso es lo que queremos", puntualiza Chiarotti, con la convicción que encarna su militancia desde el movimiento de mujeres.

Tanto ella como Mabel, y como miles de mujeres más se preparan este 25 para gritarle a los cuatro vientos un 'no' bien fuerte a la violencia, al abuso, a la discriminación, a la indiferencia del Estado y al miedo de una sociedad que todavía, tiene mucho para hacer.



Actividades del 25 de noviembre

La principal convocatoria del movimiento de mujeres en Rosario la organiza MAR (Mujeres Autoconvocadas de Rosario). En esta ocasión han decidido abandonar el centro de la ciudad y acercarse a los barrios. "Entendemos por violencia contra la mujer, cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, tanto en el ámbito privado como en el público" señalan en la convocatoria a la intervención callejera que realizarán el sábado 25 de noviembre a partir de las 17 hs. en las Cuatro Plazas, Mendoza y Provincias Unidas.

Por su parte la Municipalidad de Rosario, desde el Área de la Mujer organizó un acto el viernes 24 a partir de las 18 hs. en la Plaza Pringles (Córdoba y Paraguay), por el "Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer". Invitan desde allí a "instituciones, grupos de mujeres, organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y público en general", a participar de la actividad que consistirá en espectáculos musicales, expresión de adhesiones y difusión de folletería por parte de los/as participantes.

En este marco el grupo Juana Azurduy presentó y realizó un taller alrededor de la película "Te doy mis ojos", de la directora española Iciar Bollain, el jueves 23 en el Centro Cultural Retruco. "Juana Azurduy" es un Programa Fortalecimiento de Derechos y Participación de las Mujeres del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales de Presidencia de la Nación.

La Escuela de Psicología Social "Instituto Dr. Pichón Riviere" invita el jueves 30 de noviembre a las 15.30 a una charla en su sede de Rioja 1631, 2do. piso. "El 25 de noviemebre como día de denuncia de la violencia. Este es un problema que todas de diferente manera lo padecemos. Solas, aisladas y sintiéndonos culpables de lo que nos pasa no lo vamos a resolver. Las mujeres que formamos esta institución sentimos la necesidad de invitarlas a nuestra casa, encontrarnos para charlar sobre este tema y empezar a definir entre todas la forma de resolverlo".

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