Julio López
está desaparecido
hace 6434 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Con una ceremonia mapuche, consagraron beato a Ceferino
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:28 PM

UNA MULTITUD ESTUVO EN CHIMPAY, SU PUEBLO NATAL

El acto fue encabezado por el cardenal Bertone, segundo del Papa. Además de la liturgia católica, en el inicio y el final hubo ritos indígenas. El obispo de Viedma habló de una Patagonia "tan olvidada como codiciada".

Con una ceremonia ma...
t030dh03.jpg, image/jpeg, 305x218

Por: Sergio Rubín
Fuente: CHIMPAY. ENVIADO ESPECIAL

BERTONE Y LA MULTITUD. EL SEGUNDO DEL VATICANO ASEGURO QUE EL EVANGELIO "NO DESTRUYE CULTURAS, LAS ELEVA".

En una multitudinaria, colorida y emotiva ceremonia, que combinó los rituales mapuches con la liturgia católica, el indiecito Ceferino Namuncurá -el católico más popular de la Argentina- fue declarado ayer aquí beato poco más de un siglo después de su muerte, ocurrida en Roma cuando tenía apenas 18 años. Es el peldaño anterior a la santidad.

A las 11,40, luego de que dos representantes de la comunidad mapuche, con sus atuendos típicos, pidieran en su lengua la beatificación de su conspicuo antecesor, el delegado del papa Benedicto XVI y su virtual segundo, cardenal Tarcisio Bertone, declaró solemnemente que Ceferino pasaba a ser beato. El anunció provocó una evocación entre las decenas de miles de fieles -la Policía estimó que eran 60 mil- que se congregaron en el llamado "Parque Ceferiniano", en las de este pueblo de 2.000 almas sacudido por el acontecimiento.

Tras el anuncio, fue descubierta una gigantografía con la imagen de Ceferino a un lado del imponente altar donde se realizó el oficio, lo que volvió a suscitar una ovación.

La celebración fue presidida por Bertone y concelebrada por el presidente del Episcopado, cardenal Jorge Bergoglio; el arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga; el futuro cardenal argentino, Estanislao Karlic, y medio centenar de obispos. Abajo, en primera fila, se ubicaron el vicepresidente Daniel Scioli y su esposa, Karina Rabollini; la vicegobernadora de Buenos Aires, Graciela Gianettasio; el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el embajador ante el Vaticano, Carlos Custer. Cerca de ellos estaban numerosos miembros de la comunidad mapuche y centenares de sacerdotes y religiosas, que terminaron parados en las sillas vivando a Ceferino y a la Iglesia.

"Marimari peñi, marimari huinca" (hola hermanos mapuches, hola hermanos blancos), había exclamado en mapudungún, su lengua originaria, un mapuche con los brazos extendidos, como queriendo abrazar a la multitud. Luego, le siguió un ritual mapuche con sus instrumentos característicos, unas palabras del obispo de Viedma, con jurisdicción en Chimpay, Esteban Laxague, quien destacó la figura de Ceferino como hijo de una Patagonia "tan olvidada como codiciada".

Finalmente, Bertone leyó el decreto papal de declaración del nuevo beato que, dijo, constituye "un modelo para muchísimos jóvenes y un orgullo para el audaz e indómito pueblo mapuche que pasó por situaciones dramáticas". Subrayó que el Evangelio "no destruye culturas, sino que las eleva".

Bertone volvió a arrancar una ovación cuando contó que el indiecito es el único joven que está esculpido en la basílica de San Pedro, al lado de Don Bosco, el fundador de la congregación salesiana a la que pertenecía. Y precisó que la fiesta del nuevo beato será los 26 de agosto, cuando se conmemora su nacimiento. Otro que se ganó un cerrado aplauso fue el cardenal Bergoglio cuando el superior mundial de los salesianos, el sacerdote mexicano Pascual Chávez, dijo que el cardenal bregó para que la beatificación se realizará en la Patagonia.

La celebración terminó dos horas y media después como había empezado: signada por la cultura mapuche. Los aborígenes le colocaron a Bertone un poncho típico, sellando entre lágrimas una fiesta inolvidable para la región.


De Chimpay al Vaticano

1886. Nace en Chimpay Ceferino, hijo del último gran cacique mapuche.

1897. Ceferino ingresa al colegio Pio IX de Buenos Aires para formarse. Fue luego de asistir a los talleres de la Armada, donde no se sintió a gusto.

1903. Es llevado a Italia con el fin de que los nuevos aires lo ayuden a sobrellevar una incipiente tuberculosis. Tiene un encuentro con el Papa Pío X.

1905. Muere en un hospital romano dando aliento a otros enfermos. Pide que no recen por su salud, sino por la salvación de su alma.

1924. Sus restos son traídos al país. Actualmente, descansan en Fortín Mercedes, en la provincia de Buenos Aires.

1944. Se inicia su proceso de canonización.

1973. El Papa Paulo VI lo declara Venerable Siervo de Dios

2007. El Vaticano reconoce que Dios obró un milagro por intercesión de Ceferino y es beatificado.

agrega un comentario


PUNTO DE VISTA: Las esquirlas de la historia
Por Lucas Guagnini / Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:29 PM

Ceferino nació hijo de cacique y murió aspirante de cura. De muy pequeño, sobrevivió a que su madre -una cautiva chilena- fuera "desterrada" para que su padre se convirtiera en monógamo luego de la derrota, pero no tuvo anticuerpos para la tuberculosis, que diezmó a su pueblo tanto como la pólvora y la espada. Ceferino nació en un territorio propio, murió en Italia y sus restos fueron repatriados a una Patagonia enajenada por las familias cercanas al gobierno de Roca. La vida de Ceferino es un pequeño retrato de las glorias y miserias de la construcción de la Argentina como Estado-Nación. Y si de algo sirve su beatificación -más allá de la liturgia y la fe- es para que el recuerdo de esa vida deje expuestas, una vez más, a las esquirlas de la Historia. Presentes en la dura realidad de los mapuches hoy, hayan o no abrazado la cruz.

agrega un comentario


Críticas de los mapuches que mantienen sus creencias originarias
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:31 PM

CONSIDERAN A LA BEATIFICACION "UNA OFENSA A NUESTRA HISTORIA"

"Nos indigna que se lo siga utilizando para evangelizar y dominar", aseguraron.

Por: Fernando Soriano

La beatificación de Ceferino Namuncurá no sólo causó felicidad, orgullo y agradecimiento en los fieles que llegaron a territorio mapuche para festejar el acontecimiento. También reavivó el dolor de las heridas abiertas de una parte importante de la comunidad originaria, que se siente invadida y colonizada. Ese sector rechazó ayer la beatificación de Namuncurá y la consideró un regalo que llegó sin ser pedido. "Es una verdadera ofensa a nuestra historia y a nuestra memoria. La beatificación de Ceferino es una manipulación que nos genera mucho dolor", le dijo a Clarín Jorge Nahuel, werken (portavoz) de la Coordinación de Organizaciones Mapuche (COM) y director nacional de Pueblos Originarios.

Muchos mapuches consideran que la identidad de Namuncurá no responde a la tradición católica y lo ven a él como una víctima. "Fue engañado, parte del botín de guerra de la conquista.

A él le tocaba responder a los kurá (originarios de las piedras) pero eso se cortó y hasta le pusieron un nombre ajeno, como Ceferino. Perdió la armonía porque lo sacaron de su tierra", razonó Peti Piciñam, integrante del Centro de Educación Mapuche, quien sostiene que el beato murió en Roma no sólo por la tuberculosis (una enfermedad europea) sino por la pena de estar lejos de su lugar. "El pertenece a este espacio territorial y nos indigna que se siga utilizando para dominar y evangelizar a nuestro pueblo", continuó Piciñam.

No toda la comunidad mapuche siente de la misma forma. De hecho, es un pueblo donde quienes mantienen la cosmovisión auténtica conviven con evangelistas y mormones y, desde luego, con los practicantes del culto católico. Para esos, el de ayer fue un día sublime. "Le venimos a agradecer a Tata Dios que ahora tenga como werken al peñi (hermano) Ceferinito y así pueda ayudarnos a todos nosotros", dijo Celedonio Liñán, el lonko (jefe político) de la localidad neuquina de Loncopué. "Algunos hermanos tienen una visión distinta porque a los mapuches nos tenían escondidos. Por eso ahora el 'santo' nos puede ayudar a resolver algunos de nuestros problemas", se ilusionó Liñán.

Para Piciñam fue justamente ése el motivo de la conversión de Ceferino. "Nos causa mucho dolor que él creyera que podía salvar a nuestra tierra y se entregara pensando que así se acabaría tanto dolor, tanta muerte", lamentó. Sin embargo, desde este sector respetan a sus hermanos católi cos. Durante la semana pasada trascendió que jóvenes de la comunidad planeaban una protesta al mismo tiempo de la ceremonia de beatificación. "Así son los jóvenes, con tanta adrenalina. Pero no se iba a hacer, nosotros respetamos, aunque lograron dividirnos", remarcó Peti.

"Nuestro rakizuam o pensamiento circular nos impide levantar a una persona como más santo ni más héroe que otros. Todos formamos parte equilibrada del mismo círculo natural, no hay jerarquías. Luchamos contra las invasiones y no aceptamos este perverso título para un hermano nuestro que murió a manos de la misma colonización", concluyó Jorge Nahuel.

agrega un comentario


Unos cincuenta descendientes de Namuncurá abrieron el acto
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:34 PM

Unos cincuenta desce...
t032dh02.jpg, image/jpeg, 251x218

LA PRIMERA BEATIFICACION DE UN ABORIGEN ARGENTINO

SINCRETISMO. EL ACTO COMENZO CON UNA CEREMONIA EN MAPUCHE.

Entre tanto rostro curtido por la tierra y el sol, entre tantos cuerpos fornidos y retacones, la piel blanca y la flacura de Ariel Cafulcurá sobresale. Este vecino de La Plata, de 29 años y museólogo, es uno de los familiares directos de Ceferino. "Mi abuelo era primo suyo", detalló. Llegó a Chimpay el jueves, ansioso por la ceremonia de beatificación y porque finalmente conocería a sus parientes de la comunidad San Ignacio, cercana a Junín de los Andes, en el Sur de Neuquén.

Los grupos mapuches, con sus cantos, instrumentos, atuendos y estandartes, se hicieron sentir y notar durante la ceremonia.

"Somos 11 los sobrinos directos de Ceferino que estamos muy orgullosos de que se le rindan estos homenajes. Yo era muy chico cuando en 1948 se iniciaron las gestiones para beatificarlo. Pensé que nunca lo vería. Sin embargo, pasaron 59 años y acá estoy, muy feliz de ser parte de esta fiesta", contó Celestino Namuncurá, lonco de la comunidad San Ignacio.

Unos 50 familiares de Ceferino subieron al escenario y prácticamente abrieron la ceremonia de beatificación. Con cantos y discursos saludaron a la multitud que se movilizó hasta las tierras que por varios siglos habían pertenecido a sus antepasados. "Mari mari kom pu che", fueron las palabritas más escuchadas que significan "saludo general, para toda la gente". El público, atento y respetuoso, los aplaudió.

"Es emocionante que toda esta gente se haya reunido para honrar la memoria de Ceferino en estas tierras que fueron de mis ancestros", comentó Domingo Namuncurá, director nacional de la Corporación de Desarrollo Indígena de Chile (CONADI). Junto con él, desde el otro lado de la cordillera, llegaron unos 400 mapuches.

Juan Pablo Casas

CHIMPAY. ENVIADO ESPECIAL

agrega un comentario


UN LARGO Y COMPLEJO TRAMITE: Cómo fue el proceso de la beatificación
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:36 PM

Por: Sergio Rubín

La beatificación de Ceferino Namuncurá fue un largo y complejo proceso que debió sortear dificultades, no por las condiciones del candidato, sino por cuestiones procesales que, para los expertos eclesiásticos, contribuyeron a la seriedad del reconocimiento de su ejemplaridad.

El primer escollo fue el hecho de que la causa no se inició dentro de los 30 años posteriores a su muerte. Murió en 1905 y debió ser antes de 1935, pero fue en 1944. Para la Iglesia no debe pasar tanto tiempo por el riesgo de que no queden vivos testigos directos del candidato. Pero los salesianos, la congregación a la que pertenecía Ceferino, consiguieron una gran nómina.

También lograron que entre los testigos figuraran muchos sacerdotes y dirigentes calificados, lo que aportó solidez. Además, consiguieron una gran cantidad de sus escritos, otro requisito valioso. Pero el proceso se volvió a empantanar cuando Roma detectó que en la Patagonia se le estaba rindiendo una especie de culto público previo, algo vedado en la Iglesia en tanto el candidato no sea declarado beato o santo.

Finalmente, en 1973 se dio un paso clave: el papa Paulo VI reconoció, como conclusión de los estudios, que Ceferino había vivido virtudes cristianas en grado heroico y lo declaró "Venerable Siervo de Dios". Sólo faltaba que se estableciera que Dios había obrado un milagro por su intercesión para declararlo beato. Hasta que en mayo último, una junta médica del Vaticano determinó que la total curación de un cáncer de útero de una cordobesa que en 2000 le había rezado a Ceferino no tenía explicación científica y, por tanto, era un milagro. Si la Iglesia le detecta un segundo milagro, será santo.

agrega un comentario


Cánticos, santerías y el fervor de los peregrinos
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:38 PM

Cánticos, santerías ...
xt031dh03.jpg, image/jpeg, 272x218

EL REGRESO DEL TREN TRAS 16 AÑOS PROVOCO EMOCION EN EL PUEBLO

A la ceremonia llegó gente de todas las provincias y, también, de países limítrofes.

Por: Juan Pablo Casas
Fuente: CHIMPAY. ENVIADO ESPECIAL

DESDE LA TORRE. CUALQUIER ELEVACION SIRVIO PARA SEGUIR LA CEREMONIA.

Subidos al mangrullo desde donde se televisaba la ceremonia, cinco seminaristas de Mercedes arengaban a la multitud con sus brazos. Uno agitaba una bandera del Vaticano. Y otros cantaban a viva voz: "Ceferino, Ceferino / Ceferino de Chimpay / encontraste aquella roca / donde brotan vida y paz". Desde abajo, compañeros suyos los azuzaban mientras les sacaban fotos con sus celulares.

La beatificación de Namuncurá despertó la pasión de los miles de peregrinos que, desde todas partes del país, y también de naciones vecinas, se acercaron a este pequeño pueblo.

"Oh le lé, oh la lá / si ésta no es la Iglesia, / la Iglesia dónde está", arremetió un grupo de seminaristas, esta vez de Rosario, sobre el final de la ceremonia. Y el cantito fue prendiendo hasta que toda una multitud agitaba sus brazos y cantaba esos versos tan futboleros.

Tanta pasión por Ceferino arrancó bien temprano. Chimpay, un pueblo de unos 2.000 habitantes ubicado en la región del valle medio rionegrino, a unos 220 kilómetros de Neuquén y a 300 de Bahía Blanca, se vio desbordado desde el sábado. Pero ayer a las 9 de la mañana, por sus calles de tierra y viento pululaban gente, puestos de comida, casillas que ofrecían agua caliente para el mate, una feria callejera y típicas santerías.

Sobre la estación de Chimpay se estacionaban, uno al lado del otro, micros con destinos de origen tan disímiles como Tucumán y Río Turbio, La Rioja y Entre Ríos. Y sobre las vías descansaban dos formaciones ferroviarias. Uno, el viejo "Zapalero", que trajo a los fieles desde los alrededores de Zapala y Neuquén. Y el otro, llegado desde Bahía Blanca con unos 300 peregrinos. Para los vecinos de Chimpay, la vuelta del tren tras 16 años de ausencia, es otro de los milagros en la cuenta de Ceferino.

En la previa a la ceremonia, una veintena de sacerdotes, repartidos por los distintos ángulos del extenso campo, confesaban a los fieles, que llegaban emponchados y aprovisionados de viandas y sillas desplegables. Las primeras banderas se desplegaban por los diferentes sectores. Estandartes de escuelas, grupos misioneros, parroquias y otras organizaciones religiosas de toda la Argentina, pero también de Chile, Uruguay y Bolivia, le ponían calor y color a una mañana fría, ventosa y, hasta ahí, algo nublada.

La desmovilización de la multitud fue lenta y ordenada, pero no significó el final de la fiesta, que siguió con el choripán y el asado, el vaso de vino y la ronda de mate hasta bien entrada la tarde. Después sí llegó el momento de volver a casa.

agrega un comentario


Inusual referencia del Papa desde el Vaticano
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:41 PM

Inusual referencia d...
tx031dh00.jpg, image/jpeg, 307x218

HABLO SOBRE CEFERINO EN EL ANGELUS

Por: Julio Algañaraz
Fuente: VATICANO. CORRESPONSAL

ARGENTINOS EN SAN PEDRO. RATZINGER LES DESEO "UN FELIZ DOMINGO".

El Papa dio ayer relieve a la beatificación de Ceferino Namuncurá saludando "con afecto" a los argentinos y a la familia salesiana. "Que el beato Ceferino interceda por ustedes y vuestras familias", dijo Benedicto XVI durante el "Angelus" del mediodía, aclamado por numerosos compatriotas bajo la llovizna en la plaza de San Pedro.

El Papa Joseph Ratzinger definió a la Argentina como "ese querido país" y se mostró contento de que los "queridos amigos" argentinos hubieran acudido numerosos a San Pedro cuando faltaban cuatro horas para el comienzo de la beatificación de Ceferino Namuncurá en Chimpay.

Recordó que entre los argentinos y la gran familia salesiana había "una inmensa alegría" por la beatificación de Ceferino, quién murió cerca del Vaticano, en la isla Tiberina del río Tíber, en noviembre de 1905 en el hospital Fatebenefratelli, que aún hoy funciona.

"Damos gracias al Señor por el testimonio extraordinario de este joven estudiante de 19 años que, animado por su devoción a la Eucaristía y su amor a Cristo, deseaba ser salesiano y sacerdote para mostrar el camino hacia el cielo de sus hermanos mapuches", dijo. El gesto del Papa fue muy apreciado porque raramente evoca una beatificación en el "Angelus". El Papa señaló, hablando en español, que "el Siervo de Dios, con su vida ilumina nuestro camino a la santidad, invitándonos a amar a nuestros hermanos con el amor con que Dios nos ama".

Antes de desear a los argentinos "un feliz domingo", el Papa invocó a la Virgen María para que "el ejemplo del nuevo Beato produzca abundantes frutos de vida cristiana".

agrega un comentario


"Lo reté, le exigí que me curara"
Por Clarín - Tuesday, Nov. 20, 2007 at 11:44 PM

"Lo reté, le ex...
txx031dh01.jpg, image/jpeg, 184x218

VALERIA HERRERA DE KOUA, LA MUJER DEL MILAGRO

Por: Marta Platía
Fuente: CORDOBA. CORRESPONSALIA

FE. VALERIA CON UNA DE SUS HIJAS.

Con su cara de nena tardía y pecosa, Valeria Herrera de Koua, 31 años y tres hijas de 5, 4 y 2 años, es la mujer-milagro. La ex monja consagrada que le exigió a Ceferino Namuncurá, el ahora primer beato aborigen, que la salvara de una muerte segura cuando, un viernes de octubre de 1999, los médicos le diagnosticaron un cáncer de útero tan violento que la mataría en pocas semanas.

"Dijeron que las metástasis en los pulmones y en el hígado serían fulminantes", le contó a Clarín esta mujer de apenas 1,45 metro y un carácter de esos que -por lo que parece- hace que hasta los santos anden en puntas de pie. "Es que me iba a morir -rememora, explica, se queja-. Tenía 24 años y todo terminaba.

Iba a dejar solo aquí en Córdoba a mi esposo Joseph que es africano. Solo y sin hijos cuando él se había cruzado el mundo para estar conmigo. Sentí que no era justo. No quería resignarme. Algo tenía que suceder".

"Un viernes que nunca voy a olvidar, me dieron el diagnóstico: un coreocarcinoma que me mataría en pocas semanas", revive el golpe, masticando cada sílaba. Valeria y Joseph lloraron. Mucho. En la casa que habitaban en las sierras del Valle de Punilla, la pareja decidió pasar ese último fin de semana hasta el próximo lunes, el de la urgente, impostergable quimioterapia.

"Recuerdo que cuando Joseph salió a tomar el fresco de la noche al patio, yo me quedé en mi dormitorio, y en la mesita de noche encontré una revista que contaba la vida de Ceferino Namuncurá. La leí y lo sentí cerca. Casi como a un colega. El también era joven como yo cuando misionó. Tal vez tenía mis mismos sueños. Fue entonces cuando me animé y lo increpé. Creo que hasta pequé de soberbia, de mandona. Pero le exigí que me curara", rememora la chica con una voz calma, aunque empapada en la firmeza que parece ser su sello personal. Como esa mirada castaña que se clava en mis ojos y me apabulla mientras describe la escena que es imposible no imaginar a medida la describe. Valeria y Ceferino. A solas. Cara a cara. "¿A vos te hace falta un milagro para ser santo? Bueno, hacémelo a mí. No me lo podés negar. Vos estabas en lo mismo que yo. No podés negármelo. Lo reté, le exigí. Ahora me doy cuenta de lo dura que estuve. Pero tenía mis razones. Quería vivir", relata.

El lunes siguiente no se inmutó ante el estupor de la médica que la revisaba incrédula de que "ocho tumores del tamaño de perlas" hubieran desaparecido como por arte de magia. O de santo. "¿Pero qué hiciste? ¿Qué pasó? Vos no tenés nada", repetía, interrogaba la profesional a quien Valeria, con un suspiro de plácida felicidad, le contestó: "¿Usted cree en milagros? Porque yo sí".

A los médicos no les quedó otra que cerrar su historia clínica con dos palabras "involución espontánea". Ayer, la mujer-milagro no quiso perderse la ceremonia en Chimpay.

agrega un comentario