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A 15 años del atentado a la embajada de Israel en Argentina: ¿Musulmanes o lV Reich?
Por Dr Oscar ABUDARA BINI - Thursday, Mar. 13, 2008 at 3:40 PM
drabudarabini@yahoo.com.ar 4822 6369 CAPITAL FEDERAL

Hace 15 años "alguién" voló la embajada de Israel en Argentina. Durante largo tiempo, "pareció" que el atentado era Made in Musulmanes, hoy todo indica que fue Made in lV Reich

INTRODUCCION

El martes que viene se reiterará el "acto" conmemorativo de marras. Para el público común, se ofrecerá el mismo "ritual" repetido de los 15 anteriores con los mismos personajes y personeros (sólo cambiarán algunas), que vomitarán reiterados"parlamentos".

Los unos(Sionfascistas según J. Petras) dirán, con impostado compungido optimismo: que 'ahora si' se vislumbra un progreso en la investigación y los otros (los del gobierno de turno) les responderán con una finta: que se "comprometen" a hacer todos los esfuerzos para lograr "el total esclarecimiento" del atentado y "el castigo de los culpables".
Son 16 años de "vergüenza nacional" continua y creciente, como dijo el Presidente Kirchner en un rapto de sinceridad recién asumido presidente en el "otro" ritual anual de 2003.

¿QUE HAN OCULTADO AL MUNDO DURANTE ESTE TIEMPO QUE NOSOTROS ENTREGAMOS AHORA?

Se adjunta infra una muestra acabada de ese encubrimiento pertinaz aplicado, que es a la vez la más concluyente y contundente pieza de evidencia de la alevosa participación del gobierno de Israel en éste y de la complicidad de la "corporación" política criolla con ese tenebroso accionar.

Se trata de la declaración e interrogatorio cruzado bajo juramento de un testigo clave de esa "investigación", nada menos que el instructor del 1er. año de la causa, el Dr. Alfredo Bisordi, juez de la Casación Penal de la Nación,recientemente expulsado, por supuesta connivencia con el terrorismo de estado de los años 70.

TERRORISMO DE ESTADO DE LOS AÑOS 70 Y AÑOS 90: ¿Quién es quién?

No es lo mismo el actuar durante un terrorismo que en otro y las medallas conseguidos en uno, no implican necesariamente méritos en el otro. No podemos ni debemos defender las acciones del ex juez Bisordi para los actos de los 70`porque carecemos todavía -nosotros- de una investigación ad hoc. Pero consideramos que -hasta hoy, es decir durante 15 años- ha sido el único magistrado argentino que denunció coacciones de Israel en la investigación del atentado a la embajada de Israel. Recordemos que en aquel entonces, el hoy expulsado Bisordi, era el juez instructor del atentado a esa embajada.

¿ANTE QUÉ PERSONALIDADES SORDAS, CIEGAS Y MUDAS DE LA ALTA POLÍTICA ARGENTINA DENUNCIÒ EL ENTONCES JUEZ BISORDI LOS ELEMENTOS DE LA LLAMADA PISTA ISRAELÍ

El ex juez instructor de la Corte Suprema de Justicia, el Dr Bisordi, declaró ante la Comisión de Juicio Político de Diputados de la Nación en marzo de 2002, cuyos pormenores fueron ocultados miserablemente a la población, a pesar de su importancia y de su naturaleza pública.
Y lo más grave de todo, es que esto ha sido hecho con la colaboración de nuestros beneméritos "Representantes del Pueblo"que participaron, a los cuales parecería que los cruciales conceptos vertidos y hechos señalados, les hubieran entrado por un oído y salido por el otro, ya que en el dictamen acusatorio de "la comisión" a los ministros de la Corte Suprema por su presunto "mal desempeño" en la causa "Embajada", pergeñado por la inefable tramoyera y entonces diputada Elisa Carrió, de esta larga y minuciosa declaración/interrogatorio, sólo se mencionaron y muy tangencialmente algunas consideraciones menores, obviándo totalmente las relevantes.

LOS PERITOS OFICALES en consonancia con EL JUEZ INSTRUCTOR DEMUESTRAN QUE LA ACUSACION A LOS MUSULMANES ESTUVO PLANTADA Y MUY MAL "PLANTADA"

De la misma infame manera y con iguales aviesos propósitos de que lo fueron los pormenores de la Audiencia Especial de Compatibilización de pericias del 15/5/97, (12 horas de debates entre peritos para determinar el epicentro de la explosión en el mismo "atentado"), la cual había sido programada "pública" por la Corte Suprema, pero ante el resultado totalmente adverso de su desarrollo para la "historia oficial", impuesta como verdad única y excluyente desde los primeros momentos por los gobiernos de Israel y USA , fue convertida en totalmente secreta hasta ahora. Aunque actas de esta audiencia de probada autenticidad fueron filtradas, lo que ha permitido descubrir la maniobra.

RESUMEN DE LA DECLARACION DEL UNICO JUEZ ARGENTINO Y DEL MUNDO ENTERO QUE SUGIRIO POSIBLE AUTORIA MADE IN ISRAEL DE UN ATENTADO TERRORISTA COMETIDO EN OCCIDENTE

NOTA ACLARATORIA: los funcionarios gubernamentales con alto rango que denunciaron posible autoría terrorista de Israel en el 11-9 son hasta ahora el ex ministro alemán Andreas von Bülow y el ex presidente italiano Francesco Cossega.

A continuación resumimos los puntos esenciales de la declaración de marras y al final adjunto la versión taquigráfica textual completa digitalizada de las 87 fojas, cada una firmada en el original por la Dra. María Osella Muñoz, secretaria de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados de la Nación.

NOTA ACLARATORIA:ojalá que este artículo, lo lean atentamente en la UEI del Ministerio de Justicia y en la Unidad Especial de Fiscales de la Procuraduría General de la Nación, así como los jueces actuales de la Corte Suprema.

ALGUNOS PARRAFOS DE LA DECLARACION DEL JUEZ BISORDI ANTE LOS LEGISLADORES CON NUESTROS COMENTARIOS

A fs. 9: queda táxativamente evidenciado que fue el israelí Ronie Gornie, "sobreviviente" del "atentado" y jefe de seguridad de la embajada, el promotor de la 1era. desviación de la investigación. Yendo la misma tarde del 17M, a la comisaría 15 a cargo de esta, que ya tenía por hipótesis inicial la explosión interior, porque así había resultado de la opinión de todos los expertos consultados en esos primeros momentos y en consecuencia ya habían comenzado a interrogar a los que descargaron materiales de la construcción en la mañana.
Gornie rechazó de plano esa hipótesis y conminó a los policías investigadores a que la abandonaran, porque según su experiencia en terrorismo (¿o de terrorista?), "se había usado un coche-bomba".
Unas pocas horas después, en la madrugada del 18M, esta falsa pista fue reforzada por el Ministro de Interior Manzano, cuando en una improvisada conferencia de prensa en la Casa de Gobierno, les dijo a los periodistas: apareció el cráter dejado por el coche-bomba frente a la puerta de la Embajada???.
Al otro día cientos de periodistas salieron a buscar el tal "cráter" anunciado, sin poderlo encontrar por ninguna parte. El sábado 21M y el domingo 22M La Nación continuaba reportando en sendos artículos: que ninguno de sus periodistas destacados en la zona, había podido encontrar el cráter anunciado por Manzano en la madrugada del miércoles 18.
El hoyo que finalmente apareció en la calzada y vereda varios días después, que se pretende fuese ese cráter anunciado, fue en realidad construido con pico y pala por gente de la Policía Federal, como quedó en evidencia por testimonios de vecinos y por los estudios de los ingenieros peritos de la Academia de Ingeniería, ventiladas en la Audiencia de Compatibilización de pericias del 15/5/97 mencionada más arriba, cuyo desarrollo, al igual que los de la reveladora declaración adjunta en este mail, se hicieron "desaparecer".

A fs. 20 y 21: aparece el episodio de un individuo que dijo llamarse, Israel Man(el "hombre de Israel"), que era en realidad un coronel del ejército de ese país. El sujeto fue "metido por la ventana" como "testigo" por la gente de la comisaría 15°, sin que quede claro quien dio la orden de hacerlo. Fingía ser un simple taxista y su objetivo era instalar una pista falsa pakistaní. Todo lo cual fue desbaratado por Bisordi y minuciosamente descripto en la declaración. Esta es, sin lugar a dudas, otra participación alevosa del gobierno del estado de Israel, en el encubrimiento y el desvío de la investigación.

A fs. 25: termina la presentación de Bisordi y empieza la Carrió con las preguntas de los diputados, nada dice sobre el incidente clave "Israel Man"/comisaría 15° y se concentra en preguntas que pretenden poner evidencia "negligencias" en la investigación, especialmente lo relativo a la poca cantidad de gente asignada y que el resto de los supremos se interesaban poco en la marcha de esta. "Casualmente" pone énfasis en la "reivindicación" aparecida los primeros días en Beitut, que es fácil probar que es totalmente trucha, a la que no se le dio mucha importancia los primeros tiempos, seguramente por lo obvio de su truchez, aunque Bisordi no lo dice, y le recrimina a éste: que en el '99, hayan dado por cierta esa reinvindicación que estaba en el expediente "desde los primeros días".
También soslaya totalmente la ida de Ronie Gornie a la comisaría 15° para "instalar" la falsa hipótesis de coche-bomba.

A fs. 51: relata una visita que gente de la embajada yanki (de la CIA) le hicieron en la Corte con "extrañas" sugerencias. Comparando esta investigación con la de la muerte de Kennedy . Que él cortó en seco. Y que constituían una velada amenaza de que no tenía que buscar demasiado la verdad.

A fs. 52: señala al paso el hecho singular de "imprevisión terrorista", que el atentado se hubiera hecho sólo pocos minutos después que hubieran abandonado el edificio unas 100 personalidades israelíes que habían venido especialmene de toda Latinoamérica para hacer una reunión sobre las conversaciones de paz de Madrid, las cuales en el '95 le costaron la vida al primer ministro Rabin, a manos de un "fundamentalista" israelí.

A fs. 54: relata un viaje a USA, a un curso sobre terrorismo en el FBI, donde uno de los profesores que había pertenecido a la CIA, habría estado asignado a la investigación del atentado de la Embajada y "sabría mucho de éste tema", según le dijeron. Hace gestiones ante el embajador argentino en Washington para hablar con él y conocer su opinión, pero el tipo se le manifiesta esquivo, le dice que es un tema muy difícil y no le habla más.

A fs. 55: dice una verdad de a puño y de gran relevancia pero soslayada por los interrogadores, que en ese primer año no hubo ninguna colaboración de los israelíes, sino que por el contrario se negaban a declarar, caso Ronie Gornie y ni siquiera a entregar las listas con los datos verdaderos del personal de la embajada. Ni tampoco la hubo de los yankis, ni de ningún otro service. Esto es para que lo tomen en cuenta los de "la comunidad judía" y "agrupaciones de víctimas", que tanto se quejan, especialmente en los aniversarios(lo volverán a hacer "con énfasis" en este que viene, seguramente), pero siempre cargando las tintas sólo en la actuación del gobierno argentino.

A fs. 55 y 56: el diputado Baladrón se refiere al tema del millón, que se no se había tocado hasta ahí: la ubicación del epicentro de la explosión. Dijo en forma contundente Bisordi: para mi la explosión fue interior y la camioneta no existió. Y agregó: "un caso igual que en la AMIA, había refacciones, no había controles, etc., etc. etc.".

A fs. 61: habla de la pericia de oficio del arq. López León, un vecino del edificio y que estuvo entre los primeros en llegar y de las explicaciones detalladas que le dio in situ, de porque sostenía que la explosión había sido interior. El arq. López León había trabajado con los yankis en Europa al final de la 2da. guerra mundial, justamente relevando edificios bombardeados que debían ser demolidos o recuperados, de ahí su gran experiencia en este tipo de hechos. El Arq. López León falleció en poco claras circunstancias en 1995 y fue víctima de todo tipo de improperios por haber osado decir la verdad: que la explosión había sido interior. Desde las clásicas de los sionistas, de motejarlo de "antisemita", hasta acusarlo "de no ser arquitecto". Se había recibido en Estados Unidos donde había residido mucho tiempo, estaba habilitado para trabajar como tal en el país, y había participado en importantes obras públicas, entre las que estuvo el Aeropuerto de Ezeiza (Ministro Pistarini en sus inicios).

de fs. 63 a 71: se ocupan de la visita de Bisordi a la casa de Nazareno invitado por éste cuando fue convocado a declarar, con lo que buscaban encontrar una conducta irregular en ambos. Lo cual fue rechazado de plano por aquel.

A fs. 70: hace su aparición con una única e intrascendente pregunta el inefable "sardineta" Toma. Pocos meses después el zobeca Duhalde lo nombraría jefe de la SIDE, viajando inmediatamente a Washington donde su verdadero jefe (y a instancias de quien fue seguramente nombrado), el a la vez jefe de la CIA Tenet, le fijó las precisas de su tarea. Y así fue que a fines de ese año presentaría en sociedad "su" informe secreto de inteligencia según el cual, él, sólo él y nadie más que él, "había esclarecido el atentado a la AMIA". El tal "informe"(falso de la A a la Z) había sido copiado por el espía de amianto Stiuso hasta en puntos y comas, de lo que le dictaba el Mossad y sirvió para imponerle a Galeano las capturas de los ex-funcionario iraníes de marzo de 2003 y para que, con un superficial refritado, el "fiscal" del estado de Israel en comisión en la Procuraduría General de la Nación, lo usara ahora para involucrar a todo el gobierno de Irán de la época, del ayatollah Khamenei para abajo. Lo cual será seguramente muy celebrado en el "acto" de la semana que viene, a pesar de que la Corte dejó afuera a Irán de la acusación(sospecha), concentrándola sólo en una presunta organización terrorista,"Jihad Islámica", presunto "brazo armado"??? de Hezbollah.

A fs. 73: le preguntan si la "irregularidades" y desviaciones de la investigación y falta de cooperación con él, de los policías federales asignados a la investigación, eran originadas en estos o era porque habían recibido órdenes de hacerlo. Cuya respuesta es de Perogrullo: los policías cumplen órdenes, ¿porqué razón se expondrían desde Comisarios a vigilantes de la esquina a sanciones por incumplir ostensiblemente sus deberes?. Cuando Bisordi trasmitía sus quejas por esto a Levene, éste le decía "que tenía que tener paciencia porque era una cuestión 'política' muy delicada".
Surge el tema de que había comentarios que él tenía problemas con la Policía Federal y con su jefe máximo, el ministro de interior Manzano, lo cual niega y dice que esa especie provenía de un único diario: Clarín, el cual "no sabía porque", abogaba por su desplazamiento de la causa.

A fs. 77: el diputado Tanoni, preguntó por las cámaras de seguridad que existían en la Embajada que deberían haber servido para ver que fue lo que realmente ocurrió en la puerta al momento de la explosión. Bisordi dice que había varias, tanto en el mismo edificio como en los vecinos. Pero he ahí que según los israelíes "no grababan"!!!. Otra alevosa "agachada" israelí, es elemental de que si existían esas cámaras tuvieran algún dispositivo de grabación, de por los menos las últimas horas.

de fs. 80 a 87: el diputado Johnson de Córdoba (ex-juez) se puso a hacer una larga disquisición técnico-procesal de la forma en que la Corte había delegado la Instrucción en Levene y éste a su vez en Bisordi, que hizo que sus otros colegas lo reconvinieran señalándole que no venían al caso y con eso finalizó la declaración.

AHORA: vean el texto completo de la
DECLARACION DEL JUEZ BISORDI ANTE LA COMISION DE JUICIO POLITICO DE LA CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION

En Buenos Aires, a los cinco días del mes de marzo de 2002, a la hora 11 y 31:


FOJA 1
Sr. PRESIDENTE (Acevedo).- Queda abierta la reunión de la Comisión de Juicio Político.
Vamos a comenzar con la declaración testimonial del doctor Bisordi. A tal efecto estarán presentes los señores diputados y aquellos asesores que han trabajado en forma directa en la investigación sumarial, tal como lo resolviera oportunamente la comisión, para colaborar con las preguntas que se harán a los testigos citados para el día de la fecha.
Pido a los señores diputados que designen a los asesores que la comisión instructora considere pertinentes a los efectos de que permanezca en la sala.
Sra. CARRIO.- Son las tres personas sentadas detrás de mí.
Sr. BALADRON.- Además, la doctora Ana María Levaggi y el doctor Rubén Suárez.
Sr. PRESIDENTE (Acevedo).- Para comenzar, le pedimos al doctor Bisordi que se identifique a efectos de dejar


FOJA 2
constancia de sus datos personales en la versión taquigráfica.
Sr. BISORDI.- Me llamo Alfredo Horacio Bisordi; estoy identificado con el Documento de Identidad número 7.613.304. Soy argentino, nacido en la Capital Federal el 17 de febrero de 1948. Por lo tanto, tengo 54 años de edad. Soy de estado civil soltero y vivo en la calle Condarco 4863, barrio de Villa Pueyrredón, de la Capital Federal.
Soy abogado y actualmente me desempeño como juez de la Sala I la Cámara Nacional de Casación Penal.
Sr. PRESIDENTE (Asevedo).- Corresponde requerirle juramento de decir verdad.
Sr. BISORDI.- Presto juramento, de acuerdo con mis creencias religiosas, por Dios, nuestro señor y los santos Evangelios, de decir verdad de todo cuanto supiere y me fuere preguntado.
Sr. PRESIDENTE (Acevedo).- ¿Lo comprenden las generales de la ley?
Sr. BISORDI.- Respecto de las personas imputadas, entiendo que se trata de los señores jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Con algunos de ellos he trabajado durante cinco años, como ser con los doctores Augusto César


FOJA 3
Belluscio, Enrique Santiago Petracchi y Carlos Santiago Frayt. Con respecto a los doctores Julio Nazareno, Antonio Boggiano y Eduardo Moliné O' Connor he trabajado desde su incorporación a la Corte en el año '90 el 23 de diciembre del '92, en que asumí el cargo de juez de la Cámara Nacional de Casación Penal.
Con los jueces Guillermo López, Gustavo Bossert y Adolfo Vázquez no he trabajado. Mantengo buena relación con ellos pero no tengo amistad íntima con ninguno.
No tengo ninguna otra inhabilidad que me determine a tener algún interés en el resultado de la causa, y por lo tanto entiendo que no estoy comprendido por las disposiciones generales de la ley.
Sr. PRESIDENTE (Asevedo).- Doctor: usted sabe que ha sido convocado a prestar declaración testimonial porque la Comisión de Juicio Político investiga si la investigación judicial -valga la redundancia- que ha realizado la Corte Suprema de Justicia en los términos de su competencia por el atentado a la Embajada de Israel constituye eventualmente una de las causales que prescribe el artículo 53 de la Constitución Nacional a los efectos de la acusación que eventualmente puede o no hacer la Cámara de Diputados de la Nación ante el Honorable Senado de la Nación.

FOJA 4
En virtud de este hecho - y para luego continuar con las preguntas- lo invitamos a que usted preste su testimonio en referencia al mismo.
Sr. BISORDI.- Voy a relatar mi intervención como secretario de la actuación en este proceso desde que comenzó hasta mi desvinculación de la investigación el día 22 de diciembre del '92, cuando pasé a desempeñarme en la Cámara Nacional de Casación Penal, perdiendo de esta forma todo contacto con la investigación["se lo sacaron de encima", ascendiéndolo y cajonearon la investigación, que se mantuvo así hasta principios del '95, cuando renunció Levene a la Corte y se hizo cargo Fayt de la instrucción, había ocurrido el más alevoso "atentado" a la AMIA que tal vez conmocionó a la Corte e hizo que relanzaran la investigación. Etapa que sólo duró 2 años, hasta que a él también lo obligron a apartarse. Esto se hizo con la complacencia del gobierno de Israel sino por su explícita directiva y la de la Comisión Bicameral "de seguimiento"(de triste fama)]
El día del hecho, el 17 de marzo del año '92, aproximadamente diez minutos ante de las 3 de la tarde me encontraba en mi despacho de la Secretaría de Justicia de la Nación, porque en ese tiempo desempeñaba ese cargo, y fui sorprendido por una violenta explosión que hizo sacudir la ventana que estaba a mis espaldas, detrás del escritorio.
Inmediatamente después me enteré por los medios periodísticos de cuál había sido la razón de esa explosión, del lugar donde había ocurrido. También tomé conocimiento de que la Policía Federal, por intermedio de la Seccional N° 15, había dado intervención al entonces juez federal doctor Néstor Luis Blondi, a cargo del Juzgado N° 3.


FOJA 5
En ese horario algunos ministros suelen ir a comer a sus casas para volver después a seguir con sus tareas de la tarde.
El doctor Levene habrá llegado a su despacho media hora después de ocurrido el episodio; yo me hago presente allí, cambiamos opiniones sobre lo que había pasado y le hice ver que, a mi juicio, ese hecho podía habilitar la competencia originaria y exclusiva de la Corte Suprema porque si bien es pacífica jurisprudencia del tribunal la de que no es competente en aquellos casos en que resultan afectados bienes de las delegaciones diplomáticas extranjeras - es decir, cuando sólo están afectados bienes materiales -, hay una excepción a esta jurisprudencia en los casos en que el siniestro sea de tamaña magnitud que impida el funcionamiento de la sede diplomática, y éste era precisamente el caso.
Por lo tanto, hice saber al presidente de la Corte Suprema mi opinión en ese sentido. Él la compartió y en el acto decidió trasladarse al lugar del hecho. Por cierto que yo lo acompañé en esa oportunidad, y también lo hizo el secretario privado del doctor Giordano, quien actualmente se desempeña como defensor oficial ante los tribunales del crimen y correccional. De esta manera tal que habré llegado al lugar del hecho, junto con el presidente de la Corte, cuarenta o cincuenta minutos después de ocurrido.

FOJA 6
En ese momento se estaban produciendo las lógicas tareas de rescate de las víctimas. Había peligro de derrumbe en todos los edificios cercanos a la sede diplomática derrumbada, y por eso se nos aconsejó que nos mantuviéramos a una prudente distancia.
Allí, mientras el doctor Levene satisfacía los requerimientos de los medios periodísticos, tomé contacto con el jefe de la Comisaría N° 15, comisario Meni Battaglia, quien fue la persona con la que primero hablé. Le pregunté qué impresión tenía acerca de lo sucedido y me dijo que por el momento lo único que le había llamado la atención era la presencia en el lugar de un boina verde de la Embajada de los Estados Unidos, quien le manifestó su experiencia en hechos de esa naturaleza porque había estado en el Medio Oriente, y en función de esa experiencia estimaba que la explosión había sido adentro[todas las opiniones eran coincidentes en esos primeros momentos que la explosión había sido interior y no existía el mínimo elemento para suponer que se hubiera usado un coche-bomba]. Más tarde el comisario desmintió estos hechos[una clásica contribución policial al encubrimiento], pero yo puedo carearme con él porque eso me lo dijo en la cara. Ese fue el único dato que me refirió el comisario.
Al rato, nosotros nos retiramos del lugar para elaborar en la Corte el acta de iniciación de las actuaciones, que firmamos el doctor Levene y yo. No creo que también lo haya firmado el doctor Giordano porque él nos acompañó sólo como secretario privado del presidente. A partir de ese momento el juez de la Corte hizo saber al

FOJA 7
comisario que la Corte asumía la investigación del caso y que cesaba la función del juez federal doctor Blondi.
Posteriormente hubo algunos pedidos humanitarios porque había muchos problemas respecto de los cadáveres.
Recuerdo que uno de los casos era el de una secretaria letrada de la Corte que había sido secretaria letrada del doctor Caballero, ex presidente de la Corte, la doctora Rosa del Socorro Lescano, actualmente jueza del Tribunal Oral en lo Criminal N° 19, cuya madre había muerto como consecuencia de hallarse internada en un asilo dependiente de la parroquia de enfrente, en donde murieron más de una persona. Incluso, recuerdo que también murió el sacerdote a cargo de la parroquia y otros viejitos. Ella pretendía que no se hiciera la autopsia del cadáver porque las causas de la muerte eran evidentes.
Cuando esto es así, es facultad del juez instructor realizar la autopsia o no. El doctor Levene ordenó que no se hiciera la autopsia y que yo me constituyera en la Seccional N°15 a partir de las 7 de la tarde más o menos y que me encargara de ahí en más de todos los trámites humanitarios, entrega de cadáveres, etcétera, y también de las primeras orientaciones referentes a la investigación del caso. Así lo hice en cumplimiento de la orden del señor presidente y cuando llego a la seccional, luego de solucionar el tema de la familia Lescano -también estaba el hijo, que es juez de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo -,

FOJA 8
tomo contacto con las autoridades de la seccional y éstas me dicen que el ministro del Interior -en ese entonces el doctor José Luis Manzano- había ordenado la detención de todas las personas que se vinculaban con la entrega de unos materiales que en la mañana del día del hecho se había realizado en la sede de diplomática como consecuencia de las tareas de remodelación que allí se estaban desarrollando. Se trataba de alrededor de noventa metros de cerámica, varios mingitorios y otros materiales de construcción.
Según la información que tendría el poder político, los primeros datos que tendrían - que yo no los conocía, por cierto- eran que estarían interesados en determinar si con esos materiales habían ingresado los explosivos que luego detonaron y causaron el estrago. En ese momento recuerdo que regía el Código de Procedimientos en Materia Penal de 1889. El Código Obarrio aún no se había modificado; era la ley procesal en el orden nacional.
Le hice ver al juez de la seccional que valoraba el aporte informativo que pudiera hacer el ministro del Interior pero le recordaba que él no era el responsable de la investigación, sino la Corte Suprema, por lo cual las medidas cautelares restrictivas de la libertad personal debían ser dispuestas por el presidente de la Corte Suprema y no por el ministro del Interior.[el chanta de Manzano sobreactuaba para mandarse la parte]

FOJA 9
Por ello dije que me parecía bien que si ese era el primer rubro de la investigación, se lo llevase a cabo, es decir, citando a las personas del corralón de materiales que habían cargado los vehículos, a los choferes de los camiones y a todas las personas que hubieran tenido alguna intervención en la descarga de los materiales, pero que a la luz de lo que a estas personas declararan se iba a ver el temperamento procesal que se adoptaría respecto de su libertad de locomoción. Es decir que no avalaba la detención-, con el fin de establecer si podían tener alguna participación en el hecho.
Se fueron sustanciando las citaciones y las comparaciones de esas personas hasta que cerca de las 9 o 9 y media de la noche se hizo presente en la seccional una persona que se identificó como el jefe de Seguridad de la embajada, un señor que dijo ser y llamarse Ronie Gornie. Esta persona, que demostraba tener muy fluido contacto con las autoridades de la Seccional N° 15, trajo la teoría de que el episodio no debía ser investigado por el lado del ingreso de los materiales sino por la hipótesis de la existencia de un coche bomba, de acuerdo con la experiencia en otros hechos de esa naturaleza.
A partir de ese momento, esa hipótesis también empezó a ser tenida en cuenta e investigada.


FOJA 10
No obstante, debo hacer presente -en razón de que debo manifestarme con toda la verdad- que el secuestro del motor de la camioneta F-100 -cuyos pedazos o partes se encontraron diseminados en la escena del hecho y hasta en lugares lejanos, a más de doscientos metros, según los peritajes habidos con posterioridad en la causa, tanto de la Gendarmería como de la Policía Federal -se produjo en circunstancias que pudieron haber sido mucho más claras[a todas luces esos elementos fueron plantados para instalar el coche-bomba que "adivinó" Gornie y que produjo el inhallable "cráter" anunciado por Manzano].
Digo esto porque yo me encontraba presente en la seccional y podía haber sido informado del secuestro de ese motor, cosa que no ocurrió. Y si ustedes ven el expediente, van a notar que no existe acta de secuestro; solamente una fotografía donde aparece el motor cortado a la altura del sexto cilindro -porque era un motor naftero Ford-, con la numeración completa[nuevamente las "casualidades permanentes", como en la AMIA aparece sólo un trozo de block de motor con el N° de identificación intacto].
Luego hay un acta, en el cuerpo de la peritación, firmada solamente por los bomberos, según la cual se procedió de esa manera porque no había testigos[otro macanazo de la policía, esos primeros días había constantemente cientos de personas en el lugar].
Lamentablemente pudieron haberme convocado a mí y yo hubiera ido a secuestrar el motor, con lo que se hubiese eliminado toda posibilidad de duda al respecto
Ignoro hasta el día de hoy por qué se procedió de esa manera, pero esta es la realidad.[justamente, lo hicieron así porque el tal "hallazgo" era trucho. El "espía de amianto" Stiuso ante el TOF3, dijo que fue él el que encontró "el motor" en la Embajada(un trozo de block con el Nº de identificación intacto, como en la AMIA!!!). Algo que a Bisordi parece que la Federal no le dijo].
Posteriormente alterné mi actividad de día y de noche, tanto en la sede de la Corte como en la comisaría donde se llevaba a cabo el sumario de prevención.

FOJA 11
El sumario de prevención fue dejado a cargo de la Comisaría N°15, cuando en el común de este tipo de casos siempre es trasladado al Departamento de Policía. En este caso no se lo hizo; quedó bajo la conducción del titular de la seccional y la supervisión del jefe de la zona, comisario inspector Data, que luego fue subjefe de la Policía Federal hasta el fin del gobierno de Menem[lo premiaron por el correcto encubrimiento realizado por sus subordinados].
Con ellos yo trataba los casos en las distintas circunstancias. Había que atender numerosas cuestiones vinculadas con la entrega... Y este es un problema serio porque de las listas que estaban acreditadas en el Ministerio de Relaciones Exteriores, prácticamente ninguna de las personas que figuraban como representantes del Estado de Israel eran las que realmente ocupaban la embajada. No sé por qué motivo estaban desactualizadas o si era una razón de seguridad[era para poder introducir en el país agentes del Mossad y no tener que identificarlos].
Dada la religión hebrea, ellos consideraban que no debía realizarse la autopsia y se oponían terminantemente, a punto de que recibimos el llamado del Gran Rabino de la comunidad hebrea. El doctor Levene dispuesto, para evitar cualquier circunstancia que pudiese comprometer las buenas relaciones bilaterales con el Estado de Israel, que en el caso de aquellas personas que tuviesen estado diplomático no se les realizaría la autopsia, echando mano a la norma que permitía hacerlo cuando la causal de la muerte fuese dudosa. En cambio, se le hizo a todas las demás personas,


FOJA 12
aun empleados de la embajada, incluso que profesaban la religión judía, porque no podíamos restar un elemento que podía ser importante para la investigación.
Es decir que en la investigación de estos casos siempre se presenta alguna disyuntiva. A veces se presentan colisiones de bienes importantes y a veces hay que tratar de armonizarlos, y cuando no puede hacerse debe tratar de sacrificarse lo menos posible uno en aras del otro, y eso es lo que tratamos de hacer.
También debe tenerse presente que si bien el lugar donde ocurrió el hecho no es territorio extranjero, como muchas veces se dijo -echando mano a alguna antigua teoría del derecho internacional-, tiene de todos modos una inmunidad local, aun destruido, que no habilita a ingresar a las fuerzas pesquisantes argentinas en el predio salvo por razones de humanidad, es decir, por estado de necesidad, que era tratar de rescatar a las personas que pudieran hallarse con vida, los heridos y, por cierto, los cadáveres.
Pero yo vi un gran afán de parte del personal de la Embajada de Israel y de personal de inteligencia que fue destacado por el gobierno de ese país para retirar la documentación. Lo que a ellos les interesaba en el lugar, y las tareas de rescate quedaban a cargo de las fuerzas del orden[es decir que a los israelíes lo único que les interesaba en esos primeros momentos era llevarse "sus papeles", y de los heridos y los muertos que se ocuparan los argentinos]


FOJA 13
argentinas, y también de la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, bomberos, etcétera.
Debo hacer presente que en esa ocasión yo tenía a cargo también las tareas propias de mi función, es decir, no había sido relevado de la tarea de la Secretaría Penal, que seguía estando a mi cargo. Se trataba de una secretaría donde se tramitaban alrededor de mil a mil doscientos expedientes por año ya que de acuerdo con la organización que en ese entonces tenía la Corte todos los expedientes en materia penal, salvo aquellos en que los ministros hubieran manifestado su voluntad de estudiarlos primero, debían pasar por el estudio de la secretaría a mi cargo. Y, obviamente, el estudio de los casos era el mío personal y otras veces de mis colaboradores; pero siempre bajo mi responsabilidad y bajo mi firma, con lo cual yo me hacía responsable frente a los jueces. De manera que yo también debía atender los asuntos propios de la secretaría a mi cargo. En esos momentos me ayudaron mucho mis colaboradores porque naturalmente debía dar prioridad al tema de la Embajada de Israel.
Así fue tramitándose la causa. Me habré pasado quince o veinte días entre la comisaría, mi casa y la Corte Suprema, durmiendo poco para poder satisfacer las demandas y tratar de investigar el asunto de la mejor manera


FOJA 14
posible, de acuerdo con mi leal saber y entender, tratando de colaborar con el presidente.
He de destacar que luego, a los pocos días -no recuerdo exactamente cuándo porque hace casi diez años que no veo el expediente-, en virtud de una acordada que ya tenía dictada con anterioridad a este asunto y tal como era una práctica habitual, la Corte delegó la instrucción del sumario en el presidente, el doctor Ricardo Levene hijo, quien además era el único especialista en derecho penal con que contaba la Corte Suprema de entonces. A su vez, el doctor Levene delegó en mí algunas facultades instructorias.
Como sé que aquí hay muchos profesores de derecho, sólo me permitió recordar que siempre sobre la naturaleza jurídica de la instrucción hay una faz administrativa. Por cierto que la faz decisoria era indelegable por parte del presidente de la Corte; sólo me delegaba algunas tareas administrativas, como recibir declaraciones testimoniales, ordenar algunas otras medidas de trámite, pero obviamente yo no podía realizar tareas de conducción de la investigación, que sí las hacía el presidente de la Corte.
Sé que ustedes han estado examinando el expediente y habrán podido observar que salvo cuando el señor presidente de la Corte fue relevado de sus funciones y asumió el cuerpo en pleno, siempre fue le doctor Levene -en consulta


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con el resto del cuerpo- el que ordenó las medidas instructorias que le parecían apropiadas al caso.
Así se fue desarrollando la tarea y siempre se veía una gran dificultad para poder llegar no a descubrir lo que realmente pasó desde el punto de vista material o de la materialidad de los hechos sino de las personas que pudieron haber intervenido, porque no teníamos en ese tiempo ningún punto de contacto con lo que en el otro caso posterior de AMIA se llamó la conexión local. Solamente teníamos con respecto a la camioneta una persona ignota, de aparente nacionalidad brasileña, con un identikit absolutamente inhábil para poder descubrir a nadie, porque tenía un gorro, según lo describe un señor Roberto Barlasina, un agenciero de la avenida Juan B. Justo e Yrigoyen. Yo me preocupé -porque ahí me parecía que ahí estaba una posible clave de todo esto- en ir a entrevistarlo personalmente un día domingo a su casa particular.
Me llamaban la atención algunas cuestiones vinculadas con este vehículo, porque se había pagado en precio superior al valor de plaza y era un vehículo, según él, de los mejores que podía haber en la línea de usados. Yo fui a la casa de este hombre, fui vestido así no más, de civil, con un vaquero, y me dijo "Usted no es..." Yo le dije que era necesario su aporte en este caso y que fuera a la Corte Suprema. Me dijo que no tenía interés de ir y yo le dije

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que lo dejaba citado y que iba a tener que ir porque si no iba a tener que hacerlo comparecer. Según me decía, en ese momento había sido entrevistado por gente de la SIDE, por distintas personas que obviamente investigarían por su lado, porque dada la catástrofe que esto significó era una preocupación -a mi modo de ver- del gobierno nacional tratar de dar una respuesta en este asunto y habrá puesto -digo "habrá puesto" porque a mí no me consta- los aparatos de inteligencia del Estado al servicio de esto.
Es cierto que no había experiencia desde muchos años en este tema de hechos de terrorismo; de terrorismo internacional, ninguna, y de terrorismo interno, habían pasado ya muchos años desde que había cesado la represión.
Por lo tanto, yo percibí, por lo menos con la gente con que tomé contacto, creo que era el número dos de la SISE, el doctor Gerardo Conte Grand, quien vino a verme, porque la SIDE también estaba solicitada respecto de este hecho. No tenía ninguna hipótesis ni trajo ninguna información útil para poder movernos nosotros. Nosotros no tenemos, como ustedes saben, un organismo de investigación propio de la Justicia. Por ley está prevista la creación de la Policía Judicial, pero por razones económicas y a lo mejor también políticas, nunca fue creada en el ámbito de la Justicia nacional y federal, por lo cual dependemos del auxilio de las fuerzas policiales -que tienen dependencia

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del Poder Ejecutivo nacional- y también de los organismos de inteligencia, que también pertenecen al Poder Ejecutivo. Ellos nunca aportaron -por lo menos a mí- ningún tipo de información.[ellos trabajaban para el encubrimiento exclusivamente]
En realidad, la coordinación con el poder político del Estado nunca me incumbió a mí ni yo quise intervenir en eso porque entendía -y entiendo, y así fue- que las reuniones informativas con el poder político las realizaba el presidente de la Corte, fundamentalmente con las dos personas que por el Poder Ejecutivo se encargaban de este asunto, que eran el ministro del Interior, doctor Manzano, y el ministro de Justicia, doctor Arslanian. Según tengo entendido, ellos se reunían periódicamente con el doctor Levene para cambiar informaciones; se reunían en la sede del Ministerio de Justicia. En varias oportunidades el doctor Levene me pedía que yo fuese, y yo le decía que me parecía que no tenía ningún sentido que yo fuera. Yo tenía que hacer mi aporte técnico a la investigación y seguir sus indicaciones en las líneas de investigaciones que él determinaba. Y así fue.
Hubo varios episodios que se magnificaron en la prensa sobre posibles enfrentamientos míos con el doctor Manzano. En realidad, yo no lo conozco personalmente. No sé si él ha tenido interés en hablar conmigo; lo único que sé es que yo no he tenido interés en hablar con él, porque creo que no era conveniente ni lo consideraba un interlocutor válido


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para estos asuntos. Por algunas cuestiones que me pasaron en el curso de la investigación, me parecía que podía hacerse una explotación política interna del asunto, que no necesariamente tenía que ver con el éxito de la investigación.
Por lo tanto, yo no tenía ningún interés en hablar con el señor Manzano. Menos con el doctor Arslanian, con el cual he sido compañero de muchos años, pero con el que no tenía trato en esos momentos, derivado de pensar muy distinto sobre lo que es la Justicia. Es decir, yo siempre me dediqué a trabajar en la Justicia, honestamente, desde adentro, sin utilizar el puesto como trampolín para salir de ahí y llenarme de plata. Esta es una conducta mía de toda la vida, así que la seguiré manteniendo. A mí no me interesa la fortuna y, entonces, promoverme desde la Justicia me parece indigno.
Como tengo que decir la verdad, digo toda la verdad. Y en realidad, si bien no estoy enemistado con él, no le guardo ninguna simpatía al ex ministro Arslanian.
Por lo tanto, quería ser prescindente de lo que ellos pudiesen influir y prefería que fuese el doctor Levene, como presidente de la Corte. Porque la Corte también forma parte del gobierno; no solamente es un tribunal de Justicia sino que también tiene funciones políticas de subido interés institucional.

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De manera que yo era solamente un empleado técnico que prestaba mi humilde colaboración al asunto y nada más. Nunca quise evadirme de esos trámites.
Durante mi gestión -tengo varios recortes periodísticos de la época, que estuve repasando ayer por si era de interés- se solía hablar de enfrentamientos míos con Manzano. En realidad yo no lo conozco; no tuve enfrentamientos con Manzano ni con nadie, porque sinceramente no hablé con nadie. Solamente a veces me oponía a algunas picardías que se hacían en la investigación.
Una de ellas estaba vinculada con la Superintendencia de Bomberos, que eran pertinaces o contumaces en desoír algunas instrucciones que yo les daba. Una vez que se detuvo a una ciudadana paquistaní, justamente a presuntos sospechosos de haber intervenido en el atentado, ingresaron al proceso como parte, como imputados. Tenían sus abogados y entonces a éstos había que asegurarles de defensa.
Entonces, no quería que la policía, sin el conocimiento de la Corte, mío, y sin participación de las defensas pudieran hurgar en lugares donde se pudieran encontrar elementos de juicio que por haber sido obtenidos de manera irregular luego pudieran ser cuestionados en su validez como constancias válidas para formar convicción.

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Ese fue el enfrentamiento que yo tuve en ese caso. Y recuerdo otro muy particular. Ustedes van a encontrar en el sumario de prevención una declaración de un señor que se llama Israel Man. Recuerdo que el día en que se tomó esa declaración yo había estado hasta las 5 de la mañana en la comisaría realizando mis tareas, orientando a la policía en la labor que tenía que hacer, despachando la entrega de cadáveres, autorizando que los médicos expidieran certificados de defunción, etcétera, y me retiro a mi domicilio a tomar un baño y volver inmediatamente, porque ya estaba medio dormido.
Entonces ahí aprovechan para hacer traer a esta persona a la comisaría, y yo llego de vuelta alrededor de las 7 y media, cuando ellos pensaban que volvería a las 11 o las 12, dado que me había ido a las 5, y me dicen: "Doctor: ¿cómo está usted acá de vuelta?" Y digo: "Si, vengo porque hay que seguir trabajando y no quiero descuidar este asunto". Me dicen: "El comisario está tomando declaración a un testigo clave". Dije: "Qué lástima que no me han comunicado a mí que iba a venir este testigo clave". Me dicen: "Bueno, no sé qué ha ocurrido. Se ha presentado en forma inopinada". Digo: "Bueno, lléveme a donde está prestando declaración".
Esa persona estaba diciendo que como taxista - creo que consta en la declaración- había llevado a estos presuntos paquistaníes de las inmediaciones de la avenida Córdoba.


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hasta el departamento de Boedo, adonde habíamos ido porque yo participé en todas esas investigaciones. Yo fui con las comisiones policiales a todos lados.
Le pregunté: "¿Cómo se llama usted?" "Me llamo Israel Man". Le digo: "No me joda". "¿Por qué, doctor?" "Así que usted se llama 'El hombre de Israel' y es taxista". Le pregunto: "¿Vos en qué guerra participaste?" Se puso muy nervioso y me dijo: "En realidad yo fui coronel en la Guerra de los Seis Días". Entonces digo: "Mire, comisario, yo esta clase de porquerías no quiero".
En toda mi vida he tratado de investigar, pero eso de inventar cosas no me gusta ni me lo iba a bancar. De manera que este señor ni era taxista ni había visto nada. Y además le dije que no hacía falta que los reconociera por fotos porque estaban allí presentes. Así que debían hacer una fila como marca la ley y este señor debía ir frente a la fila a reconocerlos. Por supuesto que no quería ir a hacer un reconocimiento.
Esta es una anécdota que muestra por qué en este asunto me he tenido que comer muchos injustos "garrones"; se dijo que no se hizo nada, se me acusó de nazi, etcétera. Yo debería ser un perfecto estúpido si no hubiese aprovechado esta oportunidad para obtener el mejor resultado posible, porque, sinceramente, colaborar con quien lleva adelante una investigación en un asunto de esta

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magnitud y tratar de frenarla para no tener un éxito profesional sería realmente suicida.
Pero todo eso se dijo cuando se aludió a un enfrentamiento mío con la policía -no con Manzano-, a pesar de que están las declaraciones de la DAIA y de Beraja, quienes manifestaron que no les era indiferente que Bisordi saliera de la investigación porque creían que era un hombre de una honestidad cabal y notable.
Yo hice lo que pude, lo que estuvo a mi alcance, lo que creí que debía hacerse de acuerdo con la buena técnica, lo que me ordenó el presidente, y nada más. Si no hemos obtenido el éxito no fue porque hayamos tratado de trabar la investigación, como se ha dicho, sino que no siempre en estas causas se obtiene el éxtio.
Tengo mucha experiencia, llevo treinta y cinco años en la Justicia Federal. Con el advenimiento de la democracia el doctor Gauna, que era el procurador general de la Nación, me designó para que lo acompañara en la ejecución del derecho 157/83, dictado por el presidente Alfonsín, sobre el enjuiciamiento de las cúpulas guerrilleras. Y lo hice con todo gusto y como siempre, haciendo lo que creía que correspondía.
En ese momento me di cuenta de cómo es esto de la investigación sobre el terrorismo. Todas esas causas que se reabrieron en 1983 no pudieron ser investigadas en la época de los hechos precisamente porque desde el poder no había

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intención política de obtener las pruebas o los elementos de juicio cercanos a la justicia. Pero más aun porque normalmente se logran descubrimientos cuando las personas que realizan esas actividades pierden el poder que tenían en el momento de los hechos.
Fíjense ustedes que se han encontrado causas del año 1974 que no estaban ni siquiera terminadas; se habían mandado al archivo porque algunos jueces tenían miedo de proceder por razones...
Sra. CARRIO.- Solicito una interrupción, señor presidente.
Quería saber si el testigo concluyó con su exposición con respecto a la Embajada de Israel para dar lugar a las preguntas de los señores diputados.
Sr. BISORDI.- Sí. Esto es lo que yo tenía para decir.
Esos nueve meses fueron muy complicados para mi vida y yo hice lo que pude. Esto es lo que quería decir, y también, en homenaje a la memoria del doctor Levene, que era una gran persona y honesto caballero, creo que también hizo todo lo que pudo. Ahora, los resultados no han sido los óptimos, porque están a la vista.
Ahora me someto al interrogatorio de los señores legisladores.

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Sr. PRESIDENTE (Acevedo).- Los señores diputados que deseen formular preguntas pueden solicitar el uso de la palabra.
Tiene la palabra la señora diputado Carrió.
Sra. CARRIO.- Doctor Bisordi: cuando fue la acordada de la Corte -que delega la instrucción en el presidente, doctor Levene, de fecha 19 de marzo, es decir, dos días después del atentado -, ¿hubo una reunión o usted asistió a alguna reunión donde estuvieran todos los miembros de la Corte? ¿Cuál fue la participación del resto de los miembros de la Corte? Usted relata su vinculación con el doctor Levene y cómo se hacen presentes en la embajada, pero no nos ha relatado si alguno de los otros jueces tuvo participación, si hubo reuniones, cómo se concluyó en la acordada del día 19 de marzo.
Sr. BISORDI.- Entiendo su pregunta. Mire, en cuanto al trámite interno de esa acordada yo no intervine. Cuando los jueces de la Corte deliberaban sobre las decisiones a tomar, nunca participábamos los secretarios. Es decir, los secretarios, aun en los acuerdos ordinarios, estábamos presentes en el momento de la firma de la sentencia. Pero si los jueces tenían que realizar alguna acotación sobre ella o deliberar sobre el contenido de los fallos, nos hacían retirar de la sala. De manera que yo no asistí a la


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deliberación previa que ellos tomaron en el doctor Levene la investigación. Pero supongo que lo habrían hecho teniendo en cuenta la vasta experiencia que él tenía, porque había sido durante muchos años juez penal y además profesor y una persona muy versada en la materia.
Sra. CARRIO.- ¿Usted conoce quién redactó el proyecto de acordada, si se redactó en la Secretaría Penal o en otro lado?
Sr. BISORDI.- Supongo que se debe haber redactado en mi secretaría. No recuerdo precisamente, pero es muy posible, porque en definitiva se reproducía el contenido de una acordada anterior; no tiene, según mi recuerdo, otras consideraciones que la voluntad de los ministros de delegar en el doctor Levene la instrucción. No creo que esté precedida de muchos considerandos. Me parece que era una resolución más bien dogmática.
Sra. CARRIO.- Usted dijo que paralelamente ejercía la función de secretario penal de la Corte. ¿La Corte decidió asignarle personal suplementario, se creó una secretaría especial, se dotó de recursos humanos y técnicos, o usted siguió funcionando con la misma dotación de personal que hasta el momento del hecho?

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Sr. BISORDI.- Seguí funcionando con la misma dotación de personal hasta el mes de abril, es decir, cuando se incorporaron - porque habían tenido un incidente con la doctora Servini de Cubría, que los había echado de su juzgado- los doctores Richards y Canevari. Ellos estaban en ese momento adscriptos a la Cámara Federal, porque la jueza había sido autorizada a designar en su reemplazo al secretario en los expedientes. Ellos se presentaron - me conocían del fuero, ellos más jóvenes- y me dijeron que como estaban ociosos en la Cámara Federal podían colaborar en este asunto. Yo los necesitaba, obviamente, y se lo hice saber al doctor Levene, quien estuvo de acuerdo en incorporarlos. Ese fue el origen de que vinieran a colaborar en esta causa y creo que siguen hasta el día de la fecha.
Con respecto a la otra parte de su pregunta, yo asistí al trámite de esta causa al señor secretario letrado, Gustavo Pablo Valle. Colaboró conmigo, y el personal que tenía en la secretaría era el mismo; no tenía otro personal.
Sra. CARRIO.- O sea que la Corte no dispuso ningún aumento de personal.
Sr. BISORDI.- No.

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Sra. CARRIO.- ¿Usted lo requirió?
Sr. BISORDI.- Yo no lo requerí porque a veces es un problema complicado desde el punto de vista presupuestario tratar de incorporar nueva gente. Yo sé que en otros casos se hace, y luego lo han hecho, pero en aquel momento creíamos que podíamos asumir este tema. Lo hemos hecho con mucho sacrificio personal y de todos los colaboradores, aunque obviamente lo óptimo quizá hubiese sido tener una mayor colaboración. Pero yo no la requerí especialmente a los ministros. Solamente sugerí que esos dos letrados, que habían sido secretarios de un juzgado y tenían mucha experiencia, podían ser muy útiles para avanzar en la toma de declaraciones y reemplazarme a mí en esas tareas que llevaban mucho tiempo.
Sra. GARRE.- ¿Cuántas personas eran en su dirección?
Sr. BISORDI.- En la secretaría yo tenía un elenco -diría- privilegiado de letrados. Yo era el secretario; después estaba el doctor Luis Mario García, que actualmente es juez del Tribunal Oral N° 9; el doctor Fernando Ramírez, que ahora es juez del Tribunal Oral N° 7. También tenía al doctor Monti, que ahora es juez de la Cámara Comercial. Luego estaba el personal normal de la secretaría, compuesto


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por un prosecretario jefe y tres o cuatro personas más eran personal administrativo. Ese era todo el personal de la Secretaría Penal que estuvo conmigo durante todos esos años.
También la Corte había contratado antes, en el caso de las causas de los militares, a mucho más personal que a veces trabajaba con los ministros y en ciertos momentos para la Secretaría Penal; luego se fue con los ministros. Pero en ese caso estaba nada más que el personal normas de la secretaría y los letrados que mencioné. Me olvidé del doctor Ricardo Rojas, que es juez del Tribunal Oral N° 24. Ese es el personal contratado.
Sra. CARRIO.- ¿Quiénes estaban abocados a la causa de la Embajada de Israel, además de Valle?
Sr. BISORDI.- Estábamos el doctor Levene, también colaboraba la doctora Silvina Catucchi, que era secretaria letrada del doctor Levene. También colaboró mucho en ese tiempo el procurador general, el doctor Montesano Rebón, acercando propuestas, diligencias, pidiendo que interviniera la Gendarmería, a lo que yo hice lugar. En abril vinieron Canevari y Richards y algún personal administrativo para escribir a máquina, cualquiera que estuviese disponible en ese momento.


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Sra. CARRIO.- ¿No hubo una asignación específica de personal administrativo? Es decir, se manejaba con el personal administrativo de la secretaría.
Sr. BISORDI.- Sí.
Sra. CARRIO.- ¿Cuáles eran las hipótesis de investigación que manejó e presidente Levene a lo largo del año en que usted fue secretario?
Sr. BISORDI.- La primera hipótesis de investigación fue la que referí anteriormente, en el sentido de que la bomba o el material explosivo podía haber ingresado esa mañana por la puerta del garaje que daba sobre la calle Arroyo, que sólo estaba habilitada para la obra que en ese momento se realizaba en la embajada.
Esa hipótesis nunca se abandonó; simplemente se fue agotando la prueba referente a esa hipótesis y luego se fue diluyendo. A partir del momento en que se encuentra el motor y las piezas de la camioneta, siempre la hipótesis de investigación fue la colocación del explosivo dentro del vehículo y la explosión desde afuera. No sé si la misma onda expansiva fue la que voló todo o si podía haber algún explosivo adentro también.
Las pericias de Gendarmería y de la Policía Federal, que fueron las que se habían incorporado al proceso del

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sumario hasta que yo me fui, indicaban que ese había sido el mecanismo de producción del hecho.
A partir de allí nosotros tratamos de robustecer la prueba referente a la existencia del vehículo, tratando de llamar a las personas que pudieran haberlo visto en los momentos inmediatamente anteriores a la explosión.
Por cierto que el vehículo no fue visto por nadie. También hay que tener en cuenta que ese día hacía un calor terrible y a esa hora no circulaba mucha gente por la calle. No es un lugar de gran tránsito, y menos a esa hora de la tarde.
Me acuerdo que solamente se llamó a la señora Rosa Cantavenera, que era una peluquera que tenía un negocio en las inmediaciones y había salido a comprar comida. Al volver pasó por la embajada; según ella, saludó a los guardias, porque si bien no estaba el policía de la Federal - que se había quedado demorado en el cuartel de la Guardia de Infantería asistiendo a un caballo o haciendo tareas de carpintería -, si estaban dos uniformados con la ropa que tenía habitualmente el personal de seguridad propio de la embajada, que hoy deben estar entre las personas fallecidas. Esta señora dice que estos guardias la saludaron y que luego la sorprendió la explosión cuando estaba a la altura de la casa de al lado o la siguiente, que era la embajada de otro país. Esta es la única persona que pasó cerca.

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Antes había pasado un patrullero de la Comisaría N° 15. Como vieron que no estaba el policía que debía estar de guardia siguieron camino por la calle Arroyo y luego de una curva, a la altura de una farmacia que está en la esquina, el auto saltó y volvió a caer, producto de la explosión.
Asimismo, en el momento de la explosión pasaba un vehículo Ford Falcon de un taxista que murió en el hecho. También estaba un uruguayo llamado Lomazzi y otro señor que murió, que estaban colocando un aire acondicionado en la otra cuadra. Ambos fueron llamados a declarar pero ninguno vio la camioneta.
Es decir que no hay testigos del momento en que la camioneta había ingresado al lugar del hecho ni del momento en que explotó.
Sra. CARRIO.- A fojas 80 del expediente judicial obra un informe del Jefe de Departamento de Asuntos Externos, donde se adjunta un casete enviado por la Secretaría General de esa institución, de canal 7, donde el 24 de marzo de 1992 la Jihad islámica[esta es la reivindiacion trucha que habla del "suicida" converso argentino y de que el motivo era el asesinato de Musawi el 17/2/92] se habría atribuido la autoría del atentado.
Sr. BISORDI.-Sí.
Sra. CARRIO.- Esto está incorporado al expediente.

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¿Recuerda qué medidas tomó la instrucción respecto de esta hipótesis de investigación donde la Jihad de había atribuido el atentado?
Sr. BISORDI.- Sí; incluso no solamente había ese casete sino algunos videos donde, según parece, aparecían los árboles y toda la zona de la calle Arroyo en momentos inmediatamente anteriores a la detonación.
Con respecto a ese tema, se estaba investigando por parte de la Secretaría de Inteligencia y por parte de los organismos policiales sobre la base de los informes que se tenían. Además, tampoco debe olvidarse que en este caso también colaboraron - dada la magnitud del siniestro- algunos organismos extranjeros con experiencia en este tipo de hechos, o sea, el mismo servicio israelí y también algunos servicios norteamericanos. También vinieron algunos expertos del FBI.
Sra. CARRIO.- Usted nos dijo a nosotros que no tenía relaciones y que en realidad la SIDE no estaba colaborando con la investigación[lo hacía exclusivamente con el encubrimiento, porque según Stiuso declaró en el TOF3 "trabajaron en esa investigación" y él participó en varias instancias claves: el hallazgo del "motor" y la ubicación del estacionamiento de donde se retiró la pick-up Ford(falso coche-bomba) 15 minutos antes de la explosión].
Sr. BISORDI.- Yo no tenía relaciones.
Sra. CARRIO.- Por eso pregunto qué medidas tomó el tribunal, porque esto sí estaba en el expediente.

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Sr. BISORDI.- Con respecto a eso, supongo que en esas reuniones que el doctor Levene celebraba periódicamente con la Secretaría - que acá también constan-, donde estaban el doctor Anzorregui, según consta acá, Manzano y Arslanian, él trataría estas cuestiones. Yo no tengo datos sobre eso.
Sra. CARRIO.- Vuelvo a hacer la pregunta.
En consecuencia, ¿la instrucción no tomó ninguna medida? ¿No hubo una línea de investigación tendiente a acreditar la veracidad o existencia de ese casete, etcétera? ¿O existieron medidas?
Sr. BISORDI.- La verdad, creo que en ese momento no se hicieron... Medidas que hayan quedado reflejadas en la instrucción, no recuerdo que se hayan hecho. Ahora, si se hacían, es lógico que eso pudiera ser objeto de tareas de intercambio de información a nivel de organismos del poder político.
Sra. CARRIO.- ¿Hay medidas tomadas por el tribunal, que no figuren en la instrucción judicial?
Sr. BISORDI.- Yo no creo; sinceramente, no me constan. Todo lo que se hacía estaba, por lo menos a mi juicio. Nunca el doctor Levene me ha dicho esas cosas.

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Sr. PRESIDENTE (Acevedo).- Usted nos ha dicho que en la teoría de la instrucción hay una faz decisoria y una faz administrativa. Creo que la pregunta apunta a determinar si usted, que tenía estas tareas administrativas o desarrollaba esta faz administrativa, había sido orientado por la faz decisoria o por quienes tenían que decidir. Esa era la pregunta que le formulaba la señora Carrió, puntualmente en relación con ese video que está incorporado a la instrucción.
Sr. BISORDI.-Yo solamente trataba con el doctor Levene. Los demás jueces de la Corte no trataban conmigo el asunto de la Embajada de Israel. Esa es la realidad; es decir, ese tema lo manejaba yo directamente con el doctor Levene.
Con respecto a ese tema, yo no le voy a echar la culpa al doctor Levene. Puede haber sido un error mío de apreciación o que se me haya pasado realizar alguna medida de comprobación. No quiero echarle la culpa al doctor Levene porque esté muerto. Al contrario, él hizo todo lo que pudo y yo creo que también. Pero puede ser un error de nuestra parte; no digo que no hayamos incurrido en errores, como cualquiera.
Sra. CARRIO.- La pregunta venía porque en la resolución de diciembre de 1999 la Corte dice que se remite a esa pista y


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da por acreditado que el atentado fue realizado por la Jihad. Lo curioso es que esto estaba en las primeras ochenta fojas del expediente y recién se determina en 1999.
Sr. BISORDI.- Esta es la resolución de la Corte. Por eso la pregunta pertinente de la resolución de la Corte de 1999, en la que claramente se fija la autoría en la Jihad. El problema es que cuando se empiezan a hacer las pruebas sobre esto ya se habían perdido los antecedentes del lugar de origen donde se emitió el video, que era Medio Oriente.
Sr. BISORDI.-Le digo sinceramente que no ha sido eso. En todo caso, si se considera un error de la instrucción, no ha sido una actitud deliberada.
Sra. CARRIO.- La pregunta que le hago es si algún juez de la Corte revisaba el expediente.
Sr. BISORDI.- Salvo que me convocaran para alguna cuestión puntual que yo debía informar, no, porque habían delegado en el doctor Levene. Si después entre ellos se reunían y hablaban sobre el tema, no me consta. Pero a mí no me hacían puntualmente muchas preguntas sobre el tema.

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Sra. CARRIO.- ¿El expediente estaba físicamente en su secretaría?
Sr. BISORDI.- Sí; en el despacho del doctor Levene.
Sra. CARRIO.- ¿Algún juez o secretario letrado de algún otro juez de la Corte requirió en algún momento el expediente y lo revisó? En su caso, ¿quiénes fueron?
Sr. BISORDI.- El que se mostró interesado en el asunto, precisamente porque pertenecía a la colectividad afectada, fue el doctor Grabivker, que era juez de la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico. Él, en ese tiempo, no recuerdo si ya estaba con el doctor Nazareno o no, porque primero vino como secretario letrado del doctor Petracchi... Fue en 1998... Debía estar con el presidente... No era presidente en ese momento el doctor Nazareno. Él varias veces se interesó e incluso me aportó algunos datos. En un momento dado aparecieron unas personas que la policía creyó que eran sospechosas, que estaban en un departamento a dos cuadras o tres de ahí, que habían venido a la Argentina y eran de la ortodoxia; tenían una vestimenta particular. Había veinte versiones en aquel tiempo de lo que podía había pasado y tampoco se descartaba que podía haber sido un problema de algunos integristas del

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régimen israelí. Frente a eso la policía me hizo saber a mí. Y recuerdo a otro colaborador también. En ese momento les dije que con todo cuidado fueran a hacer ese procedimiento, que interrogaran a esas personas. Como no tenían residencia, comparecieron ante la Corte. Yo envié al secretario, a un muchacho llamado Norberto Circo, que era empleado de la secretaría, para que fuese con la policía al lugar donde estaban estas personas para evitar cualquier problema en el sentido de alguna suspicacia, algún exceso policial, etcétera, porque eran personas de religión hebrea ortodoxa. Él vino, el doctor Grabivker, y me explicó cómo era que actuaban estas personas, que no debían ser tomadas como sospechosas. Obviamente, se las interrogó porque no se podía dejar de lado nada en ese momento, y no tenían nada que ver.
Sra. CARRIO.- Ciertamente, ¿algún otro juez de la Corte, con excepción del doctor Levene, requería a usted realizar un memorando o informe para la Corte en pleno o no?
Sr. BISORDI.- En forma escrita, no.
Sra. CARRIO.- ¿Y en forma verbal?

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Sr. BISORDI.- En forma verbal, alguna vez puede haber sido. Yo no... Fue hace diez años. Pero no es descartable que me hayan pedido alguna cosa puntual, naturalmente. Yo veía que el interés fundamental lo tenía el doctor Levene; ellos no me preguntaban a mí demasiadas cosas sobre este asunto. La verdad que no.
Sr. BALADRON.- Lo que la señora diputada Carrió quiere preguntar es si realmente había recibido algún tipo de orden o instrucción de otros ministros que no fuesen el doctor Levene.
Sra. CARRIO.- O algún tipo de memorando o revisión.
Sr. BIDORDI.- Entendí lo que dijo. Pero en relación con lo que comenta el señor diputado Baladr

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