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Los “viejos” de Villa La Angostura, en lucha por la tierra y la memoria
Por Hernán Scandizzo / El Extremo Sur - Monday, Sep. 22, 2008 at 11:37 PM

La recuperación de voces soterradas en el Parque Nacional Nahuel Huapi actualiza el debate por la posesión de las tierras. La negación de la identidad mapuche y las operaciones discursivas que encubren negocios inmobiliarios.


Las historias de pioneros y crónicas militares -crónicas de conquista- abundan en la historiografía patagónica y apuntalan un imaginario regional donde escasean las voces subalternas, muchas veces relegadas a conversaciones de fogón. En los últimos tiempos, con mayor frecuencia, empezaron a rescatarse esas voces, a veces desde el ámbito académico, otras desde espacios de militantes. A fines de la década pasada la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer de Villa La Angostura comenzó a trabajar en ese sentido en la localidad y en su vecina Traful, ya publicó seis libros de relatos de pobladores y editó otros tantos videos, producidos por la comisión Archivos del Sur.

Por Hernán Scandizzo
Villa La Angostura
Especial para EES

Hace poco más de tres años investigadores de la Universidad de Buenos Aires y miembros de la asociación angosturense se encontraron rescatando “voces ausentes” y de ese cruce surgieron proyectos, como el que se materializó en el libro Relatos Patagónicos. Historias familiares en la construcción del espacio social de Villa Traful -que contó con el apoyo del Programa de Voluntariado Universitario del Ministerio de Educación de la Nación. “Creemos imprescindible trazar el hilo que une el pasado con el presente porque nos permite entrever cómo los procesos históricos acaecidos dan forma a la configuración actual de las identidades. Del mismo modo pensamos y esperamos brindar una interpelación cabal del pasado a través de la cual se integren las distintas voces como apuesta y apelación hacia el futuro”, destacan en el prólogo los antropólogos Sebastián Valverde, Lara Bersten y Analía García.

Relatos Patagónicos fue presentado recientemente en Buenos Aires por sus autores y por Gerardo Ghioldi, de la Biblioteca. El Extremo Sur fue al encuentro y conversó con ellos sobre este ejercicio de la memoria que discute la historia oficial e introduce preguntas que estimulan la acción y abren debates incómodos.

-¿Cómo se da ese cruce entre la investigación académica y la atención de las demandas de los pobladores?

AG: En realidad la demanda de los pobladores, y lo que se venía conversando con la Biblioteca Popular, tenía que ver con cómo rescatar o poder dar cuenta de la historia del Parque Nacional Nahuel Huapi [que comprende a las villas Traful y La Angostura] a partir de historias de vida, historias familiares, que no estuvieran dentro de lo que es la historia oficial. Para nosotros es todo un desafío darle valor, peso, a la voz de la gente, en la construcción de una historia global que pueda discutir con la historia oficial y pueda permitir reflexionar a todos los actores de la zona -no solamente a los pobladores-, de cómo se fue construyendo ese espacio. Con los pobladores tratamos de ser lo más responsables posible respecto al tratamiento que le dábamos a las entrevistas que habíamos hecho, cómo valorar y saber ponderar los distintos factores que nos iban transmitiendo y cómo construir un texto y una narrativa para que perdure en ellos.

LB: Fue bastante impresionante el valor del libro como documento, sobre todo porque están en un proceso en el cual ellos no tienen los títulos de propiedad. Entonces tener un registro de la historia de su familia cruzado con otros documentos de la historia regional, para ellos constituye una herramienta para el futuro. Y además el valor que tiene el que lo diga uno desde la academia.

-¿Cuál fue la barrera más difícil de sortear cuando se daba el primer acercamiento con los pobladores?

SV: La desconfianza fundada que hay, de gente que va, que dice que va a devolver o va a volver, y no vuelve. Y la gente en muchos casos está muy reticente a hablar.

LB: Sobre todo por ahí con el tema de Parques a algunas personas le costaba bastante. Después de una historia familiar de muchos despojos, de desalojos, es un tema que a la gente le costaba hablar y a nosotros también nos costaba, porque en muchos casos pasaba que se ponían muy mal. Pero sí hay un cambio al volver a entrevistar a algunas familias, al volver a visitar, hay temas que ya salen más naturalmente, porque tienen más confianza, porque saben que volvimos, porque saben lo que hicimos. Pero en general, con el tema de Parques, pasó en varios casos que se han puesto bastante mal.


-¿De la discusión entre los testimonios de los pobladores de Villa Traful y La Angostura con los documentos escritos, principalmente del Estado, qué surge?

SV: Los documentos nos posibilitaron cruzar con algunas de nuestras hipótesis o ideas posibles a través de cómo explicar los procesos que se dieron en la región. Justamente lo que dio origen, en gran medida interrogante del trabajo, es pensar por qué en Villa La Angostura no se reconocieron comunidades [mapuche] mientras en la década del ’60, en el resto de la provincia de Neuquén, se reconocen más de 20 comunidades -que eso explica la presencia hoy de esas comunidades. La comunidad muchas veces se la naturaliza desde determinadas concepciones del sentido común, y determinadas acepciones antropológicas son funcionales, como una cosa que aparece, mágica, y no la resultante de un proceso histórico particular. Proceso histórico que en algunos casos lleva a desconocer la presencia indígena, a expulsarla, a sacarla, a invisibilizarla; o en otros casos la necesita poner en un lugar, tenerla ahí -por lo general en un nivel de subsistencia- y que asegure, por ejemplo, estar cerca de las estancias para trabajar en ellas. Justamente el análisis de los documentos nos permitió avanzar con eso, cómo la institución Parques contribuyó a invisibilizarlos como pueblos indígenas, poniéndolos a todos dentro de una categoría de ‘pobladores’, de ‘ocupantes’ del Parque, que tendía a la homogenización y a ocultar el carácter étnico, indígena, de esa población. Eso lo desarrollamos en el trabajo, pensando en la hipótesis de que Parques Nacionales fue más fuerte en la zona de Villa La Angostura que en el resto de la provincia.

-¿Cómo se cruzan estos proyectos de recuperación de la historia del lugar a partir del relato de los pobladores con el reciente surgimiento de la Asociación de Pobladores del Parque?

AG: Lo que pudimos observar las últimas veces que estuvimos es que hay un crecimiento muy importante en términos políticos con la conformación de la organización de pobladores, porque de alguna manera supera el conflicto étnico exclusivamente. Hay muchas familias y muchos pobladores, que históricamente están también asentadas en esas tierras y no tienen un reconocimiento [étnico]. La identidad ‘pobladores’ permite -y en esto es muy importante esa identidad- nuclearse y ejercer una acción política más allá de la validez que tiene para algunas de estas familias la pertenencia a un pueblo indígena.

GG: Ya había pasado antes cuando las comunidades mapuche Quintriqueo y Paichil Antriao [sobre cuyo territorio se erigió Villa La Angostura], le piden a la Biblioteca que, a través de un subsidio que del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, haga un estudio para demostrar la posesión ancestral [que tendría que publicarse en breve]. Ahí tuvimos que ir a los documentos, más allá de lo que decían ellos en el testimonio oral, y los documentos confirman plenamente la posesión. Un poco está pasando esto con la Asociación de Pobladores, que ellos ven que es importante que lo diga la academia también, porque antes la academia apoyó el despojo. También de alguna manera un sector de los pobladores lo que está esperando de esta reivindicación histórica es que les den el título. ¿Van a vender? -porque van a poder vender. Sólo va a depender de la ética de la población. “No, nosotros queremos seguir estando acá”, dicen, pero cuando vengan con 300 mil dólares... Lo que se empieza a decir es que atrás de eso va a venir un tipo de las características de Ted Turner [magnate estadounidense que posee una estancia en Villa Traful], comprando los mejores lugares del Parque. Y entonces un poco todo esto sirve para a discutir realmente qué es lo que se va a hacer, porque una vez que haces algo, ese algo va a marcar de nuevo una situación.

-¿Estos trabajos molestan a los sectores vinculados al negocio inmobiliario?

GG: Bueno, en el caso de la comunidad Paichil Antriao, por ejemplo, imaginate que hay 200 hectáreas hermosas en el Cerro Belvedere que iban al desguace inmobiliario, era una de las joyitas, de hecho el basquetbolista Emanuel Ginóbili compró ahí para hacer un proyecto inmobiliario muy importante. Si vos lees la portada de los diarios digitales de Villa La Angostura, todos los días hay una carta de lector o una opinión destrozando a los mapuche con los conceptos de que no son comunidad, que ellos no son primeros pobladores, que los primeros pobladores son otros, que todo es una mentira, que la Justicia ya dictaminó desalojos y hay que hacerlos efectivos. En ese sentido creo que lo que ha ocurrido en Villa La Angostura, para el poder, ha sido algo terrible, y es lo que uno ve en estas opiniones ya desesperadas de los privados o de los medios que juegan para los privados. Esa desesperación está marcada, por otro lado, por un silencio de otra parte de la población, que por ahí sin aprobar determinadas metodologías de los Paichil Antriao, están de acuerdo en afirmar que los Paichil Antriao son los primeros pobladores de Villa La Angostura.

Me parece que en ese sentido han molestado muchísimo [estos trabajos]. Yo creo que los sectores privados se ven muy cuestionados, ya te digo, el conflicto mapuche en La Angostura es de un escozor que realmente ralla. Después tenes algunos sectores del Estado más acorde, dentro del INAI o de Parques Nacionales. Hay determinados estamentos de Parques que están de acuerdo en avanzar a una nueva solución, porque sino la solución va a ser Turner comprando el Parque.


Fotos: Gentileza Lara Bersten.

El Extremo Sur de la Patagonia Nº 81
Agosto – Septiembre 2008

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