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La Capital no entiende la defensa de la democracia en Honduras
Por La Capital gusana y escuálida - Tuesday, Jul. 07, 2009 at 1:35 AM

El columnista del periódico La Capital, Pablo Díaz de Brito, no encuentra explicable la defensa de la democracia en Honduras y critica a Cristina por participar en ella. El columnista por otra parte, no se detiene para criticar al golpe de Estado, ni siquiera lo nombra, en cambio, culpa a Chávez y Zelaya de los asesinados. Parte de los engrendros antichavistas con los que nos regala este diario, afecto seguidor de los preceptos de la Fundación Libertad y el Opus Dei.

Una presencia inexplicable

06-07-09 | Por Pablo Díaz de Brito / La Capital

Ayer hubo de todo: aviones que partían y no se sabía adónde iban, y si llegaban, mensajes dramáticos sobre movimientos de tropas, arengas radiales desde el aire, tiros, muertos, gases y movilizaciones dentro de un aeropuerto. En medio de ese torbellino aparecían la presidenta argentina y su canciller.

   A la madrugada la OEA había suspendido a Honduras. "Es más que suficiente" sentenció entonces el chileno Miguel José Insulza, secretario general del organismo interamericano. A la OEA se la ha criticado con toda justicia durante años por su inmovilismo. Ahora fue muy diferente, actuó rápido y con claridad. Insulza es, lejos, el político más formado y lúcido de los que intervienen en la tragicomedia hondureña.

   Argentina, país del remoto Cono Sur, eligió ir más allá que los demás e involucrarse a fondo en la crisis. Que lo hagan los países de la región centroamericana y caribeña, como México y Colombia (que sin embargo no lo hicieron) o Venezuela (padrino de Zelaya) y sus aliados Ecuador y Nicaragua, se comprende. Que lo haga una nación del extremo sur de América, exponiendo a sus autoridades en primera línea, se entiende mucho menos. Porque la presidenta y el canciller quedaron sometidos a los variopintos y caóticos embates de la crisis hondureña. La jornada de ayer fue un paseo en montaña rusa, mientras Chávez echaba nafta al fuego. Es evidente que él y Zelaya jugaron a extremar la tensión, empujando irreponsablemente a la gente a las calles de Tegucigalpa. Si había muertos, como los hubo, mucho mejor. Y es igualmente evidente que México, Colombia y Brasil, entre otros, se apartaron de este juego con fuego. ¿Qué hace la Argentina en medio de ese aquelarre?

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