Julio López
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Crecen los conflictos con aborígenes por el reclamo de tierras
Por La Nación - Sunday, Aug. 16, 2009 at 3:30 PM

Reclaman 15 millones de hectáreas

El Gobierno adeuda un relevamiento clave; grupos radicales empezaron a ocupar campos

Domingo 16 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa

Franco Varise
LA NACION

El conflicto indígena por el reclamo de tierras, agudizado por la falta de aplicación de las leyes, es hoy una bomba de tiempo.

Las comunidades de pueblos originarios reclaman la restitución de unos 15 millones de hectáreas en todo el país, que representan la mitad de la superficie de la provincia de Buenos Aires.

El resurgimiento del indigenismo puede observarse a simple vista en hogares y establecimientos rurales de Jujuy, Neuquén y Río Negro, donde cada vez más se ve flamear la bandera del Tawantinsuyu (Imperio Inca), en el Norte, y la de los mapuches, en el Sur. Esos símbolos hablan de un anhelo más amplio que un simple lugar donde vivir: se refieren, prácticamente, a una "región independiente".

Comunidades diaguitas, collas y mapuches se definen como una "nación" distinta de la Argentina, a tal punto que algunos grupos radicalizaron sus posiciones mediante la toma de campos, amparados en su interpretación del artículo 75 de la Constitución nacional, reformada en 1994; en las leyes 23.302 y 26.160; en la declaración de la ONU sobre los pueblos indígenas (2007), y la adhesión argentina al convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2002.

Con estas polémicas acciones sobre todo, en Neuquén y en Río Negro, varias comunidades mapuches, lograron visibilidad y el respaldo de organizaciones locales y del exterior. También se ganaron conflictos judiciales difíciles de zanjar, porque si bien para los propietarios de los campos se trata de usurpadores, la Constitución Nacional reconoce "la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas" y señala que debe garantizarse "la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que ocupan, y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano".

Los numerosos litigios judiciales son, en este escenario, un camino sin salida, porque aún no avanzó casi nada el relevamiento oficial previsto en la ley 26.160 para definir cuánta tierra les correspondería a esas comunidades. Al no existir ese trabajo, demorado desde hace tres años en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que depende del Ministerio de Desarrollo Social, de la Nación, resulta imposible aplicar un criterio en los litigios, coinciden especialistas en derecho consultados por este diario.

* * *

En 2006, el gobierno nacional anunció $ 30 millones para desarrollar el relevamiento, aunque hay pocas novedades concretas. "A la fecha, no se cuenta con datos certeros respecto del territorio por relevar a nivel nacional", reconoció a LA NACION, el presidente del INAI, Horacio Claudio Pascual Iramain. No obstante esa admisión, el funcionario opinó que el número extraoficial de 15 millones de hectáreas es "inexacto".

Darío Rodríguez Duch, actual legislador por ARI, de Bariloche, y durante tres años abogado de la Confederación Mapuche Neuquina, reconoce que hay zonas con dos dueños y, lo peor, es que ambas partes, supuestamente, tienen derechos sobre los terrenos.

"Así como está la situación es un caos absoluto y da para cualquier cosa: el Estado tiene un discurso sobre muchas cuestiones pero, en la práctica, no hace nada", dijo Duch, que admite suspicacias de ambas partes (propietarios oportunistas y comunidades indígenas alentadas para el conflicto). Ante ese escenario irregular, Duch advierte a los inversores que, antes de hacer cualquier compra de tierras en Neuquén o en Río Negro, analicen si está situada en una zona de conflictos. "Lo primero, si llegaran a tener una controversia, es armar una mesa de diálogo con la comunidad que lo reclama y, si no hay salida por esa vía, tienen que accionar legalmente contra quien les vendió la tierra o el propio Estado; otra opción no hay", dijo a LA NACION.

La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005 reveló que hay 600.329 personas que se reconocen pertenecientes a pueblos originarios. La condición de indígena se logra por "autoadscripción". Los mapuches son el pueblo más numeroso, con unas 113.000 personas. Y son, además, los más vigorosos en cuanto a su nivel organizacional y sus reclamos.

El presidente de la Sociedad Rural de Neuquén, Juan Sorzana, explicó que en esa entidad son 50 los campos con conflictos indígenas. Se habla de cascos de estancias abandonados por sus dueños, accesos a campos petroleros y mineros clausurados; iglesias (como en Quila Quina, Neuquén, donadas y que no se pudieron inaugurar por oposición de la comunidad indígena de la zona), escuelas intrusadas, parques nacionales en litigio, tierras fiscales y del Ejército ocupadas; escaramuzas y cientos de causas judiciales con personas detenidas (los indígenas denuncian 90 presos por participar en intrusiones de tierras).

"Ellos dicen que no se rigen por la leyes argentinas, porque son mapuches; yo no tengo nada en contra de su pueblo, estoy en contra de que salgan a tomar campos: que hagan los trámites judiciales como cualquier otro", opinó Sorzana. Y agregó: "Yo no puedo decir «esto es mío» e invadirlo: la usurpación es un delito; el Estado es el primero que tiene que definir la situación, porque no puede haber dos dueños". Sorzana intuye que, detrás de las tomas de campos, "hay algo más que un señor que reclama la tierra de sus ancestros", dijo. En San Martín de los Andes, Neuquén, los indígenas piden como propio el cerro de la reserva municipal y hasta parte del Chapelco.

Hace bastante que corre el rumor del ingreso de activistas mapuches chilenos para participar en los conflictos en campos argentinos.

* * *

Martín Maliqueo es huerkén (vocero) de la comunidad Lonko Purrán una de las 55 de Neuquén (hace diez años eran 28). Atiende a LA NACION desde su celular en el medio del campo, en algún punto entre Zapala y Cutral Có.

"Entendemos que vivimos dentro de un Estado que no desconocemos, pero vamos a luchar por nuestros derechos; hoy no hablamos de hacer una separación, porque la autonomía es una utopía y estamos muy lejos de eso; pero no somos ni chilenos, ni argentinos, somos mapuches y no nos sentimos representados", dijo al ser consultado sobre el alcance de sus reclamos. Maliqueo tiene 29 años y recuerda que su madre le prohibió aprender la lengua mapuche para no sufrir la misma discriminación.

Su comunidad salió absuelta en dos juicios por la ocupación de las tierras explotadas por la empresa petrolera norteamericana llamada curiosamente "Apache". Pero dice que los conflictos vuelven siempre. "Donde existe explotación petrolera tiene que haber una restitución de territorio, pero no vamos a aceptar tierras gastadas, sino las aptas y suficientes para nuestro desarrollo", afirmó Maliqueo. Y agregó: "Queremos la participación en la gestión de los recursos y estamos hablando también de los minerales".

A 15 años de la reforma de la Constitución, que en este punto fue pensada como una reparación y un reconocimiento histórico, el Estado no logró soluciones efectivas frente a los conflictos con los pueblos originarios, ni tampoco respecto de los derechos de quienes son propietarios de tierras en las zonas calientes. En definitiva, son personas en pugna por falta de reglamentación de las leyes. "Lo peor es que una cadena de conflictos de este tipo [la toma de campos] pueden generar en algún momento un desenlace trágico", sintetizó Rubén Ifran, activista indígena relacionado con las comunidades guaraníes. Y, lo más inquietante, es que nadie lo descarta

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Neuquén: un hotel de lujo, tomado por mapuches
Por La Nación - Sunday, Aug. 16, 2009 at 3:32 PM

El dueño, italiano, había invertido US$ 5 millones
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Domingo 16 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa

Piedra Pintada, un paradisíaco hotel de 1500 m2, en Villa Pehuenia, Neuquén, fue prácticamente tomado por las comunidades mapuches, al punto de que su propietario decidió cerrarlo. El caso es paradigmático respecto del nivel que alcanzan los reclamos indígenas en Neuquén.

El dueño de Piedra Pintada, el italiano Doménico Panciotto, abandonó el lugar después de intentar un acuerdo con la comunidad mapuche que reclama esas tierras.

Panciotto había logrado la concesión del campo, a cargo de la sospechada Corporación Interestadual Pulmarí, por un precio irrisorio. La Corporación está compuesta por funcionarios nacionales, de la provincia de Neuquén, del Ejército y por un representante mapuche.

Panciotto asegura, según sus allegados, que la cesión no le pareció irregular y que pensaba instalarse allí con su esposa, de nacionalidad suiza, como un proyecto de vida. No sabía, entre otras cosas, que las tierras eran utilizadas por las comunidades mapuches Salazar y Ruca Choroi para el pastoreo de sus animales. Y empezaron los problemas.

En febrero pasado, los mapuches tomaron el campo y desoyeron la orden de un juez para desalojarlo. Panciotto, desilusionado y sin poder hacer usufructo de su inversión, decidió reclamar una compensación a la provincia de Neuquén, a la Corporación y al Estado nacional. LA NACION intentó hablar con Panciotto, pero se encontraba en Suiza.

Como sea, el hotel ( http://www.piedrapintada.com.ar ), asociado a la cadena Ten Rivers & Ten Lakes, quedó allí en perfecto estado y casi sin usar.

Panciotto pidió ayuda a la embajada suiza. "Consideramos que es una inversión suiza en la Argentina y la ocupación no permite al señor Panciotto desarrollar su actividad... por eso hicimos un reclamo oficial", dijo a LA NACION el consejero de la embajada suiza, Eric Mayoraz. Es la primera vez que ese país hace un reclamo de este tipo en la Argentina.

La Confederación Mapuche Neuquina, en tanto, anunció que ya tiene planes para ese lugar: fundar una universidad intercultural a través de un convenio con la Fundación Madres de Plaza de Mayo.

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Fundan el municipio Ranquel en San Luis
Por La Nación - Sunday, Aug. 16, 2009 at 3:33 PM

Iniciativa inédita

Domingo 16 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa

SAN LUIS.- El primer municipio indígena de la Argentina nació apenas el 28 del mes pasado como una solución a los reclamos de tierras, sociales y culturales de los pueblos originarios. El gobierno de San Luis otorgó en forma "inalienable" más de 60.000 hectáreas y creó el municipio Ranquel, con un estatus mínimo, para avanzar sobre el reconocimiento de todos los derechos indígenas incluidos en la Constitución.

El nuevo municipio será regido por el lonko Walter Moyeta, que, en calidad de delegado normalizador, contará con "total libertad para administrar" el municipio, al igual que la escuela y el hospital, donde se incluirán prácticas medicinales de acuerdo con las costumbres ancestrales de esa comunidad.

La idea central del proyecto es que el pueblo Ranquel recupere su historia y sea capaz de autodeterminarse como ciudadano del Estado nacional que habita. De paso, también, se proyecta la construcción de casinos y hoteles para atraer el turismo. "Nuestros ancianos temen, pero están orgullosos de nosotros y de lo que hemos logrado. Y es que está muy fresco en nuestra memoria todo lo que sufrimos. Nuestros abuelos y bisabuelos aún recuerdan cómo fue educarse en la escuela de los blancos con libros de lectura en los que siempre éramos malos, saqueadores y violentos. Recuerdan cómo nos comerciaban como animales y decían que éramos mejores que las llamas porque podíamos servir para la carga y caminábamos sobre dos patas", comentó a La Nacion Pascuala Guaquinchay, integrante de la comunidad Huarpe de San Luis y hoy jefa del Programa de Culturas Originarias del gobierno provincial.

El amargo recuerdo queda relegado por una sonrisa serena cuando describe el presente, y afirma: "Este es el inicio de un camino difícil y es un piso para los derechos constitucionales; en este camino, nuestro pueblo vive con ebullición y con esperanza".

Claudia San Martín

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Los Takul recuperaron su hogar junto al lago
Por La Nación - Sunday, Aug. 16, 2009 at 3:34 PM

A 25 kilómetros de Bariloche

Domingo 16 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa

SAN CARLOS DE BARILOCHE.-Una bandera mapuche en un mástil de madera anuncia que la cabaña, ubicada en pleno centro del Parque Municipal Llao Llao, a metros de la costa del lago Nahuel Huapi, pertenece a un "territorio recuperado" de la comunidad Takul-Chewque.

Al abrirse la puerta de la cabaña, una estufa negra calienta con leña el pequeño ambiente. Allí espera Encarnación, de 84 años. Es una de las dos hijas directas de Ismael Takul (junto con su hermana Fresia), antiguo poblador de esas tierras que tienen un inmenso valor inmobiliario.

La zona donde se emplazó la cabaña es conocida como Villa Tacul, sin K. Hace dos años, los descendientes iniciaron un proceso de recuperación de esas tierras que habían pertenecido a su familia desde 1899 y contaban con permiso de permanencia desde 1902 a través de la ley de hogar.

El grupo de descendientes de Takul se instaló en el sector donde había estado su vivienda, su huerta y hasta la tumba de sus muertos. Comenzaron a construir una cabaña de madera, cuando un guardaparque se acercó y los alertó de que era una zona protegida. Intervinieron las fuerzas de seguridad ante el reclamo de 625 ha, situadas a sólo 11 km del emblemático hotel Llao Llao.

"Esto nos pertenece y, por iniciativa de varias generaciones, decidimos recuperar el territorio", dijo a LA NACION, Ana María Boock (62), nieta de Ismael Takul. Su madre, Encarnación Takul-Chewque, está con ella. Y recuerda: "Mi mamá se quedó sola cuando mi papá murió, y un día nos echaron, le hicieron firmar unos papeles poniendo el pulgar, porque no sabía escribir". El juez de Instrucción Nº 2 de Bariloche, Martín Lozada, sobreseyó a los Takul-Chewque del delito de "usurpación" que había denunciado la municipalidad.

Y, en abril pasado, la Justicia avaló una "ocupación limitada" en un predio de 75 metros cuadrados.

Soledad Maradona

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