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Chile: “Sin tierra las mapuches no son nada”
Por Página/12 - Friday, Aug. 28, 2009 at 11:08 AM

Entrevista con el investigador chileno Marcelo Garay, experto en cuestiones indígenas

La muerte por la espalda del comunero mapuche Jaime Mendoza Collío, baleado por un carabinero, reavivó el ancestral conflicto por las tierras indígenas. La lucha por mantener la identidad cultural tras migrar a las ciudades.

Por Christian Palma
Desde Santiago

Tras la muerte del comunero mapuche Jaime Mendoza Collío, los ánimos en la zona se encendieron otra vez. Mendoza Collío había sido baleado por la espalda hace unas semanas por un carabinero, que actuó en “defensa propia”, según dice, cuando participaba en el desalojo del predio San Sebastián, en la región de la Araucanía. La vieja y repetida historia de policías repeliendo a encapuchados que se han tomado la propiedad de los latifundistas no parece tener solución.

Los organismos internacionales reclaman por un excesivo uso de fuerza policial, militarización del conflicto, la aplicación de la Ley Antiterrorista y de Justicia militar y por la ausencia de planes de restitución de tierras. Tras el asesinato de Mendoza Collío, la presidenta Michelle Bachelet envió una comisión especial de alto nivel a la zona caliente, pero todo sigue confuso.

Los lonkos o caciques están decepcionados. Entienden que el reconocimiento constitucional –luego de la promulgación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)–, que reafirma la existencia de los pueblos originarios en la legislación chilena, sólo pretende blanquear al Estado. Falta –alegan– una real restitución de tierras, becas, hogares y oportunidades de desarrollo, no balas y muertes por la espalda.

Las movilizaciones no paran. La demanda por las tierras ancestrales sigue, mientras no sea la propia Bachelet quien los reciba, dicen los lonkos. Desde La Moneda, la presidenta no confirmó viaje alguno, apostando por un diálogo que a esta altura ya es de sordos.

Para entender las claves de este conflicto, Página/12 entrevistó al investigador Marcelo Garay. Experto en el tema mapuche, el profesional fue apresado ejerciendo su trabajo en la región y aquí comparte parte de su experiencia:

–¿Cómo puede entender un argentino el conflicto mapuche en Chile?

–Para que se comprenda, esto es exactamente lo mismo que la Campaña del Desierto de Roca. Incluso, en el caso de la República Argentina, ésta fue mucho más avasalladora, pasó por encima en búsqueda de la Patagonia, que también es territorio mapuche. Si te fijas, los mapuches al sur de la República Argentina, en Puelmapu, están sufriendo lo mismo que los mapuches en el sur de Chile. La Campaña del Desierto es similar a lo que acá se denominó la pacificación de la Araucanía y que derivó en leyes facilitadas luego de sangrientas campañas del ejército chileno a fines del siglo XIX, lo mismo que habían hecho antes los españoles.

–Un conflicto de nunca acabar.

–El único gobierno en la era republicana chilena que dijo que había que devolverles la tierra a los mapuches fue el de Salvador Allende (1970-1973) y eso lo reconocen diversos historiadores. En esa época se les devolvió la mayor cantidad de hectáreas y los mismos mapuches lo reconocen. El gobierno de Allende consideró a los mapuches un pueblo o al menos estaba la intención de reconocerlos, así se manifestó públicamente. Con la dictadura de Pinochet, el tema se encendió otra vez y lo que está ocurriendo ahora es una consecuencia de eso, una nueva ocupación militar para garantizar la propiedad de la tierra como concepto de propiedad privada que lo incorporó la dictadura militar con la parcelación. Con eso se le incorpora al mapuche el concepto de propiedad privada y se pierde el sentido que tenían de vivir en comunidad. Entonces qué ocurre, se dice que el mapuche es flojo, cochino. Además, el ferrocarril desde el punto de vista del desarrollo capitalista rompe el eje en las relaciones entre el norte y el sur, entonces el mapuche se ve obligado a cambiar sus relaciones de intercambio de océano a océano, entre Wallmapu y Puelmapu.

–¿Aún se los mira como los pobres del campo?

–Siempre se los ha mirado así. En la época de Allende, especialmente el movimiento campesino revolucionario decía que la tierra es para quien la trabaja y la dictadura redujo –por ley– la cantidad de hectáreas para los mapuches. Cuando llegaron los españoles a Chile, los mapuches ocupaban 30 millones de hectáreas, hoy tienen 320 mil y estamos hablando de una población aproximadamente de un millón y medio de mapuches.

–Chile recuperó la democracia en 1990. ¿Qué papel ha jugado la Concertación en el tema?

–Los gobiernos de la Concertación no han hecho ningún avance. Se creó una ley indígena que se convirtió en un instrumento para hacer política de asistencialismo que después se convirtió en corruptela en la compra de tierras para los latifundistas. Un avance importante habría sido el reconocimiento de los pueblos originarios y eso recién ahora en septiembre entrará en vigencia porque Chile suscribió el convenio 169 con la OIT.

–¿El mapuche, para salir de la pobreza, necesita realmente ayuda o puede por sí solo?

–Mapuche significa gente de la tierra, pero no es sólo una definición semántica, sino que tiene que ver con su cosmovisión. Los mapuches sin la tierra no son nada, entonces ellos trabajan la tierra y no lo hacen en la lógica de la acumulación, a diferencia del latifundista. La trabajan para garantizar la sobrevivencia porque hay una cuestión religiosa, de rituales y respeto que no tiene que ver con la lógica capitalista de las empresas forestales. Claro, en el sentido común está que el mapuche es flojo, que no le trabaja un peso a nadie. Muchos se preguntan para qué las quieren si no las van a trabajar, eso es porque no tienen la lógica de la acumulación. Hay otro factor que tiene que ver con políticas de Estado en cuanto no se reconoce del Estado a la Nación Mapuche. Acá existen subsidios para las empresas forestales que por lo demás han hecho un daño al medio ambiente increíble, donde casi no hay bosque nativo. Las forestales se aprovechan de la pobreza y a una comunidad, por ejemplo, le arriendan a 100 mil pesos (180 dólares) mensuales un espacio para plantar pinos, aprovechándose claramente de la situación de pobreza e ignorancia.

–En dictadura, debido a la pobreza, hubo un éxodo importante a las ciudades, ¿ellos reconocen la pérdida de la identidad al carecer de tierras?

–En Santiago hay unos cientos de miles de mapuches que debido a todo esto han perdido su identidad y han buscado otros trabajos para poder vivir. Se debe considerar que ellos tienen una histórica desconfianza hacia los no mapuches e incluso con la izquierda tradicional chilena, pues no actuó con responsabilidad y ahí hubo un quiebre con el mapuche. La izquierda extraparlamentaria está ahora en el plano de la solidaridad porque hay un tema de derechos humanos importante en este conflicto y como izquierda no pueden descuidarse. Hoy día la representación más política la tiene la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), que es una organización político–militar dentro del pueblo mapuche. Además de las propias comunidades mapuches, la CAM lidera acciones en el proceso de recuperación de tierras con el legítimo derecho a rebelarse y enfrentar a una fuerza policial que viene haciendo el papel de guardián de las empresas forestales. De hecho, hay campamentos militares dentro de las forestales. A mí los carabineros me quitaron la cámara y la grabadora por el solo hecho de sacar una foto a un campamento militar dentro de un territorio mapuche (ver recuadro). Han arrinconado a las comunidades.

–¿Cuál es el aporte del gobierno de Michelle Bachelet?

–El gobierno recién entendió con la muerte de Mendoza Collío que la política represiva que ha implementado el Ministerio del Interior es la responsable de que el conflicto esté como esté. Esa muerte le jugó en contra, pues al funeral llegaron más de cuatro mil personas, que en número puede significar poco, pero acudieron todas las comunidades, lo que no había ocurrido antes. Hay un tema de unidad de la comunidad mapuche, que indica que el gobierno debe cambiar el modo de actuar, que vaya Rodrigo Egaña (encargado de asuntos indígenas del gobierno) para allá da lo mismo, porque no son capaces y tampoco hay disposición para dialogar. Chile está en los ojos del mundo, porque sigue matando mapuches. En estos minutos hay casi 300 mapuches que están procesados, perseguidos o presos. El gobierno se dio cuenta de que la criminalización del conflicto no es la vía para resolver el problema. No es bueno que el problema esté en manos del Ministerio del Interior, de la policía y de la Agencia Nacional de Inteligencia para resolverlo. Toda esta supuesta relación de los lonkos con la ETA y las FARC son inventos, justamente, de esta lógica de criminalizar y satanizar a las comunidades. Eso es mentira y es un montaje que a veces les ha funcionado, pero no resuelve nada.

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Aucán Huilcamán propone régimen autonómico para el Wallmapu
Por Azkintuwe - Friday, Aug. 28, 2009 at 11:25 AM
azkintuwe@yahoo.es

Portavoz del Consejo de Todas las Tierras hizo la propuesta en un programa de televisión y aseguró que es la "fórmula más adecuada" para resolver el conflicto que mantienen comunidades, empresas forestales y latifundistas en el sur. Huilcamán apuntó al trasfondo político del actual escenario de movilizaciones. "El autogobierno y la autodeterminación son derechos reconocidos hoy por la comunidad internacional", subrayó el dirigente. Propuesta de Huilcamán recoge un viejo anhelo de los mapuches: constituirse como nación en un territorio, si bien no exclusivo, que garantice el ejercicio de sus derechos hoy conculcados.

PEDRO CAYUQUEO - TEMUKO, WALLMAPU - 25 / 08 / 09

Aucan Huilcaman, vocero del Consejo de Todas las Tierras, propuso durante su invitación al programa de Chilevisión "Tolerancia Cero", la creación de un "régimen autonómico" para el territorio mapuche en las regiones del sur de Chile. Huilcamán recordó que desde sus inicios el Estado chileno "ha usurpado" las tierras mapuches, haciendo mención a dos momentos "históricos" que han marcado la conflictiva relación latente en las últimas semanas. "Cuando se funda el Estado, ningún pueblo indígena, ningún mapuche fue participe de dicho pacto social, hasta el día de hoy", indicó Huilcamán.

El segundo momento, señaló Huilcaman, dice relación con la denominada "Pacificación de la Araucanía", que "fue un acto de invasión que el Estado chileno ejecutó al interior de las actuales provincias de Malleco y Cautin. Fue un territorio que fue ocupado mediante la fuerza y la violencia desde 1881 en adelante. Si entendemos eso, podemos comprender lo que sucede hoy. Lo que subyace entonces es simplemente el derecho de autodeterminación de los mapuches que fue conculcado". "Esto tiene relación ademas con el estado de derecho y su legitimidad en el territorio mapuche", agregó.

Para el portavoz del Consejo de Todas las Tierras, aún puede haber una solución posible al clima de tensión que se vive en el País Mapuche y que dejó el pasado 12 de agosto un joven mapuche muerto tras recibir un balazo policial por la espalda, ello en la comuna de Angol y en el marco del violento desalojo de un predio ocupado por la Comunidad Requem Pillan. En ese sentido, Huilcamán instó la creación de "un régimen autonómico, que me parece que es la fórmula más adecuada para prevenir y resolver los conflictos existentes, ello abordando el fondo del asunto", subrayó.

"La inclusión comprende hoy reconocer la diversidad de pueblos que existen dentro del Estado chileno. La negación que existe no es posible de seguir soportando", apuntó. Y para ello, Huilcamán citó textualmente la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la ONU en septiembre de 2007, que "consagra el derecho de los pueblos indígenas a la autodeterminación. Ese es un consenso al que arribó la comunidad internacional, que antes solo reconocia este derecho a los pueblos organizados como Estados". Bajo este marco, a juicio de Huilcamán no es posible que Chile siga pretendiendo que al interior del Estado solo viven "chilenos".

Un marco autónomo inclusivo

Al ser consultado sobre si este territorio sería ajeno al Estado y excluyente de la población chilena, Huilcamán precisó que "no se plantea que sea un territorio único y exclusivo para los mapuches, porque la realidad hace que sea imposible. Del Bío Bío al sur puede existir un espacio territorial en donde se conviva en una armonía jurídica propia de un régimen autonómico". Señaló el dirigente que existen a nivel mundial diversas experiencias en la materia, donde Estados han abordado la demanda de los pueblos indígenas a través de la creación de territorios autonómos. Destacó Huilcamán el caso de los Inuit en Groenlandia, quienes obtuvieron de la Corona danesa un Estatuto de Autonomía el año 1979 (Ver Recuadro).

Huilcamán garantizó que el Pueblo Mapuche está en condiciones de sostener económicamente un eventual territorio autonómico, ello bajo tres mecanismos. Por un lado, aportes del propio Estado chileno, el pago de "la deuda histórica moral, económica y cultural que el Estado tiene con el pueblo mapuche desde el momento en que invadió nuestro territorio. Debe haber una reparación", precisó Huilcamán. Por otro lado, "las relaciones multilaterales de un eventual gobierno mapuche con el mundo, al igual como lo hacen todos los Estados del mundo que reciben cooperación internacional". Y finalmente, la capacidad de los propios mapuches para generar una "base económica sustentable" al interior del territorio autónomo.

Para el vocero mapuche, el actual marco de resolución institucional de los conflictos, basado en el actuar de la CONADI, estaría superado por los acontecimientos. "CONADI esta off side totalmente, nació mal, esa fue la razón por la que del año 90' al 93' yo no apoyé la Ley Indígena que gestó esa institucionalidad, porque es una institución colonial", puntualizó Huilcamán. "Es por eso que CONADI hoy no juega casi ningún papel en el conflicto, pueden comprar todas las tierras que quieran, pero el conflicto seguirá latente y sin resolver en su esencia", agregó. Cuestionado respecto de la viabilidad de su propuesta de autogobierno, Huilcamán señaló que es una idea que cada día toma mayor fuerza, principalmente en las nuevas generaciones.

De la República Indígena al País Mapuche

La propuesta de Huilcamán no es nueva en el movimiento mapuche. Ya en los años 30, Manuel Aburto Panguilef, líder de la Federación Araucana, había planteado el establecimiento al sur del río Bio Bio de una "República Indígena", federada al Estado chileno. Esta propuesta sería retomada en tiempos de la Unidad Popular y planteada al Presidente Salvador Allende por su principal asesor en materias indígenas, el antropólogo leton, Alejandro Lipschutz. Abogaba Lipschutz por la creación de un "territorio autónomo" en el marco del Estado chileno, pero el golpe y la dictadura boicotearon su anhelo. Ya en los años 80', los Centros Culturales primero y AD-MAPU después, reivindicarían con fuerza el derecho de los mapuches a la "autodeterminación" en tanto pueblo-nación preexistente al Estado.

Tras el retorno de la democracia, en los años 90', sería el Consejo de Todas las Tierras, liderado por el propio Huilcamán, quien plantearía la necesidad del Pueblo Mapuche de avanzar hacia una recomposición como pueblo, deslegitimando la Ley Indígena y el consiguiente derrotero estatal de la demanda mapuche. Correspondería al Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen aterrizar y plasmar en una propuesta concreta este viejo anhelo. Planteó Liwen el establecimiento de un "Estatuto de Autonomia Regional" que, tomando en cuenta la realidad pluriétnica de la IX región, garantizace todas las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales para el pleno desarrollo del pueblo mapuche en su territorio histórico.

Esta autonomía regional, basada en el modelo de descentralización español, contemplaba una Asamblea Regional elegida democráticamente por toda la población de la región (mapuches y no mapuches) y por un Gobierno Regional emanado de dicha Asamblea. En ella, los derechos de los mapuches debían quedar plasmados en disposiciones que garantizacen el derecho a la representación política propia, acceso y control de los recursos naturales, la preservación del medio ambiente y la revitalización del mapuzugun como lengua nacional, entre otras medidas. Se trataba de una autonomía para la IX región más algunas comunas adyacentes y buscaba garantizar los derechos colectivos de los mapuche en un espacio de convivencia ínter-étnica y democrática.

Esta propuesta fue publicada por José Mariman, cientista político hoy radicado en EE.UU y uno de los fundadores del Centro Liwen. Ya en la última década, ha sido el Partido Nacionalista Mapuche "Wallmapuwen" quien ha hecho suya la propuesta de Liwen, integrándola en su Programa Político y plataformas reivindicativas. Fundada el año 2005 en Temuko, la colectividad política ha integrado en su seno a miembros de comunidades, estudiantes, profesionales y un amplio abanico de sectores. Definido como un partido territorialista, reivindica la IX Región como el Wallmapu (el País Mapuche), "hogar nacional de los mapuches". Allí centra hoy su actividad política y promueve la participación mapuche en orden a conquistar espacios de poder y decisión, tanto en los ámbitos municipal como parlamentario.



El caso de los Inuit en Groenlandia

Basado en un sistema de partidos políticos nacionalistas y organizaciones tradicionales, los Inuit constituyen hoy una sociedad política moderna, capaz de gestionar sus propios asuntos y administrar sus recursos. Autónomos desde 1979, aspiran hoy a su definitiva independencia de la Corona danesa.

El 25 de noviembre de 2008, unos 39.000 electores residentes en Groenlandia fueron convocados para votar en referéndum una ampliación de su Estatuto de Autonomía conquistado tras otro referéndum celebrado el 17 de enero de 1979. Un contundente 75,54% de los votantes apoyaron el “Si” (Aap) y un 23,57% el "No” (Naamik). Además, solo el partido político Demokraatit (Demócratas) liderado por su dirigente Jens B. Frederiksen y que representa a los daneses en la isla, manifestó su oposición al nuevo marco autonómico.

Existe un profundo sentimiento nacionalista entre los Inuit. De esto se desprende que existan fuerzas políticas nacionalistas que desde diversas tendencias (izquierda, centro y derecha) luchan por representar los intereses de su pueblo en el Parlamento Autónomo, también integrado por fuerzas políticas danesas. Sin ir más lejos, en las últimas elecciones locales se alzó con la victoria el partido nacionalista de izquierda, Inuit Ataqatigiit (IA), que derrotó al partido socialdemócrata Siumut, colectividad inuit que habia gobernado la isla ártica desde que comenzó la Autonomía en 1979.

Inuit Ataqatigiit (IA) será la colectividad política encargada de gestionar el nuevo marco autonómico, que abre la vía a la independencia de los Inuit de Dinamarca. Analistas estiman una realidad esto último para el año 2021, coincidiendo precisamente con los 300 años de la colonización danesa, aun cuando dirigentes políticos inuit ansían cuanto antes conquistar este nuevo estatus de Estado soberano. Todo pasa, concuerdan diversos sectores, con la sostenibilidad económica que logre el país y que hoy depende en gran parte de los subsidios estatales de Dinamarca (430 millones de euros anuales).

Paradójicamente, el cambio climático puede ser la gran llave para la independencia. Diversos estudios han establecido que en el caso de Groenlandia, este fenómeno beneficiará enormemente la industria pesquera y la explotación de los recursos naturales de la isla. Hará, incluso, más fácil la perforación para obtener crudo y gas (con 31.000 millones de barriles de petróleo que encierran sus costas, Groenlandia ocuparía la posición número 19 del ranking mundial de países productores de petróleo), pilares donde pretenden los Inuit sustentar su economía.

La explotación de las minas (diamantes, oro, cinc, plomo y uranio), la producción de agua y hielo de icebergs (considerados los más puros del planeta), el creciente turismo en la isla y la pesca (es el mayor exportador de gambas de agua fría del mundo) serán también motores del desarrollo del país. Tradicionalmente cazadores y pescadores, hoy la gestión a gran escala de los recursos naturales de la isla es el principal desafio de las nuevas generaciones, en su mayoria jóvenes con formación técnica y universitaria en centros de estudio de Copenhague y Nuuk, esta última la capital inuit.

Todo esto conllevará a la desaparición progresiva de elementos de la cultura tradicional inuit, que deberá adaptarse a una realidad menos afín a sus necesidades ancestrales y más acorde a un desarrollo cultural característico de los últimos años. Pero son costos que los Inuit parecieran dispuestos a pagar. Cómo la sociedad inuit es capaz de gestionar sus propios recursos y asumir el reto de decidir sobre su propio destino ahora como "groenlandeses", es un proceso político que no debiera dejar indiferente al resto de los pueblos indígenas que exploran caminos para su autodeterminación.

Artículo relacionado: Independencia de Groenlandia, ¿Cuándo? - Por José Marimán
http://www.azkintuwe.org/dic1_03.htm

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