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Alvaro García Linera: “Se viene una década de oro para Bolivia”
Por Fuente: Sur (Argentina) / La Prensa (Bolivia) - Sunday, Jan. 24, 2010 at 12:11 PM

24-01-2010 / El número dos del gobierno boliviano anticipa los ejes centrales de la segunda gestión presidencial de Evo Morales y rememora el camino transitado desde la llegada al poder en el año 2005.

Por Miguel E. Gómez Balboa
Diario La Prensa (Bolivia)

Con un lenguaje guerrero, el vicepresidente Álvaro García Linera sostiene que se viene una década de oro para Bolivia, tras una década de turbulencia política. Y advierte que el país se transforma en un Estado integral, en el sentido marxista gramsciano, y que transita por una vía democrática hacia el socialismo. En esta entrevista, la segunda autoridad boliviana evalúa el primer mandato de Evo Morales Ayma y sus retos para los próximos cinco años.

–¿Cuáles son los avances políticos que destaca en esta primera gestión gubernamental del MAS?

–El primero es la extraordinaria descolonización de los sistemas político y estatal con el ascenso del presidente Evo y la presencia de indígenas en el Estado. Antes, los indígenas eran ciudadanos de segunda categoría con derecho a voto, marginados del sistema de toma de decisiones mediante mecanismos invisibles, cuando son mayoría en nuestro país. El ascenso del presidente Evo marca un proceso de quiebre con toda la historia política y estatal boliviana, sólo ese hecho coloca a Bolivia en la cúspide de los procesos de transformación en el continente.

El segundo logro es el entierro del Estado neoliberal y patrimonialista del poder con la construcción de un nuevo Estado y gobierno que tienen como núcleos articuladores a los movimientos sociales, lo que habla de un proceso de radicalización de la democracia. Avanzamos hacia un Estado de carácter integral, como diría (el pensador italiano marxista) Antonio Gramsci. Y la nueva Constitución es la consagración escrita e institucionalizada de este proceso revolucionario que pasa a ser no sólo un hecho de fuerza, sino a convertirse en un hecho constitucional e institucional.

–¿Cómo aterrizan estas reformas políticas en el campo del nuevo modelo económico boliviano?

–Los resultados están a la vista, hasta los analistas de derecha tienen que admitir que se ha construido una economía muy estable que no tiene que ver sólo con el tema de mejores precios internacionales, sino con una gran gestión que ha ordenado la casa económica.
Otro logro económico es la recuperación de los recursos naturales y la consolidación del Estado como la gran locomotora de la economía nacional. Hemos recuperado el gas y el petróleo, las telecomunicaciones y vamos por el rubro de la electricidad. Esto ha permitido que el Estado pase de un nivel de subordinación a uno de soberanía. La clave del crecimiento ha estado en la internalización del excedente económico, la riqueza que genera la sociedad, cuando el modelo previo era de externalización del excedente; por esto somos la economía que más crece en el continente.

Es así como se apoya un conjunto de iniciativas para potenciar a los pequeños productores, con un proceso de inversión y tecnología agrícolas. Somos un país de pequeños productores, los micro y pequeños productores ocupan casi el 80 por ciento de la actividad laboral. Pero nunca eran tomados en cuenta como sujetos productivos, sino eran objeto de políticas sociales; ahora lo son de políticas productivas con los recursos económicos de la gran locomotora.

–Tras la victoria electoral del MAS en diciembre del año pasado y el debilitamiento de la oposición, ¿qué escenarios políticos avizora en la siguiente gestión gubernamental?

–Ha culminado el proceso de transición estatal. Bolivia inició un proceso de crisis del Estado neoliberal, con sus invariantes de colonialidad y patrimonialidad, en el año 2000. Entre 2000 y 2008 fue el momento de la transición, cuando se puso en juego si se volvía al viejo orden o se saltaba al nuevo. Y tuvo sus etapas matemáticamente calculadas: inicio de la crisis y formación de un proyecto alternativo de poder entre 2001 y 2003; entre 2003 y 2008 se da el empate catastrófico, donde coexisten dos proyectos de poder de país: el dominante pero en decadencia y el emergente pero que todavía no es dominante; y luego viene la conquista del gobierno por parte de este último, la tensión, el punto de bifurcación entre agosto y octubre de 2008, que es el momento de la correlación de fuerzas donde mediante estrategias guerreras de los dos bloques confrontados se define el destino del Estado, y así en 2009 se da la consagración y validación electoral, política y cultural de esa victoria estatal que comenzó a labrarse desde el año 2000 con la rebelión.

Entonces se ha cerrado el momento de la transición de un viejo a un nuevo Estado, una revolución que siempre es turbulenta y con esas etapas matemáticas. Entramos a un nuevo Estado, uno plurinacional autonómico, pero en las estructuras de largo aliento pasamos de un Estado colonial a uno social y plurinacional; y en el ámbito patrimonial a un Estado moderno. Y ahora prevemos un tiempo de estabilidad política, vienen los tiempos de la construcción. Van a haber conflictos, pero no son los estructurales, los que afectan a la naturaleza del Estado, sino a tal o cual sector social, a tal reivindicación.

–¿El MAS no tiene contrincante opositor?

–Uno puede medir lo dicho en la oposición, por la ausencia no sólo de un líder, sino de un proyecto alternativo de poder, y ello va a durar un tiempo. ¿Hasta cuándo? Hasta que el Estado nuevo presente dificultades. ¿Cuándo será eso? No lo sé. Pueden ser décadas. Por eso mi lectura es que vienen a Bolivia tiempos de gran estabilidad política, que nos va a permitir dedicar la mayor parte de la energía al bienestar, a generar y distribuir riqueza. Se viene la década de oro para Bolivia, es una previsión objetiva. En esta década pasada había que invertir mucho tiempo en resolver el tema del poder. Ahora no. Y el debate político y la confrontación ahora van a girar en torno de cómo aplicar mejor tres ejes estructurales: el plurinacional, el autonómico y el del Estado conductor de la economía. El horizonte epistemológico de esta generación y esta época ya está marcado por la Constitución Política y estos tres pilares.

–Como autocrítica, ¿cuáles fueron los errores en el manejo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Ypfb) y cuándo se levantará esta empresa estatal, que es sin duda la más estratégica en la economía?

–Ypfb ya está levantando. Tuvimos un año muy malo en 2008, cuando no sólo se dio este acto de corrupción (del presidente Santos Ramírez Valverde), sino de manejo superficial de la empresa. El año pasado las cosas han comenzado a cambiar, pero los resultados no pueden verse.
En el año 2009 ordenamos la casa de Ypfb, contratamos buen personal boliviano, ubicamos bien las jerarquías, garantizamos recursos, comenzamos a diseñar los proyectos, porque cuando la recibió su actual presidente (Carlos Villegas Quiroga), no había un solo proyecto real. En todo el año anterior se han comenzado a hacer los diseños serios de las cosas importantes para nuestra empresa: planta de GTL (gas a líquido, por sus siglas en inglés), nueva refinería, exploración en el norte de La Paz, inversiones en los megacampos, las plantas separadoras, la planta de úrea, la planta de Petrocasas.

–¿Cuáles son las limitaciones y desafíos del MAS para acompañar el llamado proceso de cambio?

–Tenemos tres retos. El primero es la cualificación de los cuadros políticos. Porque la presencia en el Estado y las nuevas tareas del proceso de cambio requieren cada vez más personas, gente que pertenece a una nueva generación, que no ha sido forjada en el fragor de la lucha, sino que surge de alianzas, adhesiones.

El segundo reto es la capacidad de articular orgánicamente a otras clases sociales. Nuestro partido fue una estructura muy hábil para articular sindicatos agrarios, estructuras comunitarias, gremiales y asalariadas, la Coordinadora Nacional para el Cambio, por ejemplo. Pero no sabe cómo incorporar a clases medias y segmentos de las clases altas locales y regionales que no responden a un ayllu.

Y el tercer eje gira en torno de que mientras abrimos las puertas a nuevos sectores y clases sociales y se irradia disciplina a la nueva generación, internamente hay que depurar. Porque las adversidades que hay que combatir internamente serán el faccionalismo, la corrupción y la ambición de los miembros del MAS, y nada de ello debe ser tolerado.

–¿Cuáles son los retos de la próxima gestión de Evo Morales y Álvaro García?

–De manera resumida es construir el nuevo Estado diseñado por la nueva Constitución. Ella es el diseño final del edificio, y el albañil que va a construir eso es el programa de Gobierno. Y hay tres grandes ejes.

Primero, hay que implementar el conjunto de instituciones que la Constitución habilita. Una nueva Justicia con un nuevo Órgano Judicial y una ley, porque el Poder Judicial es todavía una herencia del viejo poder colonial y neoliberal. La Procuraduría que defiende al Estado. La transformación del ámbito educativo para que exprese la plurinacionalidad y la igualdad de culturas. La dimensión institucional de la autonomía con la implementación de los gobiernos y parlamentos regionales y su articulación con el ejecutivo y parlamento nacionales.

Segundo, una economía que dé el gran salto para industrializar los recursos naturales y así generar más excedente y potenciar el Estado. Convertirnos en una potencia energética hidráulica e hidroeléctrica. Industrializar el litio, el hierro.

Tercero, la ampliación de derechos para todos, a partir del acceso universal y mejorado a los servicios básicos, agua potable, electricidad, alcantarillado, telecomunicaciones, salud, educación, infraestructura, fortalecimiento de los bonos. En síntesis, ¿qué es el nuevo Estado boliviano? Nuevas instituciones plurinacionales y autonómicas; el nuevo salto industrial en distintas dimensiones y la ampliación de derechos bajo la forma de universalización de servicios y de derechos humanos. Es en resumen lo que vamos a hacer en estos cinco años.

–Pero se apunta a una década de oro…

–Sí.

–Ello implica que el MAS por lo menos apunta a estar otros diez años en el poder gubernamental…

–No, estamos pensando en nuestros cinco años. Si quiere use el concepto del lustro de oro, pero suena más bonito la década de oro. Sobre todo porque varias de las cosas que haremos ahora vamos a comenzar a usufructuarlas de aquí a más de cinco años. La industrialización del litio, comenzaremos a sembrar ello hasta 2012, y los resultados se verán en 2016 ó 2017, con baterías y automóviles; lo mismo con el hierro o la represa de El Bala. Entonces, la década de oro, porque muchos resultados se van a ver en este lustro primero, pero serán más abundantes desde el año 2015.

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