Julio López
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¿Es posible que las luchas triunfen?
Por CC-POR - Saturday, Sep. 18, 2010 at 7:49 PM
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Analisis de la situacion economica, social y politica de Argentina con foco en el conflicto de Parana Metal

Paraná Metal,Centro Cultural de la Toma , Educación, Salud…
¿Es posible que las luchas triunfen?

La heroica pelea de los metalúrgicos villenses en defensa de su fuente de trabajo ha sido rodeada de solidaridad y simpatía. Mejor apoyo aún significa que diversos sectores hayan retomado medidas de fuerza por aumento de salarios, contra la precariedad laboral y por el 82% móvil para los jubilados. Es el caso de los profesionales de la salud de la provincia nucleados en SIPRUS, los docentes universitarios, AMSAFE y ATE Rosario. Estos movimientos (con distintos grados de desarrollo y modalidades de lucha) tienen como eje común la reapertura de la negociación paritaria, que los diferentes Gobiernos han cerrado pretendiendo sancionar como inevitable la caída del salario real.
Sólo la lucha puede lograr torcerle el brazo al gobierno, como lo lograron los profesionales de la salud nucleados en SIPRUS de Santa Fe, arrancando con sus medidas de fuerza la reapertura de las paritarias.
La burocaracia sindical, tanto la CGT de Moyano como la CTA de Yasky y De Genaro, forman parte de esta política reaccionaria, proburguesa y antiobrera. Tienen como común denoninador haber firmado los mismos convenios por debajo del crecimiento inflacionario.
Cuando se colocan al frente de una lucha (bloqueos a las siderúrgicas, paro del próximo miércoles 15 de la CTA en apoyo a Paraná Metal) se trata del necesario reacomodamiento ante la presión un conflicto, y no de una política que conciba su accionar como un plan de lucha de conjunto.
Asímismo, viene de la juventud estudiantil de la Capital Federal una bocanada de aire fresco: a partir del derecho a estudiar bajo condiciones dignas, los secundarios y universitarios han vuelto a instalar los métodos de acción directa (movilizaciones, toma de las instituciones, corte de calles).
Todas estas disímiles manifestaciones de resistencia a la lógica antipopular del capitalismo como sistema han tenido, sin embargo, un denominador común: el Estado, bajo las más diversas variantes políticas de Gobierno, no sólo no ha resuelto reclamos tan elementales, sino que se ha revelado como PATRONAL. En este punto, Macri en Buenos Aires, Binner en Santa Fe o Cristina Kirchner a nivel nacional, NO RESUELVEN LOS PROBLEMAS PLANTEADOS. Tratan de sacar tajada de su rival político allí donde no gobiernan, pero aplican la misma lógica capitalista allí donde sí lo hacen.
Cuando la lucha se polariza, muestran también la hilacha represiva. El gobierno de Macri intentó estigmatizar en términos macartistas al movimiento estudiantil; el Gobierno de Schiaretti (Córdoba) desplegó todo un arsenal represivo e intimidatorio contra los profesionales de la salud en huelga, y la propia ministra de Educación “socialista” de Binner, Elida Rassino, amenazó descontar el día a los maestros de AMSAFE de Rosario por su jornada de movilización.
Esta miseria política de quienes gobiernan se hace en el contexto de un desarrollo de la riqueza capitalista. La Presidente Cristina no se cansa de informar sobre el crecimiento incesante de los diversos indicadores de la bonanza burguesa. A pesar de la fenomenal evasión y corrupción inherente al sistema, aumentan los recursos en las arcas del Estado. En el caso de Santa Fe, la recaudación fiscal creció un 47.5% por impuestos propios. A esto hay que sumarle también un crecimiento por transferencias de recursos nacionales. En total, en agosto de 2010 ingresaron 1.236 millones de pesos, un 36.8% más que en igual período de 2009.
Sin embargo, tamaña riqueza no está destinada al bolsillo de los que la producen: los trabajadores.
Por el contrario, el Estado utiliza estos recursos para financiar la crisis capitalista. Para muestra sirve un botón: en 2003 el gasto público del Estado argentino representaba el 35% del PBI. En 2010 ya alcanza al 45%. Es decir, el Estado nacional sumó al gasto público otros 40 mil millones de dólares para subsidiar las empresas multinacionales, los nuevos planes sociales, y por supuesto, pagar religiosamente los compromisos financieros con el club de París y el FMI.
De esta manera, mientras los trabajadores son obligados a ajustar sus cinturones, tanto la burguesía nacional como la de capital extranjero, están encantadas con la política del Gobierno “nacional y popular” de los Kirchner, así como de los “progresistas” que gobiernan Santa Fe.
PARANÁ METAL
Pero la reactivación económica capitalista no niega la crisis global, el reacomodamiento empresario, e incluso, la pugna interburguesa. Esta se profundizó bajo el Gobierno de Cristina, teniendo un punto culminante cuando la burguesía sojera logró imponer la derrota de la 125, y más tarde, dar base social a la derrota política del Gobierno en las últimas elecciones parlamentarias. La escena política está dominada por esta pugna. Las dos grandes fracciones tratan de conquistar a la opinión pública y a sus propios explotados para su política. Es por esto que la estrategia de construcción de la independencia política de la clase obrera es fundamental, y debe ser la piedra angular sobre la que se instrumente cualquier táctica coyuntural.
El caso de la autopartista de Villa Constitución es una consecuencia de lo expresado: desde el punto de vista del negocio capitalista, NO ES UNA EMPRESA VIABLE. Con la patronal anterior, o con el kirchnerista López, o con quien venga a posar de “comprador”, los trabajadores están condenados a una extorsión permanente en estado de agonía terminal. Ya sucedió con la rosarina Mahle. Hay que aprender de la historia tan reciente.
Las multinacionales de la industria automotriz cortan el bacalao sobre las autopartes, y es por esto que es imposible pensar una “solución” sin tocar seriamente sus intereses.
Desde el primer momento del conflicto, casi dos años atrás, nuestra organización planteó con toda claridad la necesidad de estatizar la empresa, expropiándola, sin indemnización alguna para con los patrones vaciadores. Esta medida debía ser acompañada del control obrero colectivo, es decir, que el Estado, único capaz de poner el dinero y los vínculos comerciales para garantizar la producción y la circulación de los blocs de motores, se subordinara a las necesidades de los trabajadores, imponiéndole a las automotrices el compre argentino a Paraná Metal.
El reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario sólo puede ser viable bajo este esquema.
Muchos compañeros preguntaban ante este planteo ¿pero es justo que con el dinero de todos los argentinos sostengamos una empresa en quiebra? ¿no tendría que hacerse entonces con todas las empresas, grandes o chicas, que pasan por la misma situación?
En verdad, que un Gobierno declaradamente burgués tome una medida de este tipo sólo se explicaría por la magnitud de la lucha, por la presión de la situación. Es obvio que en manos de Cristina o de Binner, una estatización es concebida como una medida transitoria para re-privatizar después. Así lo han declarado e incluso ejecutado toda vez que se vieron obligados a esta medida, para ellos, extrema.
Pero si ese es el ángulo de los gobiernos patronales, para los trabajadores en lucha, la estatización de toda empresa que suspenda o cierre puede ser una alivio transitorio, pero debe ser concebido como un escalón para ir por más, para cuestionar el propio funcionamiento del mercado, avanzando en una perspectiva socialista de la economía.
Por ejemplo, es impensable Paraná Metal estatizada sin avanzar sobre los privilegios y subsidios de los que gozan las multinacionales automotrices. Imponerles un compre de la producción de la empresa estatizada no es el socialismo, pero sí es un paso de intervencionismo estatal que recorta la impunidad con la que operan General Motors, Ford, o quien sea.
Los obreros metalúrgicos de Paraná Metal vienen desarrollando un heroico plan de lucha. En Asamblea, han rechazado la oferta negrera de la Empresa , el Gobierno, y la burocracia nacional de la UOM encarnada en Naldo Brunelli.
Han derrotado provisoriamente un operativo para que agachen la cabeza, del que formaron parte no sólo la burocracia sindical, sino los partidos y gobiernos patronales, y la propia cúpula de la Iglesia Católica.
Sin embargo, el movimiento de lucha no está orientado por una estrategia de independencia de clase, sino por buscar la posible viabilidad de nuevos planteos de colaboración de clases, de un “nuevo empresario”, o bien de una cooperativa obrera, formada con los despojos de Paraná Metal, inviable por las condiciones de la producción y del mercado. Es por esto que no agregan al correcto rechazo de las inaceptables propuestas del Ministerio de Trabajo, una definición programática clara a favor de la ESTATIZACIÓN BAJO CONTROL OBRERO COLECTIVO.
La conducción de la UOM Villa Constitución, a quien nadie puede acusar de que no lucha o que no convoca a asambleas, tiene responsabilidad política respecto a esta falta de independencia de clase del movimiento. Una dirección no se puede limitar a ser “vocero honesto de los compañeros”. Tiene que actuar sobre el atraso, los prejuicios, el conformismo, y en especial, sobre la falsa conciencia de la clase obrera, sobre el lugar común que no se puede plantear nada que el capitalismo y sus gobiernos no contemplen. Porque si así fuera, ni siquiera vale la pena luchar, porque la derrota está asegurada.
Es un hecho que la actual conducción de la UOM de Villa, que siempre dice rescatar lo mejor de la tradición y la historia del movimiento obrero de la zona, dista años luz de aquella conducción que en los años 70 protagonizó el “VILLAZO” enarbolando un programa clasista contra la política de colaboración de clases de la burocracia de la CGT y de la UOM nacional de Lorenzo Miguel.
Aunque sea en otro contexto, en otra rama de la producción y en otro momento político, vale la experiencia de la neuquina Zanón: con todas las limitaciones de la Ley que encuadra su expropiación, es indudable que marca un ejemplo a seguir. Si es discutible que sea el de la gran victoria, está claro que es el mejor camino para limitar los alcances de la derrota.
EL CONTEXTO ACTUAL Y LA POSIBILIDAD
DE SUPERAR EL AISLAMIENTO Y COORDINAR LAS LUCHAS EN UN PLAN DE ACCIÓN UNICO
Las diferentes manifestaciones de solidaridad con los obreros de Paraná Metal se combinan con los albores de planes de lucha sectoriales. En algunos casos, son defensivos de la fuente de trabajo (SANCOR-COTAR, Centro Cultural de la Toma ); en otros, como los estatales, el epicentro es el salario, atento a la caída experimentada en el primer semestre del año por la inflación incesante.
Las diferentes organizaciones sindicales tienen la palabra para organizar una convocatoria regional y nacional que, tomando como punto aglutinador Paraná Metal, integre las diversas problemáticas *** sectoriales y regionales en la elaboración de un PLIEGO ÚNICO DE REIVINDICACIONES para construir un PLAN DE LUCHA COMÚN.
La UOM de Villa Constitución, o la propia Asamblea de obreros de Paraná Metal, bien pueden ser los convocantes a un PLENARIO DE DELEGADOS Y ACTIVISTAS COMO PRIMER PASO EN EL CAMINO INDICADO.
Ante esta prioridad, opera como un factor objetivamente divisionista el proceso electoral de la CTA. Pareciera ser que para las cúpulas que se postulan por las diversas listas es más importante la tajada o el rédito político que sacan de una crítica a su rival, que la UNIDAD QUE NECESITAN LOS TRABAJADORES.
Hay que luchar contra cualquier forma de divisionismo y sectarismo. Hay que instalar la necesidad de la unidad desde las bases sometiendo a todas las fracciones políticas al método de la democracia obrera. Es tiempo de poner manos a esta obra. Mañana puede ser demasiado tarde.

Comité Constructor por un PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO
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