Julio López
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No era cocaina. Era Paco.
Por reenvio - Thursday, Sep. 23, 2010 at 11:27 PM

Entre los imputados se encuentra el chofer del titular del organismo, José Granero. Hallaron 8 kilos de pasta base en un auto oficial.

Una nueva pericia ordenada por el juzgado federal de Quilmes determinó que el cargamento de casi ocho kilos de droga encontrado en octubre en una camioneta de la Sedronar no era cocaína sino paco, o pasta básica de cocaína.

Al mismo tiempo, en la causa que investiga por narcotráfico a los funcionarios de la Secretaría de Estado que depende de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner –revelada en forma exclusiva por Crítica de la Argentina–, se acumularon quince testimonios que coinciden: la droga hallada en Avellaneda no es la misma que había sido secuestrada un año antes en Santa Fe, como pretende alegar en su defensa la Sedronar.


Fuentes del juzgado federal de Quilmes, a cargo de Luis Armella, confirmaron a este diario que es inminente el llamado a varios empleados del organismo a prestar declaración indagatoria, acusados del delito de transporte de estupefacientes. Y sobre la situación en la que queda envuelto el titular del organismo, Ramón Granero –odontólogo del ex presidente Néstor Kirchner–, uno de los investigadores dijo: “No podemos descartar que surja alguna responsabilidad suya durante el proceso”. Desde que se conoció la existencia del sumario, Granero intentó por todos los medios despegarse de la causa.


En el juzgado de Armella dicen que han sido “cautos al extremo” en el desarrollo del expediente en el que aparecen investigados el chofer personal de Granero, Carlos Oreiro –también jefe de automotores–, y Eduardo Salcito, otro de los conductores de la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico. También está en una situación complicada el empleado que llevó la camioneta a la tapicería El Porvenir la mañana del 30 de octubre de 2007, Hernán Claudio Bay. Ese día, el tapicero Ángel Bay levantó el asiento del conductor y una chapa de la carrocería interior, tras la cual vio un hilo verde. Al tirar del piolín, dio con un paquete envuelto en cinta de embalar: era casi medio kilo de droga.


Desde el comienzo todos creyeron que se trataba de cocaína. Pero un estudio encargado por Armella al laboratorio de la Morgue Judicial indica que los dos cargamentos, tanto el de Santa Fe como el de Avellaneda, eran de paco y no cocaína. O sea, pasta básica y no clorhidrato. Sin embargo, queda probado en la causa que la droga no es la misma: la que se encontró en Santa Fe era de menor calidad que la hallada en el móvil a cargo de la Secretaría que en algunos panes llega a ser del 99 por ciento. Los envoltorios de ambos cargamentos tampoco son los mismos. La encontrada en manos de la Sedronar es droga de más de un secuestro anterior: tiene las marcas hechas por la policía cuando incautan el estupefaciente.


La Sedronar, polémica desde su creación durante el primer gobierno de Carlos Menem, ha resistido una serie de embates durante la gestión de los Kirchner. Pero sobre todo desde que en otra área del Gobierno, el Ministerio de Justicia, se construyó un proyecto de reforma integral de la ley de drogas vigente en la que la Sedronar ni siquiera está contemplada. El organismo es criticado por una sospechosa administración de los subsidios para granjas y un descontrolado manejo del Registro Nacional de Precursores Químicos usados para fabricar drogas como las metanfetaminas.



El cuidado del que hablan los investigadores de la justicia federal tiene que ver con una larga lista de pruebas que derriba la defensa de la Sedronar. En la Secretaría, desde el comienzo, explicaron el extraño hallazgo en la camioneta como un olvido de policías santafesinos que hacía un año habían secuestrado el vehículo con un cargamento en una ruta provincial. Las pruebas demuestran que nadie olvidó nada y que la sustancia encontrada en Avellaneda por un tapicero que tiró de una piola verde atada a un paquete es sencillamente otra. Así lo dijeron los policías santafesinos que fueron interrogados por hombres del juzgado federal de Quilmes.


En la causa, por ahora caratulada “NN sobre infracción a la ley 23.737”, los empleados de la Sedronar tendrán que responder en las inminentes indagatorias por el delito de transporte de estupefacientes, cuya pena va de cuatro a quince años de cárcel. Uno de los detalles que más llama la atención de los investigadores es que los catorce envoltorios con cocaína estaban señalizados con inscripciones en las que se leen una letra y un número (A1, por ejemplo). Ése es el código usado por lo general para marcar la droga secuestrada.


El juez Armella quiere saber si esa droga fue robada con la complicidad o no de alguna fuerza de seguridad de una partida que debería haber sido quemada. De allí la hipótesis que ahora se investiga según la cual en la Secretaría que depende de la Presidencia podría haber un grupo que –al menos hasta este hallazgo– se dedicaba a transportar droga en vehículos que nadie jamás pensaría revisar: los de la Sedronar.

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