Julio López
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Repudio al intento del gobierno de criminalización del Partido Obrero
Por Razón y Revolución / CEICS - Monday, Dec. 27, 2010 at 11:32 PM
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Repudio al intento del gobierno de criminalización del Partido Obrero


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Comunicado de Razón y Revolución.
27/12/2010



Otra vez, el sucio trapo rojo



Un “crimen de conciencia”, de Roca a Cristina

A comienzos del 2001, De la Rúa emprendía un ataque contra la clase obrera organizada. En ese entonces, pretendía encarcelar a una importante cantidad de dirigentes, a lo largo del país, acusándolos de “agitadores”. No faltó algún funcionario que, como ahora, trazara relaciones ridículas: en ese momento, una infiltración de la guerrilla y el narcotráfico. A los pocos días, Razón y Revolución pegaba un afiche que emparentaba la persecución “progresista” de la Alianza con las llevadas a cabo por la Liga Patriótica, la Revolución Libertadora, Onganía, la Triple A, la dictadura, Alfonsín y Menem. El título ironizaba sobre un lema propio de los peores años, que procuró mostrar una esencia ciudadana inexistente: “Los argentinos somos derechos y humanos”. El resultado de ese año ya es conocido. Los “progresistas” pasaron de la denuncia a los asesinatos y no se fueron sin antes llevarse a 30 compañeros.

Este gobierno, que dice ser el representante de los “derechos humanos” y negarse a la represión, ya tiene cinco muertos en su haber. Y va por más. Dice no criminalizar la protesta pero persigue al elemento dirigente, bajo la acusación de “agitador”. No es extraño que criminalice a las mismas organizaciones que enfrentaron a De la Rúa.

Para el transeúnte, el que vio algún conflicto y reaccionó, el que pudo haber sido convencido de participar activa o pasivamente, no habría mayor inclemencia (salvo algunas balas y la suspensión del plan asistencial, claro). La saña mayor es contra quien tiene una idea, quien organiza, quien convence, quien tiene en claro qué quiere y por qué. En pocas palabras: quien piensa y es capaz de mostrarle a los demás las cosas como son. O sea, al militante. A ese, el gobierno le cae con todo. La ministra “democrática” Garré hasta puso un número de teléfono para recibir denuncias de “provocadores”. Ese es el “provocador” según Cristina, el “infiltrado” según De la Rúa, el “maximalista” para los conservadores, el “imberbe” para el General y el “subversivo” para la dictadura. Todos ellos recurrieron a la persecución con la ley en la mano (que para eso se hizo) o al asesinato, indistintamente. Esta coincidencia es el resultado de una continuidad. Y esa continuidad no es sino la expresión de una identidad de clase. Esa clase, la burguesía, no quiere admitir que alguien se le rebele. Para ella, los obreros argentinos son obedientes, se portan bien, no protestan y aceptan todo sin chistar. Si actúan de otra manera es porque fueron “infiltrados” o “provocados” por fuerzas ajenas a la sociedad argentina: anarquistas, comunistas, guerrilleros, bolivianos, paraguayos o trotskistas. Otra vez: “los argentinos somos derechos y humanos”. La ideología revolucionaria es vista como algo extraño, aunque lleva muchas más décadas en la Argentina que el peronismo.

En un calco de las publicidades de la dictadura, los periodistas del kirchnerismo comenzaron a explicar que en la Argentina no hay de qué quejarse. Si alguien lo hace, es porque quiere el caos. Se ve que nunca salieron a dar una vuelta por el sur de la capital o el conurbano. O que consiguen los alimentos al precio del Indek. O que la montaña de dinero que les corre por las venas los tiene demasiado anestesiados. Anestesiados o alucinados: comienzan a ver conspiraciones que unen al Partido Obrero con Duhalde, el cuco que todo lo justifica. Buscan a la derecha por todos lados menos donde realmente está: en el gobierno. ¿Quiénes son Aníbal Fernández, Daniel Scioli, Guido Isfran, Jorge Capitanich, Amado Bodou (ex UCD), Hugo Moyano y toda la cúpula sindical? ¿No fueron todos menemistas y/o duhaldistas? ¿Hace falta recordar dónde estaba cada uno (incluyendo a la pareja presidencial) cuando gobernó el ahora demonio omnipresente y cuando hizo lo que Cristina dice que no quiere hacer (aunque ya lo hizo cinco veces)? ¿Qué tipo de conversión realizado que no sea la de seguir en la función pública?

“Eso fue antes”, nos dirán. Pues bien, ¿no es este gobierno el que defiende a Pedraza contra los tercerizados? ¿No fue este gobierno el que pactó con Macri el desalojo del Indoamericano? Pero vamos al caso puntual de la acusación contra dos militantes del Partido Obrero: Omar Esteban Merino y Jorge Darío Hospital. Quien sigue la causa es Luis Armella, juez federal de Quilmes. Armella es un apadrinado de María del Carmen Falbo, duhaldista acérrima. Sobre este juez recayó la causa que se abrió luego de que se encontraran drogas en un camión del SEDRONAR. Se sospecha (tal vez con razón) que asumió para diluir el asunto. Falbo, además, fue abogada de Aníbal Fernández cuando éste, siendo duhaldista, estuvo prófugo en 1994, acusado de corrupción. Es decir, es este gobierno el que se une con elementos duhaldistas contra el Partido Obrero.

La persecución se complementa con la impunidad que se promete a los asesinos de Mariano Ferreyra. La fiscal había pedido la indagatoria de José Pedraza. El gobierno, entonces, la sacó del juicio muy delicadamente: le dio un puesto en el ministerio de Justicia. Las dos detenciones y el procesamiento de otros tantos luchadores tiene objetivos concretos: evitar la organización de los trabajadores ferroviarios en el Roca, impedir que declaren contra los imputados (no sea que la acusación llegue a Pedraza) y mandar un mensaje amistoso a la dirigencia de la CGT y mafioso a las organizaciones de izquierda.

Para ellos, el que lucha por una vida digna de ser vivida, el que organiza a sus compañeros, el que muestra lo que se quiere ocultar es un “enfermo”, un “extranjero”, un “infiltrado” y un “provocador”. Pero, por sobre todo, un delincuente, porque para ellos la lucha es un delito y la conciencia un crimen. Para nosotros, la lucha no es un delito. La lucha es lo único que nos devuelve algo de humanidad a los venimos cargando siempre con la peor parte. Y por eso la defendemos.


* Liberación inmediata de Omar Merino y Jorge Hospital, trabajadores ferroviarios y militantes del PO.
* Repudiamos todo intento de criminalizar a los militantes del PO por lo sucedido en Constitución el 23 de diciembre.
* Incorporación de todos los trabajadores tercerizados del ferrocarril a planta permanente.
* No a la excarcelación de la patota que asesinó a Mariano Ferreyra e hirió gravemente a Elsa Rodriguez.
* Cárcel a Pedraza y a todos los responsables políticos.
* Libertad y desprocesamiento a todos los presos y procesados por luchar.


Razón y Revolución
Organización cultural



Lunes 27 de diciembre de 2010.



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