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CEDIN y BAADE: ¿qué buscan solucionar?
Por ANRed - Tuesday, Aug. 06, 2013 at 1:43 PM

Domingo 4 de agosto de 2013 | Tras años de fuerte crecimiento y un proceso de recuperación notable después de la crisis con la que se inició el siglo XXI, la Argentina se encuentra hoy ante señales de alarma en sectores clave de la economía. El CEDIN y el BAADE, como instrumentos financieros, son elementos ideados por el Gobierno para intentar aplacar estas alarmas. Pero ¿cuáles son sus posibles alcances? ¿Lograrán responder a los desafíos que enfrentan la industria de la construcción y el mercado inmobiliario, y la sustentabilidad energética nacional? Por Leandro Mora Alfonsín (@lmoraalfonsin) para ANRed.

CEDIN y BAADE: ¿qué ...
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CEDIN: Un empujoncito al mercado inmobiliario

El mercado inmobiliario ha mostrado una fuerte contracción en el último año. En el 2012, las compraventas de inmuebles en Capital Federal descendieron un 27% interanual, según las estadísticas relevadas por el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. La tendencia se ha mantenido en lo que va de 2013, con indicios de mejora en los dos últimos meses. Las razones de esta dinámica pueden encontrarse, por un lado, en el marco que plantearon las medidas de regulación de compra de moneda extranjera instrumentadas el año pasado; al ser el inmobiliario un mercado acostumbrado a celebrar sus contratos en dólares (a pesar de que la cadena de valor asociada a la construcción concreta sus transacciones en pesos), se generaron dificultades para encontrar un precio de referencia para la compraventa de inmuebles. Por otro lado, la actividad de la construcción se contrajo un 3,2% en 2012, impactando de forma negativa en las expectativas formuladas en ese mercado.

En este contexto, el Certificado de Depósito para la Inversión (CEDIN), como medio de pago e instrumento financiero, se presenta como una oportunidad de reactivación para este mercado y como un incentivo para estimular, de la misma manera, la construcción de viviendas, sumándose a iniciativas que ya están mostrando resultados, como el Programa de Crédito Argentino (Pro.Cre.Ar). El uso del CEDIN como medio de pago puede permitir aceitar operaciones que se frenaban por las dificultades para la determinación de los precios, y el éxito de esta tarea descansa en dos características del instrumento. En primer lugar, su convertibilidad a dólares para quien recibe un CEDIN por la venta de un inmueble y, en segundo, la posibilidad de adquirir CEDIN en pesos en el mercado secundario (es decir, comprárselo a un privado), lo que puede destrabar obstáculos para la concreción de operaciones.

Conviene acá detenernos en algunos puntos que se prestan a confusión. El CEDIN no busca impactar en la acumulación de reservas, ni su principal finalidad es enfriar la cotización dólar ilegal (aunque sí la secundaria). El principal efecto que este instrumento busca aportar es la reactivación del mercado inmobiliario y de la construcción, actividad que agrega valor e incrementa el empleo, al ser intensiva en capital humano. Tampoco es cierto que su implementación implique un paso atrás en el proceso de pesificación que el Gobierno (y todo trabajador que mantiene el sueño de la casa propia) desearía que se diera en el históricamente dolarizado mercado inmobiliario, ya que consiste en el ingreso al mercado de un stock de fondos, sin insinuar cambios estructurales en la operatoria de mercado.

Ahora bien, ¿es este instrumento una buena noticia para la clase trabajadora? Si tenemos en cuenta que la gran masa de dólares no declarados en nuestro país no está en manos de la clase obrera, el CEDIN no implica una novedad que pueda modificar de inmediato la situación del bolsillo del trabajador. La expectativa puede ponerse en el impacto que este instrumento tenga sobre la actividad de la construcción. Y para ello debemos pensar en esta actividad como un mercado traccionado por la demanda; si el CEDIN tiene un efecto positivo en la dinamización del mercado inmobiliario, esto puede motivar iniciativas de inversión que alimenten la cadena de valor de la construcción. Tengamos en cuenta, nuevamente, que el efecto de este instrumento se suma al impulso del Pro.Cre.Ar y a la injerencia que tenga la inversión en obra pública en un año de elecciones sobre la construcción. Sin embargo, como instrumento de blanqueo (y esto también aplica para el BAADE), no deja de ser una decepción para todos los que cumplen en tiempo y forma con sus impuestos; un “premio” para el que opera en los márgenes de la ley y hoy encuentra un medio para blanquear sobre lo que no aportó en su momento, mientras que los trabajadores cumplen con los impuestos que recaen sobre sus ingresos y los productos que compran.

Por último, es importante considerar el factor tiempo a la hora de evaluar su éxito. No son parámetro las compras de CEDIN correspondientes a los primeros días para hacer un juicio determinante. Es más prudente evaluar su impacto sobre el mercado transcurrido un tiempo de operaciones (por ejemplo, un bimestre), contando así con mayor información y herramientas para efectuar un análisis.

BAADE: sus posibles alcances

Para garantizar el éxito de un modelo de crecimiento, es necesaria una matriz energética sustentable que atienda las demandas de consumo de las distintas industrias. Nuestro país transita, desde hace casi un lustro, una situación de déficit energético como consecuencia, entre una multiplicidad de factores, de la escasez de inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos. En este sentido y paradójicamente, nuestro país tiene la segunda mayor reserva mundial de Shale Gas técnicamente recuperable (802 billones de pies cúbicos), únicamente superada por la reserva de China (1.115 billones de pies cúbicos). Vale decir que esta variedad de hidrocarburo requiere de costosas inversiones que implican un alto riesgo, dado que son recursos potenciales.

En pos de superar la brecha entre la situación actual y la potencial, el Gobierno dio un paso adelante con la adquisición del 51% de YPF el año pasado. Pero este paso es solo un puntapié inicial; se necesitan fondos para instrumentar un ambicioso plan de inversiones (38.500 millones de dólares en el período 2012-2017) que permita lograr aumentos en las extracciones de petróleo y gas. Como el propio Miguel Galuccio, CEO de la petrolera estatal, señaló, para lograr este cometido se necesitan socios. Pero, además de los acuerdos de cooperación que puedan celebrarse con otras petroleras (como el recientemente cerrado con Chevron), también el Estado busca instrumentar opciones de financiamiento complementarias que contribuyan en este objetivo.

En este contexto, el Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Energético (BAADE) y el Pagaré de Ahorro para el Desarrollo Económico (PADE) se presentan como una fuente de financiamiento para el sector energético y, a la vez, una oportunidad de ahorro para agentes privados. Yendo por partes, la emisión de este bono en el marco de la política de exteriorización de activos en moneda extranjera permite la incorporación de dólares no declarados por particulares o inversores institucionales a un circuito productivo, contribuyendo a los objetivos de inversión en materia energética. Al mismo tiempo, ofrece una tasa de interés del 4% anual en dólares, atractiva teniendo en cuenta el bajo nivel de tasas internacionales (que se mantienen bajas por ahora y, según la información trascendida en las últimas semanas, solo por ahora). La expectativa del Gobierno es recaudar 2.000 millones de dólares con el BAADE, lo que implicaría, en caso de éxito, cubrir las necesidades de financiamiento de YPF de corto plazo y avanzar sobre otros sectores energéticos.

La forma de emisión por etapas del BAADE permitirá robustecer las reservas del Banco Central, las cuales se han visto disminuidas minando el piso de 38.000 millones de dólares. A su vez, esta opción de ahorro puede disminuir la demanda sobre el dólar ilegal en su versión pagaré, ya que constituye una forma lícita de conseguir dólares con moneda local.

El éxito de este instrumento dependerá de la confianza que genere el Gobierno en cuanto a su capacidad de pago (la voluntad y disposición mostrada en el pago de los Cupón PBI es un buen antecedente en este sentido) a pesar del bajo nivel de reservas en comparación a los últimos años y al volumen de la economía nacional.

Ahora bien, ¿qué significa esto para el trabajador que no cuenta con dólares sin declarar en una caja de seguridad o dentro de un freezer pero sí con ahorros suficientes como para pensar en colocarlos en algún tipo de instrumento financiero? Para él o ella, a quien el sector financiero hoy ofrece pocas alternativas de ahorro que no “pierdan” poder adquisitivo contra la inflación, el atractivo de este instrumento como inversión dependerá del precio al que pueda adquirirlo en moneda local en el eventual mercado secundario. A diferencia del CEDIN, que funciona como un medio de pago, el BAADE paga un interés, pero el precio de adquisición en pesos puede ser determinante dado la cotización que se tome del dólar. Esa es la variable a tener en cuenta a la hora de consultar en una institución bancaria o financiera sobre este instrumento.

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