Julio López
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Lo que contamina es el capital. Acerca del film "La guerra del fracking"...
Por Razón y Revolución - Sunday, Dec. 29, 2013 at 12:28 AM
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En su último documental, Pino Solanas analiza el impacto social y ambiental de métodos como el fracking para extraer petróleo no convencional en la Argentina. Presentado como una crítica al “modelo extractivo”, el ahora senador por UNEN reproduce planteos que no superan los límites ideológicos del agotado nacionalismo petrolero.

El acuerdo que el Gobierno cerró con Chevron para explotar los hidrocarburos no convencionales suscitó numerosas críticas por parte de grupos ambientalistas, comunidades originarias y organizaciones políticas, que lo rechazaron por considerarlo una entrega de recursos o bien por deteriorar el medio ambiente [1]. Dentro de los críticos al acuerdo se ubicó Pino Solanas y su espacio político, Proyecto Sur. El cineasta decidió intervenir en las discusiones sobre los efectos ambientales y el capitalismo en el sector petrolero mediante un documental, que presentó en octubre de este año, titulado La guerra del fracking. En él, se plantea el problema de la explotación de recursos como el petróleo o la minería a cielo abierto, aunque, como veremos, sin superar los límites de interpretaciones de tipo ecologistas (“lo importante es conservar el medio ambiente sin contaminación”) o nacionalistas (“el problema es la participación del capital extranjero”). De esa forma, el autor pierde de vista el eje central: la cuestión no pasa por la falta de regulaciones del Estado en materia de medio ambiente, o por la entrega de los recursos a los capitales extranjeros, sino por el agotamiento del petróleo argentino en un contexto de crisis del capital que obliga a sobreexplotar los recursos naturales más allá de las consecuencias de la población. Problema que va a persistir mientras el objetivo excluyente sea el lucro, no importa si la empresa queda en manos públicas, privadas, nacionales o extranjeras.

Más de lo mismo

El documental comienza con una explicación sobre el fracking y los daños ambientales que puede causar su práctica generalizada a nivel mundial (terremotos, contaminación, deforestación, efecto invernadero por liberación de gases tóxicos como el metano). Según esta perspectiva, este sistema se desarrolló debido al agotamiento de la alternativa tradicional de Medio Oriente, producto de los enfrentamiento militares. Para Pino, sería más barato explotar yacimientos no convencionales que invadir Irak o Afganistán.
No obstante, conforme transcurre el film, el objetivo inicial (las características del fracking) queda relegado a un segundo lugar y el centro de la película pasa a ser la contaminación en sí misma. Ahora el problema no sería solo el fracking; sino también la industria petrolera privada. La contaminación sería el resultado, según el director, de la acción de los capitales transnacionales (es decir no de todo los capitales, sino de estos) que no buscan el beneficio de toda la población, sino el suyo propio (qué novedad…). La existencia de estos intereses explica que no se haya avanzado en otras energías renovables como la eólica o la termo solar, que no contaminaría y serían más baratas (afirmación que Solanas no sustenta con ningún dato).

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