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Dos modelos sindicales opuestos y en pugna
Por Cecilia Gallinger - Thursday, Jun. 04, 2015 at 4:17 PM

En veredas opuestas se encuentran, por un lado, el sindicalismo que acepta las condiciones impuestas por el Estado y las patronales. Por el otro, el que se organiza de forma democrática, pelea por una mejora en las condiciones de vida de la clase trabajadora y aporta a la transformación social.

Dos modelos sindical...
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El acuerdo paritario al que llegaron algunos gremios, como la UOCRA o la UOM, enmarcados en el techo salarial del 27% que intenta fijar el gobierno, sin realizar prácticamente ninguna medida de fuerza y respetando la "paz social" por la Casa Rosada y los empresarios, no puede sorprender a nadie. Es el mismo sindicalismo que en los años `90 negoció con un gobierno que impuso la flexibilización laboral y "reformó el Estado" privatizando las empresas públicas, dejando cientos de miles de familias en la calle.

En la vereda de enfrente se levanta el ejemplo de los aceiteros, que en los últimos años, en base a huelgas y bloqueos de los puertos más importantes, consiguen quebrar el techo salarial y pelear por un salario mínimo vital y móvil, igual a la canasta básica familiar (1). Sin ningún tipo de condicionamientos por parte de gobiernos o empresarios, sólo con el compromiso frente a los trabajadores y trabajadoras que deciden en asamblea cuánto deben cobrar, sabiendo que las patronales pueden pagarlo porque son las que se enriquecen a costa de su trabajo.

Para generar organización gremial combativa, que pueda convertirse en una amenaza para las patronales oponiéndole a su poder económico el poder obrero desde el territorio, las fábricas y los lugares de trabajo, es imprescindible la construcción de organizaciones democráticas y amplias (sindicatos, seccionales, comisiones y juntas internas, cuerpos de delegados), en las cuales se incluya al conjunto de los trabajadores y trabajadoras, para que sean ellos los protagonistas de las decisiones que toman y no un grupo de dirigentes exclusivo o por encima del resto.

El sindicalismo clasista se construye, inevitablemente, partiendo de la democracia de base como premisa fundamental. No sirve cambiar dirigentes y consignas burocráticas por dirigentes y consignas de izquierda. Sencillamente porque eso no tiene ninguna perspectiva. El sindicalismo es una herramienta para defender los intereses de las y los trabajadores contra las patronales, para mejorar las condiciones salariales y laborales, pero al mismo tiempo es mucho más que eso, es un medio de educación de las masas en la práctica concreta, de politización y toma de conciencia.

Pasado y presente de una discusión estratégica

Estos debates no son nuevos. De hecho, en los años ´70, Agustín Tosco, líder de Luz y Fuerza en Córdoba, protagonizó un debate con el líder de la CGT, José Ignacio Rucci, sobre modelo sindical, una polémica que excedió la coyuntura y marcó dos formas de construcción sindical contrapuestas: el sindicalismo clasista y para la liberación por un lado, y el sindicalismo "ortodoxo" por otro. Ante todo, este último prioriza una defensa corporativa de la estructura sindical (convertida justamente en corporación) por la estructura misma, y no su defensa como herramienta de lucha, degenerándose en una burocracia sindical.

Como explicaba el "Gringo" Tosco: "La burocracia sindical es un resultado de la política del sistema que por todos los medios trata de mantener al sindicalismo en una función fundamentalmente economicista. Quienes no avanzan en su ideología, quienes se quedan jugando ese papel 'gremialista', ese estrecho papel economicista, terminan irremediablemente siendo burócratas. Porque si no hay conciencia de clase... sólo podrá dejar a esta organización obrera colocada en el papel de administrar parte de la plusvalía, digamos así, rescatada por vía de conquistas obreras, pero sin esforzarse por comprender el papel fundamental que debe jugar". Con los años eso se desvirtuó de forma tal, que en la actualidad existen incluso sindicalistas no sólo burócratas sino convertidos directamente en empresarios.

La realidad es necesariamente más compleja y estos dos "modelos" sindicales no pueden tomarse de manera esquemática ni lineal. En la historia y el presente hay sectores que, con sus matices, expresan posiciones intermedias (2). Tal es así que en la actualidad podemos observar a diferentes dirigentes sindicales o gremios burocráticos realizando medidas de fuerzas y rechazando los topes salariales que el gobierno y las patronales quieren imponer u oponiéndose correctamente al injusto impuesto al salario. Es correcto realizar la unidad de acción con esos sectores que, por sus prácticas y orientación, aún cuando están en la calle peleando, no dejan de ser burocráticos. El Cordobazo sin ir más lejos, se llevó adelante junto a sectores de la burocracia sindical que enfrentaron a la dictadura.

No es casual que las medidas que impulsan estos sectores sean impuestas "desde arriba" al conjunto de los trabajadores ("las bases"), sin que sea una discusión y decisión colectiva. Eso presenta varios problemas, más aún desde una perspectiva clasista, en donde el objetivo de la construcción sindical no es exclusivamente la lucha económica sino también para que los trabajadores tomen conciencia de los problemas de su clase y genuinamente defiendan sus intereses en una perspectiva de lucha que exceda lo corporativo y/o sectorial y se convierta en una lucha contra el sistema.

En esta etapa de acumulación, una tarea fundamental es la conquista de las organizaciones de masas que representan sindicalmente a la clase obrera y, desde allí, la construcción de espacios de base democráticos desde donde seamos capaces de enfrentar a las patronales y a su vez construir el sindicalismo que, a decir de Tosco, "no sea solo un medio de reivindicación económico-social de la clase obrera, sino que se constituya en palanca política principal, en coincidencia con los sectores populares, para la liberación nacional y social argentina".


Cecilia Gallinger, Secretaria de Organización de la CTA Lomas de Zamora


Notas:

1- La Federación Aceitera, ante cada paritaria, exige tener un salario igual al mínimo vital y móvil y no reclama un porcentaje. En 2014 consiguieron el básico de $10500 en una paritaria que cerraron a fines de abril (sumado a un aumento de $2000 que habían conseguido a principio de año significó un 36% de aumento) rompiendo el "techo salarial" de aquel momento.

2- De hecho, entre los sectores burocráticos existían posiciones abiertamente "colaboracionistas" con la dictadura, como la del dirigente de las 62 organizaciones sindicales peronistas, Rogelio Cora, al que Rucci desplazó para hacerse cargo de la CGT. A su vez, entre los sectores antiburocráticos existieron diferentes modos de concebir el clasismo, teórica y prácticamente, en los años ´70 y en la actualidad.

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