Julio López
está desaparecido
hace 6430 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Disciplinando a los golpes
Por Leandro Yanson – Red Eco - Friday, Dec. 04, 2015 at 9:27 AM

Jueves 03 de Diciembre de 2015 | A pesar de los años, las elecciones y la resistencia, las fuerzas represivas no cesan con sus prácticas brutales dirigidas hacia los sectores más vulnerables. Desde fines de diciembre del 2014, el Registro de Torturas Malos Tratos Penas Crueles Inhumanas o Degradantes Abuso Policial y Malas Prácticas del Sistema Judicial de la provincia de Santa Fe registró un total de 187 casos de tortura en base a un relevamiento.

Disciplinando a los ...
gatillo_facil.jpg, image/jpeg, 200x200

(Leandro Yanson – Red Eco) Santa Fe - Hace 39 años era muy común que la policía detuviese a un joven por “averiguación de antecedentes”, siempre agarraban a los mismos, se los llevaban y los dejaban en la comisaría por la noche. Tenían que cumplir una cuota de detenciones por semana.

Todavía hoy existe la figura de “averiguación de antecedentes”, y siguen siendo detenidos de forma sistemática los jóvenes que habitan los barrios más asolados por la miseria, la cuota sigue vigente.

Según el informe del Registro del Sistema Judicial de Santa Fe, los grupos de edad que presentan mayor porcentaje de víctimas de abusos y malos tratos son los de 19 a 23 años y de 24 a 29 años, entre ambos suman el 42% de las denuncias.

Además, la mayor parte de quienes sufrieron esta brutalidad policial no terminaron el secundario, el 58% de las víctimas. Son datos que revelan cómo se encuentra dirigida esta violencia hacia sujetos particulares.

Teniendo en cuenta que la ley orgánica que estructura a la institución policial sigue siendo la sancionada durante la Revolución Libertadora, la misma que no distingue el arma reglamentaria de otras “herramientas” utilizadas por los oficiales, no es sorprendente que ocurra este avance sobre los jóvenes en Argentina por parte de la policía.

No sólo se amparan en un marco legal las prácticas violentas, también lo hacen en el encubrimiento llevado adelante por los propios agentes, siendo un instrumento clásico para evitar que se descubran los hechos de abuso y mal trato el no registro de las detenciones, los ingresos o la circunstancia en la que se produjo el hecho, tal como sucedió en el caso de Luciano Arruga.

Es clave para entender lo que sucede que el árbol no tape el bosque, alrededor de todos estos hechos hay que cuestionar cuáles son las responsabilidades políticas que están detrás de lo que viene sucediendo durante tanto tiempo.

Detrás no sólo hay instituciones que se reproducen o se mantienen, hay grandes negocios que se sostienen con la mano de obra de los jóvenes, el narcotráfico, la trata de personas, el robo, los talleres textiles, los niños tareferos, todos negocios que pasan por los ojos de la policía, la justicia y los funcionarios.

Justamente como son estos chicos los que necesitan para garantizar toda esa producción, construyen toda una visión del pibe chorro, de los Ni Ni, con el fin de ocultar las relaciones de explotación que se mantienen con ellos.

Se forma el estereotipo del pibe chorro para infundir miedo en las personas y así legitimar todas las políticas de seguridad, una tarea impulsada por los medios de comunicación hegemónicos.

Si no vemos las relaciones de poder que atraviesan a toda la persecución policial que sufren los jóvenes puede parecer que se trata únicamente de una práctica de Estado y no de una política de Estado.

No es coincidencia que el gobierno kirchnerista que no reformó la ley orgánica de Aramburu, que aumentó el número de policías y designó a César Milani como Jefe de Estado Mayor del Ejército, sea el gobierno que tuvo la mayor cantidad de casos de gatillo fácil y asesinatos en detenciones, el 63,35% en 2014, es decir, 2710 casos.

La discusión sobre la violencia institucional no muere en cómo transformar esas instituciones, sino que llega a discutir quién las dirige y por qué lo hacen.

La tortura tiene por objetivo imponer el control social sobre las grandes mayorías, que deben ser disciplinadas para que acepten, como natural, su subordinación a la clase dominante. La forma represiva está por eso dirigida principalmente a los sectores más pobres y oprimidos de la sociedad, y dentro de ellos, a los jóvenes.

Hace tan sólo meses la policía reprimía a la movilización de mujeres en Mar del Plata que se encontraban en el XXX Encuentro Nacional de Mujeres porque dicen “no”, a Luciano Arruga lo mataron por decir que “no”, hace años a los trabajadores de Acindar los desaparecían por decir que “no”. El mensaje de la mayor organización criminal, la policía, es claro, “acá no se rebela nadie”.

agrega un comentario