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"El asesinato brutal de un niño indígena en Brasil no es un caso aislado"
Por Adital - Wednesday, Feb. 10, 2016 at 12:12 PM

Poco más de un mes después del brutal asesinato del niño indígena Vítor Pinto Kaingang, de sólo dos años, muerto en el regazo de su madre en la estación de ómnibus de Imbituba (Estado de Santa Catarina), concluyó la investigación del delito. El principal sospechoso, que está preso temporalmente desde comienzos de año y confeso del delito, fue procesado por homicidio doloso doblemente calificado por haber sido practicado por un motivo fútil y sin oportunidad de defensa.

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En conferencia de prensa, concedida recientemente, el comisario Raphael Giordani, responsable del caso, afirmó a los medios de comunicación que el sospechoso detenido hace casi un mes confesó haber cometido el delito bajo el pretexto de que "unos espíritus le dijeron que debería matar a un niño”.

La investigación no consideró el caso como un delito de odio motivado por prejuicio contra indígenas. Según las declaraciones del comisario, el sospechoso detenido afirmó que habría elegido a su víctima por ser un niño y no por ser un indígena.

Para un grupo de profesionales vinculados a la cuestión indígena y misioneros del Cimi [Consejo Indigenista Misionero] Sur de Santa Catarina, el caso de Vítor Kaingang "no es sólo un caso individual, aislado del contexto en el cual viven los pueblos indígenas en Brasil y en Santa Catarina”, según explicaron en nota el 30 de diciembre de 2015, cuando se cumplió un mes del delito en el litoral sur de Santa Catarina.

Para el Cimi, el contexto del delito, en relación con la situación de los indígenas en Brasil y en la región Sur, debe ser tenido en cuenta: se trata de un momento en el que los pueblos indígenas y quilombolas sufren duros ataques de poderosos grupos económicos, que tienen interés en "liberar” sus tierras y los recursos que existen dentro de ellas para la explotación, y cuyo ejemplo más notable es la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 215. Ésta pretende transferir del Poder Ejecutivo al Legislativo la prerrogativa de demarcar tierras indígenas y quilombolas.

"En el oeste de Santa Catarina, donde nació Vitor, en Río Grande do Sul y en Paraná, la situación no es diferente: los indígenas han sido blanco de violencias explícitas, que sumadas a la violencia estructural que comparten con otros trabajadores, sin techo, sin tierra, quilombolas, pescadores y tantos otros y otras, hacen de ellos una de las poblaciones más vulnerables de nuestro país”, se afirma en la nota del Cimi.

Los autores de la carta destacan que esos ataques ocurren no sólo a través de la violencia física sino también por la violencia simbólica. Es el prejuicio que considera a los indígenas como "vagos”, improductivos, que quieren "muchas tierras para pocos indios”, lo que no condice con la realidad.

"En Santa Catarina, esos pueblos viven en menos del 1% del territorio estadual. [...] Despojados de la tierra y de sus recursos, los indígenas se ven forzados a vender su fuerza de trabajo a empresas que no respetan los derechos laborales, y mucho menos los étnicos”.

Por ese motivo, explica el Cimi, la producción y la venta de artesanías asumió para el pueblo Kaingang una importancia económica, más allá de la importancia cultural y educativa que tradicionalmente tiene para los indígenas esta práctica, que involucra a mujeres, hombres y niños en un largo proceso que va desde la recolección de los materiales hasta la confección de los productos. La propia familia de Vítor había viajado desde la Tierra Indígena (TI) Aldea Kondá, en Chapecó, en el oeste de Santa Catarina, y estaba en Imbituba, en el litoral catarinense, para vender artesanías y garantizar la subsistencia familiar.

Los autores y autoras de la nota también citan el clima de prejuicio y de desinformación que rige en el Estado de Santa Catarina, fortalecido por la postura irresponsable de los medios de comunicación locales, como en el caso de noticias que cuestionan los derechos y la propia identidad de los Guaraní Mbyá, de la Tierra Indígena (TI) Morro dos Cavalos, ubicada a 100 kilómetros de la ciudad de Imbituba y bajo disputa judicial.

"En vez de valorizar la diversidad cultural y garantizar a los pueblos originarios derechos reconocidos internacionalmente, Santa Catarina compone el vergonzoso escenario del prejuicio, de la ignorancia y de la falta de respeto a los derechos humanos. En este contexto ocurre el delito de Vítor”, afirman los autores y autoras de la nota, que incluyen a los misioneros del Cimi Clovis Brighenti y Osmarina de Oliveira, a las antropólogas Carmen Tornquist y Viviane Vasconcelos, a la artista plástica Sela y a la pedagoga responsable del Museo del Juguete de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), Telma Anita Piacentini.

El manifiesto también pide medidas inmediatas a los gobiernos municipales, estadual y federal para garantizar el respeto a los indígenas del pueblo Kaingang, el castigo al culpable por el delito y la regularización de las tierras indígenas y quilombolas en el Estado de Santa Catarina.

Haga clic aquí para leer la nota completa: http://cimi.org.br/pub/publicacoes/Documentos-e-cartas/2016-01-30_Vitor-Kaingang%20presente-Carta-.pdf

En homenaje a Vítor Kaingang, el Museo del Juguete de la UFSC realiza una exposición de juguetes indígenas. Para saber más, haga clic aquí: http://museudobrinquedodailhadesc.blogspot.com.br/2016/01/vitor-kaingang-vive-ato-exposicao-de.html


Fotos: Daiane Servo/Diócesis de Chapecó

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