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Encuestas futuristas, aduanas-colador y secretos fiscales de la familia Macri
Por Alejandro Bercovich - Friday, May. 13, 2016 at 9:43 AM

El latin lover Francisco Cabrera, como llama Mauricio Macri en broma a su ministro de la Producción desde que su escapada a Punta con Juana Viale copó la portada de las revistas del corazón, admitió ante la cúpula de la UIA que la brusca apertura aduanera del primer trimestre respondió a un descuido en la gestión y no a una decisión política. Luego de haberse mostrado “enojado” y “decepcionado” con los capitanes de la industria por su parsimonia a la hora de invertir y su contrastante rapidez para remarcar precios, el jefe de la cartera productiva visitó la sede de la central fabril con un paquete de anuncios para las Pymes que incluye medidas elementales pero muy reclamadas por los empresarios más chicos, como la ampliación a 90 días del plazo para pagar el IVA a la AFIP. Ante el reclamo de un fabricante de artículos para el hogar, su jefe de Gabinete, Ignacio Pérez Riba, argumentó que la “inexperiencia” los había llevado a otorgar de un plumazo todos los permisos de importación que dejó pendientes la gestión anterior, lo cual inundó el mercado local de productos importados en pleno ajuste del consumo.

Encuestas futuristas...
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La admisión del yerro no reducirá la duración de sus efectos, en ciertos casos devastadores para fábricas locales ya afectadas por un cóctel que incluyó tarifazos, encarecimiento del crédito y aumento de costos por la devaluación. Los containers de la discordia entraron al país en el primer trimestre del año con un 64% más planchas que en el mismo lapso de 2015, un 44% más licuadoras, un 120% más minipimers y un 20% más hornos eléctricos, en su mayoría importados por las mismas cadenas de hipermercados que traen el triple de cortes de cerdo de Dinamarca que un año atrás. Una apertura que también arrasó con los carroceros rosarinos que compiten con la brasileña Marco Polo, que aumentó sus compras a la casa matriz en un 50%. 

Pérez Riba, la mano derecha del latin lover, venía de gastar su teléfono durante todo el lunes para convocar de urgencia al centenar de empresarios que suscribió el compromiso de no reducir sus planteles de empleados durante los próximos tres meses. La redacción confusa del documento, sin alusión alguna a “despidos”, permitió que lo suscribieran Luis Betnaza pese a que Techint acaba de desvincular a 15 operarios de su planta de TenarisSIAT y Eduardo Eurnekian el mismo día en que recibían sus telegramas una docena de jerárquicos de Unitec Blue, su fábrica de microchips, donde Guillermo Nielsen procura deshacerse del management que acompañaba antes a Matías Gainza, el sobrino del zar aeroportuario. 

Lo improvisado de ese acto obedeció a que la Rosada no tuvo certezas hasta ayer al mediodía de que la oposición no lograría reunir el quórum para convertir en ley el proyecto antidespidos con media sanción del Senado. Gracias a la ayuda de Sergio Massa y al incipiente desgajamiento del Frente para la Victoria, finalmente, Emilio Monzó pudo retirarse aliviado del recinto. Pero los tironeos del lunes y el impostado enojo de Cabrera dejó heridos en el establishment y disparó reproches como el de Jaime Campos, titular de la influyente AEA, el club que orientan Techint y Clarín, donde siguen desconfiando de la gobernabilidad que ofrece Macri para los negocios. 

Odisea 2017 
Transcurrido un 10% del mandato de Cambiemos y en medio del ajuste tras el cual el Gobierno necesitará mostrar resultados palpables en la actividad económica, el sistema político empieza a acomodarse para las próximas elecciones. Massa se niega a hablar en público del asunto pero está lejos de haber superado su adicción a las encuestas, uno de los vicios que compartía con Néstor Kirchner y al que se entrega casi con la misma fruición con la que otrora engullía el postre vigilante de la Rosada en el despacho de su entonces íntimo Amado Boudou. La última que recibió de Julio Aurelio lo muestra al tope de las preferencias de los bonaerenses para senador, con un 36%, frente a un 24% que cosecha Cristina Kirchner y a un 13% de Elisa Carrió. En el Conurbano, no obstante, el kirchnerismo todavía late algo más fuerte: según esa medición, el renovador pelea cabeza a cabeza con la expresidenta. 

En la Rosada, donde sí crece el empleo (ya la trajinan a diario 550 personas frente a las 400 que dejaron Cristina y Oscar Parrilli), están convencidos de que la división del peronismo los sacará airosos de los comicios bonaerenses. En su ecuación incorporan a Florencio Randazzo, a quien Massa no mandó medir, pero quien se muestra confi adísimo ante empresarios de que encarna mejor que el renovador al justicialismo postkirchnerista. Son alquimias que recorren las reuniones menos pensadas, como la que compartió semanas atrás Máximo Kirchner con el tigrense por adopción.

Todo depende de si llega o no la reactivación. Y ella, a su vez, de que no siga la mala praxis y los errores de cálculo en una gestión poco coordinada. Las internas cada vez más vocingleras que cruzan al equipo económico, según un miembro del gabinete que no lo integra, no son solo un efecto colateral del desmembramiento de los ministerios de Economía y Planificación sino el resultado de una decisión deliberada del Presidente, quien desplegó en la Casa Rosada una táctica típica del gobierno corporativo: dotar de un margen de acción limitado a los gerentes de cada área para que ninguno maneje el mismo volumen de información que el chairman. Es una remake aggiornada del “esquema radial concéntrico” al que apeló Néstor Kirchner para gestionar la cosa pública una vez que se deshizo de Roberto Lavagna, con la diferencia de que en aquel se habían suprimido las reuniones de gabinete que ahora regresaron, aunque reducidas a encuentros cada vez más protocolares y menos vinculantes.

Family business
Con la Justicia jugando a salvar su propia porción del poder, la gestión necesita un trasplante de cintura política para lograr llevar a buen puerto el primer ajuste sin crisis de la historia de la democracia argentina. Es lo que escasea en funcionarios como Juan José Aranguren, quien no parece reparar en los efectos de segunda ronda que disparan sus decisiones. Lo intuyó azorado semanas atrás el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, acaso el más macrista de los massistas, cuando en una reunión con varios jefes comunales de Cambiemos le sugirió a Aranguren abrir locales del ENRE en todos los municipios posibles para que los usuarios adhieran a la tarifa social y no sufran íntegro el aumento del 400% en sus boletas. “Es una buena idea, no se me había ocurrido”, le respondió el exCEO de Shell.

La misma frialdad impolítica a la hora de sopesar causas y efectos llevó a Aranguren a autorizar la importación de siete buques de gasoil de Shell en una sola semana, de los ocho que licitó para abastecer centrales térmicas, y a ordenar pocas horas después la primera compra de gas de la historia a Chile, país que no produce el fl uido sino que lo importa de Estados Unidos y Asia vía British Gas, una compañía controlada por la misma Royal Dutch Shell de la que el ministro todavía posee un millón de dólares en acciones. Un conflicto de intereses ostensible, que ya hace demasiado ruido cerca del Presidente. ‘Estoy seguro de que no choreó. El problema es que no le importa que la gente lo piense’, soltó ante este diario uno de sus colegas, covencido de su candidez. 

La suerte de Aranguren, sin embargo, luce blindada por la propia desventura de Macri, quien todavía no terminó de surfear el escándalo de los ‘Panamá Papers’. Tal como reveló ayer el diario La Nación, el mandatario deslindó responsabilidades en su padre, Franco, a quien intimó a que demuestre haber declarado ante la AFIP la offshore Fleg Trading Limited, donde él mismo fi gura como director y vice. Si el fundador de SOCMA no lo hizo, el Presidente habría incurrido en algo peor que no declararla ante la Oficina Anticorrupción: mentir por escrito.

Los dolores de cabeza panameños no terminan ahí. ¿Qué pasará cuando el juez Sebastián Casanello le pregunte a Alberto Abad sobre Kagemusha, la segunda sociedad offshore donde aparecieron Mauricio como directivo y Franco como presidente? ¿Y si no está declarada en la AFIP, como le avisaron informalmente al jefe de Estado? ¿Con qué argumento defenderá Abad el inminente blanqueo de capitales que hasta hace pocos meses denostaba, con parte de la sociedad discutiendo sobre el dinero sospechoso de la familia presidencial en el extranjero?

Son herencias de las que no se habla en los discursos. Como la que cayó sobre Ángelo Calcaterra cuando Franco le cedió, en cómodas cuotas, el capital de la contratista IECSA apenas su primo hermano asumió como jefe de Gobierno porteño, en 2007. Antes de haber cubierto la última de esas cuotas y tras haberse alzado en febrero con la megaobra de u$s 3.000 millones para reactivar el polémico soterramiento del ferrocarril Sarmiento, Ángelo puso en venta la compañía y ya negocia su precio con viejos socios chinos de su tío.

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