Colombia: ¡Parar, para avanzar!

El Paro en Colombia es una expresión de resistencia social, resistencia económica, resistencia cultural… que se convierte en expresión política de un pueblo.

Desde el 21 de noviembre inició en Colombia un momento que quedará grabado en la historia como la expresión de indignación transformada en movilización social, cultural, generacional, desde la memoria, con la bandera de muchas banderas. En 18 días de movilizaciones progresivas, diversas, sin tiempos y espacios determinados, el sonido de las cacerolas, los pitos, las batucadas y comparsas, los coros y cantos, han sido cotidianos. Sonidos que resignifican las maneras de movilizarse, que en la diversidad de generaciones salen a las calles en cualquier momento del día, en cualquier día, en cualquier lugar donde se congreguen más de dos, siendo miles y miles, millones, muchos niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres de cualquier edad, sexo, etnia, estrato social o económico, con tendencias o sin tendencias partidarias.

Allí, en la calle, desde la ventana del apartamento o la casa, desde el patio o la habitación, en el parque o la calle, en la esquina o en el bar, en la imprenta del periódico de circulación matutina impresa o por internet, en las redes sociales, en las oficinas, en las fábricas o lo que queda de ellas, en los campos o resguardos, en cualquier lugar surge la expresión de indignación, del grito que se vuelve eco exigiendo una transformación, un cambio, ¿de qué? Pues, de casi todo, de todo aquello que perpetúe la injusticia e inequidad, de los privilegios de unos pocos por encima de los demás, de pretender maquillar la corrupción con auxilios o beneficios, de continuar destruyendo la casa común, de la arbitrariedad del poder y la autoridad, de la guerra y la impunidad, de la deshumanización de la humanidad, en fin, de vernos la cara…

En la calle, todas y todos salimos a expresar desde lo que queremos y sentimos y sí, sí hay agenda, hay un pliego, hay unos puntos que reivindicamos desde hace 18 días en el paro, la protesta, en la marcha, la huelga, en el nombre que se le quiera colocar a esta expresión de movilización social:

El retiro del proyecto de ley de reforma tributaria en tránsito en el congreso de la república.

La derogatoria inmediata del decreto Nº 2111, de 2019, por el cual se crea el Holding Financiero.

La derogatoria de la circular Nº 049, de 2019, sobre estabilidad reforzada.

La disolución del ESMAD y depuración de la Policía Nacional responsables de la muerte de Dilan Cruz y tantos otros.

El Gobierno se abstendrá de tramitar la reforma al sistema pensional.

El Gobierno se abstendrá de realizar reformas laborales, tramitando además la derogatoria de los artículos 193, 198, 240, y 242 del Plan Nacional de Desarrollo.

El Gobierno no adelantará proceso alguno de privatización o enajenación de bienes del Estado independientemente de su participación accionaria.

El Gobierno iniciará de inmediato con las organizaciones respectivas la implementación y cumplimiento de los acuerdos firmados por el anterior y el actual Gobierno entre otros como estudiantes universitarios, organizaciones indígenas, trabajadores estatales, Fecode, Sectores campesinos y agrarios.

El trámite con Dignidad Agropecuaria Colombiana de los temas relacionados con las necesidades de los productores agropecuarios, entre estos la revisión de los Tratados de Libre Comercio y todo lo relacionado con la producción en este sector.

El Gobierno abordará con Defendamos la Paz (DFL) el proceso de cumplimiento e implementación de los acuerdos de paz firmados en La Habana.

El trámite inmediato en el Congreso de la República de los proyectos de ley anticorrupción.

La derogatoria del impuesto o Tarifazo Nacional relacionado con el tema Electricaribe.

La definición de las políticas ambientales, protección de páramos y demás con los representantes de las organizaciones ambientales que se acuerden.

Y la lista puede continuar extendiéndose a medida que pasan los días, en la medida que el gobierno continúe en su monólogo, en la medida que no se acceda a escuchar y sobre todo en la medida en que no se logren cambios ya.

El pueblo se cansó, la sociedad está hastiada de la guerra, la corrupción, la impunidad, la injusticia social, de no lograr un buen vivir, de tres o cuatro horas al día metidos en un transporte público o privado para llegar a un sitio de trabajo con salarios de hambre, que no alcanzan para cubrir el alquiler, la buena alimentación, el estudio y vestido, mucho menos el descanso y ocio. Cansados de llegar cansados al apartamento, a la casa, al hogar que no pueden disfrutar, donde los hijos duermen al salir en la madrugada y ya están acostados al regresar a casa. Hay cansancio. Y es un cansancio de lo que se volvió cotidiano.

Esta movilización es de nadie, es de todos, acá nadie se la puede reivindicar, y sí, sí hay un comité de paro, hay gente valorando las acciones realizadas y las venideras, hay muchos dando opinión, orientando, desde diferentes sectores, pero aún así, esto sigue siendo una movilización de la gente del común, de cualquiera que convoque a expresarse en cualquier lugar y tiempo, es una movilización que se convoca a sí misma, un paro que se mueve por la voluntad de la gente, así que es la gente y no el gobierno, quien la termina.

Lo que empezó con un paro, tal vez pensado en la idea tradicional de hacer una marcha e ir a la plaza, se ha convertido en un festival, carnaval, un festejo que no tiene prediseños, que es muchas veces espontáneo, que no se le puede reivindicar una persona, un partido o un sector social, que no es de alguien y es de todos.

Es un paro de la creatividad, de las múltiples y diversas expresiones artísticas y culturales, desde la cacerola con su propio ritmo, hasta los artistas en concierto. Cualquier esquina es una tarima para expresar cualquier razón de por qué protestar. Los memes y caricaturas son renovadas cada día, los artistas asumen nuevos roles protagónicos, ya no en la tele o en las tablas, sino en las redes, en la calle y con la gente. La gente creativa que saca nuevos diseños de camisetas, nuevas canciones y ritmos que animan hasta al que dice que no está en paro.

Pero también, 18 días de paro, donde la muerte se hizo presente en la represión política del Estado, donde una bala segó la vida del joven Dilan y al tiempo mató el miedo a la represión del Esmad o de cualquiera. Se sale a la calle cargando a cuestas la memoria de los jóvenes asesinados por la policía, de los cientos de líderes sociales y defensores de derechos humanos que han sido asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz, de los excombatientes de las FARC que creyeron en dejar las armas y buscar vías civiles de continuar construyendo sueños de justicia social y han sido asesinados… Con la memoria de ellas y ellos, se está en paro, se sale a la calle, nos movilizamos.

No es por la coyuntura de la muerte que se exige justicia, es por las décadas que llevamos de represión política. Por ello también han salido a las calles los nombres y rostros de los miles de personas desaparecidas forzadamente en el país; por ellas y ellos, hoy la palabra, la memoria, la canción negada y la letra proscrita, el sueño sublevado, la terca esperanza de hacer realidad la paz, con justicia social.

A parar, para avanzar!

Y seguimos en paro!

Pablo Cala, defensor de derechos humanos

Colombia, 8 de diciembre de 2019


Fuente: https://periodicoelroble.wordpress.com/2019/12/09/parar-para-avanzar/

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