La candidata de la fuerza de ultraderecha apeló a constantes interrupciones del jefe de gabinete, que buscó transmitir un tono calmo. Las omisiones de Villarruel sobre la temática de derechos humanos. Un debate con falencias de diseño.
Por Tatiana Scorciapino @Tatiscorciapino
En el inicio del último tramo de la campaña electoral, este miércoles los candidatos a vicepresidente Agustín Rossi, por Unión por la Patria (UxP), y Victoria Villarruel, por La Libertad Avanza (LLA), debatieron en el programa A dos voces emitido por la señal TN. En un intercambio que estuvo marcado por las chicanas, las provocaciones y las interrupciones de la dirigente de ultraderecha en paralelo a las falencias de un formato improductivo, ambos dirigentes dejaron plasmadas las abismales diferencias entre cada una de sus agendas.
Los ejes temáticos que discutieron fueron Economía y Trabajo; Seguridad y Defensa; Salud, Educación y Políticas sociales y Justicia, Derechos humanos y Transparencia.
El primero en tomar la palabra fue el candidato oficialista quien, descansando en el triunfo que UxP obtuvo en las generales, sostuvo: “El 22 de octubre los argentinos eligieron, votaron candidatos y valores, en defensa de la democracia, de los derechos humanos, de la salud pública y de la movilidad social ascendente. Y le dijeron que no a la motosierra de Milei”.
Intentando ocultar los nervios que despiertan este tipo de eventos, Rossi se mostró propositivo y evitó caer ante la provocación que suponían las constantes agresiones que le proporcionaba su rival, quien apostó en todo momento despertar una reacción del ex ministro de Defensa.
Villarruel inició su discurso alertando que “todo lo que diga Rossi es mentira” y apuntó a contribuir a la construcción de un clima de miedo y tensión sosteniendo que el país “está peor que en 2001”. Sin especificar propuestas o planes económicos, la diputada prometió que en su eventual gobierno se frenará el gasto público, se cortará “para siempre la emisión monetaria y bajarán la inflación “de un hondazo”.
Apelando a la misma estrategia discursiva que utilizó primero Mauricio Macri en 2015 y Patricia Bullrich después, Villarruel dejó a la vista el acuerdo con la cúpula del PRO y cerró su argumentación alegando que el 23 se elegirá “continuidad o cambio”.
Ejes del debate: dolarización y derechos humanos
Con el objetivo de desarmar la promesa de dolarización que tiene particular injerencia en los jóvenes, el candidato oficialista insistió en saber cómo se llevaría a cabo el proceso que tanto los propios economistas de LLA como de Juntos por el Cambio descartan desde hace varias semanas.
Fiel al estilo de su espacio, Villarruel no dio ninguna respuesta certera y, en cambio, se limitó a decir que crearán “condiciones de confiabilidad” para la inversión en el país. De la misma forma, y en contraposición de lo que sostuvo durante toda la campaña su compañero de fórmula, la diputada dio marcha atrás con la propuesta de vender YPF y Vaca Muerta. “No vamos a intervenir ninguna provincia, nosotros estamos esgrimiendo opiniones, pero en la política vamos a respetar la Constitución”, sostuvo..
En la última intervención de la noche, Rossi se abrazó al pedido de Memoria, Verdad y Justicia y acorraló a una esquiva Villarruel que volvió a poner en duda la cifra de desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.
De la misma forma, y mientras la diputada de ultraderecha escuchaba mediante un incómodo silencio, el candidato de Unión por la Patria recordó la anécdota contada por el propio Javier Milei, quien hace algunos años dio a conocer que tuvo en su poder un muñeco con la cara del presidente Raúl Alfonsín al que golpeaba con saña por considerarlo “el peor mandatario desde el retorno de la democracia.
Buscando marcar extrema distancia respecto de Milei y con guiños a un apabullado radicalismo que aún no termina de sentar posición hacia el balotaje, el jefe de gabinete calificó al primer presidente de la democracia recuperada como un “gran demócrata”.
Aunque la diputada tuvo oportunidad para desdecirse y reivindicar la figura de Alfonsín, optó por instalar la victimización de los genocidas y partícipes necesarios de la dictadura cívico-militar. De esta forma, Villarruel se refirió a la supuesta inocencia de Juan Daniel Amelong, teniente del ejército condenado cinco veces por delitos de lesa humanidad perpetrados durante la dictadura en Rosario.
Amelong integró el Batallón de Inteligencia 121 bajo cuya órbita estuvieron los centros clandestinos La Calamita (en Granadero Baigorria), Quinta de Funes, La Intermedia (en La Ribera), Escuela Magnasco, Ceferino Namuncurá y la Fábrica Militar Domingo Matheu de Rosario. El integrante de la patota fue condenado con cuatro condenas a prisión perpetua y otra a 18 años de prisión.
El debate moderado por Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano culminó con el minuto final que la organización le concedió a cada candidato. Sin el marco de calidad que entrega la institucionalidad, el último intercambio de candidatos no logró entregar mayores definiciones ni enriquecer el debate democrático a 10 días de una elección bisagra. En tanto, los presidenciables Sergio Massa y Javier Milei se verán en un último encuentro el próximo domingo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/politica/debate-villarruel-rossi/