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Informe sobre el jucio a Raul Castells
Por Sebastian Hacher- Indymedia Argentina - Tuesday, Apr. 16, 2002 at 6:57 PM
sebastian@indymedia.org

Informe completo sobre el jucio oral llevado a cabo contra Raúl Castells, y por su intermedio contra todos nosotros.

Informe sobre el juc...
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El juez dispuso la sala mas chica de todo el juzgado, y no se permitieron ni cámaras ni grabadores. No querian repetir la escena del jucio anterior, en Lomas de Zamora, donde el acusado se conviritió en acusador y sus palabras fueron conocidas en todo el país.

Aquí solo logramos entrar unos cuantos "privilegiados"; Luiz Zamora, Vilma Ripoll, Nestor Pitrola, José Montes, Jorge Piumato, Nina Pelozo y unos cuantos abogados.
El corresponsal de Indymedia se coló entre los presentes, con la promesa de salir y contarlo todo lo más rápído posible.


Castells espera sentado; se lo ve tranquilo y mientras se arma el escenario lee un diario de atrás para adelante, como cualquier persona que tiene tiempo de hacerlo. De a poco, cuando los actores se van acomodando en la escena, uno ya puede sacar su primer conclusión política; la palabra farsa, que luego usaría Don Raúl en su alegato, es la primera que se viene a la mente.
El último en llegar es el juez. Salido de algún country de Martinez, de manos finas y lentes caros, el hombre se acomododa en su escritorio; traje caro, birome de oro y secretaria al costado, mira con cara de tener un poco de poder ganado a base de nada, incluso quizás heredado de vaya a saber que familiar oligarca.
No importa su historia personal; su sola presencia, aun el tono de su mirada, alcanzan para pintar el cuadro de un jucio de clase, materializado por el estado argentino contra un luchador desocupado.

Desde el primer minuto, en medio de las formalidades, Raúl Castells larga los primeros dardos. Cuando se le interroga sobre los datos de rigor, contesta parado. "Nunca nos sentamos en el banquillo de los acusados, y esta no va a ser la primera vez". Se le pregunta por su padre, y cuenta que murió a los 76 años sin recibir jubilación; se le pregunta por su situación económica y declara que "es la misma que la de 20 millones de argentinos".

Situados en la delgada linea entre el ridiculo y el cinismo, leyeron los cargos. Se trataba, esta vez, de tres hechos. El primer cargo, el haber cortado la calle en forma completa el día 26 de Diciembre de 1995 en Leandro N. Alem; el segundo, el haber roto el vidrio de una mesa ratona y haber realizado una pintada en el interior del PAMI el 27 de Marzo de 1995, y el tercero, el haber intentado cruzar una vaya el 29 de diciembre de 1995 en Plaza de Mayo.

Los testigos fueron pasando sin pena ni gloria. Se trataba en su mayoría de policias, algunos de ellos comisarios. Uno a uno se fueron sentando frente al juez para declarar que no recordaban nada. Se les permitía leer las actas, donde figuraban las viejas declaraciones, y ahún así, nada. La defensa no hace preguntas, comprobando que ninguno de ellos podía aportar nada.
La única declaración transcendente habla de que "Raúl Castells y los jubilados se manifestaban todas las semanas, y siempre nos comunicaban sus reclamos. Cuando cortaban una calle entera, lo votaban entre todos, y si había alguna emergencía corrian las banderas para dejar pasar a los autos".
Nada mas que aportar.
El fiscal daba vueltas sobre la nada, disparaba preguntas al vacío, se chocaba con el paso del tiempo y -se le notaba- se frustraba ante el olvido. Nadie, ni siquiera un policía, puede recordar como se cortó una calle hace siete años, como se saltó una vaya, como se rompió una mesa.

Tantas cosas pasaron, tantas vallas, tantas calles, tantas mesas, tantos vidrios, que aquellos hoy juzgados han quedado en el baúl del olvido, como uno de los precursores de todo lo que vino después.
El juicio de hoy era, entonces, también un juicio a nuestros inicios.

A medida que los testigos desfilaban, y mientras repetian el inservible ritual de leer las actas, la música de fondo de la lluvia torrencial y los bombos inundaban la sala. En un determinado momento, mientras el fiscal pensaba una pregunta, los acordes del himno llegaron hasta nuetros oidos, y todo pareció por un instante un película. La cara del fiscal, sumergida entre los papeles, pareció desviarse por un rato, y la pregunta nunca salió de su boca. Como disolviendola en el aire, la música de la gente en la calle también declaró en el juicio.


Luego de todo el desfile policial, Raúl por fin hizo uso de su derecho a declarar. No alcanzaron las manos para guardar cada uno de los conceptos. Parado, dando vueltas por la sala, mirando a los ojos a todo el mundo, Raúl Castells volvió a convertir el estrado en una tribuna. Nos hablaba a nosotros, a los jueces, al fiscal, a los abogados. Volvía sobre sus palabras y remarcaba sus conceptos; se conmovía, nos emociaba. Su alegato fue lo primero no artificial que se dijo en el juicio.


Empezó explicando por qué habían cortado la calle frente al ministerio de trabajo. Contó que reclamaban por las pensiones graciables para los discapacitados. Explicó que se trataban de pensiones de 101,75 pesos para los mayores de 70 años, tal cuál marca la ley. Denunció a viva vos que mientras le negaban a los abuelos ese beneficio, se dejaba que los diputados otorguen pensiones; Alsogaray otorgó una a su hijo de 21 años, y Dromi a toda su familia, incluyendo su hija de dos años. El estado, gritó Castells, protegío y fomentó a toda esa banda de delincuentes.

Se paró frente al juez y le dijo "En mi barrio, vive Vallejos, que tiene 86 años, y hace 8 que espera por la pensión. ¡Estan haciendo tiempo para que se muera! Y ustedes nos juzgan a nosotrosi, mientras ellos se pasan por el traste las leyes cuando son para el pobre. Nosotros reclamabamos que se resperte la ley, ellos son los que no dejaron a ningunas de las amantes ni punteros sin pensión."

Luego arremetió contra la acusación por las pintadas. "Si, dijimos que Cavallo es un ladrón para los jubilados. En este país se mueren 10.000 jubilados por año, y él fue uno de los que les robó la vida, así que sí, lo dijimos nosotros, como dijimos que el gobierno de Menem, el de De la Rua, el de Duhalde fueron y son una porquería. Si usted se sienta a tomar un café con su secretaria, le va a decir lo mismo, y usted no la va a encarcelar por eso."
Luego se explayó contando el rosario de corrupción que había en el PAMI durante la gestión de Menem, sin que ello haya arrojado un sólo preso. Desde Nazzur hasta Alderete, la corrupción arrojó

Luego, hablando de la movilización, le señalo que; "si el fiscal sale ahora, abajo de la lluvia se va a encontar con miles de personas que nos están apoyando, y puede hacer un festín de cargos. Tendrían que juzgar a todo el mundo, a los dirigentes de la CGT y de la CTA que están acá también.

Hablando del cargo de haber querido saltar la vaya, dijo que "nosotros queremos entrar a la casa de gobierno, y queremos gobernar, pero vamos a entrar de la mano de millones de obreros, campesinos y jubilados.

En esa época, contó, nosotros discutiamos mucho con Norma Pla, le deciamos que teníamos que hacer las cosas en forma mucho mas tranquila. Ella tenía cancer, y sabía que tenía poco tiempo, por eso la metían presa y cuando salía volvía a hacer lo mismo; la habían empujado a la desesperación .Explicó que ellos defendían a Norma Pla, pero que nunca habían agredido a un policía en forma individual. Luego de explicar los hechos, y de remarcar que hasta la policía había reconocido que no se había resistido al arresto, su declaración se volvió explosiva y nos dejó a todos emocionados.

El lapiz apenas alcanzaba para dibujar algunos conceptos:

"Este no es un juicio contra mi, es un juicio contra millones de personas a las que le robaron todo, pero la ley es como la vibora, que pica solamente al pie descalzo. Nosotros estamos cansados de que nos metan presos; escuchen esa lluvia, y escuchen a esas miles de personas que están ahí afuera. Nosotros no nos sentamos acá, porque en este banquillo se tienen que sentar ellos, los que nos robaron. Todas las causas que tenemos son por causas populares. En 48 años, nunca estuvimos presos por una causa individual, y no sabe cuantas veces nos pudimos haber acomodado.
No sabe que orgullo que se siente venir acá y acusar al estado. Yo soy socialista y revolucionario, y estoy orgulloso de ser marxista, estoy orgulloso de nuestra lucha. Nosotros no pedimos nada, venimos a reinvindicar nuestra lucha y a denunciar esta farsa que ustedes pretender usar como ejemplo para decirle a millones "no luchen, que le va a pasar lo mismo que a Castells".
Pero el pueblo va a seguir luchando.

Así, con sus últimas palabras, aun antes del resultado, el juicio se desmoronaba. El fiscal pidió unos minutos para reorganizar su alegato. Nosotros, emocionados, rompimos el protocolo regalando un aplauzo.

A la vuelta, usando el mismo tono de falsete formal, y pronunciando frases del tipo "dijiera que viera", el fiscal hizo un resumen de todo lo que dijieron los testigos; nadie vio nada. En varias oportunidades se excusó diciendo que "actuaba conforme a la legalidad, mas allá de sus opiniones personales", como para quedar un poco despegado de las acusaciones. Buscó, dio vueltas, habló del principio de legalidad en contra del principio de oportunidad (traducido: no importa en que cirscunstancia y con que intensidad, lo importante es que se violó la ley). Habló del paso del tiempo, y terminó no haciendo ningún tipo de cargo.

El juez anunció que en base a no se que principios, no habiendo cargos el acusado estaba absuelto, pero que igualmente la defensa tenía derecho a usar la palabra. En un juicio común, seguramente todos se hubieran levantado para irse a sus casas, pero en este tipo de juicios es importante la última palabra.

Primero habló la Doctora Ivana Dal Bianco, la jóven abogada del Ce.Pro.D.H. que se hizo cargo de la defensa. Explicó que su función había sido darle un marco jurídico a la defensa de Castells, y que como abogados de derechos humanos que tienen en sus manos varias causas de luchadores, opinaban que como dijo un jurista "todo derecho en la tierra, fue conseguido a costa de la lucha". Y que nada más que eso hicieron los acusados.
Los delitos prescribieron, dijo, porque todo el pueblo hizo suyos esos métodos de lucha.

Luego explicó como algunas de la leyes nombradas, como el artículo 194 (que reprime los cortes de tránsito), se vuelve ilegítimo toda vez que se contrapone a derechos superiores. Y que lo único que pasó durante estos años, además de la prescripción de los delitos, fue que se mantuvo sobre el acusado una espada de Damocles.
Luego, el Dr. Jorge Ceballos, explicó la importancia de este juicio en este contexto histórico. En los momentos que vive el país, toda sentencia en este tipo de juicios va sentando una tendencia para ver como se resuelve esta crisis. Explicó como a lo largo de estos años, con mas de 2800 procesados, la justicia fue colaborando para criminalizar la protesta social, y que la obligación que tenían, era de tomar en cuenta el "factor debil", que significa que no es lo mimo un banquero que un desocupado cuando se sienta frente al estrado.
Ceballos fue interrumpido por un oficial de policía, porque le habían llegado rumores de que alguien desde la sala estaba trasmitiendo los alegatos para que se escuchen afuera. Paranoias del oficio; nadie tenía los medios técnicos para hacerlo.

Y aquí termina mi relato.

Luego, saliendo a calle, mientras pasaba un vayado policial y me encontraba con los miles de hombres y mujeres humildes que esperaban bajo la lluvia, vi como se dibujaban las primeras sonrisas en las caras de jóvenes y viejos. Alguno, ilusionado, pensó que en algunos momentos Raúl podría ser liberado.
Según me contó la defensora, todavía falta el jucio por reclamar alimentos en la municipalidad del frepasista Di Dio. Castells mientras tanto, espera, se prepara y lucha desde su prisión domiciliaria.

No será esta la vez que lo encontremos en la calle; todavía quedan algunas batallas por delante.



*agradecimiento especial a los abogados del Ce.Pro.D.H. que llevan la defensa en esta causa, y al MIJP, movimiento al que pertenece Raúl, por la oportunidad y la confianza de habernos hecho la gamba para presenciar todo el juicio.

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saludos del achicador achicador X Tuesday, Apr. 16, 2002 at 9:51 PM
Gracias! Cristina Tuesday, Apr. 16, 2002 at 8:08 PM
Saliendo del juzgado Sebastian Hacher Tuesday, Apr. 16, 2002 at 7:29 PM
Antes de entrar al juzgado sebastian Tuesday, Apr. 16, 2002 at 7:28 PM
siempre presentes sebastian hacher Tuesday, Apr. 16, 2002 at 6:59 PM
afuera, bajo la lluvia sebastian h Tuesday, Apr. 16, 2002 at 6:58 PM