Julio López
está desaparecido
hace 6432 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Bandera Yanky desplegada por la diputada Castro
Por Felipe P. - Friday, May. 10, 2002 at 12:18 PM
felipe_p67@hotmail.com

La actitud de la diputada fue un golpe de efecto que puso a los legisladores ante un ESPEJO. Algunos no soportaron ver su propia imagen reflejada: patética y lamentable (la de la mayoría de ellos). Transcribo relato de p/12. F.


Pagina12/web
10 de Mayo de 2002

LOS DIPUTADOS DIERON MEDIA SANCION A LA LEY DE QUIEBRAS CON UN ESCANDALO
El día en que nadie quiso hacer de abanderado

La coalición oficialista contaba con amplia mayoría. Pero Alicia Castro dio
vuelta la sesión desplegando, sarcásticamente, una bandera norteamericana y
luego la colocó sobre el escritorio del presidente de la Cámara. Hubo
empujones, insultos. El resto fue bronca y escándalo. Los que más gritaron,
los menos presentables del PJ. El oficialismo consiguió dar la media sanción
a la norma que viene siendo exigida por los organismos internacionales.

Por Eduardo Tagliaferro

No eran muchos los que estaban presentes, menos aún los que le prestaban
atención a sus palabras. Pero cuando la diputada Alicia Castro desplegó una
bandera de Estados Unidos, todas las miradas confluyeron en ella. La vieron
bajar rauda, rumbo al estrado desde el que el titular de la Cámara de
Diputados, el bonaerense Eduardo Camaño, presidía la sesión. Los pocos
diputados peronistas compitieron entre sí para insultar a la diputada.
Camaño, con ostensible furia, instaba a sus compañeros a promover una
cuestión de privilegio. Presto, uno de ellos, Manuel Baladrón, pidió el
desafuero de la diputada. Luis Zamora salió disparado hacia el estrado. Los
insultos brotaban de todas las bocas justicialistas. Alguien quiso empujar a
Zamora. Hubo manotazos, gritos. El episodio fue lo más destacado, y penoso,
de una sesión en la que el oficialismo dio medida sanción a una de las leyes
exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y prometida en el pacto
de 14 puntos firmado entre el gobierno y los gobernadores.

"Si el Congreso se va a limitar a ser la escribanía del FMI. Si esto va a
seguir siendo así, yo sugiero que los responsables sean honestos y arríen la
Bandera Nacional y procedan a seguir legislando bajo esta bandera", dijo
Castro. Casi sin respirar, se puso de pie con la insignia norteamericana en
sus manos. Seguida por su compañero de bloque, Alfredo Villalba, se dirigió
hacía la presidencia del cuerpo. Allí, al alcance de la mano de Camaño, dejó
el estandarte con las barras y estrellas. El titular de la Cámara no se
animó a retirar la bandera y hacerla a un lado, hecho que hubiera detenido
el escándalo y minimizado lo que aparecía como una sobreactuación.

"Cállate, zurdita de la calle Corrientes", gritó un legislador de la bancada
peronista. Fuera de sí, el que estigmatizaba a la diputada de Frente para el
Cambio era nada menos que Pedro Moisés. El mismo parlamentario jujeño que
está denunciado por haber golpeado y humillado a un sobrino y a su hijo,
alegando que "le habían robado dinero". "Puta", fue el calificativo que a
modo de insulto siguió a la chicana de Moisés. Curiosamente venía de una
mujer, la diputada Mónica Arnaldi, esposa del intendente de Merlo Raúl
Othacehé, el mismo que mira complaciente cómo las patotas que parten de una
unidad básica de su municipio castigan a los vecinos que participan de las
asambleas barriales. Arnaldi, también desencajada, también le gritó "callate
torta" a Castro, mostrando que la tolerancia no es su fuerte. La voz de
Arnaldi había sido, hasta esa irrupción, un enigma. Fue la primera vez que
se la escuchó hablar en el recinto. A esa altura, el bloque peronista
aparecía desmadrado. El presidente del Cuerpo le reiteraba a Castro que
sacara la bandera de su vista, el pampeano Manuel Baladrón pedía una
preferencia y habló de un desafuero. Pretendió que fuera votado en ese mismo
momento a pesar de que no había quórum reglamentario. Zamora se acercó hacía
el estrado y desde el fondo de la bancada justicialista Jorge Daud daba
grandes zancadas con la intención de pegarle al legislador de
Autodeterminación y Libertad. El oportuno empujón de José Roselli, el
compañero de Zamora, logró enfriar el ímpetu de Daud. El radical Jesús
Rodríguez. con ánimo pacificador, intentó tomar a Roselli del brazo y por
poco no se convirtió en el destinatario de sus puños.

Camaño dejó la presidencia, ocupó su banca y se manifestó indignado por la
actitud de Castro. Dijo que no lo había ofendido a él, sino a todos los
argentinos por haber llevado al recinto la "bandera del adversario". Una
calificación que no parece muy adecuada para definir la relación del
gobierno del PJ con los Estados Unidos. Aunque pidió una sanción para
Castro, Camaño puso paños fríos al enojo del bloque peronista y logró que
Baladrón revisara su pedido de desafuero. Más aún: que retirara su
mociónpara que ésta fuera votado en ese mismo momento. A pedido del titular
del cuerpo, el comportamiento de la titular del gremio de los Aeronavegantes
será estudiado en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Se votó esta
moción y Camaño volvió a la Presidencia. La bandera ya había sido retirada.

El debate regresó a la ley de Quiebras, pero no del todo. Le tocaba a
Zamora, quien alertó que si se sancionaba a Castro tendrían que separar a
muchos más legisladores del cuerpo. Puso el centro de su disertación en el
tema de quiebras. No la definió "como una exigencia más del Fondo" sino como
una medida "estructural". Para Zamora, con la nueva ley de Quiebras "el
Fondo está buscando que Argentina ingrese en la globalización dominada por
la barbarie capitalista de los Estados Unidos". Repasó uno a uno los
titulares de los diarios, con las frases del secretario del Departamento de
Estado, Colin Powell, y los dichos de Anne Krueger, la segunda del Fondo.
Les recordó a los peronistas que no se habían mostrado molestos por estas
declaraciones. "Dignidad es no votar esta ley. Ni una pizca de dignidad le
queda a este gobierno", afirmó Zamora.

La sesión no sería la misma luego del incidente de la bandera. Pero no
hubiera podido ser de otra manera. A pesar de ser respaldada por la
coalición parlamentaria de radicales y peronistas, la ley de Quiebras tenía
el fuerte rechazo de los diputados del Interbloque de centroizquierda que
lidera Elisa Carrió, los del Frente para el Cambio, Izquierda Unida,
Autodeterminación y Libertad.

La defensa de la iniciativa la realizó el cordobés Eduardo Di Cola. Aunque
le tocó reivindicar una norma distinta a la impulsada por el gobierno de
Duhalde en enero, el miembro informante precisó: "No actuamos de improviso".
Para justificarlo comentó que la anterior norma había sido sancionada en el
marco de un período de emergencia y ahora "estamos volviendo a un régimen de
normalidad", dijo. Con más voluntad que rigor, Di Cola enumeró la larga
lista de presiones a los que había sido sometida la discusión de la ley de
Quiebras. "Los acreedores estaban reclamando que derogáramos la ley de
Quiebras", dijo como ejemplo. Aquí Carrió le preguntó "¿de qué acreedores
habla, de los bancos, de las escribanías?" Di Cola balbuceó una respuesta
ininteligible.

La intervención de Francisco "Barba" Gutiérrez, el diputado del Polo Social,
reabrió algunas de las heridas que había dejado la bandera estadounidense.
El metalúrgico Gutiérrez se estaba solidarizando con Castro. Repetía una
cita "de la compañera Evita", cuando desde la banca peronista le gritaron
"limpiate la boca". En este caso, la réplica provenía de otra mujer: la
formoseña Marta Meza. La misma que fue pareja del ex presidente Carlos
Menem, cuando éste fuera confinado en Las Lomitas en tiempos de la dictadura
militar.

Siguió el debate, algunas pocas chicanas volvieron a derramar sal sobre las
heridas. El cierre estuvo a cargo del titular del bloque del PJ, Humberto
Roggero. El cordobés volvió sobre el tema, criticó a Castro, dijo que esto
"era una mise en scène". Incluso sugirió que todo había sido un escenario
armado por el cineasta Fernando "Pino" Solanas, que filmaba las escenas
desde los palcos para el documental en el que viene trabajando desde la
caída del gobierno de Fernando de la Rúa. Roggero se floreó, habló de
Calderón de la Barca y comparó a Castro y quienes la habían acompañado con
Silvia y Guido Süller. Sus compañeros de bancada hicieron cola para
saludarlo al fin de su discurso, en el que no faltaron mandobles contra el
FMI aunque sí alguna ilación entre esa retórica y el voto que fundo el jefe
de la bancada del PJ.

"Con qué justificación los herederos de Hipólito Yrigoyen, Moisés Lebensohn
y Arturo Illia, o los de Juan Domingo Perón pueden acatar dócilmente los
dictados del FMI", le dijo Solanas a este diario. La intervención de Roggero
fue lo último. Luego se pasó a votar. Antes Camaño, que quizá necesitaba
masajear su ego tras un día arduo, tuvo tiempo de preguntarse en voz alta:
"Estarán viendo los hombres de la prensa que hay 235 diputados presentes".

La iniciativa tuvo media sanción con 178 votos afirmativos, 47 negativos y 9
abstenciones. Al cierre de esta edición comenzaba la votación en particular
de la norma. El Gobierno espera que los senadores la hagan ley hoy. Al
mediodía se sabrá si hay sesión (ver asimismo página 5).

© 2000-2002 Pagina12/WEB República Argentina - Todos los Derechos Reservados

agrega un comentario


ULTIMOS COMENTARIOS SOBRE ESTE ARTICULO
Listados aquí abajo estan los últimos 10 comentarios de 3 escritos sobre este articulo.
Estos comentarios son enviados por los visitantes del sitio.
TITULO AUTOR FECHA
Racismo Lilian Friday, May. 10, 2002 at 3:03 PM
Si usted lo dice... El Negro Friday, May. 10, 2002 at 2:59 PM
Lamentable Guillermo Friday, May. 10, 2002 at 1:06 PM