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Clinica Junin en Córdoba-Luchan por su trabajo
Por Andrea D'Atri* - Wednesday, Jun. 05, 2002 at 8:21 PM

Luchan por su trabajo, las mujeres de la salud en Argentina

En mayo de 1987, durante el Quinto Encuentro Internacional de Mujer y Salud en Costa Rica, se decidió declarar formalmente el 28 de ese mes como Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres con el objeto de denunciar esos problemas específicos, sus causas y sus consecuencias.

Quince años después, las condiciones de salud de las mujeres han empeorado; por un lado se ha ido convirtiendo cada vez más en un negocio privado, por otro, la salud pública se deteriora de manera acelerada por su magro presupuesto y el vacío de las políticas de los gobiernos.

Bajo este panorama, en la Argentina de hoy, las trabajadoras de la clínica privada Junín de Córdoba salen a las calles a luchar después de haber estado diez meses sin cobrar su salario. Frente a la maniobra patronal de desocupar la clínica, las mucamas, las enfermeras, las empleadas administrativas y las médicas proponen que siga funcionando bajo su propio control y al servicio de las necesidades de la comunidad.

DE MIS DIAS NORMALES, CREO QUE PERDÍ LA CUENTA...

Aída ya no recuerda cómo era un día normal. Sabe que en otra época cumplía su horario en su turno de guardia y cobraba su salario.

Eso ya no sucede desde hace diez meses, cuando al igual que sus más de 55 compañeras y poco más de cinco compañeros de la clínica Junín empezó cobrando un sueldo básico que rondaba los trescientos pesos, luego fueron doscientos, después cincuenta, más tarde diez... hasta que llegaron a darle sólo una tira de cospeles para viajar.

'Yo seguía yendo pese a eso, para cumplir y proteger mi fuente laboral; para que no dijeran que estábamos abandonando el trabajo', recuerda.

En aquellos días 'normales' Aída, que es enfermera, hacía turnos rotativos y guardias de 16 horas, se levantaba a las cuatro de la mañana; cuando en la provincia serrana faltaba todavía mucho para que saliera el sol. Entraba a la clínica a las seis y no salía hasta las diez de la noche, cuando el sol ya había caído desde hacía rato.

Aída hoy lucha por la defensa de su fuente de trabajo, al igual que el resto de sus compañeras; la mayoría jefas de hogar y a las que jamás se les ocurrió faltar a la clínica, aunque tuvieran que llegar caminando.

Pero los que sí abandonaron la clínica fueron los dueños. De ellos no saben ni sus nombres; y es que numerosos testaferros son los encargados de asistir a las audiencias, de hablar con los administradores, de llevar adelante un plan de desalojo a la clínica que tenía cuatro pisos con quirófanos, rayos X, camas para internación y la capacidad para brindar todos los servicios de consulta externa.

La paciencia de las trabajadoras se acabó hace menos de dos meses, cuando decidieron salir a la calle reclamando los salarios: una deuda de aproximadamente 220 mil pesos.

Ahora que están en paro permanente en el lugar de trabajo, igual mantienen las guardias mínimas porque, 'no podemos seguir afectando la salud de la población'... Como si de ellas fuera la responsabilidad.

NOS HEMOS METIDO EN LA HISTORIA DE LA SOCIEDAD

Aída está convencida de que las mujeres 'somos las que llevamos adelante las iniciativas, las decisiones. Al frente de un hogar, por más que haya un hombre, somos el sostén. Somos madres, esposas, compañeras y mujeres, por sobre todo, mujeres en toda la extensión de la palabra.'

Ella jamás se imaginó que iba a tener que participar en una lucha por su fuente de trabajo. Pero ahora está decidida a hacerlo 'por mis hijos, por mi trabajo, por mis compañeras y sobre todo por mí. Porque me tengo que fortalecer para dar de mí lo mejor'.

En una genealogía no convencional, de la que se siente parte, Aída evoca a la teniente coronel de la independencia en Bolivia, Juana Azurduy, y a las obreras que murieron carbonizadas en una fábrica neoyorquina en 1909. Cree que las mujeres hemos hecho 'que el mundo comience a girar de otra manera y nos hemos metido en la historia de la sociedad'.

Muy pronto espera encontrarse con sus hermanas de Brukman, las otras trabajadoras que irrumpieron en la historia de nuestra sociedad a fuerza de lucha; esas otras trabajadorasque se han transformado en un ejemplo a seguir.

En la clínica Junín, análogamente a lo que sostienen las obreras de la textil de Buenos Aires, dicen que 'si la empresa no se reactiva inmediatamente con el funcionamiento de todos sus servicios, sin despidos ni suspensiones y sin salarios adeudados, exigiremos que el estado provincial se haga cargo de la clínica y nosotros la controlemos para que sea útil a las necesidades sanitarias del pueblo'.

*andreadatri@ciudad.com.ar
Artículo realizado con la colaboración de Gabriela Rawson desde Córdoba y publicado en La Verdad Obrera número 102

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